Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.

80.       Guillermo de Torre publica en 1925 su libro Literaturas europeas de vanguardia. Fue el manifiesto y el breviario en que aprendieron las nuevas modalidades los jóvenes artistas, no sólo de lengua española. Reeditado cuarenta años después, 1965, con el título de Historia de las literaturas de vanguardia, ha clarificado apreciaciones. Vanguardia fue término de guerra: litterature d'avant-garde. «La vanguardia, tal como yo lo entiendo -dice-, no ha significado nunca una escuela, una tendencia o una manera determinada. Sí el común denominador de los diversos ismos echados a volar durante estos últimos años» (p. 23). El vanguardismo traduce, al saber de este primer heraldo, «Movimiento de choque, de ruptura y apertura al mismo tiempo, (...) del mismo modo que toda actitud o situación extrema no aspiraba a ninguna permanencia y menos aún a inmovilidad. En la misma razón de su ser llevaba encapsulado el espíritu de cambio y evolución, previendo, ambicionando sucesiones» (p. 21).

Anterior


81.       «Ideas sobre la novela.» (1925). En: Obras Completas, vol. III, Madrid, Rev. de Occidente, 1957. - Ortega sostenía lo siguiente: «La prueba de que la decadencia está en que conforme va siendo más difícil escribirlas, van también pareciendo peores o menos buenas las famosas antiguas o «clásicas». Son muy pocas las que se han salvado del naufragio en el aburrimiento del lector» (p. 389).

Anterior


82.       R. M. Alberes: Historia de la novela moderna, página 107.

Anterior


83.       Julio Garmendia: «Cuento ficticio.» En: La tienda de muñecos, Mérida, Universidad de Los Andes, Col. Actual (3ª ed.), 1970; p. 37.

Anterior


84.       Orlando Araujo: Narrativa venezolana contemporánea, Caracas, Edit. Tiempo Nuevo, 1972, p. 80.

Anterior


85.       El tema del absurdo en la narrativa de Garmendia lo ha desarrollado Óscar Sambrano Urdaneta, en excelente prólogo a la segunda edición de La tuna de oro, editada por la Dirección de Cultura de la Universidad Central de Venezuela.

Anterior


86.       Cuento ficticio, p. 38.

Anterior


87.       Así como Garmendia proclamaba el retorno al mundo de la ficción, como esencia del arte narrativo, Paul Valery -lectura de frecuentación, confesada por Garmendia-, en su célebre discurso ante la Academia Francesa, en 1927, al evocar las ansias generacionales de su juventud, decía: «Entre nosotros hubo la inquietud de restablecer las leyes naturales de la música poética, de aislar a la poesía misma e todos los elementos ajenos a su esencia, de hacerse una idea más precisa de los medios y posibilidades del arte mediante un estudio y una meditación nuevos del vocabulario, de la sintaxis, de la prosodia y de las figuras, (...) Era inevitable que investigaciones tan especiales y generalmente tan temerarias, resultasen a menudo emparentadas con obras difíciles o desconcertantes.» («Agradecimiento a la Academia Francesa», pronunciado el 23 de junio de 1927. En: Variedad, II. Buenos Aires, Losada, 1956, pp. 70-71).

Anterior


88.       Cf. Narrativa venezolana contemporánea, páginas 97-117 y «Ensayo sobre la obra de Enrique Bernardo Núñez.» En: Cacao, Caracas, Edics. del Banco Central de Venezuela, 1972, pp. 23-87. En este último trabajo, Araujo dice: «la búsqueda consciente de nuevas fórmulas narrativas que arranca del movimiento vanguardista se habría enriquecido si, en la década de los años treinta, Cubagua hubiera circulado más y hubiera sido leída y apreciada con mayor conciencia de sus valores técnicos y estéticos» (pp. 58-59).

Anterior


89.       El libro de Franz Roh: Realismo mágico. Post-expresionismo, traducido por Fernando Vela, fue editado por la Revista de Occidente, en Madrid, en 1925, el mismo año de su edición alemana. Uslar Pietri, en su ensayo sobre el cuento venezolano incluido en Letras y hombres de Venezuela (1948), fue el primero en utilizar el término aplicado a la narrativa venezolana: «Lo que vino a predominar en el cuento y a marcar su huella de una manera perdurable fue la consideración del hombre como misterio en medio de los datos realistas. Una adivinación poética o una negación poética de la realidad. Lo que a falta de otra palabra podría llamarse realismo mágico», p. 162 (1ª ed., México, Fondo de Cultura Económica, 1948).

Anterior