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ArribaAbajo Carmen Resino: Teatro diverso 1973-1992

Fernando Almena


Edición e introducción: Virtudes Serrano

(Cádiz: Servicio de Publicaciones de la Universidad, 2001, 170 págs.)

La Universidad de Cádiz, a través de su Servicio de Publicaciones, y en la Colección «Textos y Estudios de Mujeres» que dirige la profesora Pérez-Bustamante, ha realizado una edición excelente y de cuidado diseño del libro objeto de esta reseña.

Carmen Resino reúne las características del escritor total, en cuanto ha cultivado todos los géneros literarios, aunque el teatro ocupa la mayor parte de su obra literaria, y dentro del teatro se ha enfrentado a la tragedia, al drama histórico y a la comedia, a pesar de su sentir dramático como confiesa en el epílogo de este libro. De igual modo, no se ha constreñido a la extensión habitual impuesta por nuestro teatro, sino que su pluma ha vertido sobre blanco magníficas obras breves, ese género sublime que se hermana, en narrativa, con el cuento para enaltecer sus géneros respectivos. Obras que vienen a corroborar lo que Juan Mayorga, en la introducción a su Teatro para minutos, dice sobre la extensión de las obras teatrales y que suscribo plenamente: «En el medio teatral domina la opinión de que un texto importante ha de durar por encima de la hora y media. La estandarización de los textos es un síntoma del anquilosamiento del teatro. En casi todas partes rige el tópico   —330→   de que un texto no es obra mayor si no puede servir de base a un espectáculo de noventa minutos». Y añade más adelante: «Lo cierto es que el valor de una obra teatral no depende de la extensión, sino de su intensidad».

Como novelista, la autora ha logrado el reconocimiento en diversos certámenes: Premio Café Gijón (1983) y finalista en el Nadal, en el Ateneo de Valladolid y en el Tigre Juan, entre otros. Como poeta, en 1973, dio a conocer una selección de sus poemas, en el Foro Teatral de Madrid, con el título de Camino de destrucción.

Carmen Resino se encuentra entre los más importantes autores teatrales de nuestro país. Y digo autores en su sentido más académico y amplio. Huyo del término autoras porque significaría una restricción, minimizar el campo como si de ese modo resultara más fácil sobresalir, cuando ella destaca sin necesidad de encuadrarla en grupos y menos por algo tan ajeno al intelecto -y no hago cuestión de sensibilidades- como el sexo. Me consta que Carmen Resino defiende la valía del autor sin etiquetas, y menos sexistas. En una de las obras que componen este libro, La recepción, manifiesta por boca de sus personajes:

AUTOR 2. El arte no debería tener sexo.



Y después:

AUTOR 6. También, también lo han convertido [el sexo] en artículo de fe, como tantas cosas.

AUTOR 2. Estoy con usted: no me gustan los subtítulos en la literatura.



Y lo defiende a pesar de que este libro se publique en una colección reservada por la Universidad de Cádiz a mujeres, algo para mí tan irrelevante como si la destinara a autores con los ojos verdes, huérfanos de padre o estreñidos. Pero cada organismo tiene derecho a emplear su dinero del modo que le venga en gana.

Esa huida del sexismo literario no significa en nuestra autora renuncia alguna a la reivindicación del lugar que debe corresponder a la mujer en la sociedad, pues ha logrado más con sus escritos que otras muchas con pancartas, manifestaciones para la galería o esperpénticos aspavientos.

Dentro de la magnífica edición de este Teatro diverso 1973-1992, merece especial mención la introducción que realiza la profesora Virtudes Serrano,   —331→   siempre atenta a toda manifestación teatral para dar fe de la misma desde su magisterio incuestionable. Más que una introducción, Virtudes Serrano hace un interesante, pormenorizado y doctoral estudio de Carmen Resino y su obra, algo en lo que ya posee vastos conocimientos, pues lleva tiempo ocupándose de la trayectoria de esta autora. Estudio que para quien desee adentrarse o profundizar en su obra será tan útil como aleccionador. Como lo serán las ulteriores bibliografías de la autora y de los estudios selectos sobre su obra, ya que ha suscitado el interés de estudiosos nacionales y extranjeros.

Antes de adentrarnos en las tres obras que componen la publicación que nos ocupa, conviene resaltar las cualidades teatrales de su autora. Carmen Resino posee un depurado estilo literario, con una corrección digna de mencionarse y de la que deja constancia en las acotaciones y, por supuesto, en los diálogos, de ejemplar construcción y soltura. Es saludable y reconfortante, frente a una práctica del idioma en la que todo vale, cuando no rechina, encontrar textos literarios cuidados, de elaboración esmerada, que se leen o escuchan sin sobresaltos y que nos recuerdan que el teatro es literatura. Teatralmente son dignos de resaltarse la facilidad y soltura de la autora para el manejo de las situaciones y de la técnica teatral, así como el excelente dominio del espacio y tiempo y del ritmo. Todo ello verificable en los más de treinta títulos que integran su producción y de modo especial en los de este volumen de reciente aparición.

Las obras que componen Teatro diverso 1973-1992, tan aparentemente distintas, corresponden a dos épocas diferentes -ya lo advierte el título-, aunque atienden más a una diversidad y predilección de su autora que a la aleatoriedad de unas fechas.

Ulises no vuelve, primera de las obras, renueva una versión inicial de 1973 titulada La vuelta de Ulises. La nueva versión, fechada en 1974, fue finalista ese año en el Premio Lope de Vega, publicada por el Instituto Internacional del Teatro en 1983 y estrenada en Toledo en 1984. Obra que, además, ha interesado a numerosos estudiosos.

Ulises no vuelve se desarrolla en época actual, y nos convierte al Ulises heroico en un Ulises desertor, que huye del campo de batalla y de cuanto le exigen la sociedad y su entorno -representado por su inflexible padre- y se esconde en su dormitorio bajo las faldas de Penélope -Pen en la obra-, que oculta su presencia aunque se rebela con la situación, cansada de ver cómo se agostan su juventud y su vida a causa del tiempo varado por la espera aparente y castradora del regreso del esposo, no comprendida ni justificada más que por su idealista suegro. Por otra parte, nos presenta a Ulises y su padre empeñados en torcer el destino mientras Telémaco -Tel en el texto-, el hijo rebelde, se esfuerza en buscar el suyo. Pero, como una constante en   —332→   algunas de las obra de la autora, el destino se impone sobre la voluntad de los hombres.

Se nos ofrece, en suma, una tragedia en la que las connotaciones clásicas son el excipiente que alberga la realidad actual, tremendamente humana, del hombre que se pregunta por el absurdo de la guerra y de la lucha sin ideales y que renuncia a las expectativas puestas en él; del padre que sorprendentemente acepta esa renuncia, de la que se hace cómplice; de la rebelión de la esposa, víctima de un sacrificio baldío; y del desencanto del hijo al contemplar, desde su rebeldía juvenil, cómo se desmoronan sus ideales puestos en sus mayores, cuya actitud no comprende.

La recepción, segunda de las obras, escrita en 1992, obtuvo merecidamente el premio Ciudad de Alcorcón y fue publicada por el Ayuntamiento de esa ciudad y más tarde, en 1997, por ADE Teatro, revista de la Asociación de Directores de Escena.

Una obra sobre el teatro como tema exclusivo, en la que Carmen Resino una vez más demuestra sus elevadas dotes y especial talento para la comedia, como hiciera en Pop y patatas fritas y Las niñas de San Ildefonso o más tarde en De película y Todo light, en las que conviven el humor inteligente y el conflicto social o ético.

La recepción es una divertida comedia que quien la conoce vuelve a disfrutar con su lectura y no se explica cómo no ha ocupado un destacado lugar en nuestros escenarios, ya que posee condiciones para interesar más allá de la gente de teatro.

La obra presenta una visión muy acertada de la problemática del autor y del teatro actual para la que la autora no ofrece soluciones mágicas -¿qué sería entonces de los políticos y de sus asesores de programas?- pero sí buenas dosis de ironía, de intriga y de suspense, sin que falte una visión crítica, y ahí es destacable la mirada con la que apunta al director teatral.

La recepción es la ofrecida a seis autores teatrales que van a ser condecorados como reconocimiento a su «paciente» obra. Pero todo falla, desde la llegada del ministro condecorador hasta la de las propias condecoraciones, pasando por la de los medios de comunicación. Tanto es así, que los propios autores llegan a sentirse víctimas de una conspiración, en la que temen ser eliminados, a tenor de los signos inquietantes que se suceden: suena un inexplicable disparo, se quedan aislados sin luz y sin teléfono, el edificio amenaza con derrumbarse... Llegan incluso a sospechar de que estén intentando envenenarlos. Lo que no impide -los autores, por experiencia profesional, no se arredran ya ante nada- que desemboquen en una acertada reflexión sobre sí mismos y lo que representan.

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La última de las obras, De película, fue escrita en 1992. Comedia ágil y llena de humor inteligente y medido, elegante, sin estridencias, propio de la auténtica comedia, que, se dijo, domina la autora. En medio de una situación realista, identificable con facilidad en cualquier ambiente de la sociedad actual, emerge en este texto una llamada sobre la condición y dignidad femenina, amenazada no sólo desde el otro sexo sino también desde el propio. El egoísmo de las personas que componen el entorno afectivo y familiar de Marta -su mejor amiga, los hijos y el ex marido- las lleva a la pretensión de endilgarle sus problemas con el fin de seguir viviendo una cómoda libertad. Contra este evidente abuso, Marta, educada en el aguante y la resignación, se rebela y elige un destino diferente, busca su propia vida, lo que no es aceptado de igual modo por los otros personajes masculinos y femeninos, que evidencian los comportamientos repetitivos de ambos sexos, con independencia de generaciones, frente a las decisiones femeninas.

Carmen Resino de nuevo con esta obra nos prueba sus dotes para la comedia, para definir caracteres y su sentido perceptivo de la realidad, atenta observadora de la misma.

Creo, en fin, que nos encontramos ante un libro muy interesante no sólo para quienes buscan obras para su puesta en escena, sino también para estudiosos y amantes del teatro, y una ocasión, para quienes no la conozcan, de iniciarse en la obra de esta autora.