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ArribaAbajoEl retruécano léxico23

Mario García-Page


(UNED, Madrid)

1. Denominamos convencionalmente retruécano léxico al tipo de juego verbal conseguido mediante la inversión de las partes conformantes de una palabra real o supuestamente compuesta, de forma tal que ésta resultaría de la recomposición de dichas partes adoptando su orden habitual (García-Page, 1992b). Se trata, pues, de un fenómeno complejo construido en dos tiempos: a) la repetición más o menos literal de una palabra simultáneamente a su segmentación en dos partes, y b) la inversión de dichas partes respecto del orden posicional que guardan en la palabra presuntamente compuesta, tal y como ilustra el siguiente ejemplo de Góngora (110)24:


(1)Yo soy aquel gentilhombre
digo aquel hombre gentil

La pauta de formación podría representarse como sigue: Dada la unidad léxica A (ab), se consigue un retruécano léxico mediante la inversión   —72→   de las partes conformantes de A: A' (ba), o lo que es lo mismo: AB → B + A, v.gr.

A(gentilhombre) A'(hombre gentil)
a      b b       a

esto es:

AB(gentitilhombre) → BA(hombre gentil)

Este análisis (repetición e inversión, con posible efecto de antítesis) es el que caracteriza precisamente a la figura sintáctico-semántica del retruécano (antimetábole, conmutación o antimetátesis, según los términos clásicos que recogen los manuales de poética y retórica al uso); de ahí que hayamos convenido en llamar, al fenómeno descrito arriba, retruécano; v.gr.:


(2) son perras de muchas bodas
y bodas de muchos perros .


(Góngora, 322)                



(3) ya entre lana sin ovejas
y ya entre ovejas sin lana.


(Góngora, 339)                


El que la repetición e inversión se lleve a cabo dentro de los límites de la categoría palabra justifica el apellido de léxico.

El aparente mero juego con el significante que representa la partición caprichosa de la palabra suele venir motivado por el deseo del autor de forjar un juego con el significado de una de las partes, o de todas ellas, estableciendo haces de connotaciones diversas. De hecho, una o las dos partes resultantes de la segmentación caprichosa suele coincidir con un signo preexistente en el sistema de la lengua; lo que provoca normalmente una colisión homonímica con claro valor lúdico. Este es justamente el efecto que suele perseguir el autor a través de la división de la palabra. En este sentido, tal división, aunque caprichosa, está semánticamente motivada.

El artificio retórico así descrito presenta diversas formas de manifestación, las dos variedades fundamentales se producen: a) cuando las partes conformantes de A se separan gráficamente dando lugar a dos palabras distintas, como en el ejemplo 1), variante más frecuente: A(ab) → A'(a ≠ b); b) cuando tan sólo aparece in praesentia en el discurso uno de los elementos (bien A, bien A'), aunque el otro esté connotado fónica o semánticamente por otros signos del contexto (relación in absentia); modalidad ésta menos frecuente.

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La siguiente sarta de ejemplos ilustra el fenómeno que es objeto de estudio en estas páginas:


(4) Puesta en el brinco pequeño
de Altamira, la mira alta
hallaréis que él solo esmalta
cuantas joyas os enseña.


(Góngora, 110)                



(5) Camafeo de la moza
ser el necio pretendía
y a la verdad que era feo,
aunque cama no tenía.


(Góngora, 97)                



(6) más le quiero Martingala,
que no sin gala Martin.


(Quevedo, 211)                



(7) y por el bravo le llama
al dormir león sin cama
y al comer camaleón.


(Quevedo, 215)                



(8) implican malsín sin mal.


(Salinas, 430)                



(9) con evidencias notorias,
en sí dos contradictorias:
no dar mula y muladar.


(Salinas, 377)                



(10) ¿Es posible que no temas
matar a un alma cristiana?
Fuertes son tus temas, Ana,
para mí son anatemas,


(Salinas, 371)                



(11) de un canónigo de Don
soy hija, donde me vienen
músicas que me entretienen.


(Salinas, 504)                



(12) La casta Ninfa, y por la Ninfa el Ponto.
Por Heles goza el nombre de Helesponto.


(Bocángel, 21)                



(13) El ladino Aladino Ah ladino dino la.


(Huidobro, 132)                



(14) Molino de aspavientos y del viento en aspas.


(Huidobro, 123)                



(15) ... cayendo en la gran sima de no tener des
tino, horadando -es decir, dando hora a- unos túneles
que van desmoronándose, escapando...


(Murciano, 66)                


V.gr.:

A
B
gentilhombreBhombreAgentil
Altamiramiraalta
camafeocama
Martingala gala Martín
camaleón león cama
muladardarmula
anatemas temas Ana
donde de Don
Helesponto Ponto Heles
ladino dino la
aspavientos vientos aspas
horadando dando hora

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Algunos autores (Llano, 1984: 127, 67-70, 128-9; Arellano, 1984: 302-3, n. 277, y 1987: 32) se refieren a este tipo de juego verbal con el término disociación; pero tal término, en extremo vago, sirve a dichos autores (cfr. también Gracián, Agudeza, II, 37) para dar cuenta de otros procedimientos -aunque afines- formalmente distintos, como el calambur, la dilogía, el reanálisis de una palabra compuesta o derivada (García-Page, 1992b: § 8.1). Frente a estos autores, Coll y Vehí (1885:352) y Sánchez (1961:110), entre otros, coinciden con nosotros en describir nuestro ejemplo 1) -gentilhombre = hombre gentil- como un retruécano, aunque no reparan en su distinción (retruécano léxico), respecto de otras formas que cabría analizar como retruécanos sintácticos.

2. A veces, una o las dos partes diferenciadas del compuesto varían fónicamente de la secuencia (palabra) en que aparecen gráficamente soldadas; v.gr.:


(16) las taimadas, trampantojo
de sus antojos y trampas.


(Quevedo, 259)                



(17) son los vizcondes unos condes bizcos,
que no saben hacia qué parte conden.


(Quevedo, 396)                



(18) La Escarapela me llamas,
y débeslo de fundar
en que en mí pela la cara.


(Quevedo, 292)                



(19) No te fíes en tu hielo,
que no es un velo de monja un Monjibelo.


(Salinas, 321)                



(20) Te doy mi rota mano manirroto Manuel.


(Ory, 130)                



(21) Aquí yace Rosario río de rosas hasta el infinito.


(Huidobro, 108)                



(22) hija de la panadera;
la que siempre eras de pan.


(Alberti, 71)                


Las alteraciones se deben generalmente a la adición o supresión de algún segmento fónico, aunque puede darse el caso de una permutación o metátesis, como ocurre con el fonema /s/ en 14): aspaS + viento = aspavientoS (no *aspaSviento). La contracción o solapamiento de algunos sonidos es el fenómeno que se produce en trampantojo (= trampA + Antojo) y vizcondes (= hizCO + COndes); aunque la asimilación fónica también va acompañada de la elisión de algún sonido: trampa(s), bizco(s). Respecto de vizcondes, puede hablarse de una caso de aparente composición acronímica (Casado, 1979) por haplografía. En (18) y (22), la variación fónica es menos leve, pues supone la sustracción de una sílaba en (Es) + cara + pela, y la sustitución, sustracción, contracción y recomposición en pan + (a) + dE + Era(s). Rosario deriva de la combinación de rosa(s) + río (por supresión de /s/ y diptongación del hiato/ío/). Monjibelo y manirroto sólo alteran la   —75→   vocal final del primer elemento del compuesto, como sucede con tantas otras formas compuestas del español (rojiblanco, boquiabierto, etc.).

Aunque estos últimos ejemplos varíen con respecto a aquellos primeros, lo cierto es que siguen el mismo esquema de formación. Incluso, se ciñe a tal esquema este otro texto, donde las alteraciones fónicas son más notables:


(23) Aquí yace Alejandro antro alejado ala adentro.


(Huidobro, 108)                


v. gr.: Alejandro = alej(a)d(o) + an(t)ro. La presencia del fonema dental sordo quiebra automáticamente el solapamiento acronímico perfecto: alej(ado) + anDro.

3. El fenómeno de repetición característico del retruécano tiene, evidentemente, una gran semejanza con los procesos de formación de palabras por composición; sólo que el retruécano léxico funciona de modo inverso como un mecanismo de «descomposición»; comp.:

retruécano: AB → B + A

composición: A + B → AB

Pero, además de los fenómenos de creatividad léxica por composición, existe una variedad de juego verbal basado en la composición, o «falsa» composición, que consiste en la conmutación de una de las partes conformantes del presunto compuesto por otro término, con el que guarda, generalmente, una relación de antítesis, tal como ponen de manifiesto los siguientes ejemplos:


(24) Tenedme, aunque es otoño, ruiseñores,
que no puedo llevar ruicriados.


(Góngora, 581)                



(25) Y viendo que mi desgracia
no dio lugar a que fuera,
como otros, tu pretendiente,
vine a ser tu pretenmuela.


(Quevedo, 240)                



(26) El meteoro insolente cruza por el cielo
El meteplata el metecobre
El metepiedras en el infinito
Meteópalos en la mirada.


(Huidobro, 109)                


En estos casos, la pauta de formación varía en cuanto que interviene un elemento no iterado: AB → AC o CB, o bien A(ab) → A'(ac) o A'(cb); v.gr.: AB(ruiseñores) → A(rui) + C(criados).

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Este artificio retórico, a diferencia del retruécano, consiste, pues, en la forjadura de una nueva expresión que repite, en el mismo orden distributivo, una parte de la palabra originaria de que deriva y sustituye la otra por un nuevo término, el cual suele contraer una relación de antonimia con aquella. Pero los dos fenómenos tienen común apoyarse inicialmente en tina falsa etimología que propicia la caprichosa segmentación.

4. Otro fenómeno emparentado con la composición (o descomposición) léxica es el calambur, basado en el emparejamiento de secuencias homófonas, una de las cuales presenta los sumandos separados gráficamente y la otra, unidos, como formando una palabra compuesta. Aunque existen varias modalidades de manifestación (García-Page, 1990a y 1990b: 219-220), la pauta general de construcción del calambur podría ser la siguiente: A + B → AB o bien A(a ≠ b) → A'(ab); v.gr.:


(27) ¡Dichosa espuerta cerrada,
que es puerta del cielo abierta!.


(Salinas, 496)                



(28) Difícil, por ahora, ser demente,
porque yo no escribo de mente.


(G. Fuertes, 272)                



(29) la que con vida convida.


(G. Fuertes, 128)                


A la vista de los ejemplos, el contraste con los otros fenómenos indicados es notable. Frente al retruécano, que presenta a los sumandos en un orden inverso con respecto a su distribución normal dentro de la palabra «compuesta», el calambur los presenta consecutivamente en un orden lineal, tal como aparecen en la palabra «compuesta». Por su parte, el calambur y el retruécano proceden de un modo inverso a la composición, basada en la combinación de dos unidades simples; aquéllos parten de la palabra compuesta para descomponerla: uno (el calambur) dispone los sumandos en seriación lineal y el otro (el retruécano), en quiasmo; v.gr.:

Composición: A + B → A B

Calambur: AB → A + B

Retruécano: AB → B + A

5. Es menos frecuente el tipo de retruécano léxico conseguido por la acción que, in absentia, ejerce uno de los términos configuradores del juego, tal como puede verse en:


(30) En Belli cabe moro y cabe hebreo


(Quevedo, 438) MOROVELLI                


El verso no es más que una alusión al supuesto destinatario de la composición, D. Francisco Morovelli, enemigo del poeta.

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Cabe recordar al respecto que otros procedimientos lingüísticos, como el calambur, también pueden conseguirse de este modo, mediante la presencia de sólo una de las secuencias homófonas, esté o no propiciado el juego, a su vez, por la copresencia de otros signos que actúan como connotadores fónicos o semánticos; v.gr.:


(31) Que en marzo me des abril,
y que en abril me des mayo [DESMAYO


(Salinas, 389)                



(32) Que así vayas con vino [CONVINO
canción, para que seas della recibida.


(Quevedo, 403)                


6. Como otra variedad particular del retruécano léxico podrían describirse los siguientes textos:


(33) que de otra podría ser esenciaquinta [QUINTAESENCIA


(Quevedo, 479)                



(34) Octubre, que, mojigato,
se deshoja y se repela,
confín de invierno y verano
y umbral donde tienen tregua,
también, por lo gatomoji,
nos aruña cuando llega,
ya proveyendo cantinas,
ya socorriendo despensas.


(Quevedo, 310)                


Frente a las demás variantes del retruécano vistas hasta el momento, estas dos unidades léxicas se consiguen mediante la inversión de las partes constitutivas de un compuesto sin rebasar los límites de la categoría palabra: se trata sólo de la permutación del orden posicional que ocupan los componentes en una sola palabra gráfica: AB → BA, pero no *AB → B ≠ A; v.gr.: AB(quintaesencia) → BA(esenciaquinta), AB(mojigato) → BA(gatomoji). Por ello, podría pensarse que aquellas otras variantes son formas de retruécano «sintagmático» reservando específicamente el término de «léxico» para ejemplos como (33) y (34) (García-Page, 1993a). Cabe hacer, no obstante, la observación de que, en (33), el retruécano se consigue in absentia, mientras que, en (34), se construye el retruécano a partir de la coexistencia de los dos términos que forman parte de la relación de inversión.

Este tipo de juego limita abiertamente con algunas configuraciones anagramáticas, como puede verse en el poema siguiente de Salinas (523) titulado Enviole una monja un jamón de presente...:


(35) Si corriéredes los fieles
a este regalo de monja, [JAMÓN
seréis corredor de lonja

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Aquí, los elementos lingüísticos que se someten a inversión no son monemas (lexemas) sino sílabas.

Más alejados están, sin duda, los juegos anagramáticos basados en la inversión o permutación de sonidos, los cuales bien podrían definirse como manifestaciones particulares de la paronomasia (paronomasia de exclusión: García-Page, 1986: 423, 1988: cap. I y 1989: § 4.3; cfr. Martínez, 1976: 78-9); v.gr.:


(36) sin duda sabe que natas
es anagrama de santas.


(Salinas, 441)                



(37) Anagrama de Luisa
es ilusa, y no la infama
[...]
neutros son perla y peral,
ramo, amor, burla y albur.


(Salinas, 430)                


7. Como puede inferirse de algunos de los ejemplos del corpus, los casos fronterizos son numerosos, de los cuales las gramáticas y retóricas suelen no decir nada, si es que acaso los registran. Así, en


(38) Jove en Toro, mal arfil,
cuando Gil el de Motril
haca-blanca al coso saca,
¡plegue a Dios que el albahaca
no se vuelva en toronjil!.


(Salinas, 433)                


arece haberse conseguido una nueva unidad léxica compuesta (haca -blanca) a través de la motivación semántica originada en la sinonimia blanca-alba; tal nuevo signo representa un pseudo-retruécano respecto de la base de formación léxica, el sustantivo albahaca: se produce la inversión característica de las partes conformantes, pero la repetición es sólo parcial: junto a la repetición literal de haca se produce la repetición relajada (sólo semántica) de alba; v.gr.: alba-haca> (haca-alba)> haca-blanca (cfr. García-Page, 1992b). El segundo eslabón de la cadena representa un auténtico ejemplo de retruécano léxico.

Semejantes problemas de delimitación presentan textos como


(39) Aperciban los nabos la puntería
a los alcamadres y güetastías


(Quevedo, 311)                


texto en el que se produce, primero, una desarticulación de los presuntos compuestos: alcagüetas (alca + güetas), madrestías (madres + tías), y, segundo, su recomposición en forma de quiasmo: A(alca) + B(güetas) y A'(madres) + B'(tías) = A(alca) + A'(madres) y B(güetas) + B'(tías). Los signos resultantes pueden describirse como formas particulares de la acronimia   —79→   (Casado, 1979), palabras entrecruzadas (Lázaro, 1953: s.v. entrecruzada) o simplemente cruces léxicos (Rodríguez, 1989), y se emparentan con los ejemplos de retruécano aquí expuestos por su proceso de formación: repetición e inversión. Ejemplos como este último de Quevedo abundan en composiciones de los Siglos de Oro y en poetas contemporáneos como Huidobro: Al horitaña de la montazonte / La violondrina y el goloncelo (105): A(hori) + B(zonte) y A'(mon) + B'(taña) = AB'(horitaña) y A'B (montazonte); A(violón) + B(celo) y A'(golon) + B(drina) = AB'(violondrina) y A'B (goloncelo); etc. (García-Page, 1992a).

8. En el presente trabajo se ha intentado dar cuenta de un fenómeno lingüístico que -acaso por su carácter fronterizo con ciertos procedimientos basados en la composición o el aparcamiento de secuencias homófonas, entre los que confusamente se incluye (p.c., Llano, 1984: 127; Arellano, 1984: 302-3, n. 277)- no parece haber sido descrito ni en las gramáticas al uso ni en los manuales de poética y retórica más representativos.

En cuanto que, como su homónimo sintáctico (antimetábole), participa de los procesos de repetición e inversión en el nivel léxico, se le ha denominado provisionalmente retruécano léxico (Cf. García-Page 1993a y 1993b). Tal recurso constituye uno de los mecanismos de juego verbal más artificiosos utilizados por los poetas para crear en sus textos ingeniosos efectos lúdicos. Ahora bien, aunque el corpus de ejemplos está extraído del lenguaje literario (especialmente del siglo de oro), este artificio de retórica es de uso muy frecuente en la lengua común para la formación de juegos populares e infantiles, chistes, como vemos en la siguiente sarta de textos con que Vilches (1955: 46-8, 284) ilustra algunas modalidades del anagrama y del juego de palabras (Cf. con los conceptos de cacénfaton en Lausberg, 1960: § 964, y motgigogne en Dubois, 1982):

a) No es lo mismo: El camafeo que El feo en cama

No es lo mismo: Manicomio que Comió maní

No es lo mismo: Tita tiene un plan que Tiene una plantita

No es lo mismo: La edad del sol que La soledad

No es lo mismo: La paz del Inca que La incapaz

No es lo mismo: Le dan un asado a Cora que Le dan un acorazado

No es lo mismo: Atado por amor que Amoratado

No es lo mismo: Una choza chica en Capri que una chica caprichosa

No es lo mismo: Tito se queda en paz que Se queda en el pastito

No es lo mismo: Un asno que dura que Un durazno

No es lo mismo: Me pasó Pila el termo que El paso de las Termópilas

No es lo mismo: La quería por dos que Las dos porquerías

No es lo mismo: Vi su cuchara que Subí en la chúcara

No es lo mismo: Diego Mascayano que Diego ya no masca

b) ¿En qué se parece (sic) un sabio y un acróbata?

-En que el sabio tiene sesos y el acróbata se sostiene.

¿En qué se parecen un estafador y un encuadernador?

-En que el encuadernador pega tela y el estafador te la pega.



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Textos

  • ALBERTI, R. Sobre los ángeles. Marinero en tierra. Barcelona: Orbis, 1982.
  • BOCÁNGEL, G. Obras. Madrid: CSIC, 1946. 2 vols.
  • FUERTE, G. Historia de Gloria. Amor, humor y desamor. Madrid: Cátedra, 1981. 3.ª ed.
  • DE GÓNGORA, L. Obras completas. Madrid: Aguilar, 1972.
  • GRACIÁN, B. Agudeza y Arte del ingenio. Madrid: Castalia, 1969. 2 vols.
  • HUIDOBRO, V. Altazor. Temblor de cielo. Madrid: Cátedra, 1983.
  • MURCIANO, C. Yerba y olvido. León: Diputación Provincial, 1977.
  • DE ORY, C. E. Poesía (1945-1969). Barcelona: EDHASA, 1970.
  • DE QUEVEDO, F. Obras completas. Madrid: Aguilar, 1979. 2.º vol.
  • DE SALINAS, J. Poesías humanas. Madrid: Castalia, 1987.



Referencias Bibliográficas

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  • COLL y VEHÍ, J. (1885). Diálogos literarios (Retórica y poética). Barcelona: Librería de Juan y Antonio Bastinos, editores, 3.ª ed.
  • DUBOIS, Ph. (1982). La rhétorique des jeux de mots. Italia: Univ. di Urbino, docms. 116-117-118.
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