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Hay unos pocos personajes que no pueden aceptar la realidad. Pero en su caso el dramaturgo no parece condenar la ilusión: hay un compromiso aceptable. El Amante Imaginario de Prohibido suicidarse en primavera seguirá soñando con la idealizada Cora Yako y con el viaje con ella que no aceptó, pero será para escribir de viajes y aventuras para un periódico. El caso de Daniel, el pintor de La sirena varada, quien se venda los ojos pretendiendo inventar nuevos colores, es análogo. Cuando un Ricardo exaltado le arranca la venda para descubrir que Daniel es ciego, no le falta razón a éste cuando le reprende: «¿Por qué lo has hecho? ¿Qué daño te hacía yo?» (O. C., I, pág. 337).

 

302

Gonzalo Torrente Ballester, óp. cit., pág. 45.

 

303

Charles H. Leighton, «Alejandro Casona y las ideas», pág. 15.

 

304

Joaquín de Entrambasaguas, art. cit., pág. 35.

 

305

Charles H. Leighton, «Alejandro Casona y las ideas», pág. 15.

 

306

J. Rodríguez Richart, óp. cit., pág. 77.

 

307

Véase, por ejemplo, José Caso González, art. cit., pág. 311.

 

308

Francisco Ruiz Ramón, óp. cit., pág. 229.

 

309

Juan Rodríguez-Castellano, «Doctrinas pedagógicas de Casona», pág. 25.

 

310

Charles H. Leighton, «Alejandro Casona y las ideas», pág. 15. Véase también el artículo interesante de José Manuel Feito, «La pedagogía libertaria de Nuestra Natacha (en el 50 aniversario de su estreno)», Boletín del Instituto de Estudios Asturianos, XL, 119 (sept.-oct. 1986), 985-1015. Feito comenta la probable influencia en Nuestra Natacha de las ideas pedagógicas de Faustina Álvarez García, la madre de Casona y primera mujer Inspectora de Primera Enseñanza en España. Para Feito, la actitud de la madre, que se ve en los escritos de ella que cita, «encaja de lleno con la actitud de la Natacha inconformista y amante de la libertad» (pág. 991).