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Bib. hisp. nova, I, 145. Dice que era natural de Guadix, que vivió en tiempos de Felipe III y Felipe IV y que desempeñó el cargo de capellán del infante don Fernando. Añade que fue poeta natural y de los más fecundos de su tiempo, como dramático, y que sus comedias son notables por su invención, elegancia y moralidad y muy honestas; y termina diciendo que se publicaron en las colecciones generales; pero que no recuerda los títulos de ellas ni su número. Don Nicolás Antonio escribía en Roma hacia 1680.

 

2

Historia de el obispado de Guadix y Baza, escrita por el Doctor D. Pedro Suárez... Madrid, por Antonio Román, 1696.

Folio, 9 hs. prels., con una lám. y 443 págs.

Pág. 323, cap. IX, «De los varones del estado eclesiástico, naturales de la ciudad de Guadix»: «El doctor don Antonio Mira de Amescua, capellán de honor de las Majestades de Felipe tercero y cuarto, varón eruditísimo en las letras divinas y humanas, fue dotado de un ingenio nativo en la poesía, como lo acreditan sus escritos cómicos que se hallan incorporados en la impresión de varios volúmenes. Florecieron en su tiempo los más insignes poetas que ha tenido España, y entre todos ellos obtuvo la primacía, como lo afirma don Nicolás Antonio (Nic. Ant. in Bibliotheca Hisp.; tomo I, litera A, fol. 114), haciéndole un elocuentísimo y difuso elogio, que por la brevedad excuso referir aquí. Fue mucho tiempo arcediano de la catedral de Guadix, su patria, donde murió habrá cincuenta años con poca diferencia». La dedicatoria de esta obra es de 26 de julio de 1695.

El elogio de don Nicolás Antonio son 27 líneas en que, como se acaba de ver, viene a decir casi lo mismo que el doctor Suárez, que tampoco parece haber conocido siquiera los títulos de las obras de Mira de Amescua.

 

3

Historia de la literatura y arte dramático en España. Edición española: Madrid, 1886; tomo III, páginas 262 y siguientes.

Don Alberto Lista ni siquiera le menciona en sus Lecciones sobre literatura dramática, impresas en Madrid, en 1853; 2 vols, en 8º; ni menos en sus Ensayos literarios y críticos (Madrid, 1844, 4º), cuyo segundo tomo trata del teatro español del siglo XVII. En 1858 publicó don Ramón de Mesonero Romanos sus tomos de Dramáticos contemporáneos de Lope de Vega, y en el segundo de ellos incluyó cinco comedias de Mira; pero en el estudio del poeta que le acompaña son más las censuras que los elogios para el autor guadijeño.

 

4

Escribimos su apellido en la forma en que el autor solía firmar, que sería por traer la familia su origen de uno de los dos valles de las Amescoas o Amescuas, en Navarra, cerca de Estella; por más que sus contemporáneos le nombran unas veces Mescua, Amezcua y Mezqua, y aun lo escriben formando una sola palabra de los dos apellidos: Mirademescua.

 

5

Constan estos y otros pormenores interesantes en el expediente de pruebas de limpieza de sangre que para la colación de dicho cargo de Arcediano a favor de Mira hubo de incoarse en Guadix, en cuya catedral se conserva, con el número 323 de su Archivo, en 95 folios, con la fecha 20 de julio de 1631. Declararon 31 testigos de conocimiento, vecinos de Guadix y Baza, ciudades de Granada, y de la villa de Berja, provincia de Almería, lugares afectos a la genealogía de Mira.

Examinó ya este expediente y dio un buen extracto de él en los Lunes de El Imparcial, del 16 de septiembre de 1878, el novelista (paisano del poeta) don Torcuato Tárrago. Pero a pesar de haberse publicado dichas noticias en el periódico que más lectores tenía en España, y a pesar de haberse reproducido diez años después en La Ilustración Española y Americana, cayeron por completo en el vacío, y cuantos escritores tuvieron ocasión o necesidad de hablar de nuestro dramático guadijeño repitieron las apócrifas noticias que andaban rodando por los manuales de literatura y teatro.

En 1914 tropezó de nuevo con el referido expediente don Fructuoso Sanz, y creyendo enteramente inéditas y desconocidas las noticias que contenía, publicó en el Boletín de la R. Academia Española, de diciembre de dicho año (cuad. V) un extracto mucho más amplio, sobre todo por los comentarios del editor, que el de Tárrago, aunque no lo inutilizó por completo.

 

6

Uno de los testigos de la información dice que don Matías la «llevó consigo siendo moza, doncella, a la ciudad de Guadix»; otro añade que doña Beatriz era «joven de buen cuerpo, blanca y fresca».

 

7

Expediente de pruebas en el Bol. de la R. Acad., pág. 570.

 

8

En las pruebas no se vuelve a citar a la madre.

 

9

«Recién nacido se lo trajo a su casa su padre Melchor», dice una mujer que estaba sirviendo en casa del doctor Figueras cuando esto ocurría. Doña Beatriz de Montiel, de Guadix, dice «que se halló presente en casa de Melchor de Amescua, su padre, cuando se le traxeron recién nacido». Otro testigo, Francisco Hernández, añade: «El dicho Melchor de Amescua lo llevó a su casa, donde lo crió y alimentó como a tal su hijo, dándole amas y lo demás necesario, y doña Isabel y doña María de Amescua, doncellas, hermanas del dicho Melchor, lo criaron y regalaron como a su sobrino». En el extracto de Tárrago, doña Antonia de los Ángeles, monja beata, dominica, dice que don Antonio nació en la casa de su padre y «que lo criaba un ama con mucho regalo». Otro testigo, el licenciado Andrés Rodríguez de Cózar, dice que Mira «nació en la parroquia mayor».

Hay, pues, un drama oculto en estos hechos; porque ni aun amamantar a su hijo le dejaron a doña Beatriz, cosa que ella, de seguro, habrá implorado, por descastada que la supongamos, si no es que, como decimos arriba, hubiese fallecido en edad temprana y acaso al dar al mundo a su hijo.

 

10

El señor Sanz, dice: «En el archivo de esta parroquia (la mayor) faltan las partidas sacramentales correspondientes al año de su nacimiento y a otros muchos, y en los de las demás no se llalla tal partida de bautismo».

Pero Tárrago en 1878 decía: «Como quiera que en él [expediente] no consta la partida de bautismo de don Antonio, acudimos a la parroquia mayor o del Sagrario... pero no pudimos encontrar dicha partida... Verdad es que todos los libros parroquiales de aquella época están, por lo común, poco ordenados y confusos; pero el libro que registramos principiaba en la última mitad del siglo XVI, y había cierta declaración (quizás, ordenación) y método que no dejó de confundirnos. Entonces... nos asaltó una idea bastante fundada. Todas las declaraciones de los testigos manifiestan que nació en la parroquia mayor, pero no que fue bautizado en ella». La idea es que, como hijo de contrabando, pudo ser bautizado fuera de la ciudad, en algún lugar vecino. Según eso, después de 1878 habrán desaparecido los libros más antiguos de bautismos de la ciudad de Guadix.