271
A veces nos asalta la sospecha de que no todos los que celebran a Borges lo hayan realmente leído. Significativo es lo que el escritor cuenta en una entrevista concedida a María Esther Vázquez; después de declarar que los reportajes son generalmente aburridos añade: «o si no, aparecen personas estúpidas. Por ejemplo, el otro día un señor me para en la calle y me dice: "Créame, para mí ha sido un golpe que usted no recibiera el Premio Nobel". "¿Por qué?", le digo yo: "¿A usted le gusta lo que yo escribo?", "Bueno", me contesta, "yo no he leído una sola línea suya, pero hubiera querido un premio argentino". Entonces, hubiera sido lo mismo darle un premio al vigilante de la esquina...». Real o inventado el episodio, Cfr. M.E.Vázquez, Borges: imágenes, memorias, diálogos, Caracas, Monte Ávila, 1977, p. 111.
272
Cfr. F. Sorrentino, Siete conversaciones con Jorge Luis Borges, Buenos Aires, El Ateneo, 1996 (2ª ed.), p. 46.
273
Cfr. ibi, pp. 56-57.
274
Ibi, p. 60.
275
Ibi, p. 64.
276
Cfr. por ej.: J. L. Ríos Patrón, Jorge Luis Borges, Buenos Aires, La Mandragora, 1955, y sobre todo A, M. Barrenechea, La expresión de la irrealidad en la obra de Jorge Luis Borges, México, El Colegio de México, 1957. Véase también G. Bellini, Quevedo nella poesia ispano-americana del '900, Milano, Editrice Viscontea, 1967, ampliado en la edición castellana Quevedo y la poesía hispanoamericana del siglo XX: Vallejo, Carrera Andrade, Paz, Neruda, Borges, New York, Eliseo Torres & Sons, 1976.
277
J. L. Borges, «Menoscabo y grandeza de Quevedo», en J. L. Ríos Patrón, op. cit., p. 139.
278
J. L. Borges, «Prólogo» a Fervor de Buenos Aires, ahora en Obra Poética, Buenos Aires, Emecé, 1964, p. 15.
279
Cfr. P. Neruda, «Viaje al corazón de Quevedo», en Viajes, Santiago de Chile, Nascimento, 1955, p. 13.
280
J. L. Borges, «El Inmortal», en El Aleph, Buenos Aires, Emecé, 1957, p. 23.