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La materia de este artículo fue previamente objeto de una conferencia. A la amable insistencia de mis colegas Dres. Orozco Díaz y Gonzalo Maeso, que en todo momento habían remediado mi ignorancia en materias histórico-literarias y bíblicas, se debe el que haya llegada a esta Revista. Conste explícitamente mi profunda gratitud hacia ambos, así como para la Facultad Teológica de Cartuja, por la importante ayuda bibliográfica recibida.
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Véase aceptado este criterio, p. e., en, J. VILNET, Bible et mystique chez St. Jean de la Croix, Brujas, 1949, p. XII; o en D. ALONSO, La poesía de S. Juan de la Cruz, 3.ª ed., Madrid, 1958, p. 107 y nota 196.
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VILNET,
Bible... llega
a afirmar, p. 29: «Jean de la Croix ne
possédait pas les "langues grecque et
hebraïque" [que exigía Fr. Luis de León, entre los tres conocimientos
principales que convenía tener para entender la
Escritura]»
. Con respecto al griego, sin embargo, cabe
hacer la salvedad de que el Santo debió de estudiarlo, por
lo menos, en Medina, durante sus años de alumnado en el
Colegio de la Compañía, cf. P. CRISÓGONO DE
JESÚS, Vida de S. Juan de la
Cruz en Vida y Obras de S. Juan
de la Cruz, Madrid, 1950 p.
52. Por lo que atañe al hebreo, ninguna seguridad hay de que
S. Juan emprendiera su estudio (como
tampoco de lo contrario): los años en que estuvo matriculado
en Salamanca se daban en la Universidad dos horas de hebreo y
caldeo, pero desgraciadamente las inscripciones de matrícula
de la época, en que figura regularmente el entonces
Fr. Juan de Sto. Matía, no hacen, constar las materias a
que dicha matrícula afecta (P. CRISÓGONO DE
JESÚS, Vida..., pp. 74 y 79).
4
Noche I, comentario al v. 2, citado por J. BARUZI, Le problème..., p. 22. El pasaje de que nos dan dos versiones corresponde a Ps. LXVIII 2.
5
Cf. BARUZI, Le problème..., l. ú. c.
6
«Las ligaduras de los impíos me
estrecharon»
en la versión de
Nácar-Colunga.
7
Sobre este sentido y su utilización par S. Juan cf. VILNET, Bible..., pp. 84 y ss.
8
Véase D.
ALONSO, La poesía..., pp. 113-121. La relación entre el
Cantar y el Cántico era generalmente conocida: el
propio Santo alude a ella (cf. p.
e. el comentario a Cántico XVII). Con
respecto a la Noche, especialmente a la llamada segunda
parte (VI-VIII), la conexión con el Cantar fue
señalada por J. BARUZI, St. Jean de la Croix et le problème de
l'experience mystique, p.
339. La influencia inspiradora sobre la Llama (lampades
eius, lampades ignis atque tlammarum
), se ha reconocido
más recientemente; no la encuentro señalada antes de
D. Alonso, La poesía..., p. 119.
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Y para mí no hay duda de que de ésta es, realmente, la fuente esencial del verso, es decir que, si bien la estrofa se desarrolla inspirada en el tálamo de Salomón descrito en III 9-10, los términos y la construcción sintáctica de este verso (frase nominal, «lecho» como sujeto) proceden del anterior pasaje indicado, y precisamente en su redacción jeronimiana. No es ésta la única estrofa en que se cruzan reminiscencias de más de un pasaje del Cantar (cf. p. e. Cántico XXXVII)
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con Cánt. II 14 columba
mea in foraminibus petrae, in cauerna maceriae
para los
vv. 1-3; y con id. VIII 2: et
musium granatorum meorum
para el v. 5). Incluso de libros de la Escritura diversos se
hallan a veces reminiscencias unificadas en la obra poética
sanjuanista (lo propio en la prosaica, cf. VILNET, Bible..., p. 46). Véase un ejemplo
diáfano en el «Romance sobre el salmo Super flumina Babylonis»
vv. 59-61:
|
donde a una
adaptación del versículo 8 de dicho salmo: ...qui
tenebit et allidet paruulos tuos ad petram
, sigue otra,
cristianizadora, tomada de S. Pablo, I
Corint. X 4: petra
autem erat Christus
.
10
J. Muñoz Sendino, Pbro., quien publicó su descubrimiento y razones en pro de la atribución leonina e influencia sobre S. Juan en Bol. de la R. Acad. Esp. 125 (1948) 441 ss. e ibid. 126 (1949) 31 ss.