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Dejo de lado los juicios de quienes (como Antonio Regalado García, Benito Pérez Galdós y la novela histórica española: 1868-1912, Madrid, Ínsula, 1966) juzgaron endeble la posición social de Galdós, porque la contemplaban desde un ángulo matizado por una ideología política. Visto desde el marxismo, Galdós quizá no planteó la lucha de clases como los pensadores ortodoxos hubieran deseado, pero hoy sabemos cuáles han sido los puntos flacos de tales argumentos.

 

12

Consúltese John W. Kronik, «La reseña de Clarín sobre El amigo Manso», Anales galdosianos, 15 (1980), pp. 63-71.

 

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El trabajo seminal a este respecto lo escribió Ricardo Gullón, en el capítulo «El amigo Manso, nivola galdosiana», en Técnicas de Galdós (1970), Madrid, Taurus, 1980. John W. Kronik y Harriet S. Turner han contribuido a exponer el minado de la obra, según la terminología empleada antes, en los siguientes artículos de Anales galdosianos: «El amigo Manso and the Game of Fictive Autonomy», 12 (1977), pp. 71-94; «The Control of Confusion and Clarity in El amigo Manso», 15 (1980), pp. 45-61.

 

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Cito un párrafo dedicado a José María: Esta «sociedad que despedaza la aristocracia antigua y crea otra nueva con hombres que han pasado su juventud detrás de un mostrador; estos estados latinos que respiran a pulmón lleno el aire de la igualdad, llevando este principio no sólo a las leyes, sino a la formación de los ejércitos más formidables que ha visto el mundo; estos días que vemos y en los cuales actuamos, siendo todos víctimas de resabios tiránicos y al mismo tiempo señores de algo, partícipes de una soberanía que lentamente se nos infiltra, todo, en fin, reclama y quizás anuncia un paso o transformación, que será la más grande que ha visto la Historia. Mi hermano que había fregado platos, liado cigarrillos, azotado negros, vendido sombreros y zapatos, racionado tropas y traficado en estiércoles, iba a entrar en esa acogida falange de próceres que son la imagen del poder histórico inamovible y como su garantía y permanencia y solidez. Digamos con el otro: "O el Universo se desquicia, o el Hijo de Dios perece"» (p. 97).

 

15

Léase la iluminadora introducción de Eric Hobsbawm, «Inventing Traditions», The Invention of Tradition, Eric Hobsbawm & Terence Ranger editores, Cambridge, Cambridge University Press, 1983.

 

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Una convincente explicación del krausismo de Manso se encuentra en Juan José Gil Cremades, Krausistas y liberales, Madrid, Seminarios y ediciones, 1975, pp. 199-213.

 

17

Harold, L. Boudreau, «Máximo Manso: The molde and the hechura», Anales galdosianos, 12 (1977), pp. 63-70.

 

18

Esta es una de las apreciaciones de Manso: «Su aplomo [de Irene] declaraba una naturaleza superior, compuesta de maravillosos equilibrios. Parecía una mujer del Norte, nacida y criada lejos de nuestro enervante clima y de este dañino ambiente moral» (p. 79).

 

19

Shlomith Rimmon-Kenan, presenta los elementos de la poética de la novela tal y como yo los trato aquí en Narrative Fiction: Contemporary Poetics (London, Methuen, 1983), uno de los textos más claros y mejor organizados sobre el tema.

 

20

John Kronik, analiza este aspecto de la novela con gran claridad y penetración en el artículo citado en la n. 13.

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