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1

Benito Pérez Galdós, Obras Completas, Ed. Aguilar, Madrid, 1951, IV, pág. 242b. Prescindo en estas páginas de una teoría general de la caricatura. El lector interesado en lo que a la misma se refiere -y en especial a la caricatura específicamente literaria- puede consultar, entre otras obras, la de Wolfgang Kayser, Das Groteske, Gerhard Stelling Verlag, Oldenbourg, 1957, especialmente el capítulo Das Groteske im 19. Jahrhundert (Pág. 108 y ss.).

 

2

A este respecto recuérdese lo que W. M. Urban dice: «La verdadera naturaleza del fenómeno de deformación se señala claramente en una carta de Van Gogh. "Di a Seurat -escribe- que yo estaría perdido si mis figuras fueran correctas. Dile que si toma una fotografía de un hombre cavando, en mi opinión, él tiene la seguridad de verlo como si no estuviera haciendo eso. Dile que creo que las figuras de Miguel Ángel son magníficas, aun cuando, ciertamente, las piernas son demasiado largas y los huesos de la pelvis y de la cadera son demasiado anchos... Dile que es mi más ferviente deseo saber cómo se pueden realizar esas desviaciones de la realidad (subrayamos nosotros), esas inexactitudes y transfiguraciones que suceden por acaso. Bien, si tú quieres, son mentiras, pero son más valiosas que los valores reales". La deformación es, pues, una desviación de lo real en el sentido de copia literal de lo real. Como tales, estas desviaciones son mentiras, si se quiere. El elemento de ficción está presente y se reconoce como ficticio. Pero estas desviaciones, estas mentiras, son más valiosas que los valores reales. Esta última frase es la que especialmente exige nuestra atención, y contiene toda la esencia del símbolo estético. ¿Qué significa aquí, pues, la palabra valioso? Para Van Gogh quiere decir -y lo mismo para todo artista- que precisamente por estas desviaciones se aprehenden y expresan ciertos aspectos de la realidad que no podrían mostrarse de otra manera» (Wilbur Marshall Urban, Lenguaje y realidad, trad. de Carlos Villegas y Jorge Portilla, Méjico, 1952, págs. 390-391).

 

3

Galdós, O. C., ed. cit., tomo VI, pág. 1.448a.

 

4

Id.

 

5

Id., tomo II, pág. 190b.

 

6

Charles Dickens, Obras Completas, trad. de José M.ª, Herrera, Ed. Aguilar, Madrid, 1952, tomo IV, pág. 68b.

 

7

Id., tomo VI, pág. 223a.

 

8

Galdós, O. C., ed. cit., tomo II, págs. 219-220.

 

9

Id., tomo II, pág. 149b.

 

10

Id., pág. 151.