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ArribaAbajo§II. Academias de familia

Lo mismo que en los patios, los niños procuran solemnizar las fiestas extraordinarias dentro de casa con pasatiempos especiales. Por consiguiente, en el salón de estudios se proponen rompecabezas más ingeniosos y otros entretenimientos de salón reservados para estos días, se exhiben las construcciones hechas, se hojean las colecciones mejores, etc., etc. Esto mismo hace estimar mucho más los estudios libres del curso, y da ocasión para nuevos planes y proyectos.

Alguna vez también, si lo han merecido por su buen comportamiento, puede proponérseles algún juego de chasco de los usados por Navidad, aunque siempre con la condición de guardar el orden y compostura que se exige en el salón, so pena de suspenderlo en el momento que haya la menor falta. De este modo ellos mismos, como tan amantes de la novedad en sus pasatiempos, son los primeros en exigirse mutuamente observancia exacta de cuando esté prescrito.

Pero el entretenimiento más importante es la academia que a veces suele celebrarse. No me refiero a las solemnes de materias científicas o literarias, sino a esas otras más íntimas, verdaderas reuniones de familia, en que los niños recitan las composiciones hechas en estudio libre o en clase, bajo la dirección del señor inspector o Profesor de Retórica, y exhiben espectáculos sencillos y agradables. Vamos a dedicar este párrafo a describir algunos de ellos que hemos visto representar siempre con buen éxito.


ArribaAbajoFelicitación

Pasatiempo muy oportuno para comenzar estas academias familiares. Tiene, además, la ventaja de no exigir apenas ensayos   —245→   ni preparación y poder acomodarse fácilmente al gusto de los niños y a las circunstancias en que se encuentren. Para describirlo, supongamos que han elegido exhibirlo en forma de imprenta.

El niño encargado de la ejecución se presenta, y en un breve discurso anuncia cómo para solemnizar la fiesta va a dar a conocer el último adelanto en el arte de imprimir, una máquina automática de tales o cuales condiciones, etc. Terminado el discurso, o mientras lo pronuncia, saca de una gran caja y coloca ordenadamente sobre la mesa varios utensilios de imprenta; una plancha o rodillo para la tinta, rollos de papel, etc., etc. Dispuesto ya todo, al compás de una marcha o pasodoble, aparecen en el fondo de la escena o plataforma varios niños, muy rectos, con los brazos cruzados atrás o caídos a lo largo del cuerpo, cada uno de los cuales lleva en el pecho una gran letra. Cuídese de que éstas sean de color diferente del vestido para que se divisen claramente desde larga distancia.

Colocados ya en sus puestos continúan moviéndose acompasadamente. Comienza a funcionar la máquina, y, cuando el que dirige hace ademán de dar tinta y sacar la primera prueba, se adelantan, siempre a compás, cuatro niños hasta donde permita la escena o plataforma, y colocándose ordenadamente unos al lado de otros, según las letras que llevan, se detienen un momento. Los espectadores leerán entonces la palabra VIVA que forman las letras.

Se retiran a sus puestos caminando hacia atrás; mientras tanto, el impresor (o un ayudante que puede llevar consigo) coloca a cada lado del escenario, o a uno sólo, una tira de papel donde con grandes caracteres está escrita la palabra compuesta, como si fuera la prueba sacada de la máquina. Procede a sacar la segunda; dos niños se adelantan de nuevo para formar la sílaba EL, y se retiran lo mismo que los anteriores; el impresor coloca debajo de la anterior otra tira de papel con esta sílaba compuesta. De la misma manera, cinco niños forman después la palabra SEÑOR, y luego otros ocho DIRECTOR, y el impresor va colocando sucesivamente las tiras de papel de modo que se pueda leer como escrita en un gran cartel o lápida la inscripción formada:

VIVA
EL
SEÑOR
DIRECTOR

De la misma manera se puede formar cualquiera otra y dejarla allí durante la academia. Los letreros se traen preparados de antemano, y, por lo tanto pueden hacerse con variedad de tipos, de líneas y adornos para que forme un cuadro o lápida de buen gusto.   —246→   No es necesario que cada niño lleve una sola letra; y así, para la inscripción anterior, bastarían los ocho que se necesitan para formar la última palabra. En este caso, los que formaron la primera, al volver a sus puestos, cambian las letras que sea necesario, y los demás, las tienen en las manos a la espalda. Y si todavía es preciso disminuir el número de actores, cada niño puede llevar una letra en cada mano; pero entonces conviene que las letras estén puestas sobre un cartón o tabla que les sirvan de fondo, o también llevar una sílaba completa puesta al pecho como antes la letra.

Otras veces el que dirige puede anunciar, en vez de máquina de imprimir, un sistema telegráfico de última novedad, puesto en comunicación con las principales ciudades del mundo, como va a demostrarlo, anunciando en sus pizarras los partes que reciba, etcétera, etc. Suena el timbre, establece la comunicación, y va formando los partes lo mismo que antes dijimos en la imprenta. Pero este sistema se presta a más variados lances, porque se puede fingir, por ejemplo: un parte del punto donde nació la persona a quien se obsequia, de alguna persona conocida, etc., acomodando delicadamente las inscripciones.

Si el asunto de la academia lo permite, los letreros formados pueden hacer alusión a alguno de tantos percances que ocurren en el colegio, o alguna victoria obtenida en los juegos, etc., etc.




ArribaAbajoSaludo con banderas

Otro espectáculo muy apto para comenzar estas academias. Tampoco exige mucha preparación, y es de los que más agradan por su aparato y esplendor.

Al compás de un pasodoble preséntase con aire marcial un abanderado llevando el espadín en la mano derecha y una gran bandera en la izquierda. Detrás, en dos filas bien ordenadas, siguen 12, 16 o más soldados, según permita el local, cada uno con su bandera. Pueden muy bien servir para esto las que se usan en los grandes juegos sin instrumentos, y, a falta de ellas, se fabrican en un momento con cañas y papel de colores. Avanzan hasta el sitio destinado para el saludo, sin dejar de marcar el paso, y obedeciendo a las órdenes del que dirige, ejecutan con toda precisión las maniobras ensayadas.

Estas pueden variarse cuanto se quiera: pondremos algunas que sirvan de norma. Al llegar las filas al sitio hacen inclinación de cabeza o un saludo militar a la persona en cuyo obsequio celebran la fiesta. Después inclinan hacia él las banderas. En   —247→   seguida, vueltas las filas frente a frente, avanzan los números impares hacia el medio y cruzan las banderas de las dos filas formando un arco y agitándolas hacia los lados. Vuelven caminando hacia atrás a sus puestos, y al mismo tiempo avanzan los números pares para repetir la maniobra con sus banderas. A continuación, los mismos números pares, después de volver a su sitio, o desde allí mismo, avanzan hacia adelante hasta ponerse en la misma línea que los impares, y volviéndose todos al frente, de cuatro en fondo, saludan agitando la bandera. A este tenor pueden hacerse otras muchas combinaciones vistosas y agradables, como, por ejemplo, que cada fila de soldados describa una espiral en el mismo sentido o en dirección contraria, que avancen en zig-zag, cruzándose o sin cruzarse, etc., etc.

Se terminan las variaciones con las pirámides; avanza el abanderado hasta el centro poniendo enhiesta su bandera; en seguida los cuatro del centro, dos de cada fila, se colocan en derredor formando cruz, esto es, uno delante, otro detrás, y los otros dos a los lados, todos ellos vuelta la espalda al abanderado, y cogida la bandera con las dos manos, la inclinan ligeramente hacia adelante. Al punto avanzan los cuatro de los extremos, se colocan también de espaldas alternando con los anteriores, y poniendo una rodilla en tierra, inclinan un poco más que ellos sus banderas. Los restantes, si son pocos, describen una circunferencia en torno de la pirámide, siempre en el mismo sentido, procurando guardar las distancias. Si hay varios en cada fila, cada una gira en sentido opuesto a la otra, sin cruzarse unos con otros o cruzándose. Después vuelven todos a sus puestos por orden inverso, y, deshecha la pirámide, saludan de frente y desfilan por el centro siguiendo al abanderado.

Puede darse a este pasatiempo una variedad delicada y de muy buen gusto. Los soldados traen en la mano libre ramitos de flores. Al formar la pirámide, los ocho que rodean al abanderado procuran dejarle bastante espacio libre en el centro. Uno de los que miran al público procura sostenerle la bandera para que tenga las manos libres. Después le va dando las flores sin que nadie advierta esta maniobra, a ser posible, y después van recogiendo las que llevan los soldados que giran en derredor. El abanderado se apresura a formar con todas ellas en el suelo las iniciales de la persona obsequiada, y al deshacer la pirámide le deja allí delante este recuerdo.

Como cuesta mucho formar con gusto las letras, y se alarga demasiado esta variación de la pirámide, muchas veces resultará mejor esta sorpresa de este otro modo: se procura dar al abanderado, por la parte opuesta al público para que éste no se haga   —248→   cargo del juego un bonito jarrón o florero, y en él va colocando las flores. Esta operación puede hacerse en un momento, combinando antes el modo de colocarlas y trayéndolas ya atadas en los manojitos que cada uno lleva. Deshecha la pirámide, el mismo abanderado presenta el ramo a la persona que preside, mientras los soldados le saludan con las banderas.

A imitación de éstas pueden fácilmente discurrirse otras sorpresas, según las circunstancias particulares que concurran en cada caso.




ArribaAbajoArqueado

Tiene bastante parecido con el saludo de banderas. Al compás de la música se presenta en primer término el que dirige el juego. En la mano derecha, e inclinada hacia adelante, lleva una vara algo larga que termina en un ramo de flores. En dos filas, guardando la debida distancia entre unos y otros, salen de puntillas y tarareando a boca cerrada los doce niños que ordinariamente toman parte en el juego, y aunque puede ser en mayor o menor número. Cada uno de ellos trae cogido por los extremos, sin separar los brazos del cuerpo y balanceándolo de un lado a otro, al compás del paso, un arco o semicircunferencia hecha con varas de mimbre o juncos marinos, alambre, etc. Tienen próximamente 80 centímetros de diámetro y están revestidos con gasas, cintas y otros adornos, excepto la parte que ocupan las manos. Los niños suelen también llevar trajes especiales, imitando, por ejemplo, los populares de varias regiones de España.

Llegados al sitio designado, y siempre marcando el compás con el paso, hacen varias combinaciones. Pueden servir de norma las siguientes:

1.ª Saludo.- Al llegar las filas frente al público, hacen el saludo inclinando el cuerpo, y a la par los arcos hasta la cintura. Después, volviéndose una fila frente a otra, dan un paso hacia adelante, e inclinándose hasta tocar los arcos se saludan mutuamente. En cada saludo hacen una o más inclinaciones, según convenga.

2.ª Cambio de fila.- Terminado el saludo, los de una fila pasan al sitio de la otra, y viceversa. Al hacer el cruce, cuídese de que todos pasen por el mismo lado, derecho o izquierdo, para que no se impidan unos a otros. Llegando al sitio, dan media vuelta, y vuelven de nuevo a cruzarse para volver a sus puestos primeros.

fila

3.ª Cambio de arco.- A la orden del que dirige sueltan todos el extremo que tienen cogido con la mano izquierda, y haciendo girar el arco sobre el de la derecha, dan el extremo libre al compañero que sigue en la misma fila, quedando, por lo tanto, cada arco cogido por dos   —249→   niños, como indica la figura. El último de la primera fila da el extremo de su arco al último de la segunda, y el primero de ésta al director.

4.ª El desfile.- Permaneciendo cogidos de los arcos como queda dicho, el director va por medio de las filas seguido de todos los demás, a pasar por debajo del arco que tienen los dos últimos, y vuelve por la parte exterior al mismo puesto. Los dos niños, f y f' pasan también debajo del arco girando sobre sí mismos.

5.ª La serpiente.- El director pasa por entre a' y b', después por entre b' c', y sigue así en zig-zag; tras él todos los de la fila sin soltar los arcos, hasta pasar por el del centro y volver a sus puestos. Entonces el primero de la otra fila, a, pasa del mismo modo por los de su lado.

6.ª La cúpula.- Siempre cogidos a los arcos, se adelanta el director hacia el centro, y fijo en este puesto hace desfilar a todos debajo del arco que tiene con a'; al pasar el niño b' se queda fijo al lado del director. Vuelve de nuevo a pasar la fila por debajo de los dos arcos fijos, y el último, c', queda también parado al lado de a', y así continúan pasando, por debajo de los arcos fijos, quedándose siempre el último, pero alternando, una vez al lado del director y otra al de a'. Al terminar, forman entre todos un círculo, y los arcos cruzados unos debajo de otros, la cúpula de cintas y gasas de colores; por el centro se levanta la vara del director con su ramo de flores. Para deshacerla, o bien salen en sentido inverso o comienza a andar el director sacando su arco de encima de los otros, y continúan los demás por el orden en que se colocaron.




ArribaAbajoEl trenzado

Para hacer este juego bastan ocho niños; pero ordinariamente se hace con doce dirigidos por otro, y pueden tomar parte cuantos permita el local, siempre que sean número divisible por cuatro. Aunque es facilísimo de entender y no ofrece dificultad alguna práctica, sin embargo conviene ensayarlo varias veces, porque al fin suelen muchos confundirse, sobre todo si el paso que llevan es bastante vivo.

De antemano se prepara un mástil o palo no muy grueso, bien recio y limpio, de cuatro a cinco metros de longitud; para el juego se fija perpendicularmente en el suelo, o lo sostiene el niño que dirige u otro cualquiera. Se necesitan, además, tantas cintas de 12 o más metros como pares de niños tomen parte en el juego. Suelen ser de diverso color para que el trenzado sea más vistoso, y se sujetan al extremo superior del mástil de modo que cuelgue la mitad a cada lado. Los niños se visten de varias maneras -por   —250→   ejemplo, de campesinos aragoneses-, y en este caso las fajas y los pañuelos que llevan corresponden al color de la cinta que han de tomar.

Colocado el mástil en el centro del sitio, cada dos niños toman una de las cintas, y se apartan cuanto permita su longitud, formando una gran circunferencia alrededor del palo, de modo que cada bina ocupe los extremos de un diámetro. Pero es preciso tener en cuenta la dirección, no sólo de cada bina, sino del conjunto de todas, para que el juego pueda hacerse. Por lo tanto, los dos de cada cinta la toman con la misma mano, para que al girar después, lo hagan en la misma dirección y no se encuentren; pero si los de una cinta la tomaron con la derecha, los de la siguiente la tomarán con la izquierda, y viceversa, para que las binas alternen en la dirección de los movimientos.

En la figura adjunta la bina aa' toma, por ejemplo, su cinta con la mano derecha, y quedan, por consiguiente, vueltos hacia bb'; esta bina toma la suya con la mano izquierda, y quedan de frente a los anteriores, dispuestos a girar en sentido inverso. La bina siguiente, cc' la toma de nuevo con la derecha, y queda. de espaldas y en dirección opuesta a la anterior, y así sucesivamente.

corro

Colocados convenientemente en sus puestos y a distancias iguales, al compás de una marcha o pasodoble, comienzan a girar en derredor del mástil, cada cual en la dirección en que se encuentra. Pero cuidando mucho, porque en esto consiste el artificio principal del juego, de pasar una vez por la derecha y otra por la izquierda de los que van encontrando constantemente. Al comenzar, las binas alternas aa', cc', ee' pasan por fuera (y las otras por dentro, inclinándose un poco al pasar por debajo de las cintas de los otros); al encontrarse de nuevo con otras, aquéllas pasan ahora por dentro, y así continúan cruzándose en zig-zag. El que dirija esté muy alerta por si alguno se confunde, y cuide de que guarden entre sí las distancias.

Entretanto, las cintas van revistiendo al mástil de una bonita combinación de colores, pero acortando cada vez más las distancias; cuando ya los jugadores no puedan pasar cómodamente unos entre otros, se suspende el trenzado. A lo último, la música suele acelerar un poco el compás para probar la habilidad de los trenzadores, haciéndolos caminar más aprisa cuando tienen espacio más reducido para sus evoluciones.

Después de descansar un momento se procede a destejer el trenzado para comprobar si ha habido o no alguna equivocación. en los pases anteriores. Dada la señal, toman la cinta con la otra mano, y como quedan en dirección contraria a la que antes tenían,   —251→   comienzan a girar en sentido inverso; si el trenzado estaba bien hecho, se deshará sin tropiezo alguno, a no ser que se equivoquen al destejerlo. Más de una vez tendrán que suspender la operación a lo mejor del tiempo por encontrar las cintas enredadas en alguna evolución mal hecha.

Este modo de hacer el trenzado es sin duda el más elegante, pero también el más expuesto a equivocaciones. Hay otros más sencillos, que pueden servir para variar el espectáculo y para cuando han de hacerlo niños más pequeños.

El primero consiste en que cada niño cambie de puesto directamente con su compañero; es decir, los niños a y a', puestos frente a frente, cambian de sitio pasando cada uno por el lado derecho. Un poco antes de que lleguen al término salen los b y b' para cambiar del mismo modo, y a continuación los siguientes hasta terminar el juego. Pueden tomar la cinta con cualquiera mano, todos con la misma o alternando, como más les plazca, pues en esta variación es indiferente. Si llevan pitos o panderetas para acompañar a la música, las cintas van atadas a un dedo o a la muñeca para que no les impidan tocar con libertad.

El segundo es poco más difícil que el anterior: en vez de un niño son dos los que cambian de puesto a la par con los compañeros respectivos; esto es, los niños f' y a, de frente a sus compañeros, van uno tras otro por el lado derecho a ocupar el puesto que les corresponde, mientras los niños f y a' van a su vez, también por su lado derecho, a ocupar el que aquéllos dejaron libre. Antes que terminen el trayecto salen los b y c para cambiar del mismo modo su puesto con los compañeros respectivos b' y c', y en seguida los niños d y e con los d' y e', y así sucesivamente hasta terminar el trenzado. Tanto en éste como en el anterior, los niños no hacen sino describir semicircunferencias alrededor del palo, y siempre en el mismo sentido.

El tercero no es más complicado que los precedentes. Se cruzan de cuatro en cuatro como en el anterior, pero dividiéndose los de cada bina. Para evitar equivocaciones conviene que tomen todos la cinta con la misma mano, derecha o izquierda, y se crucen siempre en el mismo sentido para que se pueda deshacer el trenzado sin dificultad. Dada la señal, el niño f' se cruza de frente con el a' tomando cada cual su derecha y ambos por el mismo lado del palo; al mismo tiempo a se cruza con f al otro lado del palo, tomando también la derecha. En cuanto éstos se hayan cruzado los niños b y c salen a cruzarse respectivamente y del mismo modo con los c' y b'; antes de que éstos terminen salen los d y e con los e' y d', y así se continúa hasta terminar.

Del mismo modo pueden discurrirse otras combinaciones más   —252→   o menos complicadas, y para deshacerlas no hay más que proceder en sentido contrario. El resultado de todas ellas es muy parecido.

Si los niños que ejecutan este pasatiempo son atentos y cuidadosos, puede intentarse también el trenzado mixto, o combinado de varios anteriores. No tiene más dificultad que el cuidado de cambiar de movimientos a un tiempo sin que se confundan los trenzadores. Pueden comenzar, por ejemplo, con el primero de los tres anteriores hasta dar cuatro vueltas completas, después seguir sin interrupción con el tercero hasta volver por cuarta vez a su puesto, y continuar con el segundo otras cuatro vueltas. El resultado es más curioso, porque varía el tejido con que se reviste el palo. El niño que dirige debe cuidar mucho de dar a tiempo las señales para que los trenzadores no se distraigan al cambiar los movimientos.




ArribaAbajoEl cordón

Pasatiempo exactamente igual al del trenzado en la ejecución, aunque distinto en el efecto. Toman parte en él ocho o doce niños, divididos como antes, en binas, que se colocan formando una circunferencia. Las cintas penden del centro de un gran arco muy adornado con gasas, cintas, flores, etc., cuyos extremos sostienen dos niños, a no ser que estén fijos en el suelo. Lo mismo pueden suspenderse de otro objeto cualquiera colocado a la altura conveniente.

El juego se hace ordinariamente como la última variación de las tres descritas en el trenzado; pero lo mismo puede hacerse de cualquiera de las otras maneras. Al cruzarse las cintas forman un bonito cordón, y más si se hace con trenzado mixto. Conviene tener mucho cuidado de cambiar los puestos debidamente, porque las equivocaciones son más difíciles de corregir que en el trenzado.




ArribaAbajoDanza china

Aunque admite número limitado de niños, ordinariamente toman parte en ella doce nada más, como en los juegos precedentes. Para que éste produzca el mejor efecto posible, son indispensables los trajes de chino, bien fáciles de hacer. Una pantalla de papel o de cartón, con barboquejo para sujetarla debajo de la barba a modo de sombrero, una manteleta o tela para el cuerpo del vestido, sujeta con cinturón, medias de color y alpargatas o babuchas, forman el equipo de cada danzante. Por último, con un pedazo de corcho quemado se dibuja el bigotillo lacio y se acentúa la inclinación de las cejas, rasgos característicos de los hijos del Celeste Imperio.

Es también indispensable que los trajes sean, por lo menos, de dos colores, rojo y amarillo, por ejemplo, que formen buena combinación,   —253→   y los niños vayan vestidos de distinto color, ya sea unos todo amarillo y otros rojo, ya también llevando sombrero y medias rojas con manteleta amarilla, y viceversa. Cuando salen a la escena, si forman una sola fila, han de colocarse alternando los colores, y si forman dos, se reúnen en una los amarillos y en otra los rojos.

Mientras están en ella han de marcar constantemente el compás de la música con los movimientos del cuerpo o de los pies; y cuando no tengan que hacer ejercicios de danza permanecen siempre muy tiesos y serios, con los codos pegados al cuerpo, doblados los antebrazos hacia arriba y cerradas las manos, excepto el dedo índice, que está recto apuntando al cielo. Los ejercicios han de hacerse con movimientos rígidos, instantáneos y tan uniformemente como si los ejecutara un niño solo.

La práctica es muy parecida a la de los juegos anteriores y no ofrece especiales dificultades, aunque admite grandísima variedad de ejercicios y de acciones. Con las que indicamos a continuación pueden los niños formarse idea exacta del juego y darle después otras formas que les agraden más.

Entran en fila alternando los colores, como ya dijimos, y saludan al público con una o más reverencias, según convenga. Al comenzar la música propia del juego, a cada compás hacen distinto movimiento, pero de modo que los rojos lo hagan en sentido opuesto a los amarillos, y viceversa; el cambio de colores que por este medio se produce es muy variado y agradable. En el último compás, generalmente repiten la acción en cada parte.

1.º Al primer movimiento, los rojos inclinan la cabeza a la derecha y los amarillos a la izquierda; al segundo, viceversa, y así continúan alternando.

2.º Estiran horizontalmente, unos el brazo derecho, otros el izquierdo.

3.º Levantan, alternando, los rojos la pierna derecha, los otros la izquierda, y viceversa.

4. º Los unos dan un paso a la derecha, y los otros a la izquierda, formando dos filas de distinto color.

5.º Puestos en dos filas o en semicírculo, unos hacen ademán de sentarse, y los otros levantan los brazos sobre la cabeza.

6.º En dos filas de frente, unos aparentan dar un bofetón, y los otros se llevan la mano a la mejilla.

7.º Unos presentan la mano, y los otros simulan tomar polvo de rapé; después unos estornudan y otros aspiran, excepto en el último compás, en el cual estornudan todos cuatro veces, etc., etc.

El distinguido compositor Sr. Espí, ha realzado sobremanera este gracioso pasatiempo, instrumentando a toda orquesta, escogidas variaciones de la música del baile chino. Sentimos muy de veras que las dimensiones de este libro no nos permitan publicar íntegra esta curiosa y artística composición, que generosamente nos   —254→   ha ofrecido el autor para bien de los niños. Para suplirla en parte nos ha remitido la adjunta reducción a piano solo, que publicamos con sumo gusto. La misma música indica cuándo se han de variar los ejercicios, y los compases intermedios dan tiempo suficiente para hacer las mudanzas de puestos, filas, etc., que sean necesarias.

partitura

  —255→  

partitura

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