51
Andrés González-Blanco, Los grandes maestros. Salvador Rueda y Rubén Darío, Madrid, Pueyo, 1908.
52
Palabras de S. Rueda en Galería. Más de cien vidas extraordinarias contadas por sus protagonistas..., Madrid, eds. Caballero Audaz, 1944, pág. 325. Apud G. Carnero, «Salvador Rueda: teoría y práctica del Modernismo», Anales de Literatura Española, n.º 4, 1985, pág. 77.
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De alguna manera se delató él mismo: «Á oscuras, y dando tropezones y con la pluma á toda llave, he mal desarrollado el tema del ritmo: á oscuras, porque, como usted bien dice, nadie ha escrito absolutamente nada sobre este asunto en todo lo que va de literatura española; dando tropezones, por lo débil de mi paso y por no haber tenido autores en que apoyarme»
. Salvador Rueda, El ritmo, cit., pág. 68.
54
«Pero es que Rueda quería jugar a dos barajas y era muy sensible al halago, Rueda quería ser coronado en Albacete, por ejemplo, y estaba dispuesto a hacer lo que fuera. Rueda quería ser hijo adoptivo de Murcia y estaba dispuesto a serlo como fuera, y de su juego con la tradición y con la innovación resulta la contradicción insalvable que hay en él»
. Palabras de G. Carnero en «Debate», tras la exposición de su conferencia «Salvador Rueda: teoría y práctica del modernismo».
55
Apud R. Ferreres, Verlaine y los modernistas españoles, cit., pág. 244.
56
En El ritmo y en otros lugares los había escrito correctamente.
57
A Salvador Rueda, más que la jefatura de un movimiento que él mismo se negó a aceptar, lo que más le molestó es la falta de reconocimiento de su labor innovadora en la lírica del momento, su papel de transición entre el artificio de la poesía finisecular y el aliento de la poesía nueva» Armando López Castro, «Salvador Rueda y su actividad renovadora», en A zaga de tu huella. Homenaje al prof. Cristóbal Cuevas, t. II, ed. de Salvador Montesa, Málaga, 2005, pág. 77.
58
«El acento en la poesía», en Salvador Rueda, Canciones y poemas, cit., pág. 435.
59
S. Rueda, El ritmo, cit., págs. 59-60.
60
Id., pág. 60.