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50.       Alberto Zum Felde: La narrativa en Hispanoamérica. Madrid, Aguilar. 1964, pp. 169-171.

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51.       Estos primeros pasos modernistas han sido pacientemente documentados por Rafael Ángel Insausti en su prólogo a Pedro Emilio Coll. Caracas, Academia Venezolana de la Lengua (Clásicos Venezolanos, 14), 1966.

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52.       Cf. el estudio sobre Ensayo y ensayistas. Cit. Nota 32.

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53.       Darío, el primero en utilizar el término modernismo, en 1890, le imprime significación precisa: «Señalar el «espíritu nuevo» que anima a un pequeño, pero triunfante grupo de escritores y [59] poetas de la América española.» Otros lo aceptan peyorativamente y le oponen mundonovismo, o hablan de modernismo y rubendarismo, entre ellos Blanco Fombona. Finalmente Rodó, al estudiar a Darío, lo entiende como «la gran reacción que da carácter y sentido a la evolución del pensamiento en las postrimerías de este siglo; a la reacción que, partiendo del naturalismo literario y del positivismo filosófico, los conduce, sin desvirtuarlos en lo que tienen de fecundos, a disolverse en concepciones más altas». (Cf. Mario Rodríguez Fernández: El modernismo en Chile y en Hispanoamérica. Santiago de Chile, 1967.)

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54.       «Charloteo.» En: Cosmópolis, año I, Nº 1, lº de mayo de 1894, p.67.

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55.       Ibíd., pp. 3 y 4.

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56.       «El simbolismo decadente.» En: Cosmópolis, año I, Nº 3, 1º de junio de 1894, p. 67.

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57.       «Escepticismo y humorismo. Interpretación filológica de una ya de la prosa modernista venezolana.» En: Interpretaciones estilísticas. Caracas, Edics. de la Presidencia de la República [61] (Col. Fuentes para la historia de la literatura venezolana. 2), 1972, páginas 151-166.

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58.       Ibíd., p. 165.

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59.       «El camarada Urbaneja Achelpohl.» En: Palabras (1896) y El criollismo en Venezuela, Caracas, Edit. Venezuela, 1944, pp. V-VIII.

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