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Cfr. Stendhal (1854: 268). «L'âme de Lord Byron ressemblait beaucoup à celle de J. J. Rousseau, en ce sens qu'il était toujours constamment occupé de soi et de l'effet qu'il produissait sur les autre». H. Taine (1871: 360-1) afirma que «l'hypertrofie du moi» caracteriza a espíritus muy diversos entre sí como Byron, Wordsworth y Carlyle. También el aforismo 549 de Aurora, «Huir de sí mismo» (KGW: V, I, 259-260) tiene en las páginas de Taine sobre Byron su punto de partida. Cfr. Taine (1863: 537-8). Byron pertenece a «esa pequeña y noble camarilla de gente sin freno, visionaria, semiloca, de gente que no puede dominarse y que sólo cuando se ha perdido completamente, encuentra en sí misma todos los goces posibles...», descrita por Nieztsche en el aforismo 50 (KGW: V, i, 41).

 

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«Tout y était nouveau, forme et fond, c'est qu'il était entré dans un nouveau monde; L'Anglais, homme du Nord transplanté parmi les moeurs du Midi et dans la vie italienne, s'était imbidé d'une nouvelle séve qui lui faisait porter de nouveaux fruits. On lui avait fait lire les satires très-lestes de Buratti, et même les sonnets plus que voluptueux de Baffo. Il vivait dans l'heureuse societé de Venise, encore exemple de colères politiques, où le souci paraissait une sottise, où l'on traitait la vie comme un carnaval, où le plaisir courait les rues, non pas timide et hypocrite, mais déshabillé et approuvé» (Taine, 1863: III, IV, #2, 589 = 1880, S. 136-8).

 

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Pero es, asimismo, significativa la aproximación a la filosofía de Spinoza: «Todo esto huele más bien a Spinoza antes que a mí -diría quizás Schopenhauer-» (KGW: V, ii, 129 = Die fröhliche Wissenschaft, 99; Obras, 124).

 

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En el ensayo póstumo Sobre la verdad y la mentira en sentido extramoral, Nietzsche designa como «héroe supremamente jovial» al hombre intuitivo que, a diferencia del hombre racional que enfrenta las necesidades más imperiosas armado de «previsión, prudencia y regularidad», ni siquiera ve esas necesidades, y «considera como real sólo la vida transformada por la ficción en apariencia y belleza» (KGW: III, ii, 383).

 

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Sobre la importancia de este autor como fuente de la Genealogie, véase Orsucci, (1991).

 

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Asimismo, «Todo fisiólogo comenta: ¡es todo falso!» (KGW: VIII, iii, 209): «La imposibilidad psicológica de estas pretendidas almas de héroes y de dioses, que son al mismo tiempo nerviosas, brutales y refinadas como los más modernos entre los pintores y líricos parisinos» (KGW: VIII, i, 116).

 

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El apunte, hallado por Andrea Orsucci, se conserva en el Nachlass Dühring (caja número 5) de la Sección de manuscritos de la Staatsbibliothek de Berlín. Agradezco a Orsucci por haberme permitido utilizar ese inédito para el presente trabajo.

 

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La primera parte de este artículo «Hacia una Semiótica Textual Peirceana (I)», apareció en Signa 6 (1997), 309-326.

 

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Todas las traducciones del artículo son mías. Véanse particularmente al carácter tipográfico de las reseñas que escribió Peirce para The Nation. Allí Peirce se refiere a «las ilustraciones que están grabadas en madera en el texto» (N 2: 62, 1894); «había una fecha, 10 de noviembre del 1619, en el texto, y, en el margen, 11 noviembre del 1620» (N 2: 93, 1894); «sus páginas estaban llenas de apretado texto» (N 2: 197, 1899); «[e]l texto ocupa menos de seiscientas páginas» (N 2: 265, 1900); «un texto de medio millón de palabras» (N 3: 34, 1901); «el Apéndice... ocupa seguidamente más de la mitad de las páginas dedicadas al texto» (N 3: 62, 1890); «Heiberg imprime por primera vez el texto en griego de Anatolio de los primeros diez números» (N 3: 87, 1902). En otros escritos de Peirce se encuentran los siguientes ejemplos: «Fin de nota» va inmediatamente seguido de «Continuación del texto» (MS 646: 8, 1910); y en relación con la   —186→   ópera, Peirce observa: «La tarea del compositor es inventar 'bellas melodías'. El texto escrito debajo de ella es asunto secundario. Música y palabras se han yuxtapuesto, por así decirlo» (MS 1517: 31, 1896). Esta última cita es de la traducción por Peirce de Genius und Degeneration, de William Hirsch (expuesta y analizada en Gorlée, 1996 y 1998), y el uso que Peirce hace de texto es una evidente transposición del Text original alemán. Obsérvese el siguiente pasaje: «Insisto en la necesidad de enmendar el texto del 251 capítulo de los Secundos Primeros Analíticos...» (MS 318: 187, 1907), donde Peirce también utiliza texto en el sentido de «palabras» de la apagoge aristotélica. A este respecto es también interesante la siguiente cita: «...si tomamos una hoja de papel en blanco y decidimos escribir en él parte de lo que pensamos sobre una condición real o imaginaria de las cosas, tras llevar a cabo la decisión y haber dedicado toda la cuartilla _____) exclusivamente a este propósito,...» (MS 678: 42, 1910); significado subrayado en el manuscrito original). La palabra que aparentemente Peirce buscaba para rellenar el espacio en blanco podría haber sido texto o equivalente.

 

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David A. Pharies observa que «la definición que Peirce hace del término como cualquier cosa capaz de significar otra cosa, es tan amplia que abarca muchas cosas que normalmente no satisfacerían la definición del término en el inglés usual (tokens, marcas, insignias, señales, cifras, símbolos; objetos, animales, personas; proposiciones, argumentos, oraciones, párrafos, libros; montañas, mares, planetas, estrellas, galaxias, universos), aunque podría decirse, por ejemplo, que una petirrojo en el jardín es signo de que la primavera se está acercando, que un libro es signo del trabajo del autor o que una galaxia es signo de que las leyes físicas continúan operando» (1985: 14).