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Gabriel Casaccia, Los exiliados (Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1966), pp. 7-8. En adelante las citas y paginación (entre paréntesis) correspondientes irán incorporadas al texto y provendrán de esta edición. Ocasionalmente, por razones de claridad, en el paréntesis identificaremos también la obra, pero con el título abreviado a Exiliados. (N. del A.)

 

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En «El tema del exilio», p. 89. (N. del A.)

 

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Ver, por ejemplo, Ángel Flores, Bibliografía de escritores hispanoamericanos: 1609-1974 (Nueva York: Gordian Press, 1975), pp. 284-86. (N. del A.)

 

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Augusto Roa Bastos, Hijo de hombre (Madrid: Editorial Revista de Occidente, 1969), p. 194. En adelante las citas y paginación (entre paréntesis) correspondientes irán incorporadas al texto y provendrán de esta edición. Ocasionalmente, por razones de claridad, en el paréntesis identificaremos también la obra, pero con el título abreviado a Hijo. Esta novela recibió una serie de premios, entre los que se cuentan: el Primer Premio Concurso Internacional de Novelas de la Editorial Losada, en 1959; el Primer Premio de la Municipalidad de Buenos Aires, bienio 1960-62; la Faja de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE), en 1961; y es elegida por la Fundación William Faulkner para representar al Paraguay en el certamen de la novela iberoamericana 1962. Hijo de hombre ha sido, además, traducida a varias lenguas, entre ellas al inglés, alemán, checo, sueco, portugués, italiano y francés. (N. del A.)

 

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El primer epígrafe proviene del Antiguo testamento y está constituido por tres versículos extraídos del libro de Ezequiel (12:2, 12:18 y 14:8). El segundo es un pasaje sacado del «Himno de los muertos de los guaraníes». Ver Hijo de hombre, p. 11. (N. del A.)

 

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Una rápida mirada a los títulos de los estudios dedicados a Hijo de hombre en la ya anotada Bibliografía de escritores hispanoamericanos da una idea aproximada de esa multivocidad a que nos referimos aquí. (N. del A.)

 

97

Entrevista publicada en ¡Siempre!, 11 de diciembre de 1974, p. 6. (N. del A.)

 

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Poco después de la Guerra de la Triple Alianza -exactamente el 1.º de enero de 1871-, el presidente Cirilo Antonio Rivarola promulga una ley «por la prosperidad y progreso de los beneficiadores de yerba y otros ramos de la industria nacional...», cuyo artículo 3.º está incorporado a la novela y dice textualmente: «El peón que abandone su trabajo sin el consentimiento expreso de una constancia firmada por el patrón o capataces del establecimiento, será conducido preso al establecimiento, si así lo pidieren éstos, cargándose en cuenta al peón los gastos de remisión y demás que por tal estado origine» (p. 66). Está claro entonces que el Estado no protegía los intereses de los Natis y Casianos del país, sino de los muchos mister Thomas que allí venían a «explotar» sus recursos naturales y humanos al mismo tiempo. (N. del A.)

 

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Atendiendo a la cronología interna de la obra, es indudable que a esa revolución se está refiriendo Rosa Monzón cuando ya casi al terminar la novela dice: «Después de los años, en estos momentos en que el país vuelve a estar al borde de la guerra civil entre oprimidos y opresores, me he decidido a exhumar sus papeles y enviárselos, ahora que él [Miguel Vera] no puede retractarse, ni claudicar, ni ceder...» (p. 221). (N. del A.)

 

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Desde aproximadamente 1914-15 (cuando los desterrados como consecuencia de la revolución de 1912 vuelven al país) en que Miguel Vera abandona su pueblo para seguir sus estudios en la capital, hasta 1936-37 en que, terminada la Guerra del Chaco, Miguel se encuentra nuevamente en Itapé con el cargo de alcalde de su pueblo natal, y sufre el fatal «accidente» que le causaría la muerte a los pocos días de haber sido trasladado a Asunción. (N. del A.)

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