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Librería Española

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ArribaAbajoAntonio Soriano

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Entre los lugares que están cargados de la historia del exilio español, la Librería Española y el itinerario de su fundador, Antonio Soriano tienen alto significado.

Antonio Soriano nace en Segorbe, en 1913, donde hoy en día es hijo predilecto por los esfuerzos y la voluntad de la «Asociación Cultural Antonio Soriano» creada y animada por José Luis Morro Casas. Soriano se instala en Barcelona en 1928. Después del acontecimiento de la Segunda República, participa en el bullicio político-cultural desarrollado por numerosos centros: ingresa en el centro Excursionista de Cataluña, donde se encarga de la biblioteca y frecuenta el Ateneo Enciclopédico Popular.

Después del alzamiento fascista del 18 de julio de 1936, Soriano recorre el itinerario que tendrán que aguantar muchos otros españoles huyendo de la dictadura vencedora: cruza la frontera en Puigcerdá el 13 de febrero de 1939. Comienza así la historia de un exilio cuyo itinerario culminará en una librería que se ha convertido con el paso del tiempo en un símbolo de la resistencia española en el exilio.

Antonio Soriano está todavía entre nosotros, pero ya no preside el destino de la librería que fundó. Actualmente es su hija, Sonia, asistida por Gerome Sanzo, quien se encarga del funcionamiento de la Librería Española, que sigue viva, con sus escaparates que llevan las marcas de aquel tiempo pasado, de ese largo período de dictadura franquista durante el cual la libertad de leer, de publicar, de difundir libros sobrevivió gracias al trabajo pertinaz de Antonio Soriano, y de otros como Pepe Martínez y su Ruedo Ibérico, Amadeo Robles Beltrán y sus Ediciones Hispanoamericanas y otros pasadores de ideas y de cultura, que conviene asociar en esta etapa de nuestro itinerario.




ArribaAbajoEl campo de concentración de Bram

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Desde Puigcerdá, Soriano y sus compañeros son trasladados a Bourg-Madame, en donde se unirán a miles y miles de españoles que, como ellos, huían de las tropas franquistas. En esta ciudad fueron acampados «provisionalmente» en unos prados, junto al ganado, sufriendo un frío espantoso durante tres semanas.

[...] A principios del mes de marzo el grupo tomaba un tren en La Tour de Carol que los transportó al campo de Bram, cercano a Carcassonne, en el que antes de entrar tuvieron que dejar todo lo que llevaban. Poco después fueron alojados en el sector B, barraca 32; era el segundo contingente que llegaba a este campo. En esos críticos momentos, lo más importante para él era permanecer junto a sus amigos y compañeros, lo que le daba fuerzas para poder seguir teniendo esperanza en el futuro, terriblemente incierto.

[...] Lo primero que se hizo fue organizar la barraca; al no tener luz artificial, confeccionaron con un poco de aceite una candela que al llegar la noche encendían. Soriano, que dominaba el francés, traducía La Dépêche, único periódico autorizado del que obtenía la información que más tarde utilizaba para confeccionar los guiones de Radio Barraca.

[...] Un acontecimiento importante en el campo fue la preparación de actividades culturales y deportivas a las que podían acceder todos los exiliados. En las primeras se impartieron clases para erradicar el analfabetismo, así como cursos de francés llevados adelante por el propio Soriano.

Cuando por los altavoces del campo se solicitaba personal para cualquier tipo de trabajo, Soriano y sus amigos se apuntaban rápidamente. Pero para desgracia del grupo, en sus fichas figuraban como «estudiantes» por lo que nunca eran reclamados. Su obsesión era salir de allí, pero eso sí, todos juntos. Un día del mes de noviembre se solicitó personal para realizar trabajos agrícolas. Por supuesto, como era en ellos habitual, se apuntaron. Y como para trabajar en esta actividad todo el mundo servía, pronto se vieron embarcados en un tren de pasajeros rumbo al norte de Francia.


(Texto de José Luis Morro, «Antonio Soriano: los libros, su vida», en Literatura y cultura del exilio español de 1939 en Francia)                





ArribaAbajoLlegada e inicios en Toulouse

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Tras un período de tiempo en la región de Bourges, adonde fueron llevados desde Bram como mano de obra agrícola, y tras la derrota francesa ante los alemanes, Soriano emprende una huida hacia el sur que le llevaría hasta Toulouse, población mayoritariamente habitada por exiliados españoles. Nada más llegar encuentra a antiguos compañeros de su etapa en Barcelona a través de los cuales poco a poco logra techo, comida y, con el tiempo, regularizar su situación. Una vez asentado en Toulouse, Soriano inicia su actividad en la clandestinidad organizando la resistencia y llevando a cabo diferentes actividades. Su mayor logro fue el de editar Alianza, la primera revista clandestina publicada en Francia. Desde la revista se alertaba a la población de la necesidad de no colaborar bajo ningún concepto con el enemigo alemán. En 1942 funda junto a Jaime Nieto la Unión Nacional Española y en 1944, con la liberación de Toulouse, Soriano entiende que es un error intentar continuar la guerra en España y decide no regresar.

Es entonces cuando en Radio Toulouse se le pide que haga crónicas radiofónicas para España. Las emisiones diarias eran en catalán y se prolongaron durante tres meses hasta que la llegada de los «moscovitas» y sus presiones provocaron su salida de la Radio.




ArribaAbajoEl Centro de Estudios Financieros Toulouse-Barcelona

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Soriano, junto a un viejo amigo del Ateneo Enciclopédico Popular, José Salvador, crea el Centro de Estudios Económicos Toulouse-Barcelona, una especie de Ateneo en el que se realizaban conferencias, cuyo éxito fue tal que la gente casi vivía pendiente de las mismas. Allí hablaron hispanistas como Cassou, Henri Lefèvre, Bruinstard... además de aquellos que trabajaban en La Dépêche de Toulouse. Este Centro de Estudios tenía como objetivo principal llegar a un entendimiento real entre todas las corrientes políticas, ya que las luchas intestinas no habían desaparecido pese a las penalidades y sufrimientos ocasionados por los enfrentamientos del pasado. Este era el gran reto de Soriano y también fue su gran fracaso al resultar imposible conseguirlo. De nuevo recibió una «visita» de aquellos que querían imponer sus opiniones y el nombre de las personas que podían hablar. Les contestó que «... allí, por imposición, no hablaba ni Dios». Pero no tardaría mucho tiempo en tener que cerrar el centro. Poco antes de cerrarlo, a principios de 1946, el Centro de Estudios Económicos realizó un homenaje a los deportados procedentes de los campos de concentración nazis. En el cine Plaza de la ciudad de Toulouse, ante más de seis mil personas, el alcalde de la ciudad, Sr. Badiu, les dio la bienvenida. En la mesa presidencial se encontraban Soriano, Federica Montseny, Jaime Nieto y el responsable de los deportados en el campo de Mauthausen, José Ester, quien se enteró allí mismo de que su suegro había fallecido en el mismo campo. Después de que el alcalde ofreciera a estos deportados unas casas donde poder vivir, la Ciudad de Don Quijote, se realizó una recolecta que en su integridad fue destinada a paliar las necesidades de estos supervivientes de los campos de exterminio.


(Texto de José Luis Morro, «Antonio Soriano: los libros, su vida», en Literatura y cultura del exilio español de 1939 en Francia)                





ArribaAbajoLa librería de ediciones españolas en Toulouse

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Junto a su amigo José Salvador, funda la Librería de Ediciones Españolas, ubicada en la rue D'Arcole, número 1. No sin problemas, lograron que un amigo ciudadano francés de origen español, Luis Sureres, gestor de profesión, se prestara a regentarla. Resuelto el problema, necesitaban llenar de libros aquellas estanterías semivacías. Habían adquirido algunos títulos franceses, pero necesitaban urgentemente textos españoles ante la avalancha de peticiones. Soriano encontró el filón; con una maleta llena de libros franceses se encaminó hacia Andorra donde aún quedaban remanentes de libros españoles anteriores a la Guerra Civil, y logró cambiarlos por libros sobre la Civilización Española del Instituto Gallach, que se encontraban a miles. A la vuelta los vendieron enseguida, no quedando más remedio que hacer varios viajes a Andorra por semana ya que la puesta en funcionamiento de las Universidades y de los Institutos, en los que los libros de autores españoles (caso de su paisano Blasco Ibáñez) figuraban en sus programas, lo hicieron imprescindible.

Toda esta actividad se vio ampliada por sus contactos con editoriales americanas. Pronto entablará relaciones con las editoriales más importantes de América del Sur, de Argentina, de Uruguay, de Chile y de Perú, así como de México y de Estados Unidos. Estas relaciones le impulsan a crear una revista bibliográfica que aparece por primera vez en marzo de 1947 con el nombre de Lee. Con su presentación, Soriano trata de contribuir al mantenimiento de las relaciones existentes entre los franceses y los españoles utilizando para ello un medio inapreciable, el libro, como el mejor modo de conocer España. En sus diferentes apartados, la publicación ofrece resúmenes de catálogos de arte, clásicos castellanos, geografía, literatura española contemporánea..., así como información de revistas de próxima aparición, caso de Realidad, de Buenos Aires, y críticas de libros de noticias.



(Texto de José Luis Morro, «Antonio Soriano: los libros, su vida», en Literatura y cultura del exilio español de 1939 en Francia)





ArribaAbajoLlegada a París y fundación de la Librairie Espagnole

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Antonio Soriano recibió una carta de madame Ricarde, la cuñada de Buñuel, en la que le ofrecía la posibilidad de hacerse cargo de una vieja librería que había sido cerrada durante la guerra. Soriano, que veía cómo la intelectualidad que permanecía en Toulouse estaba emigrando a París, decidió aceptar la oferta de madame Ricarde.

Dejó a Salvador al cargo de la librería de Toulouse y se presentó en París con una maleta llena de libros como único equipaje. Madame Ricarde lo acogió en su casa de la rue Mazarine y le prestó una habitación en un piso superior que hizo las labores de oficina. Así comenzó su actividad como librero en París.

Poco a poco Soriano fue trabajando y adquiriendo fondos hasta que la familia de Buñuel le vendió el fondo de la vieja librería de Gay-Lussac. Ya se había trasladado a un pequeño local en la misma rue de Mazarine y con el tiempo acabó adquiriendo los fondos del anterior dueño del negocio. Su actividad estaba creciendo de tal manera que necesitaba un espacio más amplio.

Un día avistó un edificio en el número 72 de la rue de Seine en el que había un local perteneciente a dos monjitas a las que se lo compró. Cuando trasladó allí todos sus fondos podemos decir que se fundó la Librairie Espagnole de París; eran los comienzos de los años 50 y la librería hoy cuenta con más de 50 años de historia.




ArribaAbajoLa Editorial Española

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Es en esta etapa cuando profundiza aún más en su deseo de dar a conocer la obra literaria de los escritores hispanoamericanos no sólo a los antiguos exiliados españoles que residían en Francia, sino también a los propios franceses. La explosión cultural que se inicia en estos momentos no le pilla por sorpresa; el negocio funciona bien, [...] crea la Editorial Española.

Soriano tiene ahora la oportunidad de realizar obra impresa y lanza la Historia de España de Pierre Vilar, de la que realizó seis ediciones, con la que inicia una serie de ediciones de temática histórica. Más tarde compraría a la Universidad los derechos exclusivos de publicaciones en español, que aún posee. También la amistad iniciada durante la clandestinidad con algunos hispanistas le sirvió de mucho, y también a ellos puesto que los contactos les permitieron la publicación de varias obras. Es el caso de Marcel Bataillon, Pierre Darmangeat, Jean Cassou, etc.

Pero el trabajo de la editorial se nutrirá especialmente de autores españoles, publicando títulos impensables entonces en España: Manuel Tuñón de Lara vio publicada La España del siglo XIX y más tarde La España del siglo XX, a Juan Goitisolo le publicó su novela La Resaca, a Pedro Salinas, El Romanticismo y el siglo XX, a Jorge Guillén La poética de Bécquer; también salía de los talleres de Soriano una edición ilustrada de Platero y yo, de Juan Ramón Jiménez... En poesía destaca un libro de José Corrales Egea, Poesía Española de hoy. Situación y Testimonio, en la que este escritor estudia la obra de Celaya, Hierro, Otero, los entonces jóvenes Gil de Biedma, De Luis y otros. Tal vez una de las obras más interesantes desde el punto de vista histórico sea Guerra y Visicitudes de los Españoles, las memorias de Julián Zugazagoitia, prologado por Roberto Mesa.


(Texto de José Luis Morro, «Antonio Soriano: los libros, su vida», en Literatura y cultura del exilio español de 1939 en Francia)                





ArribaAbajoSituación de la Librairie Espagnole

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Foto cedida por Lourdes Toledo.

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Foto cedida por Lourdes Toledo.

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Foto cedida por Lourdes Toledo.

La Librería Española está ubicada en el barrio de Saint-Germain-des-Prés, en el corazón de aquel París noctámbulo de los años de l'après-guerre que vio tantas personalidades -Juliette Greco, Yves Montand, Boris Vian...- cruzarse en las escenas y otros clubes de jazz. En la esquina de la calle de Seine y de la calle Clément, no muy lejos del mercado Saint-Germain, una tienda lleva las marcas dignas del tiempo que ha pasado, de los muchos años de su presencia viva y fiel a sí misma en un paisaje que ha cambiado mucho.

Los escaparates del 72 de la rue de Seine llaman la atención por el color gris cansado de la fachada, víctima de los asaltos del tiempo y de la contaminación de la ciudad, por el encanto anticuado de la presentación de los libros expuestos, por los títulos puestos a la mirada de los paseantes y visitantes: hemos llegado a la Librería Española.

Cuando el visitante empuja la puerta de la librería, una campanita toca con alegría, otro guiño que avisa al cliente de que entra en un espacio-tiempo donde el presente da muestras vivas del pasado. En el piso de abajo, dos piezas sucesivas: la primera está destinada a las estanterías y tiene una gran mesa céntrica de presentación de los libros; la segunda, acoge libros en cantidad. En la primera pieza, una elegante escalera, cuyos primeros escalones están ocupados por revistas y compact-discs, lleva al primer piso, al despacho personal de Antonio: aquí está «el antro», el espacio íntimo y reservado al cual sólo unos pocos amigos de Antonio Soriano han tenido acceso. Lugar secreto, repleto de los tesoros acumulados por el bibliófilo apasionado: aquí están reunidos libros antiguos, entre ellos algunas perlas raras, y libros regalados por los innumerables escritores que pasaron por la librería y dejaron su obra, con dedicatoria, a Antonio. Corazón silencioso, lleno de toda una vida dedicada a los libros; corazón vivo todavía, lejos de haber librado todos sus secretos. Los investigadores y otros biógrafos tendrán que esperar, la vida continúa...




ArribaAbajoActividades de la librería

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Foto cedida por Sonia Soriano.

Las actividades de la librería han presentado muchas facetas en los planes tanto culturales y literarios como colectivo y humano.

La librería tiene una larga historia como lugar de ventas de libros, así como lo testimonian los distintos catálogos que publicó a lo largo de los años. Tiene también una larga y rica historia como casa editorial, ya que editó a escritores y obras que se iban a convertir en referencias primordiales tanto para los lectores franceses como españoles: basta con recordar aquí el libro de Pierre Vilar, Historia de España, que se convirtió en best-seller con seis ediciones. «Era de verdad la medicina número uno para despertar la curiosidad de los españoles por su historia. Este libro tuvo el mérito de ser, sin duda, el libro más perseguido por la censura franquista», afirma Antonio Soriano en una entrevista con Frédérique Lebon. Durante los años sesenta su editorial publica numerosos títulos, parte de ellos prohibidos en España, pero la Librería Española ha sido también un lugar de encuentros, un cruce donde se encontraban los escritores e hispanistas franceses solidarios de los republicanos españoles -Marcel Bataillon, Albert Camus, Jean Cassou, Claude Couffon, Pierre Darmangeat, Emmanuel Roblès...-, los artistas y escritores exiliados: Rafael Alberti, Max Aub, Luis Buñuel, Jorge Guillén, Arturo Serrano Plaja, Manuel Tuñon de Lara... y muchos otros pasaron por el 72 de la rue de Seine. A ellos se juntaron otros literatos, los «exiliados del interior», los que intentaron quedarse en España, a veces antes de verse obligados a irse: Juan Goytisolo, Blas de Otero, Ana María Matute... participaron también en presentaciones de libros prohibidos en España, en encuentros y tertulias de firmas de libros, en sesiones poéticas. No hay que olvidar a los escritores hispanoamericanos: Reinaldo Arenas, Augusto Roa Bastos, Mario Benedetti, Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez, Severo Sarduy... vinieron a la Librería Española. Pero su historia no se resume en una lista de escritores o artistas con fama.

La Librería Española fue también símbolo de libertad de pensar, de leer, para muchos españoles anónimos que de viaje por París hacían una parada por la librería para poder tocar o comprar libros prohibidos en su país. Días sombríos de una época de oscuridad, que no hay que olvidar.




ArribaAbajoEcos de la prensa en la Librería

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Foto cedida por Sonia Soriano.

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Foto cedida por Sonia Soriano.

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Foto cedida por Sonia Soriano.

La prensa francesa y española se ha hecho eco tanto de la Librairie Espagnole como de la figura de Antonio Soriano y ha destacado a lo largo de estos años la labor de este exiliado de la Guerra Civil que tanto ha hecho con su esfuerzo y su trabajo por la promoción de la lengua y de la cultura españolas:

Fundada en 1950, la Librairie Espagnole en París cumple 50 años de actividad. Varias generaciones de españoles, cuando viajaban a París soñando con la democracia, se aprovisionaban, en este rincón del humanismo y amor por los libros para el resto del año. Su propietario, Antonio Soriano, símbolo de la memoria de un pasado republicano que sobrevive todavía en Francia...


(Texto de Oswaldo Muñoz en «La memoria de la resistencia», El País, 26-XII-2000)                






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