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1

Por atender nuestras consultas y por su ayuda en seguir la pista de algunos de los materiales empleados en este trabajo, les quedamos muy agradecidos a David Darst, Elias Rivers, Debbie Hill, Eric Naylor, Joseph Snow, Harlan Sturm, J. Ray Green, Jr., Bruce Wardropper, Harvey Sharrer, Carlos García Barrón, Joana Escobedo de la Biblioteca de Catalunya y Pilar Varela, directora de la Hemeroteca Municipal de Madrid. También les agradecemos a Víctor Infantes y Pedro Cátedra las lecturas que hicieron de este trabajo.



 

2

Véase la historia hasta aquel momento en Raymond Foulché-Delbosc, «Étude sur 'La tía fingida'», Revue Hispanique, 6 (1899), págs. 256-306, quien comenta en la pág. 282: «Il faut bien l'avouer: rarement controverse littéraire fut discutée avec un plus évident parti-pris et un sans gêne plus absolu pour l'opinion d'autrui. Le mauvais vouloir est flagrant.»



 

3

Ha llegado a tal grado el escepticismo, que ya se quiere quitar a Cervantes «Rinconete y Cortadillo» y «El celoso extremeño». Aunque los publicó en vida, con su nombre y afirmando que eran «mías propias, no imitadas ni hurtadas», Edward T. Aylward califica de «mito» la composición cervantina de dichas obras. (Cervantes: Pioneer and Plagiarist, Londres: Támesis, 1982; véanse las amargas reseñas que de este libro escribieron Juan Bautista Avalle-Arce, Journal of Hispanic Philology, 7, 1983 [1984], págs. 226-227 y Geoffrey Stagg, «The Refracted Image: Porras and Cervantes», Cervantes, 4, 1984, págs. 139-153; un poco menos hostiles, Bruce Wardropper, Renaissance Quarterly, 36, 1983, págs. 635-638 y Manuel Criado de Val, «Cervantes, ¿plagiario?», ABC, 26 de noviembre de 1983, pág. 42. No conocemos el contenido de la conferencia de Criado de Val, «Las Novelas ejemplares: ¿son todas de Cervantes?», pronunciada ante el Ateneo de Madrid en diciembre de 1984, según el Boletín Informativo 1984 del Instituto Miguel de Cervantes del CSIC, págs. 13 y 34.



 

4

Luis Joseph Velázquez, Orígenes de la poesía castellana, Málaga, 1754, pág. 66. En la misma página se encuentra, más de medio siglo antes de Martínez de la Rosa, a quien generalmente se le atribuye el término, aquellos tiempos calificados como «Siglo de Oro de la poesía castellana». (No hemos visto la edición de Velázquez, Poesías que publicó don Francisco de Quevedo Villegas, señor de la Torre de Juan Abad, con el nombre del Bachiller Francisco de la Torre, mencionada por el P. Ángel Custodio Vega, en Historia general de las literaturas hispánicas, II, reimpresión, Barcelona: Vergara, 1968, pág. 667.) [Nota redactada sin conocer el estudio de J. M. Rozas, «Siglo de Oro: Historia de un concepto, la acuñación de un término», en Estudios sobre el Siglo de Oro. Homenaje al profesor Francisco Ynduráin, Madrid, Nacional, 1984, págs. 412-428, libro que conozco gracias a Pedro Cátedra.]



 

5

José Marco Hidalgo, «Doña Oliva de Sabuco no fue escritora», Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, 9 (1903), págs. 1-13.



 

6

Para los datos bibliográficos, véase el Apéndice.



 

7

Véase la historia en Cayetano Alberto de La Barrera, El cachetero del «Buscapié» (Santander, 1916) y Manuel Fernández Nieto, En torno a un apócrifo cervantino: «El Buscapié», Madrid, 1976; en un catálogo de El Crotalón de 1984 se anuncia la publicación Una contienda cervantina: verdades y supercherías en torno a «El Buscapié» (Folletos de una polémica), con prólogo de Pedro M. Cátedra, libro que, al parecer, no ha visto la luz.

Se olvida hoy que Castro fue también autor de una superchería velazqueña, no identificada como tal en 1874: véase F. J. Sánchez Cantón, «La librería de Velázquez», en Homenaje a Menéndez Pidal, Madrid: Hernando, 1925, III, págs. 379-406, en la pág. 379, n. 1.



 

8

Dos cartas literarias. Obras desconocidas de Miguel de Cervantes, Sevilla, 1867; Cartas literarias, Sevilla, 1870. Véase la descripción de Gabriel Martín del Río y Rico, Catálogo bibliográfico de la Sección de Cervantes de la Biblioteca Nacional, Madrid, 1930, págs. 432-434. Estas cartas de Asensio se reimprimieron en el tomo Cervantes y sus obras, Barcelona: F. Seix, 1902, págs. 19-66; sobre la carrera erudita de José María Asensio pueden hallarse datos en Enrique Lafuente Ferrari, «Don José M.ª Asensio y Toledo. Noticia de su vida y sus obras», en Catálogo de la biblioteca cervantina de Don José M.ª de Asensio y Toledo, por Miguel Santiago Rodríguez, Madrid, 1948, págs. xiii-xxvi.



 

9

Castro tomó el texto de la Parte tercera de Lope, aunque sin especificar la edición, y de lo que afirmó ser un suelto de principios del siglo XVII (págs. 132 y 143).



 
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