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Conociendo una señora... Sevilla, 1809. Propuesta de una Real Hermandad Patriótica de Señoras con la obligación de pedir semanalmente para las urgencias del ejército. Colección documental del Fraile. También desde la prensa y en fechas tempranas se destaca que las damas de Sevilla practican ejercicios con los cañones, movidas por el «celo» de «enseñar sus manos a la defensa de la patria», del mismo modo que ofrecieron una corona que la Junta Suprema entregó a Castaños, tras su victoria en Bailén. Cf. Diario de Mallorca de 1 de septiembre de 1808, pp. 73-74. Igualmente existen noticias de la creación en Gerona de una- Compañía de Damas en cuyos estatutos aprobados en 1809, si bien se deja la dirección en manos de dos hombres, Don Baudilio Farro y Roca, y Don Juan Pérez Clardo Clerás, en la práctica se permite a las mujeres convocar elecciones y nombrar a las que se considere más capacitadas para gobernarlas. Cf. Elena Fernández García, «El liberalismo, las mujeres y a Guerra de Independencia (1808-1814)», en Spagna Contemporanea, n.º 31 (2007), pp. 1-15.

 

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Cf. Gloria Espigado, «La Junta de Damas de Cádiz: entre la ruptura y la reproducción social», en María José de la Pascua Sánchez y G. Espigado Tocino (eds.), Frasqnita Larrea y Aherán. Europeas y españolas entre la Ilustración y el Romanticismo (1750-1850), Universidad de Cádiz y Ayuntamiento de El Puerto de Santa María, 2003, pp. 243-266.

 

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Castro, además, insiste en que fue Engracia Coronel la que dio los primeros pasos en esta constitución de la sociedad gaditana. Véase de Adolfo de Castro su Historia de Cádiz y su provincia desde los remotos tiempos hasta 1814 (1858), edición facsímil con notas a cargo de Ramón Corzo Sánchez e Inmaculada Pérez López, Excma. Diputación Provincial, San Fernando (Cádiz), 1982, p. 727.

 

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Marieta Cantos Casenave, «La mujer en el Cádiz de las Cortes: entre la realidad y el deseo», en Mujer y deseo. Representaciones y prácticas de vida, Universidad de Cádiz, 2004, pp. 91-101.

 

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Cf., Gloria Espigado Tocino, «Mujeres y ciudadanía: Del Antiguo Régimen a la Revolución Liberal», Debats de la Revista HMIC ISSN 1696-4403, http://seneca.uab.es/hmic/2003/HMIC2003.pdf

 

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Bárbara Caine y Glenda Sluga, Género e Historia. Mujeres en el cambio sociocultural europeo, de 1780 a 1920, Madrid, Nancea, 2000, p. 95. También El Conciso, el Diario mercantil y el Redactor General difunden la existencia en Inglaterra de clubs de señoras «con el fin de proveer a las pobres de canastillas en sus partos». Cf. El Conciso, n.º 4, de 4 de octubre de 1812, p. 7.

 

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Las damas, como han estudiado Gloria Espigado y Ana Sánchez, llegaron prácticamente a retractarse y a echar la culpa del desaguisado a su secretario, aunque más tarde volvieron a reivindicar su autoría. Cf. «Formas de sociabilidad femenina en el Cádiz de las Cortes», op. cit.

 

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Cf. José María Blanco White, Cartas de Juan Sintierra, Universidad de Sevilla, 1990, pp. 88-95. A esto respondieron las damas con su Billete de las damas españolas al editor del periódico titulado El Español que se publica en Londres por el Señor Blanco acá y White Allá, Cádiz, [s. n.], 1812 (Manuel Ximénez Carreño). Sobre este discurso volveré más adelante.

 

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Estatutos de la Sociedad de Señoras establecida en esta ciudad de Cádiz baxo el titulo de Fernando VII, Cádiz, Imprenta de Niel Hijo, 1812.

 

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Un ejemplar de este discurso se encuentra en la Biblioteca Nacional, bajo la signatura VC/110/22.