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ArribaAbajo§II. Estudios libres

Llámanse así algunos cortos espacios de tiempo que los alumnos pasan entretenidos en el salón de estudio, cada uno en su puesto y sin hablar unos con otros. De dos maneras suelen pasarse esos ratos, de que tanto gustan los niños, a no ser cuando por su desaplicación o mal comportamiento tienen que emplearlos en aprender algún pensum. Arregladas cuidadosamente las carpetas, unas veces se entretiene cada uno por su cuenta, y otras se proponen pasatiempos generales en que todos puedan tomar parte.

Los señores inspectores suelen tener para estas ocasiones buenos repertorios de entretenimiento de salón. Sin embargo, haremos mención de algunas cosas para dar una idea a los niños que no están en colegios del modo cómo, solos o con sus compañeros, pueden entretenerse agradablemente en los ratos de ocio.

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ArribaAbajoJuegos de ingenio

Para entretenerse cada niño de por sí hay, entre otras cosas: 1.º, la biblioteca de lecturas útiles y recreativas; 2.º, muchos juegos de habilidad y paciencia, como solitarios, rompecabezas, las construcciones de que hablaremos en seguida, y otras cositas semejantes; 3.º, los juguetes de este género, que los mismos alumnos tienen cuidado de traer con este fin prestándoselos mutuamente, dan para mucho tiempo cosas nuevas con que entretenerse.

Para cuando todos toman parte a la vez, además de los entretenimientos que a veces traen los niños, suelen usarse: 1.º Una lectura recreativa interesante a todos; algunas instrucciones sobre el modo de coger, disecar o conservar los insectos u otras cosas que coleccionen, como después diremos. 2.º Si tienen algún librito destinado para coleccionar las letras de los cánticos y otras que les gusten, las escriben o aprenden en este tiempo, según sea necesario. 3.º Los enigmas, charadas, cuadros enigmáticos, acrósticos, logogrifos, jeroglíficos, etc., se proponen a viva voz o escritos en un encerado; unas veces hasta que se den una o más soluciones, otras dando tiempo determinado para la solución, pasado el cual anota cada uno la suya en un papelito y se propone otra: después se premia al que lo haya merecido. 4.º Los problemas aritméticos, gráficos, cronográficos, saltos de caballo y cuadrados mágicos, las curiosidades numéricas de memoria e ingenio, etc., sorprenden mucho a los niños, y aun en algunos despiertan la afición a los números y a discurrir. 5.º Los juegos de chasco, aliteraciones, experimentos de Física y Química recreativa, etc., ejercitan alegremente el ingenio sin molestia.




ArribaAbajoEntretenimientos poéticos

Poéticos los llamo porque o lo son, o al menos aspiran a los honores de la poesía, aunque esto no quita que puedan hacerse también en prosa, sobre todo cuando se trata de niños que aún no han saludado la Retórica. Como ya lo hemos indicado varias veces, para entretenerse el niño necesita algo que le excite, y este ejercicio excita el honorcillo y la emulación literaria. Consiste sencillamente en que durante el estudio libre dedicado a este pasatiempo cada niño se ejercite en componer un pensamiento, una comparación, un cantarcito o cualquier otra cosa alusiva al Niño Jesús, a la Santísima Virgen, a la primavera, a una fuente, a un jardín, a una batalla o hecho famoso que lo haya entusiasmado;   —202→   en fin, a una materia cualquiera que se señale o se le deje escoger libremente, según las circunstancias. En los ejemplos que pongo abajo puede verse cuánto inspiran a los niños la fiesta de Navidad.

Estos entretenimientos unos los hacen en prosa, otros en verso; éstos, una cosita breve; aquéllos, una composición más larga durante varios estudios libres; y los que pertenecen a las academias de literatura o los que han de tomar parte en las tertulias y exposiciones preparan sus discursos y diálogos, nuevas letras para los cánticos o juegos, o para celebrar alguna peripecia, hazaña o victoria ocurrida por entonces. Al principio, para que los niños rompan la dificultad y no se retraigan del ejercicio por el temor de un deslucimiento, se hace el trabajo como en secreto, depositando las papeletas en una caja cerrada, como se hace con los obsequios espirituales del mes de Mayo. De esta manera sólo el inspector conoce a los autores de cada composición, y la vergüenza o el temor de pasar por la crítica de los compañeros, a veces tan severa como espontánea, no cohíbe la inspiración y arrojo de ninguno.

Pero muy pronto se pierde ese temor, y cada niño hace sin reparo alguno lo que puede en obsequio del Niño Jesús, o de la Santísima Virgen, o de sus inspectores y compañeros. Y entonces, ¡qué satisfacción tan grande la que experimentan todos al ver celebrados por el inspector los frutos de su ingenio! ¡Con qué interés escuchan sus observaciones para que en adelante no salgan los versos tan cojos, las metáforas tan violentas, los símiles tan impropios! ¡Cuánto no se fijan en las correcciones que hace para dar más vida a la idea o redondear y amplificar más el pensamiento! Por otra parte, ¿cuánto no animan las sinceras enhorabuenas de los compañeros al que aprovechando un momento de inspiración consigue escribir alguna cosa de más mérito? ¿Con cuánto gusto no se celebran las ocurrencias y chistes escritos con agudezas y buen gusto?

Por lo que a la utilidad de este ejercicio se refiere, ciertamente no pueden formarse una idea de ella los que por algún tiempo no lo hayan experimentado. Aparte de los muchos ratos que ocupa santa y alegremente, el tener que escribir después induce suavemente a los niños a prestar atención cuando se les dan algunas ideas o se les lee alguna materia a pensar y discurrir sobre ella con fijeza y constancia, y a vencer las muchas dificultades que se encuentran siempre para escribir lo mismo que se piensa y discurre. ¿Y cuánto no vale esta costumbre para facilitar el estudio de cualquier asignatura (especialmente de la Retórica), y sobre todo para las composiciones que se hacen por escrito en todas las clases?

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Y le preguntarán tal vez los niños cómo pueden obtener tan felices resultados. Para los que estudian o han estudiado Retórica no ofrece dificultad alguna, pues allí aprenden mucho más de lo que para este ejercicio se necesita. Para los demás también es cosa sencilla. Cada niño tiene un cuadernito donde va escribiendo algunos ejemplos en prosa y verso que como modelo les dicta el señor inspector en algunos ratos de estudio libre. A continuación, y mejor aun en los paseos, para amenizarlos más, se les explica más detalladamente con otros ejemplos y comparaciones. Una vez bien entendido cualquiera de ellos, comienza por turno a hacer su capacidad algunas imitaciones que suelen divertir mucho. La comparación es de lo más obvio y fácil para empezar a despertar la inventiva del niño en este ejercicio. Se les explica, pues, un día, y para que hagan algunas aplicaciones prácticas se les propone que diga cada uno en qué se parece, por ejemplo, la Santísima Virgen a las cosas que ven por el campo. A un niño le ocurrirá que «se parece a un árbol», porque así como a la sombra del árbol nos libramos de los ardores del Sol, al amparo de María nos libramos de las garras del Demonio; otro dirá que «se parece al agua», porque así como sin agua se secan las plantas, sin la devoción a María se secan los corazones de los niños, etc., etc. A este tenor muy pronto les ocurrirá a todos una comparación más o menos feliz, sobre todo si hay en perspectiva algún premio o regalito.

En el mismo cuaderno o en otro aparte apunta cada uno los ejemplos que hace, si han merecido las alabanzas del inspector, y algunos de los más bonitos que hayan hecho sus compañeros. De este modo, sin trabajo alguno, van haciendo una colección sumamente curiosa e interesante, que leerán cada vez con más gusto a medida que los años los alejen de la infancia.

Con esta preparación tan fácil y tan asequible a todos, comienzan sin dificultad, primero en prosa y después en verso sencillo, los obsequios de que venimos tratando. Para que al principio no les falte materia, unas veces preguntan en particular a los señores inspectores para que designe a cada uno o a un grupo lo que más le conviene; otras se dan varias ideas generales para que cada uno elija lo que más le agrade, o también se lee alguna cosita acomodada para que tomen de ella alguna idea que les guste.

Este ejercicio pide más práctica que teoría, y se declara mejor con aquélla que con ésta. Basta haber indicado la teórica: en los muchos ejemplos que siguen pueden ver los niños el fruto que ha dado este ejercicio entre literatos en ciernes como ellos. Todas las estrofas sueltas que siguen están hechas en tiempos de Nochebuena, por colegiales bien jóvenes, alumnos de Retórica, después de haber oído leer, para inspirarse algunos Villancicos de Lope de Vega y algunos cantos populares de Navidad. No extrañe a nadie hallar algunos versos duros o cojos, pues de propósito hemos   —204→   querido dejar las estrofas tal como salieron de la pluma de los niños.

COPLAS


    Manolito, Manolito,
¿qué has de hacer con esa leña?
-Estoy haciendo una cruz
para abrazarme con ella.


L. E.                



    ¡Mi madrecita se ha muerto!
Permíteme, niño hermoso,
que apague yo con mi llanto
las penas del Purgatorio.


H. V.                



    Madrecita, madrecita,
mi cabra blanca ha parido:
dejadme que el chivo lleve
al niño recién nacido.


V. J.                



    ¿Qué quieres que yo te cante
para que no llores más?
Te diré que yo te quiero,
y ésta es la pura verdad.


R. M.                



    Madre del amor hermoso,
madre de mi corazón,
pues eres del amor madre,
para Jesús, dadme amor.
    Esconde a Jesús, María,
no le dejes por ahí suelto;
que si le encuentro le cojo
y me le llevo en el pecho.


B. R.                



    ¿Qué es lo que tiene ese Niño?
¿Qué es lo que tiene en la boca?
¿Son labios, o son claveles?
¿Son clavelitos o rosas?
    La Virgen y San José
tienen envidia del Niño;
José le sienta con él,
y María va a pedírselo.
    Ya se acerca la noche
       de las delicias.
    ¡Quién pudiera encontrarse
      en su casita!


F. J.                



    Haga usted, Señor José,
el favor de darme el Niño,
que Jesús es para todos
y por todos ha venido.


R. S.                



    Ruiseñores de los campos,
id a cantar al portal,
a ver si con vuestro canto
al Niño podéis callar.


M. B.                



    San José baila de gozo
sin poderlo remediar,
siéndole muy poco espacio
el terreno del portal.


M. G.                



    Vente, niñito, conmigo;
vente niñito a mi casa,
que allí tendrás buen brasero
y no te helará la escarcha.


A. G.                



    Dadme, Señor José,
ese niño que le duerma;
yo lloraré mis pecados
para que el niño me quiera.


F. P.                


  —205→  

    Míralos qué alegres van:
San José guía al pollino,
sobre el burro va la Virgen,
y en brazos de ella va el Niño.


J. C.                



    La mula con mansedumbre
y el buey postrado de hinojos,
ante el Niño, Rey de reyes,
enseñan al vanidoso.


J. G. C.                



    Un corderito te falta
para que montes en él.
Yo serviré de cordero:
verás qué bien sé correr.


G. S.                



    El borrico del portal
jugando está con el Niño,
y el Niño se ríe mucho
cuando rebuzna el borrico.


F. M.                



    ¿Qué tendrá el burro,
que tan alegre
brinca y da saltos
como una liebre?
Que está en su cuadra
el Rey de los reyes.


A. B.                



    Los pastores vienen,
te traen regalos,
y ricos tesoros
los Reyes Magos
dime: ¿qué más quieres,
Jesús amado?


D. H.                



    Dime, niño: ¿por qué lloras?
Pero, no, sigue llorando;
que me agrada más que risa
       tu llanto.
    Dulce niño, llora más;
que me llevaré esas perlas
y haré de ellas un collar.


T. G.                





Al Niño Jesús


    No llores, Niño,
no llores más;
mira que el coco
te va a llevar.

    Niño bonito,
quiéreme más;
yo te daré
buen mazapán.

    Niño chiquito,
vente a mi hogar;
allí mi madre
te dormirá.

    Si no te vienes
se enfadará
y en busca tuya
luego vendrá.

    Tengo un hermano
de corta edad;
con él en casa
te entretendrás.

    Es Francisquito,
que quiere estar
siempre a tu lado
para jugar.

    Tiene un caballo
que te va a dar,
y un velocípedo
para montar.
—206→

    Porque me ha dicho
que te querrá
toda su vida
más que a mamá.


C. V.                





Al Divino Niño


    ¡Oh sacra cueva!
Tú me pareces
lecho sagrado,
mansión celeste
con el Niño chiquito bonito
que nos ofreces.

    La nieve cubre
los campos verdes,
y tus ojitos
aljófar vierten.
    ¡Cueva sagrada!
Para mí eres
la más hermosa
que el mundo tiene,
con el Niño chiquito bonito
que nos ofreces.

    El sol tendido
en tu pesebre,
de luces llena
la cueva alegre.
    Dulce portal,
¡qué bello eres
con el Niño chiquito bonito
que nos ofreces!

Eres precioso,
pobre pesebre,
con el Niño chiquito bonito
que nos ofreces.


J. R.                





El niño perdido


Decide, amenos prados,
    si habéis visto
ovejuelas guardando
    a un tierno niño.
Sus bellos ojos son
    cual dos zafiros;
su cabeza la pueblan
    dorados rizos;

Más blanco que la nieve,
    es su vestido.
Decídmelo, praderas,
    por Dios, decídmelo;
que si no, de amor muero,
    de amor divino.


F. G.                





A la Virgen


    No sé, Virgen María,
cuáles son más preciosas:
tus alegres sonrisas,
o tu gemir de cándida paloma.

    Quien en Belén te mira
y luego te abandona,
tiene de bronce entrañas,
pecho de nieve, corazón de roca.

    Si Tú ríes, yo río;
yo lloro si Tú lloras;
mas, ya triste o risueño,
en dulce amor mi corazón arrobas.
—207→

    Mírete el desdichado
junto a la cruz llorosa;
verás cuál ya no anhela
gozar del mundo, pues que Tú no gozas.

    ¡Oh, Reina de los mártires!
Si Tú ciñes corona
de espinas y de abrojos,
ya no me quiero coronar de rosas.


G. S.                





Mater amabilis


Madre del amor casto,
    Madre de gracia,
Madre que el Sol más pura,
    Virgen sin mácula.
    Quererte siempre
de esta vida es mi anhelo,
    y en la otra verte.

Yo que a tu amor aspiro,
    quisiera, Madre,
Amarte cual te aman
    los santos ángeles.
    ¡Oh, dulce prenda!
¡Quién, cual Jesús, quererte
    tanto pudiera!

Cuando la hiel me amargue
    de los pesares,
protéjame tu manto,
    mi dulce Madre.
    Que yo sumiso
os prometo por siempre
    ser vuestro hijo.

A mí, que miserable
    y en triste llanto
he de morirme un día,
    tal vez cercano,
   Tú, que eres santa,
dame en la eterna vida
    firme esperanza.

Yo, de tu amarga angustia
    siento fatiga;
me duelen de tu Hijo
    las cinco heridas,
    y agudo siento
del calvario y sepulcro
    el dolor vuestro.

Madre del desgraciado,
    del afligido,
Madre del amor tierno,
    recibe el mío.
    Que es tierno y puro,
mas cual la flor helada
    de invierno crudo.

No porque yo ofrecerte
    quiero amor frío,
que adorarte quisiera,
    Madre, cual hijo.
    Nieve es mi pecho:
dame amor, que de veras
    amarte quiero.


L. A.                




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ArribaAbajoConstrucciones

Son un género de rompecabezas sumamente entretenido y muy a propósito para los estudios libres. Las hay de muchas clases, pero merecen especial mención las siguientes:

1.º De paisajes.

En los comercios de juguetes se venden unas cajas con varios cubitos de madera que tienen en todas las caras diversas figuras, y juntándolas de un modo determinado forman paisajes, monigotes, etcétera. Estas construcciones suelen tener muy pocas piezas, y los dibujos son ordinariamente de mal gusto y de poco o ningún interés para niños ya mayores. Por esta causa muchos de ellos los fabrican por sí mismos, pues es cosa bien fácil.

Se escogen seis cromos de igual tamaño que representen, a ser posible, cosas del mismo género; por ejemplo, escenas de caza o pesca, paisajes o marinas, grupos de personas o tipos raros. Pueden ser también de diversas clases, pero entonces la composición es mucho más fácil. Primero con líneas y después con el cortaplumas o tijeras, se divide cada uno en el mismo número de partes, bien iguales entre sí. Se hacen además tantos cubos de madera como son las partes de cada paisaje, cuyas caras tengan exactamente las mismas dimensiones que aquéllas. Puestos los cubos sobre una mesa, con limpieza y cuidado va pegándose una parte del primer paisaje en cada cubo; se vuelven éstos de otro lado y se pegan en otras caras las partes de otro paisaje, y así se continúa hasta pegarlos todos.

Así queda formado un bonito rompecabezas, tanto más difícil cuanto mayor sea el número de piezas de que conste y más semejantes los paisajes elegidos. Para jugar con ellos se mezclan los cubos y después van colocándose de modo que formen uno de los paisajes. Si fuera muy difícil, se tienen delante otros iguales a los cortados para facilitar la composición, y de un día para otro se dejan ordenadas las piezas ya compuestas cuando no se concluye en un estudio libre.

Este pasatiempo absorbe por completo la atención de los niños, sobre todo si hay varios que trabajan a competencia, ya sea para ver quién los compone más pronto o coloca más piezas en el mismo espacio de tiempo. Para mayor estímulo suelen proponerse premios o permitirse apuestas, que gana el que primero logre componer los seis modelos del juego.

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2.º De mapas.

Mucho más instructivas y útiles que las anteriores, especialmente para los niños que quieran o deban adquirir facilidad en el manejo de la Geografía, son las construcciones de mapas. Seis de iguales dimensiones pueden cortarse en cierto número de partes que, pegadas en cubos, formen un rompecabezas igual a los precedentes.

Pero se hacen con ellos otra clase de construcciones más interesantes. En una tabla como de un centímetro de grosor se pega muy bien un mapa; después de seco, cualquier carpintero o ebanista, con una sierra fina de marquetería, lo divide en fragmentos siguiendo los límites de las regiones o provincias, según el número de piezas en que se quiera dividir, y los contornos del mapa en piezas parecidas y algo mayores. A falta de una buena tabla o de quien pueda cortarla con cuidado, se puede pegar el mapa sobre una cartulina y recortarla con tijeras o cortaplumas.

El componer un mapa de éstos localiza tanto la memoria de los niños y graba en ella tan profundamente la situación de las provincias y regiones y otras mil particularidades, que ellos mismos dan por bien empleados los muchos actos de paciencia que a veces les cuesta, sin contar con los premios o apuestas que pueden ganar, lo mismo que con los anteriores jugando varios a la par.

3.º Arquitectónicas.

Estas construcciones, hechas con mucho esmero y perfección en piezas de madera de figura geométrica, no pueden fabricarlas los niños; pero se encuentran muchas y muy bonitas en los comercios y bazares. Consisten en unas cajas o estuches con gran surtido de piezas y varias láminas o modelos de templos, castillos, palacios, etcétera, que pueden fabricarse con ellas.

El que se quiere entretener con este juguete pone delante el modelo que trata de construir, y juntando unas piezas con otras por medio de unas espigas cilíndricas que tienen, lo va formando. A veces exige no poco tiempo y paciencia su construcción; pero una vez conseguida gustan extraordinariamente por lo mucho que se acercan a la realidad. Con estas construcciones juegan los niños, no sólo como con las anteriores, aspirando a ganar la puesta o el premio, sino también con el fin de tomar parte en las exposiciones de que luego hablaremos.

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4.º De papel.

Son acaso las más recomendables de todas. En casi todas las poblaciones hay a precios insignificantes gran variedad de ellas para todos los gustos: paisajes, casas de campo, castillos, máquinas, etc., cuyas partes, con un modelo reducido, vienen pintadas por separado en hojas de papel fuerte de varios tamaños.

Para construir el modelo elegido se comienza por recortar con cuidado parte por parte siguiendo las líneas marcadas en el papel; se les da después con los dobleces indicados en ellas la forma que les corresponda, y por último se van pegando unas a otras conforme al modelo. Hay que tener paciencia y habilidad para concluir algunos edificios y máquinas de construcción complicada; pero cuando se llega a feliz término, el resultado compensa bien los esfuerzos empleados.

Concluida la construcción, se guarda en sitio a propósito, y el modelito, con el nombre del artífice, se entrega al señor inspector o al niño encargado de recogerlos, para cuando se distribuyan los premios. Estos trabajos figuran después en las exposiciones para que todos puedan admirar la habilidad de los artistas. Concluida la exhibición, se escogen algunos de los más aptos para adornar los Nacimientos, y para que no se rompan fácilmente se llenan con serrín o arena bien seca y se pegan sobre una tablita. Otros se conservan para divertirse en vacaciones, y los restantes, en vez de romperlos, se guardan para hacer con ellos una buena obra de caridad dándolos como premio a los niños de las doctrinas o a otros pobrecitos que los estimarán como gran regalo.




ArribaAbajoCáscaras de naranja

Las naranjas, que por todas partes abundan, sobre todo en tiempo de Navidades, se prestan a varios entretenimientos de gusto y habilidad. Apenas habrá niño que al quitar la cáscara de una naranja no intente sacarla entera, de modo que forme una estrella u otra figura; pero muy pocos saben que pueden formarse estrellas y rosetones muy bonitos. Es operación muy divertida y fácil para los que tengan algo de maña y paciencia, sobre todo si son varios y hacen apuestas entre sí o hay propuesto algún premio para los trabajos más artísticos que se presenten. Y aun para los menos hábiles es ocupación gustosa, porque por lo menos tiene siempre el fruto inmediato de poder comerse la naranja después de entretenerse con ella.

Conviene escoger las que tengan cáscara lisa y no muy gruesa Cuanto mayor sea el número de partes en que se divida, los dibujos   —211→   son más artísticos y delicados; pero también es mucho más difícil la ejecución, porque se rompen al menor descuido. Al principio basta dividir la cáscara de una naranja regular en ocho partes; pero si es pequeña o el artista poco hábil, se divide en seis o menos.

naranja

La fig. 1.ª es muy fácil de ejecutar. Con el cuchillo o cortaplumas se trazan dos o más circunferencias a, b, c, a igual distancia, que pasen por uno de los polos, por ejemplo, A, y no lleguen al otro puesto B. Alternando con éstas se trazan otras tantas, d, e..., que al revés que las otras, pasen por el polo B y no lleguen al otro A. Después, a partir de los polos, se van levantando los cortes con cuidado, y si se consigue, se obtiene una estrella de radios dobles mucho más bonita que las que ordinariamente suelen sacar los niños.

La fig. 2.ª exige un poquito más cuidado en la ejecución; pero el efecto es mucho más curioso, pues se obtiene un entrelazado artístico. Trácense, lo mismo que en la anterior, varias circunferencias que pasen alternando por uno de los polos y los extremos abiertos disten bastante del otro. Delante de cada uno de éstos se cortan dos arcos, uno a cada lado, pero sin llegar a los polos, como indican las líneas de puntos r x y r z, trazadas a los lados de la circunferencia b. Hecho esto se levantan los cortes con cuidado a partir de los polos.

Para ejecutar con perfección la fig. 3.ª conviene trazar antes con lápiz o tinta encima de la   —212→   cáscara, sin cortarla, un círculo ecuatorial, r s, que divida la naranja en dos partes iguales. A partir de este círculo se trazan semicircunferencias que pasen alternativamente, unas por el polo A, como a, b, c, y otras por el B, como c d. A cada lado de ellas se trazan arcos paralelos, que comienzan también en el círculo ecuatorial pero no llegan a los polos, verbigracia, m n y x z. Estos arcos, dos a dos, contiguos y de dirección contraria, n m y t u, se unen entre sí siguiendo la línea del ecuador. Se levantan después los cortes, y sale un bonito rosetón; bien estirado y puesto de canto, forma un elegante servilletero.

naranja cortada

La fig. 4.ª exige exactamente los mismos cortes que la anterior. Después no hay más que unir cerca de los polos, cada dos arcos contiguos, como en a' c' e', y salen dos rosetones, que pueden sobreponerse alternando las puntas, o mejor uno con las puntas hacia adentro y el otro hacia fuera.

Esta 5.ª figura no es más difícil de trazar, pero es de más delicada ejecución. Antes de trazar los cortes conviene indicar con lápiz o tinta, ademas del círculo ecuatorial r s, dos polares m' n' y dos tropicales r' s', para que el dibujo salga con simetría. Después se trazan los arcos, que comienzan, no en el ecuador, sino en el círculo tropical, y se interrumpen sin pasar por el polo, un poco antes de llegar al círculo polar (a a', b b'...) en el cual cada uno se une con los contiguos (b' a', b' c'). Dentro de   —213→   cada arco de éstos se traza otro paralelo, cuyos extremos terminan también en el círculo tropical. Por último, cada uno de éstos se une con el contiguo de dirección opuesta en la línea del ecuador, y, levantando los cortes se obtienen dos rosetones, como en la figura anterior.

Trácense (fig. 6.ª) el círculo polar m' n' y el tropical r' s'. Córtense después en número par arcos que partiendo del círculo tropical se encuentren dos a dos en el polar opuesto, como a' a' y a' b', en forma de hoja, dejando una franja estrecha entre una y otra. La punta de cada hoja se une con el polo, y levantando los cortes se obtiene otro rosetón distinto. Si a partir del medio de las hojas se trazan arcos e' d', e' que pasan hasta el polo B, el rosetón se abre por el centro, tomando forma más bonita.



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