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11

No entramos en mayores precisiones sobre un tema minuciosamente estudiado por R. Herr, España y la revolución del siglo XVIII (Madrid, Aguilar, 1964) o Jean Sarrailh, La España ilustrada de la segunda mitad del siglo XVIII (México, FCE, 1957). (N. del A.)

 

12

Cuando C. M. Trigueros le escribe a Jovellanos diciendo que va a escribir un poema sobre España, este le contesta: «Haga usted cosas más útiles, unas memorias agrícolas, comerciales o artísticas de Sevilla, por ejemplo». Dice J. Arce: «Téngase bien presente que entonces la poesía ha perdido el lugar prioritario que la tradición humanística le asignaba, y acepta el humilde papel de ser una posibilidad más al servicio del hombre y del bien público» (La poesía en el siglo ilustrado, ed. cit., p. 216). (N. del A.)

 

13

Cit. por F. Aguilar Piñal, Poesía y teatro del siglo XVIII, Madrid, La Muralla, 1973, pp. 30-31. (N. del A.)

 

14

Se titula «Ilustración y Literatura» y es una ponencia presentada a un congreso sobre La Ilustración celebrado este año en el Centro de Estudios del siglo XVIII de la Universidad de Oviedo (mecanografiada, en prensa). (N. del A.)

 

15

Idem, p. 5. (N. del A.)

 

16

Véase Ricardo Molina, «El poeta ilustrado», en Función social de la poesía, Madrid, Guadarrama, s. a., pp. 263-268. (N. del A.)

 

17

La poesía del siglo ilustrado, ed. cit., p. 217. (N. del A.)

 

18

Para un conocimiento de la presencia, en diacronía, de este tipo de poesía, véase J. Arce (ut supra, pp. 223-277). (N. del A.)

 

19

Consúltese el trabajo de A. Domínguez Ortiz, «Temas de la Ilustración», en Sociedad y Estado en el siglo XVIII español, Barcelona, Ed. Ariel, 1976, pp. 476-494. (N. del A.)

 

20

J. Meléndez Valdés, Discursos forenses, Madrid, Imp. Nacional, 1821, p. 176. (N. del A.)