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1

Aunque no encuentro la palabra en ningún diccionario, he pensado si seria posible que «Chocero» fuese oficio más bien que apellido. No obstante, había tal apellido en Palos; unos quince años después hay precisamente un Juan Rodrigues Chocero, maestre de nao, a quien se encuentra muchas veces en los libros de la Casa.

 

2

A uno de los que tienen los corrientes 2.666 mrs. se le pagó también en doblas, y si no hay equivocación de copista (sospecho que la haya) él debió de dar calderilla en cambio. (Es Alonso de Palos, véase abajo.)

En legajos de Contaduría es costumbre advertirlo cuando se hace un pago en otra moneda que la corriente. En el Rol no aparecen más que doblas, ducados y maravedís; la dobla es de 365 y el ducado de 375 mrs.

Por si acaso hubiera algún motivo para pagar de un modo o de otro, anoto los que reciben otra moneda que maravedís, que son

Ducados: Sancho Ruiz (piloto), Juan Quintero (contramaestre), Juan Reynal (marinero) y Andrés de Yévenes (grumete). Doblas: Bernal, Miguel de Soria, Rodrígo Gallego, y quizás Alonso de Palos, grumetes todos cuatro. Hay dos pagos, el uno en doblas y el otro en ducados, que han debido de llamar la atención del contador, por cambio inexacto (son los del dicho Alonso de Palos y de Andrés de Yévenes; se hablará de cada uno a su turno).

 

3

Cédula de 30 de Abril de 1492, publicada por Navarrete (t. 2, documento núm. 7) y por otros muchos autores.

 

4

Hay otro maestre Alonso, «surigiano de la cibdad de Guete», en un viaje de Ojeda (1499 ó 1500); no deben confundirse los dos.

 

5

Una vez citado el legajo en el Arch. Ind., cito el libro por título y no por número, porque la numeración dentro del legajo de estos libros de la Casa no parece bien razonada. El Manual, por ejemplo a veces se llama Lib. IV, a veces Lib. II, y a veces (creo) Lib. IV b; mientras el Lib. I de un legajo es el Mayor, y de otro es la Cuenta General. Por eso, hemos dado el título en vez del número; lo cual resaltará casi tan fácil para el que está en Sevilla, y mucho menos confuso para el que, por no estar allí, no puede servirse de los libros originales.

Conviene advertir que hay unos extravíos y entrecambios de pliegos en los libros de estos primeros años.

 

6

Al citar por primera vez las Cuentas de la Contratación, conviene poner en claro la distinción entre sus diferentes libros, que son: el Libro Manual, el Libro Mayor y la Cuenta General. Tan importante en varias documentaciones de las que siguen es esta distinción, que pedimos indulgencia al lector para unas observaciones que acaso correspondiesen mejor a un apéndice.

El procedimiento de los tesoreros de aquella época no era muy diferente, según creo, del que hoy se emplearía. En el Manual se asentaban de día en día todos los negocios, sin separar los asientos de cargo y data, y sin seguir más orden que el cronológico. Este libro a veces se llamaba «el Diurnal», como hoy se dice «el Diario». Por él se hacía después el Libro Mayor, en donde iban los mismos asientos ya arreglados por asuntos y por años, con cargo y data puestos separadamente en cada una de estas divisiones menores. La Cuenta General se hizo para los contadores; guarda separación completa de cargo y data hasta la fecha en que pedía el finiquito de cuentas. De estas Cuentas Generales se solían hacer varias copias para ser sometidas a varios oficiales, y estas son las que se guardan en los archivos, pues los libros originales eran propiedad particular. Así que hoy los investigadores de legajos de Contaduría tienen que contentarse en general con los libros de los contadores, o sea con el tercer arreglo de los asientos; pocas veces tenemos tan buena suerte como en la Casa de la Contratación, donde podemos todavía examinar el Manual con todos los detalles de las primeras apuntaciones, detalles que por no parecer de importancia se omiten muchas veces en las cuentas más esmeradas (como aquí mismo se ve por los asientos de Maestre Alonso). Para nuestros fines, el Manual suele valer mucho más que los otros libros.

El Manual y el Mayor existen solamente entre los papeles de la Casa de la Contratación, y tienen que consultarse en el Archivo de Indias; pero la Cuenta General puede ser estudiada en Simancas como en Sevilla, y es fácil que existan otras copias en otros archivos. El ejemplar del Archivo de Indias es el que quedó para el tesorero Matienzo; en Simancas está la copia de la Cuenta de los primeros años que perteneció al oficio del contador Fernando de Santángel (Contaduría 240), y hay también trozos de otras copias ahora incompletas; tocantes a varios años (Contaduría 240 y 229 y Estado 7).

Claro que sería de supererogación que imprimiésemos a cada asiento tres veces porque tres veces se redactó; con tal que no haya diferencia alguna en el sentido. Daremos como documentación el asiento más detallado, y anotaremos cualquier nota marginal u otra diferencia que exista. Porque a veces sí existen, y son interesantes las variaciones de texto hechas como mejoras cuando se preparaba la Cuenta para los contadores.

Aunque todas las copias de una Cuenta General deben ser exactamente iguales de texto, no guardan siempre paginación idéntica, y por eso son muchas y largas las citas que nos hemos creído obligados a dar. A veces las copias son simples, a veces autorizadas; en este último caso cada ejemplar tiene su propia señal, que llevan todas las páginas; además conviene fijarse bien en las rúbricas. El identificar cada ejemplar puede ser importante a causa de las notas marginales, de mano de contador o de tesorero, que se refieren a los justificantes sometidos, y que pueden todavía servir de pista para buscar los pocos de ellos que hayan perdurado. Estos justificantes se guardaban escrupulosamente hasta dado el finiquito; pero después no se necesitaban, y a veces se tiraron. Hay unas frases desconsoladoras para los americanistas en una cédula dada para el tesorero Matienzo en Sevilla a 20 de junio de 1511: «Por quanto todas las escrituras y recabdas que mostrades para la dicha data eran bastantes y las retuvieron y quedaron en su poder e passaron en cuenta el dicho obispo de Palencia... y Lope de Conchillos... y no quedo ni finco cosa alguna dello en vuestro poder, ni aveys de ser obligado a mas los mostrar... etc.» Allí precisamente iban varias copias de la cédula tocante a los muertos de la Navidad, con muchos detalles acerca de los herederos que habían aparecido. El Obispo de Palencia (es decir, Fonseca) ha podido guardar los documentos algún tiempo, pero no estaba obligado a hacerlo.

Los justificantes perecían (o se guardaban) en grupos que corresponden a las fechas de tomar cuentas, y se debe, pues, conocer estas fechas. Las cuentas de la Casa se tomaron el 11 de Diciembre de 1508, el 31 de Marzo de 1511 y el 31 de Agosto de 1515.

 

7

Historia del Nuevo Mundo, pág. 63.

 

8

Sabemos, por su nota de la página x del Prólogo, que Muñoz manejó estos libros. Lo que allí dice de Americo Vespucci está en el folio 92 vto. y la noticia de Maestre Alonso en el folio 56 del mismo Libro Mayor. Muñoz no hacía lista, y ha debido pasar los asientos de simples marineros sin pararse, aunque anotó a este Maestre Alonso por su título.

El infatigable archivero Tomás González, quien tanto trabajó en Simancas y cuyas huellas se encuentran allí a cada momento, tenía ya señalados al margen de los legajos de Simancas todos los muertos de la Navidad hallados por Delgado. Me extraña algo que ni Muñoz ni González llamaran la atención a Navarrete; o que, enterado éste de tales asuntos, no los publicara.

 

9

Además de Alvaro Alonso Rascón, alcalde de Palos en años interesantes, de Francisco Fernández Rascón, maestre de nao, y de otros muchos.

 

10

Sería tan fácil la equivocación Veguer por Moguer, que debo advertir que por lo menos he pensado en esta posibilidad, y no creo que las letras puedan leerse así. La palabra aparece dos veces.

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