Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
Indice


 

141

«Vuestras grandezas sean servidas de no hazer tanta cortesía a este su criado, digo, a esta su criada» (Don Quixote, IV, 8, 22-24, II, 38); «pensar que en esta vida las cosas della han de durar siempre en un estado es pensar en lo escusado. Antes parece que ella anda todo en redondo, digo, a la redonda» (Don Quixote, IV, 178, 4-7, II, 53).

 

142

«Viene vencedor de sí mismo; que, según él me ha dicho, es el mayor vencimiento que dessearse puede» (Don Quixote, IV, 387, 7-9, II, 72). «Has de poner los ojos en quien eres, procurando conocerte a ti mismo, que es el más difícil conocimiento que puede imaginarse» (Don Quixote, IV, 51, 8-10, II, 42).

 

143

«Nunca voló la pluma humilde mía / por la región satírica» (Parnaso, 55, 11-12). «Dignamente, los satíricos, los maldizientes, los malintencionados, son desterrados y echados de sus casas, sin honra y con vituperio» (Persiles, I, 97, 4-6, I, 14). «Es propio y natural de los poetas desdeñados y no admitidos de sus damas [...] vengarse con sátiras y libelos, vengança, por cierto, indigna de pechos generosos» (Don Quixote, III, 51, 13-18, II, 1); «hala [la poesía] de tener, el que la tuviere, a raya, no dejándola correr en torpes sátiras» (Don Quixote, III, 205, 5-7, II, 16); «Riña vuessa merced a su hijo si hiziere sátiras que perjudiquen las honras agenas, y castíguele y rómpaselas» (Don Quixote, III, 206, 2-5, II, 16); en condena retórica, «abrásense las obras de los heroicos poetas, porque con sus sátiras y versos los vicios reprehenden y vituperan» (La Galatea, II, 65, 17-18). «Tengo un cierto espíritu satírico y maldiziente, una pluma veloz y una lengua libre; deléitanme las maliciosas agudezas, y,   —98→   por dezir una, perderé yo, no sólo un amigo, pero cien mil vidas», dice Rosamunda (Persiles, I, 94, 32-95, 4, I, 14).

 

144

La historia como tela se menciona en el famoso discurso del canónigo de Toledo: «una tela de varios y hermosos lazos texida» (Don Quixote, II, 344, 30-31, I, 47). «Añudemos el roto hilo de mi desdichada historia» (Don Quixote, I, 395, 24-25, I, 27; también Don Quixote, III, 217, 22-24, II, 17; Persiles, I, 243, 4, II, 11; Persiles, II, 100, 7-8, III, 10; y «Coloquio de los perros», III, 163, 31-164, 1). «Avéisme de prometer de que con ninguna pregunta ni otra cosa no interrumpiréis el hilo de mi triste historia» (Don Quixote, I, 335, 13-15, I, 24); «la qual [historia], prosiguiendo su rastrillado, torcido y aspado hilo» (Don Quixote, II, 7, 20-21, I, 28); «tornó a anudar las razones que los muchos sollozos y suspiros avían interrumpido» («La fuerça de la sangre», II, 120, 5-7). Se aplica también a la vida del hombre: «Pienso cantar de aquellos solamente / a quien la Parca el hilo aun no ha cortado» (La Galatea, II, 212, 10-11); «tiempo vendrá, quiçá, donde, anudando este roto hilo, diga lo que aquí me falta y lo que sé convenía» (Persiles, I, lix, 24-26; Prólogo). Para otros ejemplos y desarrollo del tema, véase Louis C. PÉREZ, «El telar de Cervantes», en Filología y crítica hispánica. Homenaje al Prof. Federico Sánchez Escribano, Madrid: Alcalá, 1969, págs. 99-114.

 

145

Otras contradicciones dentro del texto: por un lado Selanio parece desear el descanso de la muerte, y si con ella puede oír las razones de Cilenia quiere que venga más temprano (14:25-27); al mismo tiempo se queja de la velocidad de la carrera del sol (15:5-6). Según él, al hombre que vive en el campo, el cristiano filósofo, no le molestan «los helados vientos [del] invierno» (11:28-29) pero se critican a los que buscan las perlas, «sin perdonar temples ni destemples ni inclemencias de cielo y suelo» (6:23-24). (Compárese las palabras de Don Quixote, I, 226, 12-18, I, 17: «el insufrible trabajo que padecen [los caballeros andantes] buscando las aventuras de noche y de día, en invierno y en verano, a pie y a cavallo, con sed y con hambre, con calor y con frío, sugetos a todas las inclemencias del cielo y a todos los incómodos de la tierra»).

 

146

Diferente la actitud de Don Quixote, enloquecido por las mentirosas historias caballerescas: «para sacar una verdad en limpio menester son muchas pruevas y repruevas» (III, 330, 3-4, II, 26).

 

147

Casi las mismas palabras se emplean en Don Quixote: la Sierra Morena se parece a las «soledades y asperezas» de los libros de caballerías (I, 316, 12; I, 23).

 

148

«La mayor culpa que ay en las culpas, Lenio amigo, es el estar pertinazes en ellas; porque es condición de demonios el nunca arrepentirse de los yerros comitidos» (La Galatea, II, 182, 7-10).

 

149

De la paradoja que es Don Quixote tratamos extensamente en el último capítulo de nuestro A Study of «Don Quixote».

 

150

En el mismo sentido, «la pobreza puede anublar a la nobleza, pero no escurecerla del todo» (Don Quixote, III, 31, 17-18, II, prólogo); «bien aya el que inventó el sueño, capa que cubre todos los humanos pensamientos» (Don Quixote, IV, 345, 32-346, 1, II, 68); «ni las vozes fueron oídas, ni los gritos escuchados, ni movió a compassión el llanto, ni los araños fueron de provecho alguno, porque todo lo cubría la soledad del lugar, y el callado silencio de la noche, y las crueles entrañas de los malhechores» («La fuerça de la sangre», II, 117, 12-18).

Indice