1) La cerrazón
| | Amé a una muchacha de vidrio | | | | transparente y bestial este verano, adoré su nariz, | | | | su largo pelo negro hizo estragos | | | | en mi concupiscencia, era, ¿cómo decirlo? olfato | | | | y piel, toda ella era olfato y piel, la envolvía | | | | una especie de aura histérica en cuanto | | | | era por lo menos dos, la que sollozaba | | | | y la que hablaba sola con los ángeles, el juego | | | | a todas luces era perturbador, llegaba | | | | de la calle con esa hermosura indiscutible de las de 30 | | | | que casi lo han vivido todo, del parto | | | | al frenesí, se echaba desnuda | | | | ahí en esa cama las ventanas abiertas | | | | al mar, lo que más le gustaba era el mar. | | |
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| El caso concreto era la impiedad de su corazón, decía | | | | que el Mundo le importaba una flauta, | | | | y de veras le importaba escasamente una flauta, el epicentro | | | | de su rotación y su traslación era el fornicio, un fornicio | | | | más bien mental. Me decía por ejemplo: -Ahora | | | | voy a volar, y volaba del catre al techo | | | | unos diez metros o algo así como quien nada en el aire | | | | de espaldas, estilo mariposa. | | |
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| Para decirlo de una vez me consta que volaba | | | | pero sin salir de ella, es decir, saliendo y no saliendo, | | | | todo se hizo difícil, amaba a otro | | | | y yo andaba en la edad de los patriarcas | | | | intacta sin embargo la erección | | | | aunque lisa y llanamente amaba a otro, | | | | por lo menos decía que amaba a otro en el sur. D'accord, | | | | el perdedor es el abismo. | | |
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| Cada uno ama a su venenosa como puede, yo amé a mi venenosa, | | | | imposible sacarla de mi seso | | | | hasta no sé cuando, viéndola de lejos | | | | hoy viernes pienso en sus pies | | | | hasta dónde llegarán, la línea de su vida es corta | | | | y eso está escrito en el I Ching. Por último | | | | no es que la cerrazón haya entrado en mí, yo entré en la cerrazón. | | | | De los acorralados es el Reino. | | |
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2) Martes trece
| | A ver ¿qué me gusta de ti? La risa riente | | | | de tu boca y -una vez desnuda- los sobacos | | | | fuera claro de la nariz cuyos cartílagos | | | | datan del Renacimiento, ah y el pelo, | | | | ese negro tuyo pelo que es mi adoración, | | | | que te tapa de norte a sur la espalda | | | | y el fulgor de la morenía, mi | | | | perversión y mi adoración. | | |
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| Ahí van las cosas entre los dos: imposibles. Hoy | | | | cumples 36, se te ve flaca | | | | pero yo no más conozco por dentro la embarcación, yo y otros. | | | | Pero no hablemos de los náufragos. | | |
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| Nada entonces de sobrevida. No hay sobrevida, | | | | para qué sirve la sobrevida. Lo terminal | | | | es lo único que está en juego: | | | | la mariposa es terminal, Picasso | | | | es terminal, | | | | Picasso que inventó la mariposa | | | | cuando entró en Jacqueline encima | | | | de los setenta, eso es terminal | | | | y cosa de meses | | | | desde el portento amniótico. ¡Picasso | | | | y su baile! Si es que le dura, | | | | si es que le dura más que la pintura. | | |
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| Dices que te vas. Bueno, te vas, | | | | hoy mismo en ese avión al sur te vas | | | | tan ligera como viniste. Olvida | | | | este verano. Total fuiste parte | | | | de mi resurrección. Por último | | | | no quedé tieso ahí en ese matadero | | | | del quirófano. Todo | | | | fue tan flexible. Usted | | | | fue feliz. Yo fui feliz. El adiós sangriento fue feliz. | | |
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3) Fascinación
| | No con semen de eyacular sino con semen de escribir | | | | le digo a la paloma: -ábrete, paloma, y | | | | se abre; -recíbeme, | | | | y me recibe, erecto | | | | y pertinaz, ahí mismo volamos | | | | inacabables hasta más allá del Génesis | | | | setenta veces siete, y así | | | | vaciado el sentido: -«Vuestra soy | | | | gime con gemido en su éxtasis, para vos nací, | | | | ¿que mandáis hacer de mí?». Ciego | | | | de su olor, beso entonces un aroma | | | | que no olí en mujer: -«Guárdame | | | | -irrumpo arterial- esta leche de dragón | | | | hasta la Resurrección en la tersura | | | | de tu figura de piel, clítoris | | | | y más clítoris en el frenesí | | | | de la Especie. No haya mortaja | | | | entre nosotros». | | |
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| A lo que la posesa: -«Ay, cuerpo, | | | | quien fuera eternamente cuerpo, tacto | | | | de ti, liturgia | | | | y lascivia de ti y el beso | | | | corriera como huracán y yo fuera el beso | | | | de mujer para aullarte | | | | loba de mí, Río | | | | Turbio abajo hasta la Antártica, loca | | | | como soy, zumbido del príncipe». | | |
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| De histeria y polvo, amor, | | | | fuimos hechos, uno lee | | | | ocioso en maya, en sánscrito las estrellas; ¡uno! | | | | ¿de qué escribe uno? -«Dínoslo | | | | de una vez Teresa de Avila, Virginia | | | | Woolf, Emily mía | | | | Brónte de un páramo | | | | a otro, Frida mutilada | | | | que andas volando por ahí, ¿de qué | | | | escribe uno?». | | |
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Chillán de Chile, a trece de febrero, 1996.