Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
 

21

«y aunque la Academia no adopta como propias sus opiniones, ni toma partido en ellas, conociendo, sin embargo, que está escrito con buen gusto, selecta erudición y mucho juicio, ha juzgado que era digno de publicarse, y en ninguna parte con mas oportunidad que á la frente de una obra que tanto ilustra, descubriendo en ella muchos primores, que sin este auxilio solamente los podrán conocer los que tengan bastante instrucción en la letras humanas, de cuya clase no son ciertamente la mayor parte de los que leen el Quixote» (pág. XII).

 

22

Esta parece ser una idea que más le preocupa al Teniente Coronel Vicente de los Ríos. En una ocasión se expresa con cierta vehemencia con estas palabras: «De este ridículo y desgraciado exîto de las aventuras de don Quixote infieren algunos que el objeto de esta fábula es únicamente reprehender y ridiculizar la caballería andante como defecto peculiar de la Nación Española. Este parecer han seguido varios autores extranjeros, que conforme á la debilidad del espíritu humano han abrazado con gusto la ocasión de pintar ridiculamente la gravedad española, lisonjeándose de que han tomado sus colores de la paleta de Cervantes. Si fuese cierta esta objeción, se confesaría ingenuamente, anteponiendo la sinceridad al amor de la patria, y á la estimación de Cervantes; pero la verdad es, que el espíritu caballeresco era común á toda Europa, y que Cervantes fue demasiado sabio para ignorarlo, y muy honrado para ser ingenioso en desdoro de su nación». (pág. ciii)

 

23

La Historia del famoso caballero don Quijote de la Mancha editada por John Bowle se publicó en 1781, en dos emisiones: una en Londres y otra en Salisbury «en la imprenta de Edvardo Easton». Citamos por el ejemplar de la segunda emisión conservado en la Biblioteca del Centro de Estudios Cervantinos. Véase también Daniel Eisenberg (eds.), Percy, Thomas y John Bowle, Cervantine Correspondence, Exeter: University of Exeter, 1987.

 

24

Del mismo modo se expresa Joaquín Bastús y Carrera en sus «Nuevas anotaciones al Ingenioso Hidalgo D. Quijote de la Mancha», publicadas como sexto tomo de la edición de Barcelona: Imprenta de la viuda e hijos de Gorchis, 1822-1834: «En los dos siglos que han trascurrido desde la primera edición del Quijote, y en los años que han mediado desde que escribió su anotador, las costumbres han variado, el lenguaje ha sufrido alguna alteración, y los hechos históricos de aquella época á que hace Cervantes oportunas alusiones no son naturalmente conocidos como entonces. Por lo mismo, leer el testo desnudo y sin esa preciosa luz que descubre y realza sus bellezas, es lo mismo que quitarle gran parte de su gracia original é inimitable, dejar oscuro su espíritu, y exponerle a equivocadas interpretaciones», pág. I de la «Advertencia». Citamos por el ejemplar de la Biblioteca del Centro de Estudios Cervantinos (CER/QUI 1822).

 

25

«Pedro Mexía escribiendo contra los Libros de Cavallerias, asi habla. Al autor de semejante obra no se le debe dar crédito alguno, y tengo por dificultoso que sepa decir verdad quien un libro tan grande aya hecho de mentiras, después de la ofensa que ha hecho á Dios, en gastar su tiempo, y cansar su ingenio en los inventar y hazerlas leer á todos: y aun creer á muchos. Porque tales hombres ay que piensan así como las leen y oyen». (pág. 8)

 

26

En la reciente Bibliografía de los libros de caballerías castellanos de Daniel Eisenberg y M.ª Carmen Marín Pina (Zaragoza: Prensas Universitarias de Zaragoza, 2000) pueden consultarse los ejemplares conservados de tales obras, entre los que aparecen también los que poseía Thomas Percy.

 

27

Este continuum caballeresco de textos castellanos, franceses, italianos o portugueses puede también rastrearse en algunas bibliotecas nobiliarias del siglo XVII, como la Biblioteca del Sol del Conde de Gondomar, cuyos fondos, en su mayor parte, se encuentran en la Real Biblioteca (Madrid). Véase nuestro trabajo, «Las lecturas de un caballero: la biblioteca del conde de Gondomar», Homenaje a M.ª Cruz García de Enterría, en prensa.

 

28

Así se expresa Pellicer en el «Discurso Preliminar»: «Admira el improbo trabajo que emprendió este infatigable ingles para honrar la memoria de Cervantes, ilustrando su obra. Dedicóse al estudio de la lengua castellana, é hizo en ella tales progresos, que sin haber salido de su patria consiguió no solo hablarla, sino escribirla. Adquirió un copioso numero de libros castellanos asi de caballerías, como de poesía, y de entretenimiento ó invención: con otra no menor cantidad de libros italianos sobre las mismas materias» (pág. xvi). Así como también Clemencín: «Su trabajo, fruto, como él mismo cuenta, de catorce años de lecturas y aplicación, es mui digno de alabanza, y mui de admirar en un extrangero el conocimiento de libros castellanos con que enriquece y autoriza sus notas», págs. XXXV-XXXVI. Cito por los ejemplares de la Biblioteca del Centro de Estudios Cervantinos (Alcalá de Henares).

 

29

No se muestra don Juan Antonio Pellicer tan benévolo con los dos andadores anteriores que cita en su «discurso preliminar»: «El primero es el caballero Edmundo Gayton, que publicó una obra con este titulo: Pleasant Notes upon Don Quixote: Notas festivas sobre Don Quixote. En Londres, por Guillermo Hunt, 1654. fol. [...] La obra de Gayton, que he tenido á mano, solamente comprehende las Notas á la Parte Primera: consta de verso y prosa: traducese en verso, aunque en compendio, el contesto de los capítulos de Don Quixote; y se esplica la historia con difusas notas en prosa. Estas ó son contra algunos escritores y otras personas de aquel reyno, ó alusivas á sucesos de su tiempo; ó son indecentes, ó tal vez contra la Iglesia Romana: su estilo es truanesco, chocarrero, y entresacado: de suerte que son enteramente inutiles para ilustrar la Historia de Don Quixote; y una vez que el anotador quiso dar razón del libro de un poeta nuestro, lo erró miserablemente. El segundo es el caballero Jarvis, que acompañó su traducion no solo con un dilatado prologo sobre el origen de los libros de caballerias, y con la vida de Cervantes estractada de la del señor Mayans, sino que la ilustró con algunas Notas, y estampas copiadas de la edición del año de 1738» (pág. xvi).

 

30

De extravagante lo va a calificar Clemencín: «Mayans, no obstante los elogios que daba al Ingenioso Hidalgo, lo posponía á los Trabajos de Persiles y Sigismunda: Pellicer salió por otro registro todavía si cabe mas extravagante, y se persuadió á que Cervantes se propuso imitar á Apuleyo. Ambos literatos, aunque amantes y beneméritos del Quijote, manifestaron que no le entendían» (ed. cit., pág. XXXVII).