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1

Propongo aquí algunas páginas de mi ensayo 1970, donde se podrán hallar análisis más pormenorizados. Véase la bibliografía del autor en PROFETI, 1976 y 1982; VEGA GARCÍA-LUENGOS, 1993.

 

2

QUEVEDO, La perinola al doctor Juan Pérez de Montalbán, pp. 465b-466a.

 

3

PÉREZ DE MONTALBÁN, Fama póstuma, p. 33.

 

4

Véase PROFETI, 1970, pp. 36 y 162-164: la imagen se repite en nueve comedias.

 

5

PÉREZ DE MONTALBÁN, Orfeo en lengua castellana, p. 13.

 

6

PÉREZ DE MONTALBÁN, Sucesos y prodigios de amor, p. 257.

 

7

Aquí también el personaje puede escaparse a las explicaciones desapareciendo; «no quiso escucharle y se fue» podría ser el lema de este alejarse de los personajes que se sustraen al primer plano; y hasta podemos presenciar un juego de tramoya que no tiene nada que envidiar a los teatrales: «sintió que de repente se hundía toda la sala con gran violencia» (PÉREZ DE MONTALBÁN, El palacio encantado, en Para todos, fol. 140v.)

 

8

PÉREZ DE MONTALBÁN, Para todos, fols. 77v.-79v.

 

9

QUEVEDO, La perinola, pp. 472a-74b. Quizás Quevedo ignorara que el fragmento había sido compuesto para describir las soledades de Albania, pero notó la extravagancia de la adaptación; censura así una costumbre de autoplagio, muy difundida, pero por eso mismo prueba del hecho de que poesía y literatura se consideraban puro ejercicio retórico.

 

10

QUEVEDO, La perinola, pp. 474b-475a. Véase GLASER, 1960, p. 115.