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1

Véase el estudio crítico que precede a la edición de Vigo, 1899, tipografía de Eugenio Krapf. De aquel trabajo sólo conservo en el presente algunas frases, que por razones particulares no he querido modificar. Todo lo restante ha sido escrito de nuevo, conforme a los descubrimientos e investigaciones de estos últimos años y al minucioso estudio que he hecho de la Tragicomedia y de la copiosa literatura que con ella se relaciona. [Vid. Est. y Disc. de Crit, Hist. y Lit. Ed. Nac. Vol. II págs. 237 y 259.]

 

2

Ninguna de las ediciones españolas que hoy se conocen anteriores a la de Alcalá de Henares, 1569, lleva este título, pero sí todas las reimpresiones de la traducción italiana de Alfonso Ordóñez desde la de Venecia, 1519, en adelante. Y así debía designársela en el uso común, puesto que Luis Vives le cita dos veces con tal nombre en 1529 y en 1531, y también Fr. Antonio de Guevara en los preliminares de su Aviso de privados y doctrina de cortesanos (Valladolid, 1539).

 

3

La primera edición del Cancionero de Juan del Enzina, en que están sus más antiguos ensayos dramáticos, es de 1496, anterior tres años no más a la Comedia de Melibea.

 

4

Hay un pasaje del prólogo que parece indicar lo contrario: quando diez personas se juntaron a oyr esta Comedia. Pero, a mi ver, no se trata aquí de verdadera representación, sino de lectura entre amigos, y en tal interpretación me confirma una de las octavas de Alonso de Proaza.

«Dize el modo que se ha de tener leyendo esta tragiçomedia:


      Si amas y quieres a mucha atencion,
Leyendo a Calisto, mouer los oyentes,
Cumple que sepas hablar entre dientes,
A veces con goza, esperança y passion;
A vezes ayrado con gran turbacion.
Finge leyendo mil artes y modos,
Pregunta y responde por boca de todos,
Llorando y riyendo en tiempo y sazon.»



Son verdaderas reglas de declamación, pero no para un actor, sino para un lector que habla por boca de todos los personajes de la pieza. No recuerdo que nadie después de Wolf (Studien, pág. 280) y antes de Creizenach (Geschichte des neueren Dramas, I, 34) se haya fijado en este curioso pasaje. Es probable que las comedias elegíacas de la Edad Media se recitasen así, y antes de ellas lo había sido el Querolus, según todas las trazas.

El carácter de drama ideal que la Celestina tiene, fue perfectamente comprendido en el siglo XVII por su traductor latino Gaspar Barth, y aun por eso aplaudía que su autor la hubiese escrito en prosa contra el uso de los antiguos y el de su propio tiempo. «Hic vero Ludus nulli Theatro affixus erit, nec diludiis factus unius aut alterius Reipublicae, Civitatisve: sed generatim totum Orbem Christianum ad lectionem vocat et velut spectaculum

 

5

Fernando Wolf la consideraba como un poema épico-dramático, lo cual es decir, en sustancia, lo mismo: «Seine Form ist in der That eine epischdramatische. In ihr zeigt sich das Drama zwar noch in den weiten, faltenreichen epischen Gewanden, aber schon in Begriffe dieser heminenden Hüllen sich zu entledigen, um in freierer Bewegung rascheren Schrittes die Bühne zu besteigen. In der Wahl, Anlage und Gliederung der Fabel, in der composition der Celestina im Ganzen waltet allerdings noch das Epische ver; es ist darin noch das breite Sichgsenlassen, die Redscligkeit des Erzählers, das Zerfahren der Handlung und Hemmung ihres rascheren, dramatischeren Verlaufs durch Episoden, das Vorwalten der Situation, die minutiöse Ausmalung, kurz die Epische Breite und Behaglichkeit. Dennoch hat diese Tragicomedia schon dramatischen Grundton, dramatisches Leben und-abgeschen von der mehr äusserlichen Form des durchgehenden Dialogs und der Eintheilung in (21) Acte, nicht nur Acte, condern auch Action, dramatische Handlung und vor allen in der und durch die Handlung drastisch dargestellte Characktere; ja gerade durch die meisterhafte Zeichnun, consequente Entwickelunj und den kuntsvollen Conflict der Characktere, durch die darin bedingte tragische Katastrophe zeichnet sic sich so sehr aus, dass sie Prototyp, und classisches Muster des sogennanten género novelesco des spanischen Nationaldramas geworden und hierin ven wenigen späteren, wenn auch dramatisch ausgebildeteren Stücken der Art erreicht, von keinem übertroffen worden ist.» (Studien zur geschiehte der Spanischen Und Portugiesischen Nationalliteratur von Ferdinand Wolf, Berlin, A. Asher, 1859, pág.280).

 

6

Aribau, en la introducción del tomo de Novelistas anteriores a Cervantes, citó una edición de Medina del Campo de 1499, que nadie ha visto. Acaso se atribuyó a Medina la edición incunable, que no consigna realmente el punto de impresión. Pero no consta que Fadrique Alemán imprimiese más que en Burgos. En Medina no se encuentra impresor alguno antes de 1511, en que Nicolás de Piemonte estampó el Valerio de las historias. Vid. La Imprenta en Medina del Campo, por don Cristóbal Pérez Pastor (Madrid, 1895), p. IX

 

7

Tampoco ha convencido al erudito italiano Mario Schiff (Studi di filologia romanza pubblicati da E. Moinaci e C. de Lollis, Turín, 1892, fasc. 24, página 172).

La edición de Sevilla, 1501, anuncia que los argumentos están nuevamente añadidos, lo cual si se entiende como suena es una falsedad, puesto que la edición de 1499 tiene los mismos argumentos. Lo que quiero decir, a mi juicio, es que los argumentos habían sido añadidos al primitivo texto poco antes, nuevamente (nuperrime).

 

8

No carece de curiosidad la historia de los precios que en ventas públicas ha obtenido. Apareció por primera vez en Londres en la subasta de la biblioteca de Ricardo Heber (1836), y fue tal la insensatez o ligereza de los bibliófilos (desencantados quizá por la circunstancia del pliego falso) que fue vendido en la irrisoria cantidad de dos libras y dos chelines. El afortunado comprador fue Mr. de Soleinne y en la venta de su riquísima colección dramática (1844) alcanzó ya esta Celestina el precio de 409 francos, que pagó el barón Taylor. Procedente de la biblioteca del barón Seillière, fue subastada nuevamente en París (1890), llegando al precio de 2.700 francos. No sabemos si en aquella ocasión la adquirió el librero Quaritch, de Londres, que en su catálogo de 1895 la anunció en 145 libras esterlinas. El bibliófilo inglés Mr. Alfredo W. Pollard es el actual poseedor de esta joya, que afortunadamente podemos disfrutar todos en la lindísima reimpresión que de ella ha hecho el señor Foulché-Delbosc, a quien se deben los mayores progresos que el estudio de la Celestina ha logrado en estos últimos años. Comedia de Calisto e Melibea (Burgos, 1499). Reimpresión publicada por R. Foulché-Delbosc, 1902 (Macon, Protat hcrmanos, impresores). En la Revue Hispanique, tomo IX, págs. 185-190, está minuciosamente descrito por el señor Foulché el incunable de Burgos.

 

9

Brunet, en la quinta edición de su Manuel du Libraire (1860), dice que la filigrana del papel en la última hoja deja leer la fecha de 1795. Pero en su estado actual no tiene tal fecha ni señal alguna, según asegura el señor Foulché-Delbosc, que la ha examinado más despacio que nadie.

 

10

Bemerkungen zur Celestina (Revuc Hispanique, 1902, págs. 139-170).