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11

Es el principio de una competición lúdica con el modelo procurando igualarlo e incluso excederlo fuera de una pura epigonalidad.

 

12

Cfr. Pilar Zorrozua, Escritoras..., op. cit., pp. 319, 323 y ss.

 

13

Así, por ejemplo, Meléndez Valdés se llamó Batilo, Jovellanos Jovino, Pedro de Montengón escribió las Odas de Filópatro o Ramón de la Cruz participó en el grupo literario Arcades de Roma bajo el seudónimo de Larisio.

 

14

Esto se transmitió por Pausanias, viajero, historiador y geógrafo griego, y su obra magna Periégesis de Grecia [Descripción de Grecia], IX 22, 3 (cfr. Wilhelm Kroll (ed.), Paulys Real-Encyclopädie der klassischen Altertumswissenschaft, vol. XI, Stuttgart, Metzler, 1922, p. 1397).

 

15

Hay diferentes razones para que Gálvez hiciera referencia precisamente a esta autora de tanto talento que figura como mujer sabia (femme savante) en diversos diccionarios de la época, al lado de Corneille, Molière, Racine aparece en el Parnasse français (1708-1718) de Titon de Thillet, bajo su nombre poético Dioclée en el Dictionnaire des Précieuses (1661) de Somaize o en el Cercle des Femmes savantes (1663) de Jean de la Forge, y tomó la posición de los modernos, como Gálvez misma, en la Querelle des anciens et des modernes (véase más abajo).

 

16

Las metáforas naturales (como por ejemplo «torrente impetuoso») se refieren directamente a la revalorización del concepto del genio, presente a fines del siglo XVIII por medio de la moda de Píndaro que se basó en la oda «Pindarum quisquis studet aemulari» de Horacio, Carmina, Liber Quartus, II). Le agradezco a Ludwig Stockinger haberme indicado ese contexto de la moda de Píndaro del que consta la idea del poeta-genio.

 

17

Se publicó en el periódico Variedades de Ciencias, Literatura y Artes, año 2 (1805) III, pp. 301-08 (cfr. Manuel Serrano y Sanz, Apuntes para una Biblioteca de escritoras españolas, desde el año 1401 al 1833, 4 vols., BAE, Madrid, Atlas, 1975, vol. I-II, p. 455).

 

18

Cfr. Manuel Serrano y Sanz, Apuntes..., op. cit., p. 456. La cursiva es mía.

 

19

Mientras la discusión del autor se abordó ya en el contexto de la Querelle des anciens et des modernes (1687), relacionada con su equivalencia (o, respectivamente, su no-equivalencia) con los autores clásicos, el punto clave del cambio fue la revalorización de la noción de genius (en contra la imitación pura y fundamento para los derechos del autor) por el poeta inglés Edward Young, Conjectures on Original Composition, 1760, en respuesta a Alexander Pope, poeta y célebre traductor de Homero, que propugnó un concepto convencional de poesía como imitación fiel de los antiguos.

 

20

Sobre ese cambio semántico y la ampliación del concepto en España, véase Joaquín Álvarez Barrientos, «Del pasado al presente. Sobre el cambio del concepto de la imitación en el siglo dieciocho español», Nueva Revista de Filología Hispánica, XXXVIII (1990) 1, pp. 219-45.