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En otros puntos de Andalucía denominan al mochuelo corneja. Dice el pueblo campesino que la corneja era el pájaro que mejor cantaba entre todos los creados, y que cuando el Señor espiró en la cruz fue el pájaro que se halló presente. Desde entonces olvidó el canto y aprendió el gemido con el que repite siempre: Cruz, cruz, cruz. ¡Oh, poesía religiosa, ideal de fe, de ternura, de dulce melancolía y de pureza!

 

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Una lindísima tonada completa el encanto de esta preciosa canción popular.

 

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Esta novelita se imprimió en Mayo de 1850.

 

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D. Juan Arolas.

 

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Cocos, percales.

 

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Aunque la época lejana que aquí se pinta no nos permite dibujarla con la autoridad de testigos oculares, podemos, no obstante, afirmar la exacta verdad de la pintura de aquella época y todos sus pormenores, porque las fuentes de donde hemos sacado estos datos son las más autorizadas y fidedignas.

 

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Dice Dumas, a quien no se tachará por cierto de antibonapartista ni de legitimista: «Por espacio de setenta y dos años llevó Luis XIV la corona y reinó; por espacio de diez y nueve años tuvo Napoleón en su mano el cetro y gobernó con el despotismo».

 

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Creemos curioso apuntar aquí algunos de los más ilustres de estos militares irlandeses, a quienes en atención a sus méritos, a sus servicios y al lustre de sus familias, ha compensado el gobierno español parte de lo que en su patria perdieron.

Además de lo concedido al ilustre caudillo de estas tropas, Jacobo Stuart, se le concedió a un descendiente suyo, Pedro Stuart, el título de marqués de San Leonardo, que, andando el tiempo, recayó en hembra, la que casó con el brigadier D. Simon Wall, descendiente del general ministro D. Ricardo Wall.

En 1776 hizo el rey conde de Ophalia al teniente general Don Bernardo O-Connor, señor de Ophalia en Irlanda, del castillo de Philipstown, y baronía de Grashill. Cayó en hembra, y es heredera de este título la señorita condesa de Tilly. En 1771 creó el rey el condado de O-Reilly: su actual poseedor reside en la Habana. Carlos III hizo conde de Lacy al teniente general D. Guillermo Lacy; hizo dicho rey marqués del Norte al brigadier O-Neill por sus servicios en la Florida; reside en la Habana o Puerto-Rico. En 1729 concedió el rey el título de marqués de la Cañada a Don Guillermo Tyrry, vecino del Puerto de Santa María, hombre muy rico, que había hecho su caudal en el comercio con América, y que aplicó sus fondos a fundar un mayorazgo. Descendía, en línea recta de varón, de Domingo Tyrry, poderoso caballero del condado de York en Irlanda, creado en 1631 vizconde de Limerik, de cuya dignidad fue despojado por Cromwell, en atención a su fidelidad a su rey y religión. En esta época emigraron otros muchos que se establecieron en Cádiz y otros puntos. Usan sus títulos irlandeses en España los condes de Clonard: la rama primogénita de los O-Reillys usa su titulo de barón de Klonket.

En la Ibernia sirvieron los condes de Mac-Mahon. Los Butlers son, por ramas colaterales, de la familia de los duques de Ormond. Los Clairacs son condes de Clairac. Los Magenis son condes de Ibeag. Sarsfield es de una gran familia, así como los Obrian, Walsh, O-Linsh, O-Donojú, Camesford, Kindelan, Burk, etc.

Hoy día ocupan altos grados en el ejército: D. Leopoldo O-Donnell, descendiente de los reyes de Irlanda, conde de Lucena, duque de Tetuán, como capitán general; el conde de Clonard, Don Guillermo Stuard, y D. José Lemery, como tenientes generales: D. Tulio O-Neill, marqués de la Granja, D. Demetrio O-Daly, Don Enrique O-Donnell, D. José Grases (de artillería), como mariscales de campo. Todo lo antedicho, salvo error u olvido.

En un artículo que trae la Revista Británica, publicada en París en el mes de Abril de 1861, hallarnos una nota análoga a la nuestra, y que esta misma analogía nos lleva a traducir y poner a continuación. Los irlandeses habían derramado tantas veces su sangre por la Francia, que habían adquirido el derecho de ser mencionados y merecido los aplausos de la nación y del ejército. Bajo el reinado de Luis XIV se contaron hasta diez y ocho y veinte mil irlandeses bajo las banderas francesas, y ellos fueron los que reconquistaron al famoso príncipe Eugenio de Saboya la ciudad de Cremona. Bajo Luis XV, la brigada irlandesa al servicio de Francia se componía aún de cinco regimientos, cuya lista por orden alfabético es ésta:

  • de Berwick,
  • de Clarc,
  • de Lee,
  • de Nugent,
  • de Rooth.

La parte que esta brigada tomó en la batalla de Fontenay fue brillante y decisiva.

Cuando en ocasión de la consagración de Carlos X compuso Lamartine su famoso y magnifico canto, pone en boca del rey estas palabras, al hablar de uno de los pares del reino de origen irlandés:

«Macdonald! Des héros le juge et le modèle dans un nom étranger il porte un coeur fidèle; dans nos sanglants revers, moderne Xenophon, la France et l'avenir, ont adopté son nom, et son bras dans les champs d'Arcole et d'lberia. En sauvant les français a conques sa patrie».



 

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El toro Señorito, de la ganadería del excelentísirno señor D. José María Benjumea, de Sevilla, mató en 1850 en la plaza de Madrid a un tigre con quien le echaron a luchar. (N. del E.)

 

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Del poeta Suárez, que floreció en el siglo XVI.