Llámanse
así algunos cortos espacios de tiempo que los alumnos pasan
entretenidos en el salón de estudio, cada uno en su puesto y
sin hablar unos con otros. De dos maneras suelen pasarse esos
ratos, de que tanto gustan los niños, a no ser cuando por su
desaplicación o mal comportamiento tienen que emplearlos en
aprender algún pensum. Arregladas cuidadosamente las
carpetas, unas veces se entretiene cada uno por su cuenta, y otras
se proponen pasatiempos generales en que todos puedan tomar
parte.
Los señores
inspectores suelen tener para estas ocasiones buenos repertorios de
entretenimiento de salón. Sin embargo, haremos
mención de algunas cosas para dar una idea a los
niños que no están en colegios del modo cómo,
solos o con sus compañeros, pueden entretenerse
agradablemente en los ratos de ocio.
—201→
Juegos de ingenio
Para entretenerse
cada niño de por sí hay, entre otras cosas: 1.º,
la biblioteca de lecturas útiles y recreativas; 2.º,
muchos juegos de habilidad y paciencia, como solitarios,
rompecabezas, las construcciones de que hablaremos en seguida, y
otras cositas semejantes; 3.º, los juguetes de este
género, que los mismos alumnos tienen cuidado de traer con
este fin prestándoselos mutuamente, dan para mucho tiempo
cosas nuevas con que entretenerse.
Para cuando todos
toman parte a la vez, además de los entretenimientos que a
veces traen los niños, suelen usarse: 1.º Una lectura
recreativa interesante a todos; algunas instrucciones sobre el modo
de coger, disecar o conservar los insectos u otras cosas que
coleccionen, como después diremos. 2.º Si tienen
algún librito destinado para coleccionar las letras de los
cánticos y otras que les gusten, las escriben o aprenden en
este tiempo, según sea necesario. 3.º Los enigmas,
charadas, cuadros enigmáticos, acrósticos,
logogrifos, jeroglíficos, etc., se proponen a viva voz o
escritos en un encerado; unas veces hasta que se den una o
más soluciones, otras dando tiempo determinado para la
solución, pasado el cual anota cada uno la suya en un
papelito y se propone otra: después se premia al que lo haya
merecido. 4.º Los problemas aritméticos,
gráficos, cronográficos, saltos de caballo y
cuadrados mágicos, las curiosidades numéricas de
memoria e ingenio, etc., sorprenden mucho a los niños, y aun
en algunos despiertan la afición a los números y a
discurrir. 5.º Los juegos de chasco, aliteraciones,
experimentos de Física y Química recreativa, etc.,
ejercitan alegremente el ingenio sin molestia.
Entretenimientos poéticos
Poéticos
los llamo porque o lo son, o al menos aspiran a los honores de la
poesía, aunque esto no quita que puedan hacerse
también en prosa, sobre todo cuando se trata de niños
que aún no han saludado la Retórica. Como ya lo hemos
indicado varias veces, para entretenerse el niño necesita
algo que le excite, y este ejercicio excita el honorcillo y la
emulación literaria. Consiste sencillamente en que durante
el estudio libre dedicado a este pasatiempo cada niño se
ejercite en componer un pensamiento, una comparación, un
cantarcito o cualquier otra cosa alusiva al Niño
Jesús, a la Santísima Virgen, a la primavera, a una
fuente, a un jardín, a una batalla o hecho famoso que lo
haya entusiasmado; —202→
en fin, a una materia cualquiera que se señale o se
le deje escoger libremente, según las circunstancias. En los
ejemplos que pongo abajo puede verse cuánto inspiran a los
niños la fiesta de Navidad.
Estos
entretenimientos unos los hacen en prosa, otros en verso;
éstos, una cosita breve; aquéllos, una
composición más larga durante varios estudios libres;
y los que pertenecen a las academias de literatura o los que han de
tomar parte en las tertulias y exposiciones preparan sus discursos
y diálogos, nuevas letras para los cánticos o juegos,
o para celebrar alguna peripecia, hazaña o victoria ocurrida
por entonces. Al principio, para que los niños rompan la
dificultad y no se retraigan del ejercicio por el temor de un
deslucimiento, se hace el trabajo como en secreto, depositando las
papeletas en una caja cerrada, como se hace con los obsequios
espirituales del mes de Mayo. De esta manera sólo el
inspector conoce a los autores de cada composición, y la
vergüenza o el temor de pasar por la crítica de los
compañeros, a veces tan severa como espontánea, no
cohíbe la inspiración y arrojo de ninguno.
Pero muy pronto se
pierde ese temor, y cada niño hace sin reparo alguno lo que
puede en obsequio del Niño Jesús, o de la
Santísima Virgen, o de sus inspectores y compañeros.
Y entonces, ¡qué satisfacción tan grande la que
experimentan todos al ver celebrados por el inspector los frutos de
su ingenio! ¡Con qué interés escuchan sus
observaciones para que en adelante no salgan los versos tan cojos,
las metáforas tan violentas, los símiles tan
impropios! ¡Cuánto no se fijan en las correcciones que
hace para dar más vida a la idea o redondear y amplificar
más el pensamiento! Por otra parte, ¿cuánto no
animan las sinceras enhorabuenas de los compañeros al que
aprovechando un momento de inspiración consigue escribir
alguna cosa de más mérito? ¿Con cuánto
gusto no se celebran las ocurrencias y chistes escritos con
agudezas y buen gusto?
Por lo que a la
utilidad de este ejercicio se refiere, ciertamente no pueden
formarse una idea de ella los que por algún tiempo no lo
hayan experimentado. Aparte de los muchos ratos que ocupa santa y
alegremente, el tener que escribir después induce suavemente
a los niños a prestar atención cuando se les dan
algunas ideas o se les lee alguna materia a pensar y discurrir
sobre ella con fijeza y constancia, y a vencer las muchas
dificultades que se encuentran siempre para escribir lo mismo que
se piensa y discurre. ¿Y cuánto no vale esta
costumbre para facilitar el estudio de cualquier asignatura
(especialmente de la Retórica), y sobre todo para las
composiciones que se hacen por escrito en todas las clases?
—203→
Y le
preguntarán tal vez los niños cómo pueden
obtener tan felices resultados. Para los que estudian o han
estudiado Retórica no ofrece dificultad alguna, pues
allí aprenden mucho más de lo que para este ejercicio
se necesita. Para los demás también es cosa sencilla.
Cada niño tiene un cuadernito donde va escribiendo algunos
ejemplos en prosa y verso que como modelo les dicta el señor
inspector en algunos ratos de estudio libre. A continuación,
y mejor aun en los paseos, para amenizarlos más, se les
explica más detalladamente con otros ejemplos y
comparaciones. Una vez bien entendido cualquiera de ellos, comienza
por turno a hacer su capacidad algunas imitaciones que suelen
divertir mucho. La comparación es de lo más
obvio y fácil para empezar a despertar la inventiva del
niño en este ejercicio. Se les explica, pues, un día,
y para que hagan algunas aplicaciones prácticas se les
propone que diga cada uno en qué se parece, por ejemplo, la
Santísima Virgen a las cosas que ven por el campo. A un
niño le ocurrirá que «se parece a un
árbol», porque así como a la sombra del
árbol nos libramos de los ardores del Sol, al amparo de
María nos libramos de las garras del Demonio; otro
dirá que «se parece al agua», porque así
como sin agua se secan las plantas, sin la devoción a
María se secan los corazones de los niños, etc., etc.
A este tenor muy pronto les ocurrirá a todos una
comparación más o menos feliz, sobre todo si hay en
perspectiva algún premio o regalito.
En el mismo
cuaderno o en otro aparte apunta cada uno los ejemplos que hace, si
han merecido las alabanzas del inspector, y algunos de los
más bonitos que hayan hecho sus compañeros. De este
modo, sin trabajo alguno, van haciendo una colección
sumamente curiosa e interesante, que leerán cada vez con
más gusto a medida que los años los alejen de la
infancia.
Con esta
preparación tan fácil y tan asequible a todos,
comienzan sin dificultad, primero en prosa y después en
verso sencillo, los obsequios de que venimos tratando. Para que al
principio no les falte materia, unas veces preguntan en particular
a los señores inspectores para que designe a cada uno o a un
grupo lo que más le conviene; otras se dan varias ideas
generales para que cada uno elija lo que más le agrade, o
también se lee alguna cosita acomodada para que tomen de
ella alguna idea que les guste.
Este ejercicio
pide más práctica que teoría, y se declara
mejor con aquélla que con ésta. Basta haber indicado
la teórica: en los muchos ejemplos que siguen pueden ver los
niños el fruto que ha dado este ejercicio entre literatos en
ciernes como ellos. Todas las estrofas sueltas que siguen
están hechas en tiempos de Nochebuena, por colegiales bien
jóvenes, alumnos de Retórica, después de haber
oído leer, para inspirarse algunos Villancicos de Lope de Vega y algunos
cantos populares de Navidad. No extrañe a nadie hallar
algunos versos duros o cojos, pues de propósito hemos
—204→
querido dejar las estrofas tal como salieron de la pluma de
los niños.
COPLAS
Manolito,
Manolito,
¿qué has de hacer con
esa leña?
-Estoy haciendo una cruz
para abrazarme con ella.
L. E.
¡Mi
madrecita se ha muerto!
Permíteme, niño
hermoso,
que apague yo con mi llanto
las penas del Purgatorio.
H. V.
Madrecita,
madrecita,
mi cabra blanca ha parido:
dejadme que el chivo lleve
al niño recién
nacido.
V. J.
¿Qué quieres que yo te cante
para que no llores más?
Te diré que yo te
quiero,
y ésta es la pura
verdad.
R. M.
Madre del amor
hermoso,
madre de mi corazón,
pues eres del amor madre,
para Jesús, dadme amor.
Esconde a
Jesús, María,
no le dejes por ahí
suelto;
que si le encuentro le cojo
y me le llevo en el pecho.
B. R.
¿Qué es lo que tiene ese Niño?
¿Qué es lo que tiene
en la boca?
¿Son labios, o son
claveles?
¿Son clavelitos o
rosas?
La Virgen y San
José
tienen envidia del
Niño;
José le sienta con
él,
y María va a
pedírselo.
Ya se acerca la
noche
de las delicias.
¡Quién pudiera encontrarse
en su casita!
F. J.
Haga usted,
Señor José,
el favor de darme el
Niño,
que Jesús es para todos
y por todos ha venido.
R. S.
Ruiseñores de los campos,
id a cantar al portal,
a ver si con vuestro canto
al Niño podéis
callar.
M. B.
San José
baila de gozo
sin poderlo remediar,
siéndole muy poco
espacio
el terreno del portal.
M. G.
Vente,
niñito, conmigo;
vente niñito a mi casa,
que allí tendrás buen
brasero
y no te helará la
escarcha.
A. G.
Dadme,
Señor José,
ese niño que le duerma;
yo lloraré mis pecados
para que el niño me
quiera.
F. P.
—205→
Míralos
qué alegres van:
San José guía al
pollino,
sobre el burro va la Virgen,
y en brazos de ella va el
Niño.
J. C.
La mula con
mansedumbre
y el buey postrado de hinojos,
ante el Niño, Rey de
reyes,
enseñan al vanidoso.
J. G. C.
Un corderito te
falta
para que montes en él.
Yo serviré de cordero:
verás qué bien
sé correr.
G. S.
El borrico del
portal
jugando está con el
Niño,
y el Niño se ríe
mucho
cuando rebuzna el borrico.
F. M.
¿Qué tendrá el burro,
que tan alegre
brinca y da saltos
como una liebre?
Que está en su cuadra
el Rey de los reyes.
A. B.
Los pastores
vienen,
te traen regalos,
y ricos tesoros
los Reyes Magos
dime: ¿qué más
quieres,
Jesús amado?
D. H.
Dime,
niño: ¿por qué lloras?
Pero, no, sigue llorando;
que me agrada más que
risa
tu llanto.
Dulce
niño, llora más;
que me llevaré esas
perlas
y haré de ellas un
collar.
T. G.
Al Niño
Jesús
No llores,
Niño,
no llores más;
mira que el coco
te va a llevar.
Niño
bonito,
quiéreme más;
yo te daré
buen mazapán.
Niño
chiquito,
vente a mi hogar;
allí mi madre
te dormirá.
Si no te
vienes
se enfadará
y en busca tuya
luego vendrá.
Tengo un
hermano
de corta edad;
con él en casa
te entretendrás.
Es
Francisquito,
que quiere estar
siempre a tu lado
para jugar.
Tiene un
caballo
que te va a dar,
y un velocípedo
para montar.
—206→
Porque me ha
dicho
que te querrá
toda su vida
más que a mamá.
C. V.
Al Divino
Niño
¡Oh sacra
cueva!
Tú me pareces
lecho sagrado,
mansión celeste
con el Niño chiquito
bonito
que nos ofreces.
La nieve
cubre
los campos verdes,
y tus ojitos
aljófar vierten.
¡Cueva
sagrada!
Para mí eres
la más hermosa
que el mundo tiene,
con el Niño chiquito
bonito
que nos ofreces.
El sol
tendido
en tu pesebre,
de luces llena
la cueva alegre.
Dulce
portal,
¡qué bello eres
con el Niño chiquito
bonito
que nos ofreces!
Eres precioso,
pobre pesebre,
con el Niño chiquito
bonito
que nos ofreces.
J. R.
El niño
perdido
Decide, amenos prados,
si habéis
visto
ovejuelas guardando
a un tierno
niño.
Sus bellos ojos son
cual dos
zafiros;
su cabeza la pueblan
dorados
rizos;
Más blanco que la
nieve,
es su
vestido.
Decídmelo, praderas,
por Dios,
decídmelo;
que si no, de amor muero,
de amor
divino.
F. G.
A la
Virgen
No sé,
Virgen María,
cuáles son más
preciosas:
tus alegres sonrisas,
o tu gemir de cándida
paloma.
Quien en
Belén te mira
y luego te abandona,
tiene de bronce
entrañas,
pecho de nieve, corazón de
roca.
Si Tú
ríes, yo río;
yo lloro si Tú lloras;
mas, ya triste o
risueño,
en dulce amor mi corazón
arrobas.
—207→
Mírete el
desdichado
junto a la cruz llorosa;
verás cuál ya no
anhela
gozar del mundo, pues que Tú
no gozas.
¡Oh, Reina
de los mártires!
Si Tú ciñes
corona
de espinas y de abrojos,
ya no me quiero coronar de
rosas.
G. S.
Mater amabilis
Madre del amor casto,
Madre de
gracia,
Madre que el Sol más
pura,
Virgen sin
mácula.
Quererte
siempre
de esta vida es mi anhelo,
y en la otra
verte.
Yo que a tu amor aspiro,
quisiera,
Madre,
Amarte cual te aman
los santos
ángeles.
¡Oh, dulce
prenda!
¡Quién, cual
Jesús, quererte
tanto
pudiera!
Cuando la hiel me amargue
de los
pesares,
protéjame tu manto,
mi dulce
Madre.
Que yo
sumiso
os prometo por siempre
ser vuestro
hijo.
A mí, que miserable
y en triste
llanto
he de morirme un día,
tal vez
cercano,
Tú, que
eres santa,
dame en la eterna vida
firme
esperanza.
Yo, de tu amarga angustia
siento
fatiga;
me duelen de tu Hijo
las cinco
heridas,
y agudo
siento
del calvario y sepulcro
el dolor
vuestro.
Madre del desgraciado,
del
afligido,
Madre del amor tierno,
recibe el
mío.
Que es tierno y
puro,
mas cual la flor helada
de invierno
crudo.
No porque yo ofrecerte
quiero amor
frío,
que adorarte quisiera,
Madre, cual
hijo.
Nieve es mi
pecho:
dame amor, que de veras
amarte
quiero.
L. A.
—208→
Construcciones
Son un
género de rompecabezas sumamente entretenido y muy a
propósito para los estudios libres. Las hay de muchas
clases, pero merecen especial mención las siguientes:
1.º De paisajes.
En los comercios
de juguetes se venden unas cajas con varios cubitos de madera que
tienen en todas las caras diversas figuras, y juntándolas de
un modo determinado forman paisajes, monigotes, etcétera.
Estas construcciones suelen tener muy pocas piezas, y los dibujos
son ordinariamente de mal gusto y de poco o ningún
interés para niños ya mayores. Por esta causa muchos
de ellos los fabrican por sí mismos, pues es cosa bien
fácil.
Se escogen
seis cromos de igual
tamaño que representen, a ser posible, cosas del mismo
género; por ejemplo, escenas de caza o pesca, paisajes o
marinas, grupos de personas o tipos raros. Pueden ser
también de diversas clases, pero entonces la
composición es mucho más fácil. Primero con
líneas y después con el cortaplumas o tijeras, se
divide cada uno en el mismo número de partes, bien iguales
entre sí. Se hacen además tantos cubos de madera como
son las partes de cada paisaje, cuyas caras tengan exactamente las
mismas dimensiones que aquéllas. Puestos los cubos sobre una
mesa, con limpieza y cuidado va pegándose una parte del
primer paisaje en cada cubo; se vuelven éstos de otro lado y
se pegan en otras caras las partes de otro paisaje, y así se
continúa hasta pegarlos todos.
Así queda
formado un bonito rompecabezas, tanto más difícil
cuanto mayor sea el número de piezas de que conste y
más semejantes los paisajes elegidos. Para jugar con ellos
se mezclan los cubos y después van colocándose de
modo que formen uno de los paisajes. Si fuera muy difícil,
se tienen delante otros iguales a los cortados para facilitar la
composición, y de un día para otro se dejan ordenadas
las piezas ya compuestas cuando no se concluye en un estudio
libre.
Este pasatiempo
absorbe por completo la atención de los niños, sobre
todo si hay varios que trabajan a competencia, ya sea para ver
quién los compone más pronto o coloca más
piezas en el mismo espacio de tiempo. Para mayor estímulo
suelen proponerse premios o permitirse apuestas, que gana el que
primero logre componer los seis modelos del juego.
—209→
2.º De mapas.
Mucho más
instructivas y útiles que las anteriores, especialmente para
los niños que quieran o deban adquirir facilidad en el
manejo de la Geografía, son las construcciones de mapas. Seis de iguales dimensiones pueden
cortarse en cierto número de partes que, pegadas en cubos,
formen un rompecabezas igual a los precedentes.
Pero se hacen con
ellos otra clase de construcciones más interesantes. En una
tabla como de un centímetro de grosor se pega muy bien
un mapa; después de
seco, cualquier carpintero o ebanista, con una sierra fina de
marquetería, lo divide en fragmentos siguiendo los
límites de las regiones o provincias, según el
número de piezas en que se quiera dividir, y los contornos
del mapa en piezas parecidas y algo mayores. A falta de una buena
tabla o de quien pueda cortarla con cuidado, se puede pegar el mapa
sobre una cartulina y recortarla con tijeras o cortaplumas.
El componer un
mapa de éstos localiza tanto la memoria de los niños
y graba en ella tan profundamente la situación de las
provincias y regiones y otras mil particularidades, que ellos
mismos dan por bien empleados los muchos actos de paciencia que a
veces les cuesta, sin contar con los premios o apuestas que pueden
ganar, lo mismo que con los anteriores jugando varios a la par.
3.º Arquitectónicas.
Estas
construcciones, hechas con mucho esmero y perfección en
piezas de madera de figura geométrica, no pueden fabricarlas
los niños; pero se encuentran muchas y muy bonitas en los
comercios y bazares. Consisten en unas cajas o estuches con gran
surtido de piezas y varias láminas o modelos de templos,
castillos, palacios, etcétera, que pueden fabricarse con
ellas.
El que se quiere
entretener con este juguete pone delante el modelo que trata de
construir, y juntando unas piezas con otras por medio de unas
espigas cilíndricas que tienen, lo va formando. A veces
exige no poco tiempo y paciencia su construcción; pero una
vez conseguida gustan extraordinariamente por lo mucho que se
acercan a la realidad. Con estas construcciones juegan los
niños, no sólo como con las anteriores, aspirando a
ganar la puesta o el premio, sino también con el fin de
tomar parte en las exposiciones de que luego
hablaremos.
—210→
4.º De papel.
Son acaso las
más recomendables de todas. En casi todas las poblaciones
hay a precios insignificantes gran variedad de ellas para todos los
gustos: paisajes, casas de campo, castillos, máquinas, etc.,
cuyas partes, con un modelo reducido, vienen pintadas por separado
en hojas de papel fuerte de varios tamaños.
Para construir el
modelo elegido se comienza por recortar con cuidado parte por parte
siguiendo las líneas marcadas en el papel; se les da
después con los dobleces indicados en ellas la forma que les
corresponda, y por último se van pegando unas a otras
conforme al modelo. Hay que tener paciencia y habilidad para
concluir algunos edificios y máquinas de construcción
complicada; pero cuando se llega a feliz término, el
resultado compensa bien los esfuerzos empleados.
Concluida la
construcción, se guarda en sitio a propósito, y el
modelito, con el nombre del artífice, se entrega al
señor inspector o al niño encargado de recogerlos,
para cuando se distribuyan los premios. Estos trabajos figuran
después en las exposiciones para que todos puedan
admirar la habilidad de los artistas. Concluida la
exhibición, se escogen algunos de los más aptos para
adornar los Nacimientos, y para que no se rompan fácilmente
se llenan con serrín o arena bien seca y se pegan sobre una
tablita. Otros se conservan para divertirse en vacaciones, y los
restantes, en vez de romperlos, se guardan para hacer con ellos una
buena obra de caridad dándolos como premio a los
niños de las doctrinas o a otros pobrecitos que los
estimarán como gran regalo.
Cáscaras de naranja
Las naranjas, que
por todas partes abundan, sobre todo en tiempo de Navidades, se
prestan a varios entretenimientos de gusto y habilidad. Apenas
habrá niño que al quitar la cáscara de una
naranja no intente sacarla entera, de modo que forme una estrella u
otra figura; pero muy pocos saben que pueden formarse estrellas y
rosetones muy bonitos. Es operación muy divertida y
fácil para los que tengan algo de maña y paciencia,
sobre todo si son varios y hacen apuestas entre sí o hay
propuesto algún premio para los trabajos más
artísticos que se presenten. Y aun para los menos
hábiles es ocupación gustosa, porque por lo menos
tiene siempre el fruto inmediato de poder comerse la naranja
después de entretenerse con ella.
Conviene escoger
las que tengan cáscara lisa y no muy gruesa Cuanto mayor sea
el número de partes en que se divida, los dibujos
—211→
son más artísticos y delicados; pero
también es mucho más difícil la
ejecución, porque se rompen al menor descuido. Al principio
basta dividir la cáscara de una naranja regular en ocho
partes; pero si es pequeña o el artista poco hábil,
se divide en seis o menos.
La fig. 1.ª
es muy fácil de ejecutar. Con el cuchillo o cortaplumas se
trazan dos o más circunferencias a, b, c, a igual distancia, que pasen
por uno de los polos, por ejemplo, A, y no lleguen al otro puesto
B. Alternando con
éstas se trazan otras tantas, d, e..., que al revés que las
otras, pasen por el polo B
y no lleguen al otro A.
Después, a partir de los polos, se van levantando los cortes
con cuidado, y si se consigue, se obtiene una estrella de
radios dobles mucho
más bonita que las que ordinariamente suelen sacar los
niños.
La fig. 2.ª
exige un poquito más cuidado en la ejecución; pero el
efecto es mucho más curioso, pues se obtiene un entrelazado
artístico. Trácense, lo mismo que en la anterior,
varias circunferencias que pasen alternando por uno de los polos y
los extremos abiertos disten bastante del otro. Delante de cada uno
de éstos se cortan dos arcos, uno a cada lado, pero sin
llegar a los polos, como indican las líneas de puntos
r x y r z, trazadas a los lados de la
circunferencia b. Hecho
esto se levantan los cortes con cuidado a partir de los polos.
Para ejecutar con
perfección la fig. 3.ª conviene trazar antes con
lápiz o tinta encima de la —212→
cáscara, sin cortarla, un círculo ecuatorial,
r s, que divida la naranja
en dos partes iguales. A partir de este círculo se trazan
semicircunferencias que pasen alternativamente, unas por el polo
A, como a, b, c, y otras por el B, como c d. A cada lado de ellas se trazan
arcos paralelos, que comienzan también en el círculo
ecuatorial pero no llegan a los polos, verbigracia, m n y x z. Estos arcos, dos a dos, contiguos
y de dirección contraria, n
m y t u, se unen
entre sí siguiendo la línea del ecuador. Se levantan
después los cortes, y sale un bonito rosetón; bien estirado y puesto
de canto, forma un elegante servilletero.
La fig. 4.ª
exige exactamente los mismos cortes que la anterior. Después
no hay más que unir cerca de los polos, cada dos arcos
contiguos, como en a' c'
e', y salen dos rosetones, que pueden sobreponerse
alternando las puntas, o mejor uno con las puntas hacia adentro y
el otro hacia fuera.
Esta 5.ª
figura no es más difícil de trazar, pero es de
más delicada ejecución. Antes de trazar los cortes
conviene indicar con lápiz o tinta, ademas del
círculo ecuatorial r
s, dos polares m' n'
y dos tropicales r' s',
para que el dibujo salga con simetría. Después se
trazan los arcos, que comienzan, no en el ecuador, sino en el
círculo tropical, y se interrumpen sin pasar por el polo, un
poco antes de llegar al círculo polar (a a', b b'...) en el cual cada uno se une con
los contiguos (b' a',
b' c'). Dentro de
—213→
cada arco de éstos se traza otro paralelo, cuyos
extremos terminan también en el círculo tropical. Por
último, cada uno de éstos se une con el contiguo de
dirección opuesta en la línea del ecuador, y,
levantando los cortes se obtienen dos rosetones, como en la figura
anterior.
Trácense
(fig. 6.ª) el círculo polar m' n' y el tropical r' s'. Córtense después
en número par arcos que partiendo del círculo
tropical se encuentren dos a dos en el polar opuesto, como
a' a' y a' b', en forma de hoja, dejando una
franja estrecha entre una y otra. La punta de cada hoja se une con
el polo, y levantando los cortes se obtiene otro rosetón
distinto. Si a partir del medio de las hojas se trazan arcos
e' d', e' que pasan hasta
el polo B, el
rosetón se abre por el centro, tomando forma más
bonita.