Esta octava real
tiene tres estrofas o proposiciones, contiene muchas alusiones al
Romancero Gitano de García Lorca. La luna es la que
gobierna el cielo de las noches pastoriles, la luna es pastora, y
por su movimiento o vueltas en el firmamento la equipara el poeta a
los gitanos (bronces), siempre en mudanza como la luna, siempre
dando vueltas de aquí para allá. Este color moreno
del bronce de la piel nada tiene de parecido con «bronces en rebozo»
de la octava II,
(v. 3) o bronceado de vaivenes la octava
VII, (v. 4).
En los versos 25 y
26 de «Romance a la luna, luna» de García Lorca
leemos: «Por el olivar venían, /
bronce y sueño, los gitanos»
. O también:
«Moreno de verde luna / voz de clavel
varonil»
en «Muerte de Antoñito el
Camborio».
La segunda parte
nos habla el poeta: «Cuando me voy a la
vereda, entonces / las veo desfilar, libres, esbeltas»
(vv. 3 y 4). Tenemos una bisemia, lo
mismo puede referirse a las gitanas en grupo cuando pasan por la
vereda, o que la luna es gitana cuando desfilan ante el poeta al
asomarse a la vereda. Posiblemente el plural: «las veo desfilar»
, se refiera
también a las gitanas y a la vez a la luna, como gitanas
caminando bajo la luna, porque de Miguel podemos esperar lo
más inverosímil.
La tercera estrofa
nos hace una descripción de las gitanas, nos habla de
«domesticando van mimbres»
,
bien por el oficio de cesteras que tenían o por el mover
junco de sus caderas, o de la zalamería de las gitanas
porque ronces significa halagos interesados con la
intención de engañar, era propio de las armas de las
gitanas, de entonces, que daban la buena ventura para ganarse
algunas propinas, o por el contrario una maldición gitana.
Las «bridas de los ojos
sueltas»
, debe referirse a los párpados y largas
pestañas que podían engatusar al esgrimir una mirada
con sus ojos negros zalameros «estas
lunas que esgrimen»
, también luna de los ojos son
la parte blanca o esclerótica, peligrosas armas de mirar,
«siempre a oscuras»
(ojos
negros), y además «las armas
blancas de las dentaduras»
, con el doble sentido para
definir dientes peligrosos, auténticas armas en caso de
defensa o ataque como es un bocado. Y además, sabido es, que
nada hay que se infecta tanto como un mordisco humano o de animales
domésticos, por la cantidad de bacterias que pueden
transmitir a la herida.
En la ilustración vemos un barrio marginal en un arrabal de un pueblo indeterminado, una gitana confecciona un cesto de mimbre, aunque también los solían confeccionar de cañas o palmas blancas. Otras dos mujeres acarrean agua en sendos cántaros, y en el cielo una luna lisonjera fraccionada en tres partes: ojos y dentadura.