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1.       Cfr. pp. 10-13 de su ed. Allí mismo aduce el testimonio de Rodríguez Moñino, que recoge la idea, fundada también en un rumor, que el propio Lázaro habría desmentido, en el sentido de que el enamorado no sería otro que Gumersindo de Azcárate (véase «Clarín y Lázaro: un pleito entre escritor y editor (1889-l896)», cit. por Mayoral, p. 13, not. 6).

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2.       ... «amb En Lázaro havien fet una excursió a Arenys de Mar d'on tornava encisada. (Alguns volgueren suposar després que Insolación n'és un reflex)», Memòries literàries. Història dels meus llibres, [1918], Barcelona, Aedos, 1962, p. 108. C. Bravo-Villasante da por hecho que «lo de Arenys [fue] transformado todo más tarde en el episodio de la pradera de San Isidro en Insolación» (Vida y obra de Emilia Pardo Bazán, Madrid, Magisterio Español, 1963, p. 150). W. Pattison señala que «there are details which can be related to Pardo Bazan's own biography. Asís was an only child; her well-to-do father entered politics and became a diputado, he took his daughter with him to spend the winters in Madrid. Asís has a daughter who studied in a highly selective French school. There is a little wonder that some persons thought that Asís and all her adventures were taken from Doña Emilia's own experience. Attempts were made to identify Pacheco with some of her acquaintances» (menciona a Lázaro y a Azcárate) pero concluye con cautela que «although Pardo Bazán was undoubtedly subject to erotic impulses, no complete identification of her with Asís is possible» (Emilia Pardo Bazán, New York, Twayne Publishers, 1971, pp. 61 y 12l). Por su parte, Nelly Clémessy asegura que «puede afirmarse hoy sin peligro de error que Insolación es la adaptación, muy libre desde luego, de una experiencia compartida con Lázaro, al que doña Emilia ofreció después, a manera de recuerdo sentimental, esta evocación literaria llena de humor». (Emilia Pardo Bazán como novelista, [1973], Madrid. Fundación Universitaria Española, 1982, t. 1, p. 235; v. también p. 236).

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3.       Fechada en La Coruña el martes 10 de julio de 1888, (en ella doña Emilia pregunta a Lázaro «si ha visto ya alguna galerada de Insolación, por cuya salud debe V. interesarse a fuer de padrino»), y publicada por E. Pardo Canalís, conservador del Museo, «Una carta de doña Emilia Pardo Bazán a don José Lázaro Galdiano», en Varia Bibliographica. Homenaje a José Simón Díaz, Kassel, Edition Reichenberger, 1988, p.522.

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4.       Tomo la noticia de este dato de una nota (p. 36, not. 13) que el profesor Hemingway escribió en un trabajo de 1991 titulado «La trayectoria novelística de Pardo Bazán» al que hemos podido acceder gracias a la amabilidad del profesor L. Romero Tobar, bajo cuyos auspicios se publicará próximamente.

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5.       Le comunica un envío próximo de crítica y poesía (se trata de Jaime, sin duda): «Cuando reedite en un volumen algunos ensayillos míos que andan dispersos por las columnas de una y otra revista, los pondré en sus manos. También tengo algunos versos en cartera: pero ni nombrarse merecen, tales son de flojos» (cfr. la edición de las Cartas a Victor Balaguer preparada por el prof. E. Miralles, Barcelona, 1995, p. 390). En carta de ese mismo año de 1880 lamenta su escaso conocimiento de la literatura catalana e insta al que llama «el rey, el trovador que descuella entre todos» a que le haga llegar sus obras. Sagaz lectora de Galdós en un clarividente estudio publicado en la Revista Europea en mayo de ese año (luego recogido en su Revista de Galicia, en octubre), desea complementar su conocimiento de la literatura contemporánea: «Yo he estudiado mucho la literatura, y por los pocos años que cuento creía conocerla un tanto: pero he aquí que noto el gran vacío que en mi cultura he dejado, ignorando una poesía tan rica y fértil como es la catalana y provenzal (...) necesito saber algo relativo a esa literatura» (p. 392). El prof. L. F. Díaz Larios había estudiado ya este cruce epistolar en «Víctor Balaguer / Emilia Pardo Bazán: páginas inéditas». Anales de Literatura Española, t. 6 (1988), pp. 205-215.

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6.       Dice haber leído el poemario, del que elogia varias composiciones, y San Francisco de Asís, obra por la que doña Emilia mostró siempre singular predilección (cfr. A. Freire, Cartas inéditas a Emilia Pardo Bazán (1878-1883), La Coruña, Fundación «Pedro Barrié de la Maza», 1991, p. 119).

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7.       En 1888, en De mi tierra, con algo más de conocimiento gracias al paso de los años, haciendo uso de la praeteritio clásica, escribirá: «No es razón la presente de reseñar el renacimiento catalán desde el primer acento de su musa lírica moderna exhalado por boca de Aribau (...) hasta su actual plenitud; bástenos recordar que la literatura catalana comprende hoy todos los géneros, desde la tragedia al sainete, y desde la novela a la gacetilla; que cuenta con vates de pensamiento moderno muy exquisito y refinado, con novelistas dignos de ponerse al lado de los que más honran la prosa castellana, y por último, que en Cataluña nació y en catalán escribe el solo poeta épico de vena robusta que hoy existe en la península: mosén Jacinto Verdaguer» ([1888] Vigo, Edicions Xerais de Galicia, 1984, pp. 19-20).

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8.       Fechada el 26 de diciembre, deja ver por su tono amistoso que ambos escritores se conocían ya por cartas anteriores. Oller confiesa que el personaje de Borrén le parece poco verosímil y que teme incurrir en plagio porque percibe similitudes entre La Tribuna y su Vilaniu, que está próximo a salir (A. Freire, Ob. cit., pp. 167-169). Los temores de Oller llegarán a obsesionarle. En su respuesta Pardo Bazán trata de tranquilizar su ánimo: «Ningún mal rato le debe dar a usted el que en su Vilaniu haya dos o tres puntos de contacto con La Tribuna y otras novelas actuales. Nunca olerán a imitación, no siéndolo realmente. Existen corrientes intelectuales y estéticas que se imponen, y ya sabe usted mi opinión manifestada en La cuestión palpitante: los antiguos se copiaban o coincidían entre sí bastante más que nosotros» (fechada en enero de 1884, cfr. Oller, Membries..., p. 70).

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9.       En una de las cartas doña Emilia llega a pedirle que le compre una mantilla con el dinero que le envía, Vid. su compilación en D. Torres, «Veinte cartas inéditas de Emilia Pardo Bazán a José Yxart», Boletín de la Biblioteca de Menéndez Pelayo, t. 53 (1977), pp. 383-409.

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10.       Con fecha de 3 de junio de 1884, V. D. Torres, art. cit., p. 396. Dos meses antes ya había escrito a Oller comunicándole la misma intención, todavía no confirmada: «si realizo mi plan de ir a Barcelona este otoño (gran noticia) voy de seguro a captarme las simpatías de esa dama», (25 de Abril. Cfr. M. Mayoral, «Cartas inéditas de Emilia Pardo Bazán a Narcís Oller», Homenaje al profesor A. Gallego Morell, Granada, Universidad de Granada, 1989, t. 2, p. 401.

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11.       Un año antes de que aparezca De mi tierra, sueña con una campaña en el Ateneo que descubra al público las literaturas hispánicas («las literaturas de los dialectos») (véase D. Torres, art. cit., p. 399). Las cartas a Yxart sirven de pretexto para escribir sobre novelas, sobre la situación literaria española, sobre viajes y pormenores familiares, sobre folklore y sobre la cuestión femenina.

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12.       Al hilo de esas cartas doña Emilia deja correr la pluma para tratar de lo que sea un «cuerpo redondo de novela», para desvelar algunos rasgos de su compleja personalidad, tranquilizar a Oller cada vez que éste se autoinculpa de plagiario, para encarecer el valor de sus novelas y cuentos o hablar de pasada de la salida barcelonesa de La dama joven, en Cortezo. Destacamos el hecho de que no le moleste en absoluto ni intente disuadir a Oller del uso del catalán, aunque sí le condene a ser minoritario, y que pondere que «en catalán no faltan frases para expresar los más sutiles conceptos de crítica y estética» (p. 394).

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13.       Bravo-Villasante detalla lo sucedido: «El 18 de mayo se inaugura en Barcelona la Exposición Universal. Según las curiosas Memòries literàries de Narcís Oller el 20 de mayo llega la Pardo y él va a esperarla a la estación. En el mismo tren viene Galdós, al que doña Emilia llama «el grandullón». Galdós sólo permanece en Barcelona tres días. El 27 de mayo, como Oller, continuo «cavalier servant» de doña Emilia, le acompaña a los Juegos Florales y luego a la Exposición de Pinturas, allí se encuentra a su amigo Lázaro Galdiano, colocado por entonces en la Compañía Trasatlántica, el cual «em cridà un moment a part per suplicar-me que el presentés a l'exímia novel·lista gallega, de qui era admirador fervorosíssim». Lázaro le suplica que, si agobiado por el trabajo, no puede acompañar a la Pardo, él se brinda como suplente a aquella señora tan simpática. Al día siguiente Oller va a buscar a la Pardo al hotel y le dicen que no está, pues ha hecho una excursión con Lázaro a Arenys de Mar (...) Oller comenta (...) que durante varios días sólo salió con Lázaro. En diciembre de ese mismo año la Pardo envía a Oller el libro De mi tierra, y le dice que trabaja para La España Moderna. Oller luego señala con sentimiento y extrañeza que la buena amistad y correspondencia que sostiene con la Pardo Bazán de pronto cesa, aunque indica someramente que puede haberle molestado la broma de que dijese que ella y Lázaro se habían conocido en Portugal» (ob. cit., pp. 149-150). La lamentable pérdida de muchas de las cartas de Pardo Bazán nos hurta no sólo los detalles de este episodio, sino también -y es mucho más importante esta pérdida- los pormenores literarios con que la autora hubo de aderezarlas.

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14.       Así lo advierte A. Manent en «Las memorias literarias de Narcís Oller. (Su epistolario con Galdós, Pereda, Pardo Bazán, «Clarín»,Valera... )», Ínsula, 188-189 (1962), p. 21.

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15.       Fechada el 26 (de mayo de 1889), cfr. C. Bravo-Villasante, Emilia Pardo Bazán, Cartas a Benito Pérez Galdós (1889-1890), Madrid, 1978, p. 23. Ya recogida en Bravo-Villasante, ob. cit., pp. 150-151.

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16.       M. Mayoral, art. cit., p. 410. Vidal Tibbits supone, en un arranque tal vez excesivo de generosidad con Oller, que hay en Pardo Bazán un cierto espíritu de «venganza», quizá inconsciente, «por el malentendido que incluye a Lázaro Galdiano» y que por entonces la ya afamada autora gallega no necesitaría «los contactos epistolares». («Emilia Pardo Bazán y Narcís Oller», Conferencia leída en Santiago de Compostela el 14 de julio de 1994).

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17.       «No va ser fins al viatge a París de finals de març de 1886, després de la publicació del primer volum d'el año pasado, que Yxart i Oller van tenir ocasió de conèixer personalment Emile Zola (...)Emilia Pardo Bazán els va fer d'introductora, primer prop del mestre del naturalisme i després al grenier dels germans Goncourt, on també foren presentats a Guy de Maupassant, Huysmans i Paul Alexis, entre d'altres». (Cfr. R. Cabré, Obra completa de Josep Yxart, Barcelona, Edicions Proa, 1995, t. 1, p. 46.)

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18.       Se alojó, según cuenta Oller en p. 106, en Riera de Sant Joan, pasaje del Pont de la Parra (hoy Via Laietana).

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19.       Cfr. W. Pattison, ob. cit., 1971, pp. 63-64.

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20.       Por la Europa católica, en Obras Completas, Madrid, Administración, s. a., [1902], t. 26, pp. 229-249.

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21.       Ibid., p. 235. Se refiere sobre todo a las fábricas textiles, «de panas y veludillos», que proliferan en el paisaje de las cercanías de Barcelona. Describe el proceso de fabricación, las máquinas de hilar, selfatinas, cardas, peines, lizos», el orden e higiene que reinan en la colonia, la tenacidad con que se trabaja...

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22.       Con quien, por cierto, la autora también mantendrá correspondencia. Cfr. una de esas cartas, en la que doña Emilia se refiere a su visita a Sitges a la casa de Rusiñol en Miguel Utrillo, «Las espinas de doña Emilia Pardo Bazán», La Estafeta literaria, 3 (15 de abril de 1944), p. 17. En 1910 reseñará una de sus obras, El redentor (cfr. La Nación, Buenos Aires, 12 de marzo de 1910).

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23.       Recojo junto a éste todos los prólogos pardobazanianos a obras ajenas y propias en Los prólogos de Emilia Pardo Bazán. (Recopilación, edición y estudio), Memoria de Licenciatura dirigida por el profesor J. M. González Herrán y leída en Junio de 1994 en la Facultad de Filología de la Universidad de Santiago de Compostela, que proyecto publicar próximamente. (Véanse pp. 475-478; para la cita, p. 478).

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24.       Cfr. «El viaje por España», que publica en la revista de Lázaro Galdiano, La España Moderna, t. 4 (1895), pp. 96-97.

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25.       Cfr. Doña Milagros, en Obras Completas, Madrid, Renacimiento, s. a., t. 11, 3ª ed., p. 299.

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26.       Aparecido en La Ilustración Española y Americana en 1914; recogido en J. Paredes Núñez, Emilia Pardo Bazán, Cuentos Completos, La Coruña, Fundación Pedro Barrié de la Maza, t. 3, 1990, p. 365.

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27.       Originalmente aparecido de manera póstuma en Raza española, t. 30 (192 1, núm. extraordinario dedicado a Pardo Bazán). Recogido en Paredes, ob. cit., t. 3, p. 334.

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28.       La cocina española antigua, [1913], O Castro-Sada, 1996, p. 36.

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29.       Así lo apunta Ortiz Armengol en su Vida de Galdós, Barcelona, Crítica, 1996, p. 218. Cfr. también A. Cardona de Gibert, «Cataluña y Galdós», Actas del II Congreso Internacional de Estudios Galdosianos, Las Palmas de Gran Canaria, 1980, t. 2, pp. 151-153, y C. Bastons i Vivanco, «A vueltas con la relación Benito Pérez Galdós-Cataluña», Actas del V Congreso Internacional de Estudios Galdosianos [1993], Las Palmas, 1995, pp. 427-436.

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30.       Cfr. el interesante trabajo del profesor L. Bonet, «Clarín ante la crisis de 1898», Revista de Occidente, 73 (abril de 1969), pp. 116-117, not. 3. Cfr. igualmente Mª José Tintoré, La Regenta de Clarín y la crítica de su tiempo, Barcelona, Lumen, 1987.

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31.       De la que da noticia Marisa Sotelo, que señala que apareció en la edición del segundo volumen de Lo gaiter del Llobregat prologado por Menéndez Pelayo en 1889 para la Políglota en Barcelona y cuyo tercer volumen llevó prólogo de Joan Sardá. (Cfr. Las ideas literarias y estéticas de Emilia Pardo Bazán (1876-1921), Barcelona, Universidad, Tesis doctoral dirigida por el prof. A. Vilanova, Junio de 1988, inédita, p. 566. not. 41.

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32.       Ya en un discurso de 1902 pronunciado en Madrid se había atrevido a decir que «la historia de Cataluña (agravios de España) no es la nuestra, y aquella gente pudiera recordar crueles efemérides que nosotros ni sospechamos». Cfr. Memoria leída y discursos pronunciados en la sesión inaugural de la Sociedad [Centro Mego de Madrid], celebrada el 5 de mayo de 1902, Madrid, Est. Tip. de I. Moreno, 1902, pp. 38-39.

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33.       Cfr. Pardo Canalís, art. cit., p. 522.

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34.       Trabajos tan necesarios como los de M. J. Hemingway, Emilia Pardo Bazán. The Making of a Novelist, Cambridge, 1987, cap. 3, pp. 42-56: N. Santiáñez-Tió, «Una marquesita sandunguera o el mito del naturalismo en Insolación», Revista de Estudios Hispánicos, t. XXIII, núm. 2 (1989), pp. 119-134, y E. Penas Varela, «Insolación de Emilia Pardo Bazán y la crisis del naturalismo», Letras Peninsulares, t. 5, 6.2 y 6.3, (Fall 1993/ Winter 1993-94), pp. 331-343, han venido a abrir una saludable brecha en esa dirección.

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35.       Me refiero a «Entre la distancia y la ironía: de Los Pazos de Ulloa a Insolación», en M. Mayoral, coord., Estudios sobre Los Pazos de Ulloa, Madrid, Cátedra/Ministerio de Cultura, 1989, p. 104. Más adelante (p. 121), advierte que «la trampa del título es doble». Como creadora de ficciones, como artista, tiene derecho a cobijarse en el burladero que la ficción le facilita. Pero, ¿realmente se plantearía esta cuestión si no hablásemos de doña Emilia y si no supiésemos nada de la aventura catalana?

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