Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
Indice


700

Bertrand, Cervantes et le romantisme allemand, pág. 629.



 

701

Bertrand, «Figures d'hispanologues», Bulletin Hispanique, 24 (1922), 343-360, en la pág. 358.



 

702

«La conexión esencial de estos episodios con el todo a veces se ha escapado a la observación de los críticos, que han considerado secundarias las partes donde Cervantes ha manifestado más decididamente el espíritu poético de su obra.... La encantadora historia de la pastora Marcela, la historia de Dorotea, y la historia del rico Camacho y del pobre Basilio, están indudablemente conectadas con el interés del todo. Estas partes románticas serias... no son, es verdad, esenciales a la narración, pero pertenecen a la característica dignidad de todo el conjunto» (p. 238). (Las citas de Friedrich Bouterwek han sido extraídas de su History of Spanish Literature, trad. de Thomasina Ross [London, 1847]; el original alemán fue publicado por primera vez en 1804. De la anotada traducción al español [Madrid, 1829], no se llegó a publicar sino el primer tomo, que llega hasta finales del siglo XV.)



 

703

Las citas de Historical View of the Literature of the South of Europe de J. C. L. Simonde de Sismondi están tomadas de la traducción ya citada en la Introducción, de Thomas Roscoe, 4.ª edición, II (London: George Bell, 1885). Acerca de Sismondi, véase J.-J. A. Bertrand, «Génesis de la concepción romántica de Don Quijote en Francia [Primera parte]», Anales Cervantinos, 3 (1953), 1-41, págs. 3-8.



 

704

«En fait, il n'y eut pas une interprétation ni une imitation romantiques; chaque écrivain a compris Cervantes selon son tempérament» (Bertrand, Cervantes et le romantisme allemand, pág. 631).



 

705

Don Quijote fue «la influencia literaria más importante en la novela del siglo XVIII», «la novela arquetipo para Fielding, Smollett, Sterne y muchos escritores menos importantes» (Frederick R. Karl, A Reader's Guide to the Eighteenth Century English Novel [New York: Noonday, 1974], págs. 54 y 67); «ninguna otra literatura nacional asimiló la idea de Don Quijote más profundamente que la inglesa» (Staves, pág. 193). «No hay biblioteca o estantería para libros sin una edición u otra de Don Quijote» escribió Thomas Percy (en su carta a Locker Davis de principios de marzo, 1761, publicada en Ancient Songs de Percy, pág. xi); el librero Davis dijo que Don Quijote era «el favorito del público» (carta a Thomas Percy, 20 marzo 1761; Boston Public Library, MS Eng 154 (1)). «El hecho de que todos lo leen con placer demuestra que vale la pena leerlo», escribió John Bowle (A Letter to Dr. Percy, pág. 47).



 

706

«Todos los ingleses, sin faltar uno, están profundamente interesados en la historia de España presente y pasada» (de una reseña anónima de Chronicle of the Cid de Southey, Gentleman's Magazine, 79 [1809], 237-245, en la pág. 245). «"Oh, dulce y romántica España", exclamó [Thomas] Campbell en 1808; y después de 1808 muchos otros escritores siguieron a Southey en este nuevo y pintoresco campo» (Frederick E. Pierce, Currents and Eddies in the English Romantic Generation [New Haven: Yale University Press, 1918], pág. 93).



 

707

España era «el país que los románticos alemanes buscaban con toda su alma» (Hoffmeister, pág. 169); «para los románticos de Alemania, España llega a ser otra patria de adopción. Español y romántico eran con frecuencia términos sinónimos» (Arturo Farinelli, Ensayos y discursos de crítica literaria hispano-europea [Roma, 1925], I, 88, citado por Herbert O. Lyte, Spanish Literature and Spain in Some of the Leading German Magazines of the Second Half of the Eighteenth Century, University of Wisconsin Studies in Language and Literature, 32 [Madison: Universidad de Wisconsin, 1932], pág. 8). Para Friedrich Schlegel, de quien se hablará más adelante, España era «el país poético por antonomasia» (Dietrich Briesemeister, «Entre irracionalismo y ciencia: los estudios hispánicos en Alemania durante el siglo XIX», Arbor, 119 [1984], 249-266, en la pág. 256).

Hasta cierto punto eso se debía a que España era considerado un país «gótico». (Por ejemplo, véase España como el país de origen de la arquitectura «gótica» en una larga nota al pie de página de una epístola de Pope, en The Works of Alexander Pope, with Notes and Illustrations by Joseph Warton, D. D. and Others [London, 1822], III, 271-272; para la imagen de país gótico que la España cristiana tenía de sí misma véase Carlos Clavería, «Reflejos del "goticismo" español en la fraseología del Siglo de Oro», en Studia Philologica. Homenaje ofrecido a Dámaso Alonso por sus amigos y discípulos con ocasión de su 60.º aniversario [Madrid: Gredos, 1960-1963], I, 357-372.) Tenía, por tanto, ciertos vínculos étnicos o raciales con Alemania, y además era el país donde la cultura medieval («gótica»), que se consideraba que había celebrado el honor y los combates, había subsistido durante más tiempo y en cierto grado todavía permanecía. El que España sea un país gótico o germánico (es decir, que las características que hacen a España española existían antes de la invasión islámica del siglo VIII y fueron traídas por un pequeño número de conquistadores germánicos) se considera en la actualidad una afirmación más que discutible.

También vale la pena observar que según una visión muy extendida, aunque polémica, de los siglos XVII y XVIII, se creía que España era el país que había introducido los romances en Europa. Por una parte, se creía que los romances que España había introducido eran «góticos». Por otra, debido a que los romances en las Guerras civiles de Granada de Pérez de Hita fueron en el siglo XVIII la principal fuente de información de la España árabe, a la fama de los árabes como narradores y a veces a una confusión entre «árabe» y «gótico», se creía que los romances que supuestamente España había introducido en Europa estaban basados en modelos árabes. La encarnación moderna de esta corriente es la teoría que la poesía trovadoresca y el «amor cortés», de origen islámico, llegaron a Europa a través de España. Véase «Theories of the Origin of Romance: Huet to Caylus» y «Warton to Scott» en Arthur Johnston, Enchanted Ground. The Study of Medieval Romance in the Eighteenth Century (London: The Athlone Press, 1964), págs. 13-21 y 51-59; Raymond Immerwahr, «"Romantic" and its Cognates in England, Germany and France before 1790», en «Romantic» and its Cognates. The European History of a Word, ed. Hans Eichner (Toronto: University of Toronto Press, 1972), págs. 17-97, en las págs. 52 y 63; el capítulo «Gothic Romance» en Samuel Kliger, The Goths in England. A Study in Seventeenth and Eighteenth Century Thought (Cambridge, Massachusetts: Harvard University Press, 1952), especialmente págs. 231-235; Montague Summers, The Gothic Quest. A History of the Gothic Novel (London: The Fortune Press, [1939?], págs 37-38; Lovejoy, «The First Gothic Revival and the Return to Nature», Modern Language Notes, 27 (1932), 419-446 (reimpreso en su Essays, págs. 136-165); «Gothic, Gothicism, and Gothicists», capítulo 7 de Reader's Guide de Karl, especialmente la pág. 242. Acerca de la conexión entre árabes y godos, véase además Paul Frankl, The Gothic. Literary Sources and Interpretations through Eight Centuries (Princeton: Princeton University Press, 1960), págs. 365, 376, 389, y 456; acerca de la teoría moderna que he mencionado, María Rosa Menocal, «Pride and Prejudice in Medieval Studies: European and Oriental», Hispanic Review, 53 (1985), 61-78.

Hasta cierto punto esta confusión acerca del romance es debido a lo que William Warburton llamó «el equívoco de un término corriente»: la imprecisión lingüística de esta palabra, que como categoría literaria se refería a distintos tipos de obras: obras breves en verso (en español), obras largas en verso (en italiano), obras en prosa (en francés y en inglés). (El comentario de Warburton se encuentra en su poco conocida «Dissertation on the Origin of Books of Chivalry» [también «A Supplement to the Translator's Preface»], que es el punto de partida de los estudios modernos de los libros de caballerías españoles. Se publicó por primera vez [según el National Union Catalog, Pre-1956 Imprints, vol. 101, pág. 528] en la «segunda tirada» de una edición de 1742 de la traducción que hizo Jarvis de Don Quijote; en ediciones posteriores de la misma traducción [como la de Dublín, 1747, I, (xxii-xxxiv)] es atribuida a «un docto escritor, muy conocido en el mundo literario» [no las he visto]. La he leído en The Works of Shakespeare..., ed. Mr. Pope y Mr. Warburton [1747; reimpreso en New York: AMS, 1968], II, 8 páginas sin numerar entre las págs. 288 y 289; también se encuentra, junto con una larga respuesta de Thomas Tyrwhitt, en The Plays and Poems of William Shakespeare..., ed. Edmond Malone [1790, reimpreso en New York: AMS, 1968], II, 438-448.)

Warburton fue uno de los que identificó los romances como un género árabe de literatura, introducido en Europa a través de España. Le apoyó Thomas Warton, «Dissertation on the Origin of Romantic Fiction in Europe», en su History of English Poetry from the Twelfth to the Close of the Sixteenth Century, publicado por primera vez en 1774 (ed. W. Carew Hazlitt [London: Reeves and Turner, 1871], I, 92-93 y 137); además de Tyrwhitt, que le ataca directamente, Thomas Percy también le respondió de forma más indirecta, «On the Ancient Metrical Romances», en su Reliques of Ancient English Poetry (el texto varía en las distintas ediciones; en la de Henry B. Wheatley [London: Swan Sonnenschein, 1910], III, 339-376, véanse págs. 342-346). Véase también A. W. Evans, Warburton and the Warburtonians. A Study in some Eighteenth-Century Controversies (London: Humphrey Milford, para Oxford University Press, 1932), págs. 120-121.



 

708

«Una descripción muy comprensiva de los lectores» sería la de «admiradores de Cervantes» (de una reseña anónima de la traducción de Southey de Palmerín de Inglaterra, Critical Review, 3.ª serie, 12 [1807], 431-437, en la pág. 436).



 

709

Tales como la idealización de la naturaleza, la tensión entre el individuo y la sociedad, y el interés por la Edad Media. Véase, además, con sus reservas (pues dice que este movimiento no puede definirse) la lista dada por Ernest Bernbaum, A Guide through the Romantic Movement, 2.ª edición (New York: Ronald, 1949), págs. 301-303. Ralph Tymms, en German Romantic Literature (London: Methuen, 1955), pág. 8 señala que «la existencia de... contradicciones en la literatura romántica sin duda atraía a sus seguidores, pues les animaba a aspirar a la totalidad ideal, la síntesis más elevada en la que coincidirían todos los opuestos -una modificación de la creencia mística que todos los opuestos finalmente coinciden en la Divinidad».



 
Indice