Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.

1

Esta frase se basa en una anécdota atribuida al Dr. Johnson. Cuentan que, durante una discusión, su adversario le lanzó un vaso de vino en la cara. El célebre literato inglés se secó la cara, e, impasible, dijo: «Luego de esta breve digresión, podemos continuar nuestra polémica». En realidad, en la célebre biografía de Boswell no hay rastro de tal hecho, sino una anécdota muy semejante que no viene a cuento recordar (484-485).

<<

2

La definición de «calidad literaria» requeriría un volumen. Con la mayor humildad de mi parte propongo, en breves líneas, una síntesis. Entiendo por «calidad literaria» aquella que hace, de una obra, literatura y no otra cosa. La literatura, como toda obra de arte en sus diferentes manifestaciones, contiene, al menos, tres condiciones: creación, conocimiento y representación. Su instrumento, el lenguaje. La literatura parte de la realidad, es condicionada por ella, pero no se limita a reflejarla, sino que, a través de la epifanía crea nuevos mundos lingüísticos por medio de la combinación de los signos. La literatura transforma la realidad, la acrecienta en calidad y cantidad. La literatura es poïesis, y sin esa poesía el mundo sería considerablemente más pobre. La literatura abre nuevas ventanas al conocimiento, reconoce la sustancial alteridad del ser, y busca utilizar el lenguaje poético para nombrar aquello que el lenguaje de la comunicación no logra definir. Si toda palabra es metáfora (la palabra no es la cosa) la poesía elabora metáforas de las metáforas para lograr desvelar y reconocer al ser. En breve y simple: la literatura es una manifestación de lo real tan válida como cualquier acontecimiento significativo, de esos que abren espacios al conocimiento, que crean lo que se llama «experiencia». Lo literario es tan vivido como lo vivido. La literatura, por último, es representación, pero no espejo. Es el mundo de las pulsiones en donde el cuerpo manifiesta su deseo de ser lo que todavía no es, o lo que nunca llegará a ser, pero que puede ser solamente a través de la creación lingüística. Cuando digo que la obra de Asturias posee calidad literaria es porque la identifico con la literatura: creación, conocimiento y representación a través del lenguaje.

<<

3

Resulta casi cómico que vengan del mismo país los tres críticos que han tratado de disminuir el valor de Asturias. Es cosa sabida que todo movimiento literario trae, aparejados, a sus críticos. El boom contó con las plumas ilustres del ya mencionado Rodríguez Monegal, de Jorge Ruffinelli (por otro lado, gran exégeta de Tito Monterroso) y del malogrado Ángel Rama. Su actitud despectiva ante Asturias es notable e inexplicable. Martín parte lanza en ristre contra ellos, y desbarata sus argumentos en un excelente artículo publicado en la edición crítica de Hombre de maíz («Asturias», 979-986).

<<

4

«En un proceso de conversión bastante similar al que vivirá, muy poco después, su compatriota Luis Cardoza y Aragón, el joven abogado guatemalteco se va a ir transformando poco a poco, bajo la influencia del maestro francés [Raynaud], en un apasionado estudioso de las civilizaciones mesoamericanas, de cuya verdadera grandeza toma entonces plena conciencia, a través de abundantes lecturas» (Barnabé, 466-467).

<<

5

Sobre el surrealismo en Asturias es imprescindible el estudio de René Prieto, Miguel Ángel Asturias's archeology of return, 55-57.

<<

6

Los reparos de Rama contra Asturias son notables incluso en el léxico empleado. En un reconocimiento, malgri soi, de la importancia de Asturias, Rama escribe: «En esta línea, como en tantas otras, hay que conceder la primacía a Miguel Ángel Asturias, no empece la nutrición que le haya proporcionado el augural Tirano Banderas de Valle-Inclán. Por controversial que sea ya, para nosotros, su percepción del dictador centroamericano, es forzoso reconocer que la publicación de El señor presidente (1946) es un punto de partida de obligada mención, por lo que implica de intento de abordar la realidad latinoamericana presente a través de una figura clave que podría procurarnos la comprensión del conjunto social» (367).

<<

7

Como Bellini, hay críticos cuya trayectoria se identifica inmediatamente con Asturias. Gerald Martin, Amos Segala, Francisco Albizúrez Palma, René Prieto y tantos otros han sido excelentes exégetas de la obra asturiana.

<<