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Las Musas

Concepción Gimeno de Flaquer

La poesía fue en el mundo antiguo, quien más altares erigió a la mujer; mientras los legisladores y filósofos poesía la eleva hasta el Olimpo.

Relegada la mujer en Grecia, al gineceo, y guardada en Francia y en España en el castillo feudal, los bardos la eligen por Musa, los trovadores conquistan laureles para ofrecérselos.

Nunca fue tan enaltecida la mujer como entre los héroes de Homero. «No es honrado el que no honra a su mujer», dice Aquiles; «ningún bien terrenal es tan grato como la buena esposa», añade Ulises. La mujer de Alcínoo comparte con su marido todos los honores y cuando sale a la calle los hombres le ofrecen acatamiento. ¡Qué gran homenaje tributado a la mujer antes da que las cortes de amor despertasen el espíritu de galantería que animó a los caballeros de la Edad Media!

El pueblo griego enamorado de la belleza, encarnó a la mujer en sus concepciones artísticas; los ancianos troyanos que han perdido a sus hijos en la guerra, al ver a Helena exclaman alborozados, que es justo pelear por tal mujer.

Paris y Menelao dos veces rivales, entablan sangrienta lucha porque es Helena el premio señalado al vencedor. Príamo, padre de Héctor, lamenta las desgracias ocasionadas por la hermosa espartana; mas en vez de culparla increpa a los dioses.

Helena se hace perdonar por las lágrimas que vierte: cuando presencia la batalla entre griegos y troyanos, maldice su funesta pasión, pronunciando palabras de arrepentimiento. Sea que los griegos tan aficionados al símbolo hayan querido representar en Helena el prototipo de la belleza de la forma, el arte por el arte, o sea que hiciesen visible la influencia de la mujer, no puede ser más poética la alegoría.

¡Interesantes son las mujeres homéricas! En el tipo de Antígone se ve un modelo de la piedad filial y fraternal; la hija de Edipo es el báculo de su padre, endulza las amarguras del ciego en su vejez y cuando Creonte prohíbe que se dé sepultura al cuerpo de Polinice, Antígone le tributa honores fúnebres, siendo condenada al mayor castigo por su desobediencia.

Hécuba representa el sentimiento maternal, como Eurídice la fidelidad en el amor y Penélope la fidelidad en el matrimonio.

¡Cuán tierna es Enone, cuán bondadosa Nausicaa ofreciendo hospitalidad a los viajeros, cuán sabia Euriclea y cuán prudente la maga Circe que le muestra al marino los escollos ignotos.

¿Quién no verá en la apasionada Andrómaca, en sus copiosas lágrimas por la muerte de Héctor, la desesperación de la enamorada esposa, al perder a su dulce dueño? ¿Quién no adivinará en Minerva que representa la belleza, la fuerza y la discreción, el tipo de la mujer perfecta? Después de esta grandiosa figura, no existe en los poemas de Homero nada tan poético como la creación de las Musas. Hijas de Júpiter y de Mnemosina que es la inteligencia creadora, fueron educadas por Eufeme, diosa de la gloria. Dióseles por atributos los instrumentos de las ciencias y las artes, y habitaban el Olimpo en compañía de las Gracias, formando coros celestes para deleitación de los dioses. Famosas en el canto, fueron desafiadas por las orgullosas Piérides, hijas del rey de Macedonia que fueron vencidas, lo mismo que las Sirenas, por cuyo triunfo se ve a las Musas adornadas con las plumas que les quitaran a aquellas.

Aristóteles, Thales, Pitágoras y Anaxágoras, dijeron que cada una de las nueve hermanas era el alma de un planeta. Terpsícore vivía en Júpiter, Talía en la Luna, Clío en Marte, Polimnia en Saturno, Erató en Venus, Euterpe en Mercurio y Melpómene en el Sol, teniendo Urania por palacio la bóveda celeste.

Encargadas las Musas de conceder la inspiración, fueron invocadas por todos los poetas, dando ejemplo Homero, Hesíodo y Ovidio. El célebre autor de la Ilíada y la Odisea principia sus cantos diciendo:

Musa, canta la cólera del hijo de Pireo.



Muchos templos se erigieron a las Musas; los más notables fueron el del Parnaso, cerca de la fuente Castalia y el del Helicón, cerca de la fuente de Hipocrene. En Corinto se les consagró la fuente del Pirene y en Roma tenían un altar común con el de Hércules Musageta, hermoso templo que estaba adornado de estatuas. Ofrecíanseles libaciones de agua, leche y miel, que recibían el nombre de Nefalias. Clío, Musa majestuosa y grave preside a la Historia; tiene tablas de bronce en las manos porque escribe las hazañas de los héroes inmortalizándolas; la trompeta de la fama es su principal atributo. Su nombre significa celebrar, glorificar. Rousseau le dedica esta bella décima:

   Mais la déesse de Mémoire,

favorable aux noms éclatants.

Soulève l'équitable Histoire

contre l'iniquité du temps;

et, dans le registre des âges,

consaerant les nobles images

que la glorie lui vient offrir,

sans cesse, en cet auguste livre,

notre souvenir voit revivre

ce que nos yeux ont vu périr.



Erató fue adorada entre los romanos como diosa de los amores, y más de una vez debieron invocarla Julieta y Romeo, Abelardo y Eloísa, Pedro de Portugal e Inés de Castro, Isabel y Diego Marsilla. Para los poetas es la Musa de la poesía erótica y anacreóntica. Los artistas la presentan coronada de rosas y mirtos teniendo una lira en la mano; cerca de ella se ven dos tórtolas arrullándose.

Melpómene como Musa de la tragedia, adorna su frente con diadema, calza coturno y empuña cetro: un puñal es su atributo. La estatua de esta Musa adornaba el teatro de Pompeyo en Roma.

Polimnia es Musa de la retórica y de la poesía lírica e inventora de la armonía: en la mayor parte de los monumentos antiguos aparece en actitud meditabunda y silenciosa, castamente envuelta en blanco manto. Algunos pintores la representan adornada con ricas piedras y guirnaldas de flores; teniendo la mano derecha en acción de arengar porque también es Musa de la persuasión.

Urania llena de gallardía y majestad se nos presenta vestida de azul coronada de estrellas, teniendo en la mano un compás, porque preside a la geometría: en el mundo sideral gobierna a los astros y por eso suele verse entre sus atributos un rollo de papiro donde están trazados los signos del zodíaco.

Talía, Musa predilecta de Apolo, ha sido representada bajo el aspecto de una joven de aire juguetón coronada de yedra y con una máscara emblemática; preside a la comedia.

Calíope, poética, Musa que representa la elocuencia es la inspiradora del poema épico: ciñe su frente áurea corona y tiene en las manos un estilo con el cual escribe hermosos poemas. Denomínala Hesíodo la más noble de todas las Musas: vense al rededor de sus pies la Ilíada, y la Odisea.

Euterpe preside a la música y por eso es representada con una flauta en la mano. Existen en el Vaticano cuatro estatuas de esta Musa. Cuando se presenta entre las Hipocrénides, tiene su puesto entre Clío y Talía.

Terpsícore, hermana de las anteriores es la menos seria de las Musas, simboliza el baile y la representan con una pierna levantada denotando su agilidad, y tocando la pandereta.

Los mitos de Apolo y las Musas, manifiestan el entusiasmo que los griegos sintieron por las bellas artes; como lo manifiestan la alegoría de los delfines saliendo del archipiélago griego para escuchar los versos órficos y la alegoría de Anfión conmoviendo a las piedras con los sonidos de su lira, que levantaron los muros de Tebas.

La mujer debe a la poesía su enaltecimiento en Grecia. Las costumbres la relegaban al gineceo, las leyes negábanle derechos civiles; pero los poetas y artistas con sus hermosas creaciones, la idealizaban.

La mujer flagelada en Arcadia, vendida en Atenas y esclava en toda Grecia, que la consideró como ser pasivo, sin voluntad ni poder, fue elevada al Olimpo por los poetas y venerada por ellos, con los nombres de Minerva, Diana, Circe, Juno, Ninfa y Musa.

Hermosa fue la creación de estas divinidades femeninas, entre las que descuellan radiantes y majestuosas, Clío, Erató, Talía, Melpómene, Euterpe, Urania, Polimnia, Calíope y Terpsícore; nueve hermanas que distribuyen la inspiración entre sus elegidos.

Ellas embellecen la Odisea, demostrando el importante papel que representa la mujer en los poemas de Homero.

México, junio de 1889.