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1

P. Dronke, La lírica en la Edad Media, Barcelona, 1978, p. 39.

 

2

Isidoro, De eccles. Officiis, I, 6: hymnorum carmine primus floruit.

 

3

La mayoría de referencias expuestas en esta introducción pueden hallarse en J. Szövérffy, Latin hymns, Turnhout, 1989, pp. 32-56; M. A. Marcos Casquero-J. Oroz Reta, Lírica latina medieval. II. Poesía religiosa, Madrid, BAC, 1997 (introducción); F. J. E. Raby, A history of christian-latin poetry, Oxford, 19532, (introducción) y J. Fontaine, Étude sur la poésie latine tardive, d'Ausone à Prudence, París, 1980.

 

4

Agustín, Confesiones, 9, 6-7 y 14-15.

 

5

Constan siempre de 8 estrofas de cuatro versos en dímetros yámbicos acatalécticos. En cuanto al tema, S. Ambrosio aborda tanto los asuntos teológicos como argumentos procedentes de las Santas Escrituras, la hagiografía, etc. (J. Fontaine, op. cit., pp. 146-183; F. J. Szövérffy, Latin hymns, pp. 33-34). La cuarteta ambrosiana se convirtió en la más frecuente de las formas estróficas hímnicas. El metro se mantiene clásico sin regularidad en la acentuación de las sílabas y con rima esporádica. En los siglos siguientes, el acento se fija y la rima desarrollará sus propios esquemas (Dronke, op. cit., p. 41).

 

6

Como comentamos más adelante, un hecho fundamental es la celebración en el 1081 del concilio de Burgos a partir del cual se introdujo la liturgia romana con todos los cambios asociados a la tradición franca que ello conllevaba.

 

7

Así, sabemos que, aunque la Schola cantorum de S. Pedro de Roma no entonaba himnos, la costumbre benedictina del canto coral vino a reforzar una práctica de larga tradición (J. Gélineau, Chant et musique dans le culte chrétien, París, 1962; J. Hameline, Le chant grégorien, París, 1960).

 

8

En el siglo XII no se puede dejar de citar la poesía íntima y alegórica de Hildegarda de Bingen, el extenso y variado Himnarium Paraclitense de Abelardo, Bernardo de Claraval o Adán de San Víctor. En el XIII, en el contexto de la guerra de las Investiduras y los constantes conflictos que enfrentaron a la Iglesia y a los incipientes estados, la renovación religiosa y ascética promovida por franciscanos (san Buenaventura o Jacopone da Todi) y dominicos (santo Tomás de Aquino) es fuente de rica inspiración en el campo de la himnodia.

 

9

J. Szövérffy, Latin hymns, pp. 54-56.

 

10

J. Pérez de Urbel, «El origen de los himnos mozárabes», Bulletin Hispanique, 28 (1926), pp. 5-21.

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