Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
 

31

Las autoridades en que nos apoyamos son, además del padre Paz Maldonado, el padre Velasco y la Relación o informe anónimo sobre el corregimiento de la Villa del Villar don Pardo, presentado al Rey de España en 1605.

Estas relaciones se hicieron por orden del mismo Gobierno español. El original existe en la Biblioteca Nacional de Madrid, y también se ha publicado por la imprenta en la colección de Torres y Mendoza.

 

32

De los rebaños de llamas consagrados al Chimborazo existían todavía algunos hasta fines de 1580, y entonces fueron consumidos por orden de la Real Audiencia de Quito, porque los indios no se atrevían a tocar ni una cabeza de ganado, aun en tiempo de mucha escasez, temiendo que el monte los castigara con heladas y otras calamidades. El adoratorio o templo era de tierra o adobes, como el de Cayambi; estaba en el páramo al pie del nevado y los escombros se conservaron por largos años. He aquí un dato más para apoyar nuestra conjetura respecto de la adoración, que, como a divinidad, se le tributaba al Cotopaxi. Y el templo de Cayambi ¿estaba, en verdad, dedicado al Sol, como dice Ulloa; o al cono nevado de Cayambi, a cuya falda se hallaba edificado? Puede creerse que la divinidad adorada en eso templo no era el Sol, porque la tribu de los caras que poblaba el distrito de Cayambi, no se sometió nunca definitivamente a la dominación de los incas.

 

33

Oviedo, Historia general y natural de las Indias (Tercera parte, Libro XLVI, Capítulo XVII).

Zárate, Historia del descubrimiento y conquista de la provincia del Perú (Capítulo IV).

Herrera, Historia general de los hechos de los castellanos en las islas y tierra firme del mar océano (Década tercera, Libro VIII, Capítulo XIII).

 

34

No se puede saber si estas estatuas representaban dioses adorados por los indios, o algunos personajes famosos entre ellos.

Gómara, Historia de las Indias (Capítulo ciento noventa y cuatro, en la edición de Barcia).

Velasco, Historia del Reino de Quito (Historia natural, Libro cuarto, parágrafo sexto).

 

35

Fergusson, Monumentos megalíticos de todos los países, su edad y su destino (Traducción del inglés al francés, por el abate Hamard, Capítulo segundo).

 

36

Cieza de León, Crónica del Perú (Primera parte, Capítulo cuarenta y ocho).

 

37

Conviene consignar aquí algunas particularidades relativas a estas dos islas.

En la de Santa Clara había junto al santuario del ídolo una huerta, en la cual las plantas y las flores eran contrahechas de oro y de plata. «Y en otra pequeña isla, junto a ella (a la de la Puná), se halló en una casa el retrato de una huerta, con los arbolitos y plantas de plata y oro». Palabras de Zárate, (Historia del Perú, Libro primero, Capítulo sexto).

Parece que en esta isla había no sólo un ídolo sino algunos más, pues una antigua Relación del descubrimiento del Perú, casi contemporánea de los acontecimientos que refiere, habla de cierto ídolo también de piedra, que representaba una mujer con un niño en los brazos. Y lo más curioso del caso es que ese ídolo se llamaba María Meseía. ¿Qué significaba esto? ¿Cuál sería el origen de estas creencias religiosas de las tribus indígenas de las costas ecuatorianas? Entre los indios del distrito de Panamá se encontraba la creencia de que en el cielo existía una mujer, que era madre de un niño muy hermoso; y las tribus de las costas del Perú, como las que habitaban en Lambayeque y en Trujillo, tenían en su curiosísima mitología el mito de la bella Cavillaca, a quien hizo madre de un modo maravilloso el dios Coni-raya, dejándola doncella. Cavillaca parió un niño varón, al cual crió a sus propios pechos. Herrera habla de los ídolos, así en plural, de la isla de Santa Clara.

Relación de los primeros descubrimientos de Francisco Pizarro y Diego de Almagro (Colección de documentos inéditos para la historia de España, Tomo quinto).

Herrera, Historia general de los hechos de los castellanos, etc. (Década cuarta, Libro primero, Capítulo undécimo).

Congreso de los americanistas, (Actas del que se reunió en Madrid el año de 1881. Tomo segundo).

Ávila, Tratado de los errores, falsos dioses y otras supersticiones y ritos diabólicos, en que vivían antiguamente los indios, etc. Manuscrito, cuyo original se conserva en la Biblioteca Nacional de Madrid. Del autor de este opúsculo hablaremos en otro lugar, para discurrir acerca de la fe que merecen sus escritos sobre estas materias.

 

38

Esta manera de sepultarse de los indios antiguos de las provincias marítimas del Ecuador es muy digna de atención, porque nos ofrece un rasgo más, no sólo de semejanza sino hasta de identidad, entre las costumbres de los indígenas ecuatorianos, pobladores del territorio de las costas del Pacífico, y los guaraníes que habitaban al sur en las provincias del Paraguay. Véase al padre Ruiz de Montoya, Conquista espiritual del Paraguay (Parágrafo décimo. Ritos de los indios Guaranís. Edición de Madrid de 1639).

 

39

Cevallos (El señor doctor don Pedro Fermín), Resumen de la Historia del Ecuador (Tomo sexto. Descripción de la provincia de Esmeraldas). El señor doctor Cevallos cita varios párrafos de una descripción anónima de esa provincia, publicada en los años de 1840 a 1844, hecha, a lo que parece, por alguna persona muy inteligente y observadora.

 

40

Oviedo, Cieza de León, Gómara, Zárate, Herrera, Garcilaso de la Vega, Acosta, Velasco y las Relaciones geográficas de Indias son las principales autoridades en que nos apoyamos para hacer nuestra narración de los usos y costumbres de las tribus de la costa, y además nuestras propias observaciones, practicadas personalmente en los puntos más importantes de la provincia de Manabí.