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1

Domingo Faustino Sarmiento, Obras, III, reimpresión aumentada (Buenos Aires: Imprenta y Litografía Mariano Moreno, 1896), pp. 43-44. Cito en adelante por esta edición, modernizando la grafía peculiar a Sarmiento.

 

2

Citado en A. O. J. Cockshut, Truth to Life. The Art of Biography in the Nineteenth Century (New York and London: Harcourt Brace Jovanovich, 1974), p. 9.

 

3

Domingo Faustino Sarmiento, Obras, VII (Buenos Aires: Imprenta y Litografía Mariano Moreno, 1896), p. 6.

 

4

Así, apenas cinco años después de su publicación, Sarmiento reclama completa autoridad documental para Facundo: «[H] a sido traducido al alemán, ilustrado por Rugendas, y ha dado a los publicistas de Europa la explicación de la lucha de la República Argentina. Rosas y la cuestión del Plata y muchas otras publicaciones europeas están basadas en los datos y manera de ver de Civilización y barbarie» (III, p. 225).

 

5

Sylvia Molloy, «Inscripciones del yo en Recuerdos de provincia», en Homenaje a María Rosa Lida de Malkiel y Raimundo Lida, en Sur, 350-351 (1982), pp. 131-140.

 

6

De sus recuerdos de la época pasada junto a su maestro José de Oro escribe, por ejemplo, Sarmiento: «Las reminiscencias de aquella lluvia oral que caía todos los días sobre mi alma se me presentaban como láminas de un libro cuyo significado comprendemos por la actitud de las figuras» (III, p. 172).

 

7

Paul Verdevoye, Domingo Faustino Sarmiento. Éducateur et publicista (entre 1839 et 1852) (París: Institut des Hautes Études de l'Amérique Latine, 1962), p. 114.

 

8

Recuerda Sarmiento con indignación al ministro que, refiriéndose desdeñosamente a la pirámide conmemorativa de mayo, decía: «En cuanto al piróme, puede usted echarlo abajo» (III, p. 18).

 

9

Uno de los epígrafes de Recuerdos de provincia, como desafiante emblema, es cita de Macbeth. Sarmiento la atribuye, errónea pero significativamente, a Hamlet: «Es éste un cuento que, con aspavientos y gritos, refiere un loco, y que no significa nada». El idiot del texto original ha pasado a ser un loco en la traducción del «loco Sarmiento». Esta cita mal atribuida vuelve a aparecer, como lema, en el último escrito de Sarmiento.

 

10

En su propia vida Sarmiento emula este orgulloso exhibicionismo del adulto que «luce» al niño. En Vida de Dominguito hace alarde de la rapidez con que aprende a leer y a escribir su propio hijo a los tres años y medio: «[E]l niño de tres años iluminándose el semblante con los rayos de la inteligencia que asomaba a sus ojos: -Papá -dijo-, ¿a que yo escribo Sarmiento? -¿A que no? ¿A que sí? -y escribió en las páginas en blanco de un librito lo que va al frente en facsímil» (Domingo Faustino Sarmiento, Vida de Dominguito [La Plata: Editorial Calomino, 1944], p. 13).