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ArribaAbajoMi mujer

Cuando tenía veinticinco siglos de hastío y la fealdad repulsiva del ciudadano: cara de frente de fábrica, con dos ventanas por ojos y un cerrojo en la puerta para las buenas palabras llegaste vos, bruta y sencilla como una vaca, con apenas cinco años de escuela primaria, que, felizmente, no te hicieron mella.

Por más que te encanalló mi contacto, tu pureza natural estaba tatuada en tu piel blanca, olorosa a leche agria, y en el pozo de tus ojos grises y vacíos de animal alegre.

Cosa de carne tenías un alma maravillosamente simple, como una columna de agua o como un dolmen de piedra de sepulcro en la que los lagartos de tus pobres instintos salían a tomar el sol de mi lujuria.

Eras la copa de oro de la materia inerte, sin una verruga de ideal que alterase la maravillosa liga de tu metal, opaco y sordo.

¡Cuánto bien me has hecho! Volatilizastes el hastío con un gruñido de felicidad al besarme y a mi mala pata le hicistes un guiño muy mono.

Yo te bendigo y te bendice mi entraña renovada y la entraña de todos mis antepasados, los ogros y burgueses, cargados de botín en el asesinato moral de la lucha por la vida.

Mi cansancio racial fue tu túnica en la alcoba y danzamos en el espasmo con la gravedad ensimismada y animal que acaso hubiera querido Nietzsche.

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Tus vestidos eran lisos y blancos como tu espíritu, y más de una vez hirió la media luna de celuloide de tu barbilla la complicación paradógica del nudo de mi corbata: símbolo de mi abulia acuciada y tenebrosa.

Te amo porque aireaste los desvanes de mí mismo con el soplo de tu aliento, llenaste con la saliva de tu boca, profunda y dulce, los sótanos de mi indiferencia pesimista y clavaste en la frente de la personalidad el gallardete de sucederme en tu vientre con carne con que yo te hinchara.

Te bendigo en el nombre de mi madre porque eres sencilla como ella y tus manjares han su mismo sabor de pueblo.

Me hicistes humilde como un perro, lacio y leal, y a mí, ¡a mí! que tenía las embestidas del jabalí, pero impostadas, pero invaginadas...

Me animalizastes a tu nivel y te bendigo porque la coraza orinada de mí cultura aflautaba mis pulmones en el grito ocarinesco del pedagogo.

Eres tan del arrabal que tienes olor a tango y sabor al yuyo de la calle donde tus antepasados jugaban a los cobres.

Tu voz es una guitarra herida y cantas tus tres palabras esenciales: comer, gozar, vestir...

Tu piel granulada y blanca y blancos y granulados han de ser los 1000 gramos de tu cerebro justo.

Te producistes en mágico milagro de creación y yo sé que el divino alfarero que alisó tus ancas, altas y ondulantes, no te dejó la marca de fábrica.

  —68→  

Eres tan del arrabal que eres mi alma ahora y a tu lado estoy en mi tierra, en mi casa, en mi traje y en mi piel.

Siento que te amaré toda la vida porque me has domesticado y estás en mí como una nueva circulación sanguínea y en mi mismo cerebro estás, alta y bella, pero muda, ciega y ausente, para no entrometerte en la endiablada zarabanda de mis imágenes, de las que no entenderías gran cosa.

Eres la perfección de lo sencillo y de lo común y sólo con mirarte pensativo siento que me agarro a ti como un pulpo negruzco se agarra a un alga elegante y derivante.

¡Vino de tu presencia para mi embriaguez nocturna! ¡Luz de tu figura para verme sombra y constatar que vivo! ¡Tabla a que me agarro! ¡Salvación de mi fe, puérpera y desangrada! ¡Turbión de delicias! ¡Tranquilidad de jornalero con los riñones doloridos y la mirada gozosa después de las 8 horas de trabajo! ¡Gratitud de poeta que ha encontrado su musa de carne...!, ¡de carne!

Darás tu alma sabiamente necia a mis hijos y yo les daré mi cochino nombre prostituido en todas las redacciones pobres.

Yo soy el escarabajo, redondo de angustia, que se amparó en tu luz.

Así, tan sin ideas generales, así, tan sin especializaciones, así, tan de carne franca y caritativa, dame siempre el agua de tu ternura fiel para templar los altos hornos de mi orgullo estéril y literatizante.



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ArribaAbajoEl matrimonio del poeta



Marchitas hojas son los volados
de tu vestido, ¡qué mal te está!,
pero con tus grandes ojos apagados
rima bien tu faralá.

   Eres la musa que a veces veo  5
en los viejos parques de la ciudad,
tráemelo a un fraile, de solideo
le serviremos tu faralá.

   Nos casaremos, nos casaremos,
en una tarde lluviosa y gris...  10
con las maletas llenas de agujeros
escaparemos hacia París...
—70→

   Se me da una higa tu virginidad,
a veces se pierde subiendo ligera
los cuatrocientos tramos de la escalera  15
de la oficina de Monsieur Falstaff...

   Unamos nuestra miseria física,
mi aire vago y doliente,
tu tuberculosis incipiente
y mi inquietud metafísica.  20

   Nos casaremos, nos casaremos,
en la fiesta fúnebre colarán en rondón
los editores, los cuatro amigos que no tenemos,
y la agresiva dueña de la pensión...

   Serás mi amante, la musa tuerta  25
que en mi alegría pondrá su sello,
con la miseria de tu carne muerta
serás la musa de la soga al cuello...

   Nos casaremos, nos casaremos,
y en la pobre alcoba cuatro goteras  30
darán la rima de sus chas, chas...
   al fin hastiados de las quimeras
de esta vida nos deslizaremos
por un suicida escape de gas...



  —71→  

ArribaAbajoSalomé



   Reventaré de risa por el símil que te endilgo.
¡Oh mi triste amada infiel!
Nunca comprenderás en tu ignorancia pura
todo lo exquisito de la leyenda en la literatura
mundial.  5
   Me ha preocupado tu identidad en el tema,
para que salgas airosa en este poema:
de tu clara ignorancia no se ha roto aún el virgo,
¡Dios quiera que no te ilumine la Novela Semanal!
   ¡Tienes, para empezar, las barotas ajorcas de la bisutería  10
que se agitan cuando danzas en la luz sin poesía
de la electricidad!
—72→
   Tu vientre envasa tus órganos en la franca anarquía
de los sistemas que altera
cuando comes, el comer tan mal,  15
nadie se extrañe, pues, amada mía
ni no eres la bayadera
que en el untuoso tango su vientre hace ondular...

   Tus senos rectilíneos tienen la infeliz prosapia
de los senos de las mujeres de tu raza  20
-fábricas de hijos, aplanadas como tapias-,
nadie se extrañe si las rituales curvas nunca están...
Tus senos son los senos de las mujeres de tu casa,
de las pobres mujeres de tu larvada raza,
sin senos por inútiles y en sus vientres las semillas  25
del placer de un rato a cambio de pan...

   ...Tus senos son dos cosas tan tristes y amarillas...

   Mereces por tu hambre sin cesar renovada,
mereces por la huella del golpe en tu sien,
mereces por tu flanco canijo de insexuada  30
que te endilgue la leyenda de la literatura «bien».

   Mereces por la causa de tu estoica alegría,
por las lágrimas que alcanzaste a derramar,
-porque el asco no te ha vencido todavía-
por lo que has de llorar,  35
y también, amada mía,
por la bomba que dejaste de tirar,
que te endilgue la leyenda de la aristocracia
de las letras. Tendrás por un tiempo toda la gracia
opulenta y estilizada que el ojo del Tetrarca  40
—73→
avizoró en la núbil hija de Herodíadas;
en la ambigüedad de la leyenda enarca
tus carnes miserables que la escrófula busca...
Hagamos la parodia con la desesperación tan chusca
del poeta maldito y de su infiel amada...  45

   Endereza tus carnes en la luz de ceniza
de la ciudad que te hizo monstruosa y enfermiza;
levántame en la danza tu miserable traza;
danzarás la antigua danza de la leyenda de oro
con los podridos tacones de tu pie en el lodo,  50
con la raya de pringue que en tu cuello de golfa
parece que a la leyenda la va poniendo en solfa
pero en cambio la has ceñido de amenaza...

   Estás en las calles de Buenos Aires que son tu cuna,
para danzar tu tuerta danza en son de mofa,  55
te agiganta solidario el palor de la luna
para que contigo baile toda la ralea de la baja estofa...

   Que anochezca un sol suicida en la orgía espantosa
iluminando la decadencia de la zurda bailarina...
Con tu paso de danza vas cavando la fosa  60
donde se ve blanquear tu filoso perfil de fuina...

   ¡Pide lo que quieras Salomé de mi urbe!,
el deseo más insano agarrote el embrión
de tu alma, ¡¡¡que nada turbe
el desvaído anhelar de tu corazón...!!!  65

   Cual pebeteros fantásticos en la ciudad, su sombra,
—74→
los humos cojitrancos de las chimeneas
prestan a tu danza su brumosa alfombra,
y en el cauce oscuro del humo sin ruta,
cuando la alborada incendia sus teas,  70
¿o crees que estabas delante la gruta
donde el nuevo Bautista extrangula su voz si te nombra?

   Para que se cumpla la sacra escritura,
aullar yo debiera sin literatura
las acres palabras del nuevo Mesías,  75
las rojas blasfemias de las profecías,
pero por más que se agote la garrulería
de un bachiller, pregonero de feria,
¿qué más elocuencia, ¡oh! amada mía,
que ver en tus carnes la Suma Miseria?  80

    Avanza ya, grotesco Juan Bautista
-greda de locura los sesos del artista-,
¡mi cabeza en el plato de la luna...!
Y en el ritmo final el beso una
la limaza enjuta de tu boca inerte  85
y la revuelta boca del poeta fuerte
que ha encontrado en su símil su fortuna...



  —75→  

ArribaAbajoPero la verdad es esa



   Me detuvo el espejo
-el helado espejo de tu cámara pobre-,
haciendo muecas para fingirme alegre...
Estoy siempre triste, pero amigo,
yo te niego  5
el derecho de entrar en mi tristeza...
   Sufro como una bestia y esta tarde y siempre...
y vengo de mis raros paseos de extramuros
con el alma achatada como las casas,
tienen  10
mis ojos, un pavor antiguo...
   Un miedo cerval a mostrarme triste,
porque la tristeza, la vera tristeza, está degenerada...
—76→
Hay poetas que son tristes por el oficio,
y hay otros que lo son porque no son nada.  15
   Yo tengo una tristeza sin vuelta de hoja,
una tristeza fundamental,
que ensucia las paredes de lo que se llama sentimiento
y se ensaya en el amor,
mi tristeza es una muchacha con delantal  20
en la tristeza definitiva del corredor
de una casa de departamentos...



  —77→  

ArribaAbajoTango



   Con su pereza de hembra lasciva
arrastra el flato un bandoneón,
vierte un malevo ruin saliva
por el colmillo, sobre el salón,
esa pecosa se hace la esquiva  5
pero la alcanza a la deriva
el roce obsceno del pantalón.

   Sobre la escena ya desconchada
por el otoño que es el flautín
une su pena de madrugada  10
su nota oblicua con el violín,
y la pareja danza enmarcada
—78→
por la inminencia de puñalada
que es la frontera del cafetín.

   Un criollo eterno con su Argentina  15
y su guitarra y el leal facón
su décima isócrona garla, empina
la danza y asienta el tacón,
cada puteada planta su espina
y un gran penacho de nicotina  20
presta la gratis decoración.

   La voz añora la vieja hazaña
de algún malevo que se perdió
-Cuarenta entradas, alias: Araña.-,
por una hembra fue que mató,  25
el hampa gipa dentro su entraña
culto al coraje vuelca el caló.

   Indiferente baila trenzada
con un cualquiera la tal mujer,
el tango dice con letra airada  30
que el taita Araña no ha de volver.
Tiende su carne, bestia encelada,
lame sus senos la llamarada
de los instintos que hace nacer.

   Música oscura muestra la incierta  35
acre tristeza que va a danzar,
flota en la murga la rata muerta
que la noche ahoga en el albañal.
El viento lejos llama a una puerta
—79→
y la blasfemia de alguien despierta  40
el alma torva del arrabal.

   Hay un revuelo de luces bajas,
brillo sinuoso de algún facón,
las mesas esparcen a las barajas
y un filo muerde a un corazón.  45
Se arma la escena: Filo que saja
las cuatro ruedas son las rodajas
del honestísimo salchichón.

   Sobre el tablado, triste y pringoso,
yace tirada la tal mujer,  50
junto a su flanco solloza un mozo
pero sus lágrimas no osan caer,
Nunca la hombría su vil sollozo
para que surja ya rencoroso:
-¡Mina, te dije que iba a volver...!  55

   La voz de orgullo aquí se empaña
que como siempre lució el facón
-Cuarenta entradas: Alias: Araña.-,
tiene en el hampa su religión,
mientras historia la roja hazaña  60
la angustia rítmica del bandoneón.



  —80→  

ArribaAbajoHermana



   Yo espero que el suburbio te levante
      una estatua
      atorranta
de pelos crinudos y bella garganta.
      Yo sé que la fábrica  5
te ha dado un desmayo elegante
       en la cadera
y al dibujar el tango su compadrada
      estaba alcanzada
      tu historia  10
      ¡ramera!
Ensalzada por los trovadores de la decadencia:
      los saineteros te hicieron su eje,
—81→
y a los payadores les diste la ciencia
      del «Alma que canta».  15
      Fleje
entre el perenne fardo de angustia
del centro al suburbio,
      crimen turbio
      de la ciudad.  20
      Margarita ilegal
      y nada mustia...
   Estremecimiento tan tierno en el callo
que los hombres tenemos por corazón...
      Ganas del ladrón  25
      y excusa del asesino
      alcuza de vino
      barato,
      después el boato
      y ¡claro! el champán...  30
   Typperary del vagamundos,
permanente noticia de policía
causa de la calle Azcuénaga,
Victoria Regia del Maldonado,
      ciénaga  35
con luz eléctrica de noche y de día,
      llanto extrangulado
en el rimero de sollozos que dicen los perros
      enmendando los yerros
      de sus hermanos los ladrones  40
      porque en las canciones
      los machos no lloran ¡nunca!
      ¡Atorranta!
      tu apellido es gallego si no es italiano,
—82→
pero tú eres la carne de los corazones  45
de todos nosotros, artistas, los nuevos,
¡que tenemos el orgullo malevo
      de ser los mejores!
      Hermana atorranta
      te vamos a alzar una estatua  50
      con latas
      que quedan de tu huraña cuna:
      Aquella tierra lejana y fangosa
      donde florecen los heroicos temas
      de tu actual fortuna:  55
      ¡La Quema de la basura!



  —83→  

ArribaAbajoMarimba



   Hasta tu nombre es música de rara alegría:
Marimba... marimba... ma... rim... ba...
Surges como el hilo de humo de mi cachimba
y en el café te diste carta de ciudadanía...

   Tu voz es un coral, en su rojez obsceno;  5
y en la especiosa espuma de los violines
halagas el alma rubia de los sanmartines
porque tu voz es la música del género epiceno.

   En el discorde acorde de autos y carriles,
junto a la redacción de seis pasquines,  10
tus alámbricos flautines
engendran los deseos más sutiles.
—84→

   Vales hoy, porque en la decadencia
del ambiente que musicas, hay
la omnipresencia  15
de algún mutilado Dorian Gray...

   Estás entre nosotros con tu voz de lejanía,
nos llenas de recuerdos, de vagas remembranzas,
eres un misterioso trípode de esperanzas
donde canta la absurda solidaridad de la melancolía...  20

   De las razas más remotas eres como un ala,
tu vago espejismo nos enseña a lo lejos,
-donde las botellas del bar acaban en los espejos-
el alma misteriosa del negro Batouala...

   En el fracaso ilógico de nuestro viejo ensueño,  25
cuando su parda amenaza nos guiña la neurastenia,
vemos surgir de tu música una vaga Ifigenia
leída en el libro que no tuvo dueño.

   Consuela tu música con vaga dulzura,
-dulzura que intima sabores de tila-  30
pero si alguno acaricia tu imagen impura
la loca desliza su lomo de anguila.

   La ciudad rebelde a tu vana artimaña,
encrespa sus ruidos con brutal crescendo,
mientras para nos tú vas tejiendo  35
un loco arabesco de tela de araña...

   Eres el encanto de una mujer velada
que nos anuncia la llegada de lo imprevisto,
—85→
gracias a tus sones todos hemos visto
¡cuán era de bella la boca pintada!  40

   Llenas nuestras venas de útil pereza,
eres como un lago que bifurca el «espleen»,
¡y la ondina lejos si nos dice: «Ven»!,
en nuestra pereza fracasa la empresa...

   Sonambuliza tu ruido a una raza cansada  45
que una guerra infame llevó a la hiperestesia,
si tienes una patria, yo digo que es Lutecia,
-provincia de Darío y región fronteriza de DADA...

   Tu música aviva a nuestra foránea,
ilusión de escapar un día de la ciudad,  50
eres el marchito coro de la libertad
que llora la civilización contemporánea...

   Eres una música aventurera y rasta,
posibilidad de peligrosos «ismos»,
eres la Internacional del cosmopolitismo  55
y la oriflama múltiple de todas las castas...

   Envuelta en tu encanto marchito se alza,
-Tanagra de carne que patina el hastío-
mi musa, y tan pobre, ¡Dios mío!
que baila descalza...  60

   ¡Ah! loca música de feérico fagot!
serpentea en el hilo de humo de mí cachimba...
Marimba... marimba... ma... rim... ba...
música menina... lenguaraz del caló...



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ArribaAbajoCuadro sipnótico de mi existencia



   Diez horas, diez horas de almacén,
¡Diez horas, diez!
Sacos de garbanzos, «Petit Pois extrafins»
¡y fardos de té!

   ¡Rabia! ¡Rabia! ¡Veinte horas de rabia!  5
¡Rabia multiplicada!
La cabeza en Babia
y una mueca en la cara cansada...

   Cuatro idiotas, calzados, vestidos,
¡y todavía vivos!  10
...en fin...
—87→
los pinte en su vida sin vida
esto: ¡nunca tuvieron noticia
de la muerte de Lenin!

   Monograma en el viejo escritorio  15
que eyacula tinta,
uniendo sus burocráticos poros
un nombre se pinta.
¡Rosa! Como en el viejo Colegio Nacional
también aquí tu cifra fue grabada,  20
pero allá era sentimental
aquí es una puteada...

   El patrón, un mastodonte:
cuello, cinco vueltas de grasa,
alma negra de polizonte,  25
chacal desjarretado
por el reumatismo,
tabla rasa
del mimetismo.

   Yo no puedo concebir  30
que este hombre fue niño alguna vez,
lo ha debido parir
el espíritu precito de algún Juez.

   El odio es una cisterna
que me vuelve el alma negra  35
con el odio y la rabia está la terna
que mi desesperación íntegra.
—88→

   ¡Cómo han mutilado mis ilusiones!
¡Cómo han deshecho a mi optimismo!
Han abierto el grifo oscuro de las cavilaciones  40
y me han perdido de mí mismo.

   ¡Mamá!, ¡mamá!, ¡mamá!
¡Oh! el grito tenaz, el grito húmedo
de lágrimas subterráneas... ya
estoy haciendo números...  45

   No la poesía de las cifras aladas;
son números con la cola entre las piernas,
son números burgueses, no sirven para nada,
pero no insultan ¡no hablan, no humillan...!
Oh, el firulete que les hago,  50
¡son tiernas caricias!

   ¡Diez horas!, ¡diez horas de almacén!
¡Mamá, mamá, mamá!,
como cuando me llevaron pupilo a la escuela,
¿recuerdas?, ¡fuiste tan buena!,  55
¡oíste mi grito infantil!
¡Ahora es ronco y cómicamente varonil
pero es más triste... ¡Mamá!
¡Llévame de aquí!



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ArribaAbajoLa musa en el asfalto



   Amo tu ocaso, tu soberbio artificio,
la gracia decadente que hace frente a la edad,
tu instinto inmortal sostiene el edificio
de tu carne que el tiempo no acierta a profanar.

   Magnífica Teodora del sabio maquillage,  5
sobre la ruina eterna te levantas reina Esther,
en estado de larva se oculta bajo el traje
una de las viejecillas que amaba Baudelaire...

   Los tintes sólo atigran la opulencia brumosa
de tu cabellera que hace sombra de kolh  10
sobre tus químicos ojazos de gata fastuosa
que arde en los icterísicos crepúsculos del sol.
—90→

   Tu boca es más vieja que tú, y también por eso
sus pliegues invisibles la entorna o la mueve
en la palabra trunca que dices como un beso,  15
porque tú besas a veces cuando llueve...

   Porque tú besas a veces cuando llueve
y nuestro ensueño entonces se espeja en el asfalto...
Tu beso es esa racha de viento que aleve
el pulmón de la otra musa toma por asalto.  20

   Y el alma ama tanto la sabiduría
de tu beso viejo, sabio, pegado a tus afeites...
es como haber violado a la melancolía
el esponjoso pregusto de tus raros aceites.

   ¿Cómo hablar de la fresa extinta en tus encías  25
para el decoro mate de tus dientes postizos?
Tu voz cascada y suave tiene las melodías
que el viento centenario modula en los chamizos...

   Tu voz es la cascada voz semi-tumbada
de los jugadores que se juegan de una vez;  30
eres la lisa moneda de oro que rodaba
en el Montecarlo de mi hastío sin luz y sin croupier...

   Sé que eres vieja, quizás eres vieja como mi ciudad
y que como ella gastas a las vulgares gentes,
pero sé que te atraes -¡Oh! compasiva maldad!-  35
para violarlos, a los huraños adolescentes...

   Buscas la media luz para eludir el reproche
del tiempo, ¡pero en que acre lascivia el ánima se estanca
—91→
cuando en el misterio de la media noche
abres tus vestidos y en la luna eres blanca!  40

   Hubieras sido una viejecilla de Baudelaire
si tu enorme instinto no te avasallara,
si en tu mudez ambigua tu sexo no alzara
la voluntad a «outrance» de ser la MUJER.

   ¡Oh cómo amo tu bello, tu soberbio ocaso  45
la victoria del arte superior de las modistas!,
sobre la gravedad del tiempo tu traje de raso
y sobre la Muerte tus albayaldes y rouges fetichistas...

   Bajo el cold-cream rosado tu cara es una esfinge
que sólo inmuta a ratos las galas del metier,  50
tu vejez es la juventud del tinte y del potinge
que se defiende contra la viejecilla de Baudelaire...

   ¿En qué edades antiguas clavado a tu sonrisa,
cariátide de pasmo mi rumbo en ti perdí?
Del fondo de mí mismo una voz clara y sumisa:  55
«Hace cinco mil años que está dentro de ti.»

   Eres quizás mi musa, artificiosa y llena
de especies olorosas ligadas a tu cera,
a veces en tu engaño en verdad que eres obscena
¡Oh! musa enigmática que estás en la vidriera...  60

   Te aman los niños y los viejos se enamoran
del rosicler gemado de tu carne en locas fugas
de luz... y yo soy un niño anciano de esos que lloran
porque bajo los rizos se palpan las arrugas...



  —92→  

ArribaAbajoLa vía láctea



   ¡Qué tristeza feroz nos extrangula
en el locutorio de la pobretería!
donde nuestro hastío el bostezo formula
del poema urbano de la lechería.

   Nada más triste en el mundo existe  5
que este locutorio de la pobretería
-blanca y agresiva su frialdad es un quiste
empotrado en nuestra melancolía-.

   Días de lluvia, viejos días aceitados de aburrimiento,
cronología que escalona el suicidio,  10
ganas de acogotar el sentimiento
como a un gigantesco ofidio.
—93→

   Espejos maculados de antiguas grasas
-superposiciones de caras ingratas-,
granulaciones del tamaño de pasas  15
de todas las musas de la mala pata...

   Los acres olores de la leche agriada,
como si se estuviese ante la lejía
de todos los pañales del mundo. Cada
mala palabra rectifica nuestra puntería.  20

   Llueve inútilmente y desde el claustro blanco
de nuestra gregaria pereza criolla
se ve como al tranco
se hunde en la nada la giba de nuestra bambolla.

   ¿Quieres morir, hermano? La vida no tiene  25
ni una sola sonrisa de amorosa mujer,
en verdad, compañero, sostiene
a la rabia el poco comer.

   Escupe tu angustia en el féretro blanco
que amortaja los días de tu mocedad.  30
Soñaste la altura y en un barranco
te desnuca la ciudad...

    Pesimismo rabioso que ayuda
a trasegar la diaria ración de despecho,
hasta la lechería irónica suda  35
la angustia que inunda tu pecho.
—94→

   Y está tan cansado nuestro cansancio
que no movemos el gesto «arriba el telón».
y seguimos la farsa despacio, despacio,
somos: el espectador.  40

   ¡La espera!, algo se espera, se espera,
no sé, un grito, una ola, una revolución,
ni hemos notado a la primavera
y nos palpamos en busca del corazón...

   En alguna parte del mundo habrá una mujer...  45
...¿una mujer?... ¡Bah! será como todas, hermano,
no cesa el llover,
crucemos las manos.

   No me recites versos, es inútil, inútil y vano,
dame la esperanza, ¡diez centavos de ideal!,  50
una idea, un algo, un plano
desde el cual dar el salto mortal...

   ¡Ni eso! Toda la angustia encajada en el cuadro
del locutorio de la pobretería,
y las diarias blasfemias que ladro  55
al ser mal vestido de melancolía.

   -¡Una mujer, una mujer...! La vieja idea que torna.
-Una mujer ha de existir, ¡oh mi hermano!
¿No notas la sorna
con que subrayo tu gesto tan vano?  60
—95→

   Una mujer has soñado, hierática y suave
en el misterio de un parque remoto,
¡con la decoración de una fuente y un ave
y una luna romántica como un huevo roto!

   Nada existe a no ser tu amargura,  65
nada existe a no ser tu fracaso,
eres la última pieza de la conjetura,
el lacio poeta de quien nadie hace caso...

   Miremos la lluvia desde el lugar infame
donde nos enclava la odiada pobreza.  70
-¿Una mujer? Sí, puede ser que te ame
cuando ruedes sangriento debajo la mesa.

    Una mujer te amará, no lo dudes. Su velo
de desposada blanca la ceñirá entera,
cuando se incline a besar en el suelo  75
los cuencos absortos de tu calavera.

   Escucha, no bebas. A la odiada pobreza
que de fracasos en series te enfanga,
contéstale con gesto de heroica entereza:
un melancólico corte de manga...  80



  —96→  

ArribaAbajoÚnica canción de amor




I

   ¿Ves? Estoy obligado
a llorar en verso la pena
de tu amor perdido
para siempre en la nada.
¡He pedido tan poco!,  5
¡con tan poco edifiqué mi ensueño!
La cocina humosa,
la familiar tertulia del Domingo,
el grave silencio de tu barrio pobre,
—97→
el arco iris de mi conducta hacia tus senos,  10
la dulzura de vivir bajo tus años
acurrucado como un perro trémulo
bajo la suave amenaza de tu mano...

   Sensaciones fugitivas, románticas y zonsas,
desaliño ideal y trunco,  15
dejar en la puerta de tu casa chica
la complicación de mi superioridad,
y sentirme a la altura del agua barboteante
de tus lustrosas canillas sin personalidad
y de las tiras de cortezas secas,  20
-¡ilusión de campo!-
largas tiras de corteza de naranja
que se espiralizaban en los estantes...

   La juventud mía es un asfalto
sereno y vulgar de puro oscuro  25
y tú eras la luna abrillantando
su opaca tristeza
clavada en mi desesperanza...
Mas todo es vulgar en la vida, y tú misma
bella y todo, fría y ausente,  30
vulgar pedestremente...

   Fui a tu encuentro con el alma abierta
como una puerta familiar a la sombra amiga
y sólo encontré el enorme bostezo
de tu aburrimiento  35
y fuimos un largo bostezo de aburrimiento,
cuando podíamos ser un poema
—98→
o una luz en él asfalto
de nuestras vidas
anuladas para siempre...  40

   Yo bostezo amada, larga y dulcemente,
para que, amada,
mi cara
disimule el llanto,
porque por vez primera  45
en este libro que ha burlado tanto
he llorado, amada,
por ti, por mí, por el amor ido para siempre,
y como un romántico...


II

Yo podría ser un hombre rico,  50
-el sol dorado se acuesta en tus mejillas-
te hubiera llevado hacia una comarca
-nostalgia de lo andado que vi dentro tus ojos-
paisaje de sonrisas que en mis noches de visita,
tendías a lo largo de la murada calle;  55
cuando a la puerta salías a dejarme
Paisaje que
pasaba mi cabeza
recolectada en tu belleza,
y repartías tu ansia entre los mundos que habrá  60
y tu lástima a mí...
   En la innutrida enredadera del traspatio
—99→
un bicho vergonzante mastica 20 erres,
la vita nuova que soñamos aún no ha detenido
su improbable mentira de día de Reyes,  65
y hasta, ripio de conforme, la burguesa quimera,
-pan, sal, tranquilidad-
-el amor en mangas de camisa-
se fue... se fue...
   ¡Justicia de Dios! Te traje  70
hasta el alcance de tu ojo, entristecido y plúmbeo,
la cuarentena de mi tristeza que alargaba
mi cara
de aburrimiento.
-¡Oh el olor a mandarinas de tus senos alargados!  75
y gocé de prostituirte
-junto al plátano que decora la barriada-
con la incolora voz con que traduje
para tu oído, ausente en la caracola de los sueños que te hablan,
los chismes indecentes que en mi oficina ofician...  80
De profundis clamavi a te mi amor semiasfíxiado
por el temor de ser ridículo,
mientras tus largas piernas, suaves, blancas,
eran dos caminos blancos, suaves,
que yo, miserere di me, sin transitar ya desandaba...  85


III

   ¿Qué hacer? ¿Qué hacer si así ya somos,
si ya es inútil el beso que no alcanza
—100→
a fingir la cruenta vulgaridad de todo
este pedazo de carne entusiasmada
que era yo ante ti, con la vergüenza  90
de querer obligarte a querer lo que no alcanza
a querer mi egoísmo?
(¿La madre que me quiere
acaso porque me parió y sólo por eso?)
   Como una estaca que marca los caminos  95
ansiosa de belleza y de utilidad
florece cada año con brote que renueva,
así tengo mi amor, aparte y bien cuidado,
íntegro cultivo en el campo del recuerdo,
de lo que parsimoniosamente vos me distes  100
en las entrevistas truncadas por la duda,
cuando eras la señora de las islas que soñabas
y tus maravillosos ojos color de las glicinas
diluían las visiones de tierras tan distantes
de pueblos sin historias y sin literatura  105
ante el que podría ser un hombre rico
para colmar tu anhelo,
y no fue más que un oficinista
cuya alma crecida en tu belleza
es un gran borrón de tinta...  110



  —101→  

ArribaPlegaria única



¡Oh! bien amada
rosa enfangada
tan calumniada
llegó la fin...!

   Verbo al asalto  5
claro de asfalto
loco en mi salto
por ti me vi.

   Inhábil fusa,
trasluz de musa,  10
mi cornamusa
loa tu bien!
—102→

   Rosa en la cala,
Rosa sin gala,
tu martingala,  15
¿cuando la bala
para mi sien?

   Musa transparente,
hueso solamente,
cutis puramente,  20
yo fui tu cliente
hay que pagar!

   Tuerta leticia,
pobre sevicia,
ya mi impudicia,  25
¡ha de acabar!

   Doncella tísica,
Venus sin física,
mi metafísica
de trapalón.  30

   ¡Entre guiones,
mis emociones
lamentaciones
ya son jirones
del corazón!  35
—103→

   Musa borrosa,
cuerda herrumbrosa,
lira gangosa
exaudi nos!

    Musa del hambre,  40
rosa de alambre,
sin un estambre,
¡tu carne fiambre
siempre tu tos!

   Perdón te imploro,  45
si no deploro
en rancio lloro
tu pubertad.

   Amada inerte,
negra es tu suerte  50
porque tu muerte:
¡mi celebridad!

   ¡Qué bien te sienta
para mi cuenta,
tu voz sin renta  55
de plañidera!
—104→

   Llanto que hilado,
copo arrumbado,
teje un helado,
sucio volado,  60
de clown tronado
tu danzadera!

   Mi ser explicas
con tus súplicas
y me vindicas  65
pelafustán!

   Mi cruel fracaso
de ir al acaso
en ti disfrazo,
¡Torcuato Tasso  70
con macferland!

   Último arresto:
tuérceme el gesto
contra el Digesto
Departamental!  75

   ¡Nada de pacto!,
¡cumple tu acto!
al Orphelinato
Municipal!
—105→

   Funambulesca  80
loca y grotesca
¡armé la gresca,
con tu chapín!

   Que ya el poeta,
-que se respeta-  85
llega a su meta,
en ti completa
su audaz pirueta:
última zeta
mi volatín...  90