A través de
los apartados que hemos expuesto en esta intervención, hemos
tratado de ofrecer un sucinto panorama de la lírica latina
de tema religioso en territorio hispano. Dada la amplitud del tema,
nos ha parecido oportuno eludir el análisis de autores
particulares y centrar nuestra atención en la
evolución de un género concreto, íntimamente
vinculado a la liturgia, la himnodia, así como en otras
formas poéticas surgidas en la alta Edad Media y cuya
función litúrgica las emparenta con los himnos: nos
referimos a los tropos y las prosas o secuencias.
Por lo que hace a
la himnodia, puede decirse que, entre los géneros
poéticos, ocupa un lugar de primer orden por la amplitud del
corpus
poético que la conforma y por la vitalidad de que goza hasta
casi el s. XI. Dicho corpus se materializa, por lo
que hace a la alta Edad Media hispana, en el conjunto
poético visigótico-mozárabe (siglos VII-X).
Hemos querido mostrar las peculiaridades formales y conceptuales
del mismo a través del análisis de tres himnos
representativos de una amplia porción de dicho corpus. En dicho
análisis se ha podido constatar la presencia de motivos y
tópicos basados en los himnos ambrosianos, en la
poesía de Prudencio, la tradición bíblica y la
literatura hagiográfica así como peculiaridades
formales derivadas del uso del latín visigótico. Por
otra parte, la coyuntura histórico-cultural en la que
surgieron tales composiciones emerge en los poemas a través
del uso deliberado de símbolos e imágenes que aluden
a realidades de la época (especialmente la dominación
árabe y el proceso reconquistador).
Precisamente, la
irrupción de ciertas circunstancias religioso-culturales
influyó decisivamente en el florecimiento de nuevas formas
poéticas de función pareja a la de los himnos. La
sustitución del rito mozárabe por el romano y la
penetración masiva de corrientes culturales europeas por
medio del Camino de Santiago desde finales del s. XI
favoreció la presencia de clérigos de procedencia
franca, los cuales se encargaron de expandir los frutos de la
renovatio
carolingia en suelo hispano, frutos que en algunas zonas como la
Marca Hispánica habían penetrado tempranamente.
Tal como lo
demuestra el análisis de prosas procedentes de tradiciones
culturales diferentes, las nuevas formas poéticas fueron
acogidas con gusto y los autores de las mismas protagonizaron una
producción importante en calidad y número cuyo
florecimiento tiene lugar sobre todo, en los siglos XII y XIII
aunque se nos han conservado en muchos casos en manuscritos de
época posterior.
En
conclusión, la poesía latina hispana destinada a usos
litúrgicos dio lugar a una producción considerable
que alcanzó en algunas obras un valor lírico y una
altura estilística considerables, a pesar del anonimato que
es propio de la mayoría de las composiciones. Por otra
parte, puede decirse que el momento álgido de esta
producción poética latina lo marcan los siglos XII y
XIII ya que a partir de entonces las diferentes literaturas
vernáculas pasarán a un primer plano, si bien la
tradición latina que hemos analizado no dejará de
influir y condicionar las formas poéticas
vernáculas.
Apéndice de textos
Texto 1: himno para
ser cantado in
laudibus (Blume, AH XXVII, nº 30)
1
Noctis tempus iam
praeterit,
Iam gallus canit
viribus,
Gallo canente spes
redit,
Aegris salus
refunditur.
2
Somno gravati
surgite,
Cordis reatum
pandite,
Iesuque laudem
dicite,
Qui nos redemit
sanguine;
3
Non ut fallax
discipulus,
Qui pacem ferens
osculo
Et dolum tenens
pectore
Turbis magistrum
tradidit.
4
Iesus captus ab
impiis,
Disperguntur
discipuli,
Locutus est ut
Dominus
Nocte ferens
scandalum.
5
Iesus, suis
discipulis
Dum crucem suam
praedicat,
Negari esse
praemonet,
Petrus facturus
abnegat.
6
Petrus fervens
spiritu
Secutus, in
praetorio
Sed agnitus
discipulus
Negavit Christum
Diminum.
7
Petrus iurabat
omnibus
Se non novisse
hominem;
Vox iamque galli
resonat
Et Petrus culpam
meminit.
8
Iesus dum Petrum
respicit,
Fidem Petri tum
suscipit,
Petrusque flendo
recipit,
Quod ante paulo
amiserat.
9
Et nos precamur,
Domine,
Fidem Petri
recipere
Fidemque
apostolicam,
Flere pro nostra
crimina.
Traducción
1
Ya se ha ido la noche,
ya el Gallo canta con fuerza,
con el canto del gallo se renueva
la esperanza,
los enfermos recobran la
salud.
2
Levantaos vosotros que
soportáis
la pesadez del sueño,
cantad alabanzas a
Jesús
que nos redimió con su
sangre.
3
No hagáis como el
discípulo traidor
que, ofreciéndole la paz con
un abrazo
y ocultando el engaño en su
corazón
entregó al maestro a la
masa.
4
Una vez que Jesús fue
capturado por los impíos
y los discípulos se
dispersaron,
habló, como Dios que
era,
causando consternación en la
noche.
5
Mientras Jesús a sus
discípulos
les anuncia su pasión,
les predica que uno renegará
de Él.
Pedro dice que no lo
hará.
6
Pedro con espíritu
impetuoso
le sigue al pretorio,
pero al ser reconocido como
discípulo
niega que Cristo sea su
Señor.
7
Pedro empieza a jurar a todos
que él no conocía a
aquel hombre
y entonces la voz del Gallo
suena
y Pedro reconoce su pecado.
8
Jesús, al volverse hacia
Pedro,
recupera la lealtad de
éste,
y Pedro entre lágrimas
recibe
lo que hacía poco
había perdido.
9
Y nosotros te rogamos
Señor:
«acoge la fe de Pedro
y la fe de los
apóstoles.
Llora a favor de nuestros
pecados».
Texto 2: Blume,
AH XXVII,
nº 25 (himno ad
vesperas cantado el segundo domingo de
Cuaresma)
1
Auctor luminis,
filius virginis
Paterque matris
filiusque patris,
Caeco sedenti qui
stipem petenti
Lumen
dedisti.
2
Sedensque caecus
tenebris oppressus,
Quem voluerat sic
nasceretur caecus,
In quem virtus sua
cunctis credentibus
Comprobaretur.
3
Gaudetque caecus
lumine recepto,
Quem visitabat
medicus excelsus
A Patre dilectus,
ut ablueretur
Mundi
delictum.
4
Plebs Hebraeorum
simulque dixerunt:
Veniant parentes;
per quos quaesierunt
Qui caecus est
natus, a cuius virtute
Est
illuminatus?
5
Parentes autem
Hebraeis fatentur:
Ex utero matris
caecus fuit natus,
Aetatem habet,
ipsum interrogate,
Dicat
veritatem.
6
Confitetur caecus,
qui erat sanatus:
Ad me adcessit,
propheta qui magnus,
Cuius virtute
oculo et corde
Sum
illuminatus.
7
Fecit qui lutum de
sancto sputo,
Tegmen oculorum
linivit ac luto,
Iussit lavari
Siloe piscina,
Me
clarificavit.
8
Gloria patri,
trino sempiterno,
Gloria Christo
spirituique sancto,
Praedicet trinum
pia voce nomen
Omne per
aevum.
Traducción
1
Creador de la luz, Hijo de la
Virgen,
Padre de tu Madre e Hijo de tu
Padre,
Tú que al ciego que
pedía limosna
le diste la luz.
2
Sentado estaba el ciego, oprimido
por
las tinieblas, había
querido
Aquél que naciera
así, ciego,
para que su virtud ante todos
los
creyentes quedara probada.
3
Recuperada la vista, se alegra el
ciego,
aquél a quien visitó
un médico sin par,
amado del Padre, para que
limpiara
el pecado del mundo.
4
Los hebreos dijeron todos a
una:
«que vengan los
parientes». A ellos les preguntaron:
«éste que ha nacido
ciego, ¿de quién ha recibido la luz?».
5
Los parientes entonces confesaron a
los hebreos:
«nació ciego ya del
útero materno,
tiene edad suficiente, preguntadle
a él:
dirá la verdad».
6
Confesó el ciego que
había sido sanado:
«hasta mí llegó
un gran profeta
por cuya virtud, de vista y de
corazón
he sido iluminado.
7
Él, que formó lodo
con su santa saliva,
limpió con ese lodo la
cortina de mis ojos;
me ordenó lavarme en la
laguna de
Siloé, me dio la
luz».
8
Gloria al Padre, trino y
eterno,
gloria a Cristo y al
Espíritu Santo.
Celebremos con canto piadoso
la
Trinidad por siempre.
Texto 3: Blume,
AH XXVII,
nº 116 (himno en honor a santa Eulalia)
1
Fulget hic honor
sepulcri
martyris Eulaliae,
Quae sacro
signavit idem
passionum stigmate;
Huc vocat adesse
cunctos,
convenit occurrere.
2
Germinis huius
propago
vel
caterva confluens,
Barcinon, augusta
semper,
stirpis aucta insignibus,
Civium florens
corona,
plebs fidelis inclita!
3
Virginem videte
nostram,
quam
sit index gloriae,
Quae fide probata
terret
sic
furentem iudicem,
Praedicans crucis
honorem
vel
salutis indicem.
4
Haec enim caesa
catomis
sistitur eculeo,
Caeditur,
exungulatur
atque flammis uritur,
Terminum habere
laudis
inter ista nesciens.
5
Ambiens crucis
patronum
in
cruce suspenditur,
nix
polorum protegit,
Sic calore plena
sancto
passionem sustulit.
6
Huius ex ore
columba
iam
solutis artubus
Prosilit mire per
auras
ceu
volatu percito
Virginem vicisse
clamans
in
supernis sedibus.
7
Quam tamen Dei
puella
gestiens praecurrere
Lege iam mortis
peracta
gaudiis attollitur,
Sicque risu
comparato
corda mulcet flentium.
8
Lucida, felix per
orbem,
Barcinon attolleris,
Quae sinu pignus
retentas
Tam
salubre, tam pium,
Scilicet tanti
habendo
corporis consortium.
9
O beata sponsa
Christi,
virgo clementísima,
Suscipe iam
singulorum
Vota
vel suspiria,
Postulans Christum
precatu,
Quo
gementes audiat.
10
Non iniquis
serviamus
mente factionibus,
Non caro iugum
rebellis
Suave Christi renuat,
Sed sacri caloris
omnes
Sanctitate fulgeant.
11
Solve, quod
taedet, quod urget
mortis ad perniciem,
Pestilens morbus
recedat,
Mucro hostis subruat,
Vita sit
tranquilla cunctis,
Sint
quieta tempora.
12
Civibus occurre,
civis,
Et
salutem porrige,
Esto sic patrona
nobis
In
relatu gratiae,
Sicut es vicina
caelis,
Ad
favores gloriae.
13
Inter haec
admixtus ipse
conquirat et Quiricus,
qui tui locum
sepulcro
regulis monasticis
ad honores
consecravit
sempiterni numinis.
14
Ut mei post
claustra carnis
Sis
memor in aetheris
Et minus quod hic
peregi,
Tu
valenter suppleas,
Haec tibi perlata
vota
Vel
camena consecrans
Traducción
1
Resplandece aquí la fama del
sepulcro
de la mártir Eulalia,
sepulcro que marcó con el
sagrado
estigma de la pasión;
Allá nos llama a todos para
que estemos presentes:
nos conviene acudir.
2
Sarmiento de una semilla tal,
muchedumbre que confluye,
Barcelona, siempre augusta,
encumbrada por los emblemas de su
estirpe,
corona floreciente de
ciudadanos,
pueblo célebre por su
fe.
3
Ved a nuestra virgen,
cómo muestra su gloria,
ella que con fe probada
aterrorizó
tanto al enfurecido juez,
predicando la gloria de la
cruz
como signo de
salvación.
4
Pues ella, azotada en la
espalda,
fue colocada en el
ecúleo,
golpeada, desgarrada y
arrasada,
no sabiendo que hallaría un
final glorioso
en medio de estos suplicios.
5
Rogando al Señor
crucificado
fue crucificada.
Pero allí, para honra de su
cuerpo,
nieve caída del cielo lo
cubrió.
Así, llena de un fuego
santo
soportó la
pasión.
6
Inertes ya los miembros de su
cuerpo,
de su boca una paloma
ascendió admirablemente por
el aire
y con vuelo rápido,
proclamó la victoria de la
virgen
en la sede suprema.
7
Pero la hija de Dios
apresurándose gozosa,
vencida ya la muerte,
es ensalzada con
alegría
y con su risa,
alivia los corazones de los que
lloran.
8
Resplandeciente, feliz en todo el
orbe
serás ensalzada,
Barcelona,
tú que conservas en tu seno
una prenda
tan salubre, tan piadosa
y compartes en comunidad la
posesión
de cuerpo tan ilustre.
9
¡O santa esposa de
Cristo
Virgen clementísima!,
recibe ahora las peticiones
y ruegos de cada uno de
nosotros,
pidiendo a Cristo que
escuche a los que gimen.
10
No caigamos en la
servidumbre de los infieles,
no reniegue nuestra carne
rebelde
del suave yugo de Cristo,
sino resplandezcan todos
con la santidad del fuego
sagrado.
11
Libéranos de lo que nos
hastía, de lo que nos empuja
a una muerte destructora,
retroceda la pestilente lacra,
sucumba el puñal
enemigo,
tengamos todos una vida
tranquila,
vengan tiempos mejores.
12
Sal al encuentro de tus ciudadanos,
ciudadana,
y danos la salvación,
sé nuestra patrona
en esta acción de
gracias
pues eres nuestra vecina en el
cielo,
para alcanzar la gloria.
13
Mezclado entre ellos,
Quírico también te
requiere,
Él, que te ha consagrado un
monasterio
en el lugar de tu sepulcro
según unas reglas
en honor del sempiterno Dios.
14
Para que tras la muerte de
mi cuerpo, te acuerdes de mí
en el cielo,
y lo poco que he hecho yo
aquí
ofreciéndote los votos
y
el poema presentes,
los suplas tú con tu
fuerza.
Texto 4: Blume,
AH XXXIV,
nº 340 (prosa en honor a santo
Tomás)