1
Vicente García de la Huerta (1734-1787), Badajoz, Excma. Diputación Provincial, 1987.
2
Quisiera
aprovechar esta oportunidad para hacer algunas precisiones
bibliográficas acerca de la obra de García de la
Huerta. Casi simultáneamente a la publicación del
libro arriba citado, apareció el tomo IV de la
imprescindible Bibliografía de autores españoles
del siglo XVIII preparada por F. Aguilar Piñal, donde
se incluía a nuestro autor (págs. 122-132). La misma me ha
permitido localizar algunos textos como In obitum Ferdinandi VI hispaniarum et
indiarum regis (Matriti Antonii Marín, 1759, 7
páginas) -citado en mi bibliografía, pero no
localizado- y Carolo
III Hispaniarum Regi. Elysium (Madrid, Joachin Ibarra, 1759,
8 páginas). Ambos poemas no añaden nada significativo
a lo ya indicado en mi libro sobre la poesía
«conmemorativa» del autor (págs. 152-156). También he
podido localizar el manuscrito del «Registro de algunas de
las ¡numerales mentecatadas...» (Aguilar, número
825), reproducido por Guastavino Gallent en su obra Los
bombardeos de Argel en 1783-1784... (Madrid, CSIC,
1950, págs. 131-156).
Confrontados ambos textos, comprobamos que la edición es
correcta. Sin embargo, Aguilar Piñal atribuye a
García de la Huerta dos obras que no son suyas. La
reseñada con el número 853, cuya autoría
corresponde a Manuel Rubín de Celis (véase I.
Urzainqui y A. Ruiz de la Peña, Periodismo e
ilustración en Manuel Rubín de Celis, Oviedo,
CES XVIII, págs. 141-2 y
157 y mi García de la Huerta, págs. 250- 2). Otro texto atribuido
a nuestro autor es el reseñado con el número 857:
Medicina fantástica del espíritu [...] Escrita en
metro joco-serio y prosas por el Dr.
Don Damián de Cosme. Por el seudónimo, fecha,
temática y estilo pienso que es de Samaniego, quien
utilizó el seudónimo Cosme Damián para por
esas mismas fechas publicar un ataque a García de la Huerta
(véase mi ob.
cit., págs.
232-234). Emilio Palacios Fernández no cree en la
autoría de Samaniego y no incluye este texto en su Vida
y obra de Samaniego (Vitoria, Caja de Ahorros Municipal,
1975), pero en la página 140, nota 112, habla de dicho
seudónimo afirmando: «No creo que
dada su proverbial aversión a los médicos tomara este
apelativo de los famosos santos árabes Cosme y
Damián, patronos de los galeones»
. Sin embargo,
esta obra menor, didáctica y moralizante, que parece
concordar con otros textos de Samaniego, comienza con una
sátira muy dura de los médicos que precisamente
está dedicada a «los santos médicos San Cosme y
San Damián». La ironía del titulo está
clara, así como que García de la Huerta en 1786 no
estaba en disposición de escribir un
«Medicina...» tan cercana a las fábulas de su
enemigo. La bibliografía de Aguilar Piñal me ha
permitido también comprobar la necesidad de completar lo
indicado en la pág. 165,
número 44 de mi libro, con la lectura del poema de
García de la Huerta titulado «El pedo exterminador
caga-siete» (B.N.M., Ms.
3804).
3
«La obra de José Concha para los teatros particulares», Convegno Internazionale sul Teatro Spagnolo del Settecento, Bolonia, 15-18 de octubre de 1985 (en prensa).
4
Véase la ejemplar edición de John Dowling (Madrid, Castalia, 1970).
5
La desgraciada hermosura o Doña Inés de Castro. Tragedia en cinco actos sacada de su más verídico suceso. Madrid, Oficina de Ramón Ruiz, 1792. El «Prólogo al lector» es una contestación -aunque no se diga explícitamente- a Mariano Luis de Urquijo, que en 1791 había traducido La muerte de César, de Voltaire -prohibida por la Inquisición- a la que acompañaba un «Discurso del traductor sobre el estado actual de nuestro teatro y necesidad de su reforma». Sobre este episodio véase M.ª del Pilar Lamarque, «Nota sobre Mariano Luis de Urquijo», R.B.A.M., VI (1929), 470-477 y Francisco Lafarga, Voltaire en España (1734-1835), Barcelona, Eds. de la Universitat, 1982, págs. 63-64.
6
«José Concha y la tragedia neoclásica», II Confronto Letterario, número 3 (1985), págs. 111-119 y «González del Castillo, algo más que un autor de sainetes», DIECIOCHO, vol. 10, número 2 (1987), págs. 159-167.
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Un punto que convendría recordar es que, a pesar de que algunas de estas obras se aproximen al modelo de El gran cerco de Viena, no por ello están en contra del pensamiento que suele presidir la comedia y la tragedia neoclásicas. Obras como la propia Exceder en heroísmo la mujer al héroe mismo, la Emilia o Al deshonor heredado vence el honor adquirido, de D.M.F.D.L. (Madrid, 1787) suponen ejemplos de cómo unas comedias distantes de los modelos neoclásicos se ponen al servicio del pensamiento ilustrado ejemplificando sin rubor algunas de sus máximas.
8
La Ilustración Valenciana, Alicante, Consellería de Cultura-Diputación Provincial de Alicante, 1985, págs. 164-185.