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ArribaAbajoDanza o paloteado

Este bonito juego, antiguamente tan popular en muchas regiones de España y hoy casi relegado al olvido, exige, ciertamente,   —259→   alguna más preparación que los anteriores; pero, en cambio, resulta más vistoso y agradable. El acompasado golpear de los palillos acompañando a la música, las multiplicadas combinaciones los danzantes y la rapidez de sus evoluciones en todos sentidos, sin encontrarse nunca unos con otros cautivan siempre la atención de los espectadores, aunque lo hayan presenciado repetidas veces. El efecto es tanto mayor cuanto más pequeños son los niños que hacen la danza, con tal que tengan la agilidad necesaria para hacer a tiempo las evoluciones y la serenidad conveniente para no equivocarse. Suelen llevar algún traje especial, como, por ejemplo, de charros salmantinos, muy adornados con cintas y flores, o, como dijimos en los juegos precedentes, y acaso con mejor efecto, de indios con trajes abigarrados y penachos de plumas.

Ordinariamente toman parte ocho niños, y a veces doce, dirigidos por otro algo mayor. No se necesitan más aparatos que dos palitos de madera seca y sonora para cada uno, como de medio metro de longitud y del grueso suficiente para que no se rompan en el juego. Aunque pueden ser lisos, ordinariamente los hacen torneados, excepto en la parte donde se dan los golpes, y pintados de varias maneras. Durante el juego los niños forman siempre dos filas frente a frente; cada cual tiene puesto fijo, donde se encuentran siempre al principiar o terminar las evoluciones, y, por lo tanto, compañero también fijo en la otra fila. Los compañeros suelen ser de igual estatura, y en las filas se colocan por orden ella para que haya simetría. Los más altos ocupan por regla general los extremos; pero es necesario que sean muy ágiles, porque tienen más dificultad en las evoluciones.

Hay grandísima variedad de danzas, que se diferencian entre sí por el aire de la música, por las combinaciones de golpes que dan, por el modo mismo de darlos, y, sobre todo, por las distintas clases de evoluciones que se hacen. En la imposibilidad de hacer una descripción completa, nos limitaremos a dar idea exacta, en cuanto podamos, de lo más necesario para que puedan organizarse con provecho entre los niños de los colegios y no carezcan de diversión tan amena en las academias familiares. Con estas explicaciones nos parece que los señores Inspectores podrán fácilmente acomodar diversas variedades donde no tengan ocasión de tomarlas del natural.

Antes de proceder a ensayar danza alguna, se ejercitan los niños en las combinaciones de golpes y evoluciones, hasta que las hagan con limpieza y seguridad. Los golpes han de darse con tal uniformidad como si fuera un niño solo que golpeara un palo contra otro. Los pases o evoluciones han de hacerse tan a tiempo,   —260→   que en el momento de dar el golpe, sin retrasar nada el compás esté cada uno en su puesto, aunque se halle muy distante.

combinaciones

Primer ejercicio. Ordenados convenientemente los niños y puesta una fila frente a otra, cada uno con su compañero, o mejor como indica la serie adjunta, hacen una combinación de golpes muy parecida a la del juego de las palmadas, descrito en la página 11. Consta de siete golpes, dados en esta forma: 1.º y 2.º, cada cual con sus dos palos; 3.º, con el compañero, cruzando los palos de la mano derecha, vueltas las puntas hacia arriba; 4.º, consigo mismo; 5.º, como el 3.º, pero levantando un poco el brazo y volviendo las puntas de los palos hacia el suelo; 6.º, con sus palos; 7.º, cruzados los palos a modo de aspa, dar contra los del compañero. Al dar los golpes 3.º y 5.º tengan cuidado de no inclinar con exceso los palos, porque de lo contrario, a menudo se darán en los dedos.

combinaciones

Para que den los golpes con toda regularidad, el niño que dirige (o la música cuando la haya), marca el compás de compasillo; a cada parte corresponden exactamente dos golpes, excepto a la última en que se da uno solo, dejando el tiempo restante para cambiar de posición. Al principio conviene marcar aire lento, y se va acelerando cada vez más hasta que lo hagan con toda ligereza y perfección. Entonces se hace el primer pase o mudanza; cada niño, dejando a su compañero, gira lo suficiente para ponerse de frente con el que le corresponda, como indica la figura, y en esta nueva posición repiten la serie de golpes una sola vez. Inmediatamente y sin perder el compás, hacen el segundo pase, y, dados los golpes, el tercero, y así sucesivamente, como indican las series siguientes, hasta terminar en la misma posición que comenzaron.

series de posiciones

Para que den los golpes con exactitud ayuda mucho que los mismos niños canten alguna cosa, como, por ejemplo, el primer coro de la Salve, que después ponemos. Para evitar confusiones y choques que les impidan llegar a tiempo en los pases, se observa como regla general ir por la parte de fuera los que van desde los extremos hacia el centro, y por la de dentro los que del centro salen hacia los extremos.

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combinaciones

Segundo ejercicio. Cuando han hecho varias veces sin equivocarse los ocho pases anteriores, al terminarlos y sin perder nunca el compás, hacen el pase de filas; es decir, forman las filas en dirección perpendicular a la anterior. Este pase no ofrece dificultad: no tienen más que juntarse los extremos de cada fila hacia el medio, siguiendo los demás este mismo movimiento, y quedarán como indica la figura. En esta nueva posición repiten los ocho pases del primer ejercicio con los nuevos compañeros, y al terminarlos vuelven a sus puestos primeros.

combinaciones

Si pasan bien de una fila a otra sin encontrarse y guardando el compás, hacen cambios de fila en cada pase, o sea ocho cambios de fila continuos, en vez de los ocho cambios de puesto en la misma fila, como indican estas series, llamadas abrir filas.

O bien cruzándose y pasando de una fila a otra al tiempo de cambiar su dirección, como indican las figuras, de modo que cada uno describe una circunferencia completa. Al cruzarse unos con otros pasen siempre por el mismo lado, derecho o izquierdo, para evitar equivocaciones que les impidan llegar con tiempo a sus puestos.

combinaciones

Tercer ejercicio. Si saben hacer bien el 2.º, este 3.º no tiene más dificultad que la del mayor ejercicio y ligereza. Se hacen exactamente los mismos pases, sean de puestos o de filas; pero en vez de la combinación de siete golpes se hace otra de dos; esto es, uno con sus palos, y otro, como el 3.º del anterior, con los palos de la mano derecha. Por tanto, dará consigo mismo en las partes 1.ª y 3.ª del compás, y con los compañeros correspondientes en la 2.ª y 4. ª; o, si es compás de 2 por 4, la 1.ª siempre con sus palos, y la 2.ª, con los compañeros.

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Cuando salga con perfección, se puede hacer todavía mayor alarde de agilidad, dando en cada parte del compás un solo golpe, como el 3.º o el 7.º de los descritos más arriba en el primer ejercicio, y cambiando de puesto o de fila a cada golpe. Estas combinaciones son más qué suficientes para organizar una buena danza; donde las hagan con frecuencia y quieran dar pruebas de habilidad, pueden introducir otras muchas, como, por ejemplo, en la de siete golpes, dar el 3.º y el 5.º, pasando uno de los niños el palo por debajo del brazo o de la pierna, o por detrás de la cabeza, y el otro dando el golpe con el suyo, etc., etc.

Danza de la Salve. Como muestra de aplicación práctica de los ejercicios precedentes, describiremos la danza de la Salve tal como la hemos visto ejecutar por los niños, y con la misma música popular con que ellos la habían aprendido. En los pueblos donde aún se conservan vestigios de nuestras venerandas tradiciones, tan cristianas como populares, cuando organizan estos pasatiempos, la danza de la Salve es siempre la primera que se hace para consagrar a la Santísima Virgen las primicias de la fiesta.

Se presentan los niños en escena al compás de una marcha o pasodoble, en dos filas bien ordenadas, guardando el puesto correspondiente. Según avanzan, marcan el aire de la pieza, no solamente con el paso, sino también con los palos, de este modo: Si es compás de compasillo, en la 1.ª parte dan un golpe con sus palos; en la 2.ª, lo dan con el compañero de la otra fila, cruzando los palos que tienen en la mano derecha; en la 3.ª, otro golpe con sus palos; en la 4.ª, los que ocupan número impar en cada fila ponen el palo de la derecha al hombro, y los que los siguen, de número par, dan con el suyo. Si es compás de 2 por 4, la combinación es la misma: en la 1.ª parte dan siempre un golpe con sus palos; en la 2.ª, lo dan alternando una vez con el compañero de la otra fila, y la otra, los del número impar presentan el palo a los siguientes de su misma fila.

Así continúan hasta llegar al sitio designado, y siguen marcando el compás con el paso y los palos hasta que termine la música. En seguida, de frente a la imagen de la Santísima Virgen, si la hay presente, hincan la rodilla derecha en el suelo; la mano izquierda, con el palo recto hacia arriba, descansa sobre la pierna izquierda, y la derecha sobre el palillo apoyado en el suelo. En esta posición cantan la estrofa acompañados de la música: al comenzar el último compás, se ponen de pie, cada cual frente al compañero, y al pronunciar la última sílaba del canto dan un golpe de atención con sus palos.

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partitura

Mientras la música ejecuta el primer coro, los niños hacen la danza con este orden: durante los cuatro primeros compases repetidos, hacen los ocho pases descritos en el primer ejercicio. Al terminarlos cambian la dirección de la fila, los repiten en los ocho compases restantes, y, concluidos éstos, vuelven a los puestos primeros, deshaciendo el pase de fila. Si se quiere prolongar algo más el juego, la música ejecuta dos veces todo el coro, y los danzantes hacen primero los ocho pases; cambian de fila y los repiten dos veces; deshacen el cambio y los repiten una sola vez, terminando así con la música.

Colocados de nuevo en su puesto se arrodillan, y cantan otra de las siguientes estrofas:

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    A tu regio trono
van miles de arcángeles,
y gozosos danzan
para festejarte.
    Entusiastas vivas
de sus labios salen,
y en tu honor entonan
místicos cantares.
    Brotan de sus arpas
notas celestiales,
y entre ellas tu nombre
vuela por los aires.
    También en la Tierra
queremos cantarte;
también te ensalzamos
como los arcángeles.
    ¡Salve, Virgen pura!
¡Salve, Virgen Madre!
¡Salve, Virgen bella!
¡Reina Virgen, salve!



Terminada la estrofa, ejecuta la música el segundo coro, los danzantes hacen ocho pases de dos golpes, como dijimos en el tercer ejercicio; cambian la fila, y los repiten dos veces; deshacen el cambio y los repiten otra vez, terminando al par con el coro. En vez de los ocho pases últimos, pueden hacer 16 de un solo golpe.

Cantan otra de las estrofas, y mientras la música toca de nuevo el primer coro, ellos hacen pase de filas antes de comenzar, y hacen la combinación de los siete golpes durante el primer compás; abren las filas, y la repiten en el segundo, tercero y cuarto, como indicamos en el segundo ejercicio. En los cuatro compases siguientes cruzan las filas hasta volver a sus puestos. En los ocho restantes repiten los anteriores cambios y cruces de filas. Del mismo modo pueden hacerse otras combinaciones si aún quieren proseguir. Al terminar el juego, salen llevando el compás con los palos, lo mismo que al entrar.




ArribaAbajoEstudiantinas

En los colegios donde hay banda de música o estudiantina, siempre figura como elemento principal del programa, para recrear los ánimos con las piezas más selectas de su repertorio. Pero no es lo más frecuente organizarlas con niños, que, por regla general, han de dejar el colegio precisamente cuando podían comenzar a figurar en ellas con provecho. Por esta causa, los números de música son piezas de canto y piano, o a lo más de piano y violín o algún otro instrumento, cuando hay niños que los manejan con habilidad suficiente para poderse exhibir en público sin desagrado del auditorio.

Sin embargo, en estas academias en que el público es menos exigente, suele darse más amplitud a la parte musical, ejecutando piezas de modo menos artístico, pero no menos divertido, y sin duda más agradable para los niños, que forman la parte principal,   —265→   o acaso única, de los espectadores. Estos pasatiempos suelen denominarse con el nombre de estudiantinas; su organización exige, ciertamente, como la de muchos otros ya descritos, no poca paciencia y constancia, pero se compensan muy bien estas molestias con los abundantes frutos que produce. Describiremos brevemente las diversas maneras como las hemos visto organizadas, para utilidad de los que quieran valerse de ellas.

La charanga

No se necesitan instrumentos para formarla, aunque suelen admitirse panderetas, hierrecillos, algún pito de hojalata u ocarina cuando hay niños que sepan manejarlos. Los demás se contentan con imitar como mejor puedan los sonidos de los instrumentos y los movimientos propios de los artistas. Para más aparato durante los estudios libres fabrican a veces con papel y cartón algunos de los instrumentos de banda.

La organización no ofrece especiales dificultades. Se escoge una pieza sumamente sencilla y del menor número posible de instrumentos; ensáyense primero los diversos grupos por separado, poniendo en cada uno niños que sepan música para que dirijan a los demás, y después reunidos, hasta conseguir un conjunto agradable y armonioso. Los que tengan paciencia para ensayar dos o tres piececitas se admirarán seguramente del efecto y de la relativa facilidad que los niños adquieren para aprender otras cada vez mejores y más complicadas. Toman tanto gusto a este entretenimiento, que hacen de él un recurso principalísimo para los paseos, excursiones y días de campo.

En las exhibiciones de la charanga, para que el espectáculo resulte más agradable, suelen salir con especial uniforme, como, por ejemplo, a la española antigua, vestidos de indios, etc.

Los mirlitones

Como los niños son tan amantes de la variedad, aunque con la charanga descrita ejecuten piezas muy agradables y a propósito para las academias familiares, gustan mucho de repetirlas con variaciones. Así, es frecuente, por ejemplo, ejecutarlas silbando con suavidad sobre un papelito puesto horizontal o verticalmente sobre los labios; las notas emitidas de este modo toman timbre muy particular, y las voces que imitan los instrumentos agudos, como bandurrias, mandolinas, etc., reproducen muy bien los trémolos y notas dobles moviendo rápidamente el papel entre los labios.

Pero lo más usado y más ventajoso es reproducirlas con mirlitones, instrumentos fáciles de fabricar en todas partes, aun por los   —266→   niños menos hábiles. Con ellos la voz emitida en falsete suave resulta bastante agradable, sobre todo cuando la emiten varios a la par y afinan regularmente. Tienen además la ventaja de que los niños se cansan mucho menos que cuando emiten la voz naturalmente y pueden darse escalas de mayor extensión.

Varias clases de mirlitones hemos visto usar a los niños. La más sencilla, aunque no más recomendable, se hace poniendo papel fino, como el de fumar, de seda, etc., sobre los dientes de un peine; aplicándolo a los labios en el momento de emitir la voz. Otra no más complicada se hace con dos pedazos de cartulina o dos tarjetas de visita. Se perforan las dos a la par con un agujero ovalado de uno a dos centímetros; colocando después entre ellas el papel de seda, se aplica a los labios como antes dijimos al ejecutar la pieza.

Estos mirlitones, aunque tan fáciles de fabricar, tienen el inconveniente de romperse al poco tiempo por la demasiada humedad que reciben al emitir los sonidos en contacto inmediato con el papel. Los más usados se hacen con cañas finas de 15 a 30 centímetros de longitud por dos o tres de anchura, abiertas por los dos extremos. Uno de ellos se cubre enteramente con papel fino sujeto con hilo; si se quiere hacer más consistente, póngase papel apergaminado, y mejor aún membrana de tripa mojada, para que se estire bien al tiempo de ponerla. Tres o cuatro centímetros más adelante del papel se hace en la caña un agujero parecido al de las flautas, al cual se aplican los labios al emitir la voz.

Como el aliento no cae inmediatamente sobre el papel, estos mirlitones duran mucho tiempo, sobre todo si se tiene cuidado de inclinar la caña al tiempo de usarlos de modo que el extremo cerrado quede más levantado que el opuesto. Conviene emitir las notas con suavidad para que no resulten sonidos ásperos y desagradables.

Aunque no lo hemos experimentado, sabemos que algunos han sustituido con buen éxito la caña por tubos de hojalata, y que para las voces bajas hacen las veces de resonadores unas cornetas o cucuruchos de papel puestos en el extremo libre de los mirlitones.




ArribaAbajoPoteriofonía

Todos los niños habrán observado sin duda que cuando con el cuchillo o con otro instrumento cualquiera se dan golpes en una botella, copa o vaso emiten notas tanto más agudas cuanto más llenos están de líquidos. Tomando, pues, una serie de ellos y echándoles más o menos cantidad de agua, puede obtenerse una escala o extensión de notas suficientes para ejecutar algunas piezas de música.

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Nunca falta en los colegios algún niño de especial habilidad de quien valerse para hacer exhibiciones extraordinarias en las academias a poco empeño que se ponga en ensayarle, y cierto que esta clase de instrumentos es de las más a propósito. Se escoge una serie de vasos, o copas, o botellas, o de todos ellos a la par, y se va formando en ellos la escala. Es tarea larga y enojosa afinarlos exactamente: por eso donde esa diversión se emplea con alguna frecuencia se afinan con toda perfección una vez y se les hace un agujero en el límite del nivel. Con esto, en adelante se afinan por sí mismos con sólo llenarlos de agua, porque arrojan por el agujero el exceso correspondiente a la nota.

Colocados después sobre una mesa en el orden debido, el niño, que los toca toma en cada mano un palito o una varita de cristal, y pasándolas suavemente por los bordes de las vasijas, obtiene las notas que quiera. Si sabe algo de piano, a los pocos ensayos ejecutará piezas sencillas, pero muy agradables, y al poco tiempo adquirirá tanta facilidad y destreza, que aun las personas mayores le escucharán con agrado.

Si se quiere con sólo estos instrumentos dar un concierto completo, no hay más que poner, además de la serie principal para el que ejecuta la pieza, o dos series que lleven la voz o voces principales, otros grupos menos numerosos de botellas, jarras y otras vasijas que produzcan notas más graves para formar el acompañamiento. Cada niño se encarga de uno de ellos según su habilidad, y a pocos ensayos se obtendrá un éxito inesperado.

Los que no hayan oído nunca conciertos de este género se sorprenderán muy agradablemente cuando por primera vez lo escuchen, aunque los niños los ejecuten con muy poca destreza. El efecto es mucho mejor si algunos otros cantan o tocan con los mirlitones las partes del canto.




ArribaAbajoEl xilófono

Es acaso el instrumento más apto para estos entretenimientos. Se compone de una serie de palitos de madera bien seca y sonora; ordinariamente son redondos, de a tres centímetros de diámetro y diversa longitud. En los comercios de juguetes hemos visto alguno que otro construidos con toda perfección, pero demasiado costosos para la generalidad de los niños. En cambio, su construcción es tan sencilla que pueden todos fabricarlos a su gusto.

Se escogen tantos palitos como notas se quieran poner, y se pulimentan con cristal y papel de lija. Se toma el mayor de todos, y, dándole un golpecito, se examina si produce una nota exacta; si no, se le corta poco a poco hasta que la dé. Con relación a éste van afinándose los demás, disminuyendo la longitud a medida que   —268→   asciende la nota. A dos centímetros o poco más distante de cada extremo se hace un agujero lo suficientemente grande para que pase con holgura una punta de París.

xilófono

Con tablas ordinarias de suficiente longitud y de seis a diez centímetros de anchura, puestas de canto, se hace una especie de marco en forma de trapecio A, B, C, D, que sirve de soporte a los palos. En él se clavan las dos puntas que sostienen cada palo de modo que los mantengan en el sitio correspondiente sin oprimirlos. No conviene que los palos descansen inmediatamente sobre el soporte, porque los sonidos pierden en claridad: para evitarlo se ponen rodajas de cartón o de paño, o un cilindrito de paja o algodón en rama entre ellos y el soporte.

Los palos deben colocarse bastante próximos, aunque sin tocarse unos con otros, como se ve en la figura, para que el instrumento tenga menos extensión o puedan ponerse más notas. Se toca con dos macitos de madera los cuales, resbalando sobre los palos o golpeándolos, producen las notas respectivas. Cualquier niño habilidoso que sepa algo de piano aprenderá a tocar varias piezas más pronto aún que en las copas o vasos. Uno o dos xilófonos, acompañados de algunas botellas o instrumentos de cuerda, dan un concierto muy agradable y a propósito para las reuniones familiares, sobre todo si hay quien lo maneje con destreza y habilidad.

esquema xilófono

Cuando además de las notas naturales de la escala los xilófonos tienen las de sostenidos y bemoles, los hemos visto construídos también de este otro modo. Las notas naturales forman una como serie distinta de las otras, aunque coinciden en el centro.

Los palos están unidos con una cuerda fuerte, a, a', que los atraviesa a todos, y al extremo opuesto otra cuerda, bc y de, une los de cada serie. Cuando no se usa, los de una serie giran sobre los de la otra, y quedan todos reunidos. Para tocarlos se apoyan sobre dos o tres cilindros de paja puestos en la dirección de las cuerdas.



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