Sonetos
- I -
A una dama sentada en su cama que, al calzarse los coturnos, se desmayó de ver a su amante, que impensadamente la cogió con el hurto en los pies, como otros en las manos
(Soneto de un poeta ridículo en una academia)
- IV -
El engaño de la vida humana
- VII -
A la libertad perdida de la patria
- X -
A la ambición humana
- XI -
A la vanidad del hombre
- XVIII -
A los cultos
(Soneto cultísimo, cultivado, oculto y sotaculto)
- XXIX -
De Antonio Enríquez a la muerte feliz del doctor fray Lope Félix de Vega Carpio
- XXXV -
A la incapacidad del juicio humano
- XL -
Soneto firmado por Fernando de Zárate, seudónimo empleado por Enríquez Gómez
A la aurora
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A la luz de un Planeta poderoso Alta contemplación, ¿cómo es posible Amor con esperanza de unos celos Arrebatada fábrica viviente, Débil cordera cuya blanca nieve Diestro piloto, en el bajel errante Dormida Venus que en viviente forma El excloruro bamboleo errante, En Tirias tersa de purpúrea pompa Esta de pocas damas conocida, Esta que a rayos de su acero fuerte Esta que busco en la suprema cumbre, Esta que horrible la nobleza infama, Esta sombra del sol, sino primera Este de cuatro simples adornado, Este que dividido en polvo horrible Este que exhalación sin consumirse Hombre, ¿prometes? Cumple si pretendes Huésped mortal, si lloras la posada Huyendo del amor una mañana, Lachesis tuerce el hilo de mi vida, No tu vida, tu muerte solemniza ¡Oh amor! (muy bien empiezo) ¡oh amor tirano! ¡Oh, qué galán, qué cuerdo, qué entendido Pasajero que miras sin cuidado Pasos errantes de mi loco engaño, Peregrino que sales inocente Peregrino, no soy del tiempo vano Pobre y desnudas vas, Filosofía, ¿Qué incendio sin espíritu se sube Querer amar y ser aborrecida Repara, mira, atiende, considera Sé que no sé (bien sé) y no sería Si de la libertad desposeído Si explorando la espía luminosa Si extranjeras Regiones fatigando Sin tener de mi error conocimiento, Sobre cinco azucenas recostada Viviente polvo, inspiración divina, Vivo sin libertad y no es posible
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