Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
Indice
Abajo

Neruda, biografía [Fragmento]

Volodia Teitelboim






El flojo que trabaja como una fábrica

Sentía que escribir poesía era como seguir naciendo, un oficio extraño sin escapatoria, que él buscaba gozosamente. Su vida tenía «el techo roto, pero en los agujeros hay estrellas». No, no está dispuesto a perderse. No se perderá. Él será, a pesar de los pesares.

No obstante todo lo que le duele Albertina, lo que más le importa son sus libros. El problema está en encontrar editor. Éste será Carlos George Nascimiento, a quien alguna vez le preguntaron sobre su primer encuentro con Neruda: «Yo era en ese entonces -respondió- un editor más o menos nuevo todavía. Le había publicado El hermano asno a Eduardo Barrios, y éste me dijo: "Va a venir a hablar con usted un muchacho muy tranquilo, modesto, que usa el seudónimo de Pablo Neruda. Ése va a ser un gran poeta. Va a dar que hablar algún día. No lo pierda de vista...". Y no lo perdí de vista. Algo tenía, no puedo explicarlo. Era muy flaquito y muy pálido, hablaba apenas, pero estaba siempre tan calmado y seguro que sin darme cuenta me convenció y hasta tuve que hacer el libro a la medida que él pidió: un formato grande, cuadrado, que no era nada económico porque se perdía mucho papel. Pero ya ve, tan flaquito y callado, se salía con la suya».

Desde muchacho, el poeta no concibe la actividad literaria como un compartimiento estanco. La literatura es una casa con muchos cuartos comunicados y él transita de aposento en aposento, dejando en cada pieza más de algún mensaje alentador. Antes de los veinte años realiza una caudalosa labor de comentarista de libros, para no decir de crítica literaria. Firma en Claridad con el seudónimo de Sacha. Así escribe el artículo «La romántica historia de Sacha Pagodin, contada por Leonidas Andreiev». De ahí, seguramente, pesca su nombre de batalla como autor de notas divulgativas, que siempre expresan la admiración y la pasión descubridora de un joven que abre la pupila, atento a todas las literaturas. Comenta una obra que lo influye, de Carlos Sabat Ercasty, Poemas del hombre: Libros del corazón, de la voluntad, del tiempo y del mar. Manifiesta deslumbramiento ante el libro estreno de Gabriela Mistral, Desolación. Ya en agosto en 1921 publica en el número 15 de Juventud un juicio enaltecedor sobre los poemas de Manuel Rojas. Examina con espíritu cordial La torre, de Joaquín Cifuentes Sepúlveda. De hecho cada número de Claridad de ese entonces contiene varias notas escritas por Neruda sobre obras que acaban de aparecer. En el número 95, julio de 1923, comenta los libros de poemas La puerta, de Rubén Azócar; Barco ebrio, de Salvador Reyes; Serenamente, de Fernando Mirto, y El silbar del payaso, de Manuel Chávez. Más tarde glosa a uno de sus coterráneos, Gerardo Seguel. En 1924 habla sobre Aliro Oyarzún y Tomás Lago.

Antes de los veintidós años ha publicado en la revista Claridad ciento ocho colaboraciones. También escribe en los suplementos literarios de El Mercurio y La Nación; en revistas como Zig-Zag, Atenea, Juventud, Educación, Dínamo, Alí Babá, Renovación, Panorama, Abanico (de Quillota), Quimera (de Ancud). Otro cuarto que frecuenta este hombre que cree en la ley de los vasos comunicantes es la traducción. Le interesa sobremanera que se viertan al castellano las obras de los grandes. En mayo de 1923 saluda una versión de su siempre admirado Walt Withman, realizada por un profesor chileno que trabaja en Estados Unidos, Torres-Rioseco. Entusiasmado con Los cuadernos de Malte Laurids Brigge, de Rainer María Rilke, él mismo traduce fragmentos que se publican en Claridad en octubre y noviembre de 1926. Igualmente vierte al castellano textos de Marcel Schwob, La ciudad durmiente y El incendio terrestre.

Labora en el rincón de las selecciones y escribe prólogos, que prodigará a través de su vida con mano abierta. En 1924 la editorial Nascimento publica Páginas escogidas de Anatole France, con una introducción suya.

Este autoproclamado animal perezoso fue un operario efectivo.





Indice