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Sonetos
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- IV -
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Habla un amante a un ciego
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- V -
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Después de una grave enfermedad en su mayor
edad
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- VIII -
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Considerando un sepulcro y los que están en
él
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- IX -
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El autor a su cuerpo, poco antes de
expirar
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- XI -
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A la asunción de María a los
cielos
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- XII -
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A la memoria del doctor Juan Pérez de
Montalbán en su túmulo
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- XVII -
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EL autor hablando con Dios después de una
enfermedad
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- XVIII -
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A la pura y limpia concepción de Nuestra
Señora
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- XIX -
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A la obstinación en pecar causa de todos los
daños
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- XX -
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Excusándose un amante de no haber mirado a su
dama, por el recato de un templo donde fue avisado que fuese a
verla
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- XXI -
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A Filis habiéndose quebrado el
espejo
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- XXII -
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Al rigor de Filis con alusión a Anaxarte
convertida en piedra
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- XXVI -
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Un amante con dos damas en una borrasca, sobre si
siendo fuerza echar una de ellas en el mar, sería la amada
de él, o la que le amaba
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- XXVIII -
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A una señora que mató un venado
fíngese que era Anteo premiado en astro por
amante
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- XXIX-
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A Su Majestad que mató un toro que había
vencido a las demás fieras
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- XXX -
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Al Rey Nuestro Señor en ocasión de haber
entrado en un juego de cañas
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- XXXI -
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La Reina Nuestra Señora a Su Majestad en
ocasión de haber muerto en El Pardo un javalí, que el
día antes le huyó
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- XXXII -
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Al Rey Nuestro Señor exhortación a salir
en campaña este año de 1635, aludiendo a lo que en el
principio de los Macabeos dice de Alejandro
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- XXXIII -
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A la espada que ha de ganar a Jerusalén
presuponiendo que la de Su Majestad
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- XXXIV -
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En el alumbramiento de la Reina Nuestra Señora
de un infante
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- XXXVI -
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A Pedro Pablo Rubens famoso pintor
flamenco
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- XXXVII -
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Al Licenciado Pedro Díaz de Ribas en la defensa
que hizo de la Soledades y Polifomo del famoso don Luis de
Góngora
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- XXXVIII -
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A don Francisco Velázquez, caballero muy
virtuoso, que escribió un libro de esfera en que era docto y
en las matemáticas doctísimo
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- XXXIX -
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En alabanza de doña Ana Egas que escribió
de Felipe
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- XL -
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A don Fernando de Viedna en la vida que escribió
de Alejandro
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- XLII -
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A una difunta hermosa, su esposo
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- XLIII -
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En muerte de don Diego de Contreras, el
consejo
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- XLIV -
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En muerte de la serenísima infanta
María
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- LI -
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En ocasión que un rayo mata a don Miguel de
Guzmán el Bueno, hijo segundo del Excmo. Señor Duque
de Medinasidonia, sin ofender a un esclavo turco que le
acompañaba y después se convirtió
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- LII -
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A Tifeo con alusión a un soberbio
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- LVI -
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En alabanza del libro que el Dr. Soto, muy docto y
virtuoso, natural de Granada, imprimió a una dama llamada
Fénix y en alabanza de ella
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- LVII -
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A don Gabriel Bocangel, que escribió con
excelencia la Fábula de Leandro
Primero
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- LVIII -
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A un discurso que hizo la señora Ana Egas de
Figueroa, alabando al Señor Felipe III, Nuestro Señor
de gloriosa memoria
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Águila
Austral, que desde el Solio Augusto,
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Al que una vez
miró tan encumbrado,
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Aquel bulto de monte
con semblante
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Átomos son al
sol cuantas beldades
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Belisa,
duplicándose, previno,
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Brota diluvios la
soberbia fuente,
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Ciego a quien faltan
ojos y no llanto,
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Cipreses, cedros,
mármoles, metales
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Copia del
Babilónico tumulto
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Cuán vecinos
estamos a la muerte,
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Cuanta hermosura
cupo en los humanos,
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Dar sustento a la
envidia es noble hazaña
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Desconoció tu
esfuerzo, en tu belleza
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Duplicose ya el
Tauro, que tu mano,
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El que de ardiente
ceguedad regido
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Entra Carlos
invicto, que te espera
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¿Es de Amor
pluma, o flecha de su aljaba,
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Esta a quien ya se le
atrevió el arado,
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Esta fuente, que
ves, líquida Aurora
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Esta sombra del sol,
si no primera
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Este trono, este
bulto a los clamores
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Fabio si el Cielo
obligación tuviera
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Felipe, si los ramos
deseados
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Fénix
laureada, con la voz sonora
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Filis pues la
ocasión de venerarte
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Filis si bien no
tiene tu hermosura
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Filis tú te
concede a tu alabanza
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Hermosa es lo de
menos con ser tanto;
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Honesta Venus, o
radiante Palas,
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La en
méritos, en gracia caudalosa,
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La verdad lo
escribió, dióle la pluma
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Leerás, que
yace aquí, porque está escrito;
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Los campos de
Madrid, Isidro santo
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No de donante
diestra tan furioso
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No el poder de la
Parca en ti se mira,
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No te mires a ti que
te acompaña
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O tú dentro
del túmulo Gigante
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O tú, el
mejor Solon, o Numa, vierte
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Ofender a quien ama,
villanía,
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Pues que se muere con
haber nacido,
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Que son catorce
siglos a quien ama
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Quebrase el
consultor de tu hermosura;
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Quien ama y a su
Amor no está presente,
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Quien hay que con
soberbia desbocada
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Retarte a quien se
deben alabanzas
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Rubens que elevas
con lo dulce, espantas
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Sacro metal que en
fragua celestiales
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Salve rayo de luz,
que Dios no sabes
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Si la envidia,
sabrosa en su malicia,
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Si para vida
hazañas emprendías
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Soy quien más
vuestra sangre a derramado,
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Tantas, tantas,
Señor, tantas las veces
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Teme el fuego
abreviar últimos plazos
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Tú que el
asunto con virtudes llenas
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Tú, que docto
en virtudes, y en esferas,
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Tú,
tú, eres este mismo, tú, si adviertes
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¡Un año
más, Señor, con tanto día,
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Ya rijas, ya
depongas el tridente,
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