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Siendo Alfonso de Proaza personaje de bastante importancia a principios del siglo XVI, especialmente como propagandista de la filosofía luliana, y habiendo sonado tanto su nombre en las controversias sobre la Celestina, parece natural que le dediquemos algunas líneas, en que procuraremos recoger, siguiendo el orden cronológico, las noticias que de él andan esparcidas en varios libros.

Su apellido indica que era natural u oriundo de Asturias, aunque don Nicolás Antonio le llama, y él propio se llamaba, Asturicensis, lo cual, en rigor, quiere decir natural de Astorga. Pero debe deser una falta de latinidad, como observó bien el autor de la Biblioteca Astutiana, publicada por Gallardo (Ensayo, I, art. 457). Este manuscrito, fechado en 1782 y remitido al conde de Campomanes, no es más que el primer bosquejo de las Memorias históricias del Principado de Asturias y Obispado de Oviedo, que empezó a publicar en Tarragona, 1794, el canónigo don Carlos González de Posada, no pasando desgraciadamente del primer tomo. Es fácil cerciorarse del común origen de ambos libros, sin más que cotejarlos. En su primer artículo, González Posada apenas había hecho más que traducir las breves líneas que Nicolás Antonio dedica a Proaza en la Bibliotheca Nova; pero en el segundo habló con mejores datos, que le proporcionó el erudito valenciano don Francisco Borrull.11.1

El nombre de Alfonso de Proaza suena por primera vez en sus coplas encomiásticas de la Celestina, ora se pusiesen en la hipotética edición de Salamanca, 1500, ora en la de Sevilla, 1501.

«Consta de los libros de Ayuntamiento de la ciudad de Valencia, llamados Manuales, que en 21 de octubre de 1504 fue nombrado por dicha ciudad catedrático de Retórica Alfonso de Proaza; que en 7 de mayo de 1505 se le reeligió para el año siguiente; que en 8 de septiembre del mismo año la ciudad loó y aprobó la obra que hizo en alabanza de la misma el reverendo Alfonso de Proaza, bachiller en Artes y familiar del obispo de Tarazona, don Guillén Ramón de Moncada, y mandó que ninguno pudiera imprimir dicha obra sino la persona que quisiese el mismo Proaza...; que en 8 de enero de 1506 proveyó la ciudad que se le diera y colara el primer beneficio que vacare en la misma al reverendo Mosén Alfonso de Proaza, presbitero, etc.; que en 30 de mayo del mismo año fue reelegido catedrático de Retórica.» (Nota comunicada por Borrull a González Posada.)

Don Francisco Ortí y Figuerola, en sus Memorias históricas de la fundación y progressos de la insigne Universidad de Valencia (Madrid, 1730), página 143 y siguientes, añade que «fue secretario del obispo de Tarazona, don Gislenio (Guillén) Ramón de Moncada, y uno de los más fuertes defensores de la doctrina de Raymundo Lulio, que entonces se leía públicamente en la Universidad, y había en ella cátedra instituida para su lección con el honorario correspondiente, la cual duraba aun después de la mitad del siglo XVII, como lo escribe el Regente don Lorenzo Mateu... El Maestro Proaza promovió esta doctrina con el mayor esfuerzo, haciendo varias ediciones de muchas obras de Raymundo Lulio, entre las quales imprimió la disputa que tuvo con Homar Sarraceno, y en su conclusión añadió unas actas del examen de la doctrina del mismo Raymundo. Hizo también el catálogo de sus obras, del qual, y del que formó después el juicioso Wadingo..., se valió don Nicolás Antonio, añadiendo varias noticias que adquirió... Diferentes de estas ediciones dedicó el Maestro Proaza al Venerable Arzobispo Cardenal... Cisneros, y la última que hallamos dirigida por su cuydado es del año de 1519. Por esta fecha, y porque dice Escolano que leía Retórica en Valencia cerca del año de 1517, supongo que estuvo en esta enseñanza hasta el de 1517, en que entró Alonso Ordóñez, tal vez a instancia y proposición suya, y por haber sido sustituto suyo en los años antecedentes, pues las ocupaciones de Proaza eran muchas y graves».

Hasta aquí Figuerola, el cual añade en otra parte que Alfonso Ordóñez fue reelegido para la cátedra de Retórica en 20 de mayo de 1518 y en el mismo mes de los años 1520 y 1521. Siendo tan vulgares el nombre y el patronímico, no hay que reparar mucho en su coincidencia con los del primer traductor italiano de la Celestina, pues nada tiene de verosímil (aunque no sea imposible) que quien en 1506 era familiar del Papa Julio II fuera diez años después a desempeñar una cátedra de Retórica en el Estudio de Valencia.

Como meros apuntamientos cronológicos, citaré aquí las publicaciones que conozco de Alfonso de Proaza:

1505. Oratio luculenta de laudibus Valentiae... (Colofón: In cadem inclyta urbe Valentia. Per Leonardum Hutz alemanum... anno messio incarnati MCCCCCV quarto idus novembris). (Vid. Serrano Morales, Diccionario de impresores valencianos, p. 224). Entre las papeletas inéditas todavía de don Bartolomé Gallardo, con las cuales ha de formarse el quinto tomo del Ensayo, hay una descripción muy detallada de este rarísimo opúsculo con algunos extractos. Contiene, además de la Oratio, algunas poesías latinas de Proaza (Alphonsi de proaza ad divos Valentinae vrbis patronos Vincentium martyrem invictissimum: et Vincentium Ferrer confessorem, Carmina saphica adonica. atque dimetra iambica); otras también latinas, de un Gonzalo Ximénez, cordobés, bachiller en ambos derechos, y del balear Miguel Cossi; y, finalmente, el Romance heroico del mesmo Alonso de Proaza en lengua castellana sacado de la ya dicha latina oracion, que es el mismo que luego se imprimió en el Cancionero General. Al fin del volumen se hallan unas estancias de arte mayor, de las cuales sólo transcribiremos la última, por la gran similitud que tiene con otra de las que puse en la Celestina:




Descripción del tiempo en que se acabó


   En tiempo que el padre del triste Faeton
Por nuestro horizonte muy raudo pasaba,
Y en frígido albergue hospicio le daba
El Tésalo arquero, Centauro Quiron,
Y retrogradando por otra region
Mil y quinientas jornadas hiziera
Con cinco despues que Cristo naciera,
Fraguose el no bien fraguado sermon.



En el privilegio se llama a Alonso de Proaza «Bagiller en Arts, familiar del molt Reuerent don Guillera Ramon de Moncada, bisbe de Taraçona». Gaspar de Escolano, en su Historia de Valencia, tomo I, lib. V, cap. 29, col. 1.117 y ss. de la primera edición (Valencia, 1610), pone traducidos varios trozos de este panegírico, pero equivocando el apellido y, al parecer, la patria del autor, a quien llama «Alfonso Peraza, Cathedratico de Retorica, de nación Andaluz». Acaso procederá la equivocación de haber un Luis de Peraza, historiador de Sevilla; pero tampoco tendría nada de extraño que Alonso de Proaza, asturiano de origen, hubiese nacido en Andalucía.

1510. Disputatio Raymundi Lulli et Homerii Saraceni primo habita inter eos in urbe Bugiae Sermone Arabico, postea translata in Latinum ab eodem Lullo... Valentiae, per Ioanem, Gofredum (Juan Jofre). Cuidó de esta edición Alonso de Proaza, y escribió la epístola dedicatoria al noble genovés Bartolomeo Gentili (el Bertomeu Gentil del Cancionero General). Contiene además este raro libro otros dos tratados lulianos, el De Demonstratione per aequiparantiam y la Disputatio quinque hominum sapientum.

A este mismo año de 1510 corresponde la más antigua de las ediciones hasta ahora conocidas de las Sergas de Esplandián, famoso libro de caballerías, del regidor Montalvo. Esta edición, acabada de imprimir en Sevilla por maestre Jacobo Cromberger a 31 de julio de 1510, está descrita con el núm. 3.331 en el Registrum de don Fernando Colón. Por esta descripción sabemos que el libro tenía al fin, como todas las ediciones posteriores, unas coplas de Alonso de Proaza, que comienzan «Los claros ingenios...» Estas coplas son seis octavas de arte mayor, análogas en todo a las que puso en la Celestina:


   Aquí se demuestran, la pluma en la mano,
Los grandes primores del alto decir,
Las lindas maneras del bien escrebir,
La cumbre del nuestro vulgar castellano;
Al claro orador y cónsul romano
Agora mandara su gloria callar,
Aquí la gran fama pudiera cesar
Del nuestro retórico Quintillano.



También en este caso se titula Alonso de Proaza «corrector de la impresión»; pero ¿qué edición del Esplandián es la que corrigió verdaderamente? No creo que fuese la sevillana de 1510, sino otra más antigua, porque él en ese tiempo residía en Valencia.

1511. En el Cancionero General de Hernando del Castillo, impreso en Valencia por Cristóbal Hofman, hay seis poesías del bachiller Alonso de Proaza, que tienen los núms. 25, 35, 477, 778, 791 y 793 en la reimpresión de los Bibliófilos Españoles. La más curiosa es el Romance en loor de la ciudad de Valencia, que reprodujo Durán en su Romancero General, tomo II (núm. 1.369). Es un resumen de su oración latina, con la cual fue impreso. El colector Castillo, que dirige a Proaza dos preguntas rimadas, da testimonio de la reputación científica de que gozaba entre sus contemporáneos:


   A vos que soys prima de los inuentores
Y todo saber en vos resplandesce:
A vos a quien grandes, medianos, mengres,
Vienen pidiendo de vuestros fauores,
Y lleuan cumplido lo que les fallesce...
.................................
   Discreto, prudente en metros y prosa,
A quien s'endereçan mis simples razones,
A vos qu'en el texto desnudo sin glosa,
Sin que se pueda sentir otra cosa,
Moueys grandes dubdas y altas quistiones.



1512. Publicó en Valencia, imprenta de Jorge Castilla, el Libercorrelativorum innatorum, de Raimundo Lulio (Vid. N. Antonio, Bibliotheca Vetus, tomo II, lib. IX, cap. III, párrafo 89).

1513. Se hace mención de Alonso de Proaza en una carta interesantísima del Cardenal Cisneros a los Jurados da la Ciudad y Reino de Mallorca: «El Secretario Alonso de Proaza me embió su carta, y el traslado de los títulos y privilegios de aquella doctrina del Maestro Ramon Lull, Doctor Iluminadissimo, y he avido mui grande plazer de verlos, y de todo lo que sobre esto me escriven; porque de verdad yo tengo mucha aficion a todas sus obras, porque son de mucha doctrina y provecho; y assi crean, que en todo cuanto yo pudiere las tengo de favorecer y trabajar cómo se publique y se lea por todos los Estudios... Y porque al bachiller Proaza escrivo más largo sobre todo, no digo aqui más de remitirme a lo que él de mi parte les escriviera: yo les ruego que le den entera fe. De Alcalá, a 8 de octubre de 1513.»

Esta epístola, sacada del libro de Cartas Missivas, del Archivo municipal de Mallorca y registrada en el proceso de beatificaciónde 1612, fue publicada por el P. Custurer en sus Disertaciones históricas del Beato Raymundo Lulio (Mallorca, 1700, pág. 364). Además de lo que importa para la historia del lulismo, nos presenta a Alonso de Proaza como hombre de confianza del gran Cardenal, que sostenía con él correspondencia directa.

1514. En la segunda edición del Cancionero General, hecha en Valencia por Jorge Castilla, se añade una poesía de Alonso de Proaza, en loor de la bienaventurada Santa Catalina (núm. 25 en el apéndice de la edición de los Bibliófilos).

1515. Ars inventiva veritatis. Tabula generalis. Commentum ineasdem ipsius Raymundi... Prima impressio per Didacun de Gumiel in inclyta civitate Valentia die XII mesis Februarii. Anno vero christianae, salutis decimo quinto supra millesimum.

Estos tres libros lulianos, de los cuales el tercero se conoce también con el título de Ars expositiva, seu lectura super artem inventivam et tabulam generalem, fueron publicados por Alfonso de Proaza en un solo volumen, en folio, a dos columnas, de 219 hojas numeradas y 7 preliminares. Está dedicado al Cardenal Cisneros, bajo cuyos auspicios se hizo la edición. Alonso de Proaza tradujo al latín la Lectura, y añadió un catálogo metódico y por materias de las obras de Lulio. (Cf. Littré, tomo 29 de la Histoire Littéraire de la France, pp. 182-183, 196-197.)

1519. A este año pertenecen, según don Nicolás Antonio, otras dos ediciones lulianas, impresas en Valencia por Jorge Castilla, el Liber de ascensu et descensu intellectus y la Logica Nova. Pero el padre Custurer (Disertaciones, p. 603), a quien como especialista en la materia hemos de suponer más enterado, las atribuye al año 1512, y cita un ejemplar existente en la Biblioteca de Montesión (hoy Provincial de Mallorca). Pudiera tratarse de ediciones distintas, pero no parece creíble, porque en 1518 Jorge Castilla había trasladado sus prensas a Murcia, y no volvió a establecerse en Valencia hasta el año de 1520.

Alfonso de Pronza fue también autor dramático.

En el Registrum de don Fernando Colón figura con el número 12.987 Alfonsi de Proaza, Farsa, en copla S. (¿Sevilla?) Empezaba:


O qué valles tan lucidos.
O qué chapados pradales...



De esta pieza, como de tantas otras, no queda más memoria que el apuntamiento de Colón (véase la magnífica edición en facsímile del Registrum, publicada por el benemérito hispanista Mr. Archer M. Huntington). Los dos primeros versos de la farsa de Proaza corresponden exactamente a los de otra farsa de Alonso de Salaya, que afortunadamente existe, y de la cual tenemos copia. ¿Serían ambas obrillas una misma, atribuída a dos autores?

Estos datos, con ser tan exiguos, aclaran un poco la fisonomía del personaje. En su juventud, como otros humanistas trashumantes, tuvo que ganarse la vida corrigiendo pruebas de imprenta. Más adelante, su cátedra de Retórica, el oficio de secretario del obispo de Tarazona, su ferviente lulismo, que. no pudo menos de hacerle grato a los mallorquines, y sobre todo la protección de Cisneros, mejoraron sin duda su condición, pero no le harían perder sus antiguas aficiones. Sin nota de temeridad puede sospecharse que no fue ajeno a la edición valenciana de la Celestina, salida de las prensas de Juan Jofre (utilizadas por él mismo para alguna de sus tareas), y que no sólo consintió, sino que probablemente sugirió la idea de reproducir el colofón de Salamanca, donde se «descriue el tiempo y lugar en que la obra primeramente se imprimió acabada». Todo esto me parecce natural y sin visos de superchería.

 

11.1

Memorias Históricas del Principado de Asturias y obispado dc Oviedo. Juntábalas el Dr. D. Carlos González de Posada, canónigo de Tarragona, de la Real Academia de la Historia... Tarragona, por Pedro Canals, 1794, pp. 120-124.

 

12

Comedia de Calisto y Melibea (Unico texto auténtico de la «Celestina»). Macon, Protat hermanos, impresores, 1900. Forma parte de la Biblioteca Hispanica.

 

13

Después de los versos acrósticos hay un segundo título, que no sabemos si es anterior o posterior al primero: «Siguiese la comedia de Calisto y Melibea, compuesta en reprehensión de los locos enamorados, que vencidos de su desordenado apetito a sus amigos llaman z dizen ser su dios. Assi mesmo fecha en auiso de los engaños de las alcahuetas z malos z lisonjeros siruientes.»

 

14

Entiéndase oí.

 

15

El origen de este prólogo se dirá cuando tratemos de las fuentes de la Celestina.

 

16

En vez de conquistas es probable que el autor escribiese «conquestas» (disputas).

 

17

Revue Hispanique, 1900, pág. 42.

 

18

Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, tercera época, tomo VI, enero a junio de 1902, págs. 245-299. Noticias biográficas de Fernando de Rojas, autor de la Celestina, y del impresor Juan de Lucena. Con un facsímile de la declaración de Álvaro de Montalbán, y un calco de la firma autógrafa de Catalina de Rojas.

 

19

Hombre de temple debió de ser el bachiller Rojas, y que no se recataba de manifestar sus convicciones. En la misma Tragicomedia (aucto VII) alude con intensa ironía a los procedimientos inquisitoriales y manifiesta su predilección por la justicia ordinaria. Después de contar Celestina cómo salió a la vergüenza castigada por bruja su amiga Claudina, la madre de Pármeno, la interrumne éste: «Verdad es lo que dizes, pero esso no fue por justicia», y Celestina le replica: «Calla, bouo; poco sabes de achaque de iglesia, e quánto es mejor por mano de justicia que de otra manera; sabialo mejor el cura, que Dios aya, que viniendola a consolar, dixo que la sancta Escriptura tenia que bienaventurados eran los que padescian persecucion por la justicia, e que aquéllos poseerían el reyno de los cielos. Mira si es mucho passar algo en este mundo por gozar de la gloria del otro; e mas que, segun todos dezian, a tuerto e sin razon, e con falsos testigos e recios tormentos, la hizieron aquella vez confesar lo que ve era... Así que, todo esto passó tu buena madra acá, deuemos creer que le daria Dios buen pago allá, si es verdad lo que nuestro cura nos dixo.»

Esta genial y desenfadada libertad no es incompatible con la más exquisita prudencia, y a Rojas, que como escritor es tan vigoroso y tan sereno a un tiempo, no podían faltarle en la vida las mismas condiciones que tuvo en el arte. Gracias a ellas pudo esquivar, aunque no sin sospecha, la persecución de los de su raza.

 

20

Acaso no está puesta sin misterio la edad de Calisto en el aucto IV: «Podrá ser, señora, de veynte e tres años, que aquí está Celestina que la vido nacer y le tomó a los pies de su madre.»