Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
Indice
Abajo

Una apología cervantina en la era de la Ilustración: la «Carta» publicada en el «Correo de Madrid», de Tomás Antonio Sánchez

Jesús Cañas Murillo


Universidad de Extremadura



Es comúnmente aceptado que los verdaderos orígenes del cervantismo moderno se encuentran en escritos que en el siglo XVIII, español y europeo en general, vieron la luz. La era de la Ilustración produjo un conjunto de textos que fueron dedicados a la figura y a la obra del autor del Quijote. Textos de erudición. Textos de polémica. Diferentes autores se sintieron interesados por Miguel de Cervantes y sus creaciones literarias. Hombres de la talla intelectual de Gregorio Mayans, Blas Antonio de Nasarre, Agustín Montiano y Luyando, Antonio Eximeno, Fray Martín Sarmiento, o Vicente de los Ríos -por recordar a algunos de ellos sin ánimo de exhaustividad-, dedicaron esfuerzos y obras a comentar las composiciones cervantinas. Un libro, El nacimiento del cervantismo. Cervantes y el Quijote en el siglo XVIII, publicado no hace mucho tiempo por Antonio Rey Hazas y Juan Ramón Muñoz Sánchez (Rey Hazas y Muñoz Sánchez, 2006), recopiló buena parte de esas aportaciones y las puso, juntas, al alcance del lector actual. En la primera parte del mismo se trazó, también, un excelente y documentado panorama del cervantismo dieciochesco, al igual que se destacaron las filias y las fobias que Cervantes desató en ese período.

Hace algunos años un libro mío, impreso en 1992, incluía la primera edición moderna de una de dichas aportaciones cervantistas de la Ilustración (Cañas, 1992). Se trataba de la Disertación o prólogo sobre las comedias de España, situada por Blas Nasarre al frente de su reimpresión, hecha en 1749, de las Ocho comedias y ocho entremeses de Cervantes. En el presente artículo vamos a rescatar otro de los escritos que el siglo XVIII dedicó al autor de las Novelas ejemplares. Se trata de la Carta publicada en el Correo de Madrid injuriosa a la buena memoria de Miguel de Cervantes. Reimprimese con notas apologéticas fabricadas a expensas de un devoto que las dedica al autor del D. Quixote de la Mancha.

La Carta publicada en el Correo de Madrid injuriosa a la buena memoria de Miguel de Cervantes es un texto dado a la luz en forma de folleto que no incluye información sobre la verdadera identidad de su creador. Constituye una apología, en general, de la figura y de la obra de Cervantes; y, en concreto, una gran defensa de la autoría del gran compositor barroco sobre una de las novelas intercaladas en los capítulos de la primera parte del Quijote, El curioso impertinente, puesta en duda en una contribución periodística, una «Carta», impresa en el Correo de Madrid, en el número 118, «del Sabado 3 de Noviembre de 1787».

El voluntariamente anónimo redactor del escrito utiliza una forma peculiar para componer su obra. Se convierte en el editor de la Carta del Correo. Y en su edición introduce un prólogo que explica los antecedentes del problema y lo sitúa en su contexto inmediato, y unas amplias notas -diez en total, con numeración independiente por página-, en las que glosa el texto que le ocupa, critica, con argumentos, a veces, un tanto viscerales, pero, también, en muchas otras ocasiones, verdaderamente filológicos y propios de un moderno historiador de la literatura, las razones esgrimidas contra Cervantes, y concluye defendiendo la producción del creador del Viaje del Parnaso y disipando toda duda que pudiera existir en torno a su paternidad sobre El curioso impertinente. Todo ello proporciona a la pieza que nos ocupa, un aire de modernidad y rigor, en los métodos de crítica y análisis literarios, e, incluso, de edición científica de textos, un aire que puede resultar sorprendente, en buena medida, para algunos lectores actuales.

Este rigor, esta modernidad, esta utilización de criterios de edición que resultan muy actuales, incluida la estructuración y distribución de la materia, ese dominio de la erudición y de la argumentación científica quedan perfectamente explicados cuando conocemos la auténtica identidad del compositor de nuestro escrito. Francisco Aguilar Piñal ya se encargó de desvelarla, al igual que se encargó de identificar al redactor de la Carta recogida en el Correo de Madrid. Aguilar, en el tomo séptimo de su esencial Bibliografía de Autores Españoles del Siglo XVIII (1993: 485, 3391), explica «El autor de la Carta es el P. Estala», y cataloga la pieza que nos ocupa entre las aportaciones de Tomás Antonio Sánchez. Anteriormente, Juan Givanel Mas (1943: 1788-1789, 411), había efectuado esta misma atribución. Nos encontraríamos, pues, ante una polémica cervantina desarrollada por dos importantes eruditos de la Ilustración, el manchego Pedro Estala, escolapio, profesor de Historia de la Literatura en los Reales Estudios madrileños, y el cántabro Tomás Antonio Sánchez, también sacerdote, Magistral en Santillana del Mar, editor de la reconocida Colección de poesías castellanas anteriores al siglo XV. Estala sería el redactor de la Carta del Correo -de hecho, Aguilar Piñal la incluye, en el tomo tercero de su Bibliografía (1984: 214, 1556), entre las publicaciones de éste-. Sánchez se encargaría de darle cumplida contestación por medio de su opúsculo.

La Carta publicada en el Correo de Madrid injuriosa a la buena memoria de Miguel de Cervantes se inserta en un folleto -como advertimos-, que consta de treinta y cuatro páginas, cerradas por una hoja en blanco, y que mide doce por diecinueve centímetros. La obra fue impresa en Madrid, por «Don Antonio de Sancha», en el año 1788. El texto se inicia en la página tres. La portada, en la página uno -la dos se mantiene en blanco-, incluye el título completo -Carta publicada en el Correo de Madrid injuriosa a la buena memoria de Miguel de Cervantes. Reimprimese con notas apologéticas fabricadas a expensas de un devoto que las dedica al autor del D. Quixote de la Mancha-, la información sobre el lugar, la imprenta y el año de publicación -ambas partes separadas por un adorno tipográfico hecho a base de múltiples líneas verticales presentadas en forma de círculo, en el centro (con el que no convergen) de las cuales se sitúa una esfera compuesta por medio de puntos, distribuidos en cuatro cuartos individualizados con dos líneas blancas dispuestas en forma de dos ejes, horizontal y vertical, que se cruzan-, y las indicaciones «Se hallará en su Libreria en la Aduana Vieja» y «Con las licencias necesarias». El ejemplar que manejamos conserva las cubiertas de aguas con las que fue resguardado. Ha sido modernamente encuadernado en tela de color marrón claro. Pertenece a mi propia biblioteca particular. Salvo por algunas, leves, manchas de humedad, presenta un excelente estado de conservación.

Aguilar Piñal (1984: 214, 1556; 1993: 485, 3391; 1999: 113, 809) cataloga otros ejemplares del folleto. Se encuentran entre los fondos de la Biblioteca Nacional de Madrid (dos), de la Biblioteca de El Escorial, la Biblioteca “Koldo Mitxelena” de San Sebastián, y la Biblioteca “Menéndez Pelayo” de Santander. Nosotros, por nuestra parte, hemos localizado ejemplares en la Biblioteca Histórica Municipal de Madrid, en la Biblioteca Regional de Madrid, en la Real Academia de la Historia, en la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, y en la Biblioteca de Cataluña de Barcelona.

Recogemos a continuación el texto del escrito redactado por Tomás Antonio Sánchez, quien quiso ofrecerlo al lector interesado del momento en forma de edición, anotada y con prólogo, de la Carta de Pedro Estala.

Nuestra edición de la obra ha querido ser paleográfica. Hemos respetado la grafía, acentuación y puntuación que encontramos en la versión original publicada por Antonio de Sancha en 1788. Con ello queremos contribuir al mejor conocimiento de los hábitos de escritura, de la ortografía, propios de la era de la Ilustración. Las notas que figuran en el escrito pertenecen todas al creador de la pieza, a Tomás Antonio Sánchez, y así lo advertimos en los lugares correspondientes, al final de cada una de ellas. Nosotros nos hemos limitado a incluir una numeración consecutiva, cambiando el uso adoptado originariamente por su autor.

Cáceres, 11 de junio de 2008.


ArribaAbajoBibliografía citada

  • Aguilar Piñal, Francisco (1984), Bibliografía de Autores Españoles del Siglo XVIII, tomo III, D-F, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (214).
  • Aguilar Piñal, Francisco (1993), Bibliografía de Autores Españoles del Siglo XVIII, tomo VII, R-S, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (485).
  • Aguilar Piñal, Francisco (1999), Bibliografía de Autores Españoles del Siglo XVIII, tomo IX, Anónimos I, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (113).
  • Cañas Murillo, Jesús (1992), Blas Nasarre. Disertación o Prólogo sobre las comedias de España, Cáceres, UEx. (Trabajos del Departamento de Filología Hispánica, 7).
  • Givanel Mas, Juan (1943), Catálogo de la colección cervantina, Barcelona, Diputación Provincial de Barcelona, vol. 2, 1786-1854 (1788-1789, 411).
  • Rey Hazas, Antonio y Juan Ramón Muñoz Sánchez (eds.) (2006), El nacimiento del cervantismo. Cervantes y el Quijote en el siglo XVIII, Madrid, Verbum.





ArribaAbajoCarta publicada en el Correo de Madrid injuriosa a la buena memoria de Miguel de Cervantes

Reimprimese con notas apologéticas fabricadas a expensas de un devoto que las dedica al autor del D. Quixote de la Mancha.


En Madrid por don Antonio de Sancha. Año de M. DCC. LXXXVIII. Se hallará en su libreria en la aduana vieja. Con las licencias necesarias.



ArribaAbajoPrologo

Zaguan Aliàs


Voto al chápiro que, si yo fuera animal asustadizo, me hubiera asustado mucho con la funesta, aunque falsa noticia que me traxo un correo de malas nuevas: correo que no ha mucho que lo fue de los ciegos, y aora parece serlo de los que no ven. Ella es una grandisima bagatela, pues solo se reduce á que Miguel de Cervantes, autor del D. Quixote de la Mancha, fue un gentil ladronazo, que robó la Hacienda agena para aumentar la suya, apropiandose partos que á otros habian costado muchos dolores. Va de historia.

En el Correo de Madrid del Sabado 3 de Noviembre de 1787. num. 118. que llegó tarde á mis manos, y nunca él hubiera llegado; desde la pag. 518. col. 2. se leen dos cartas tan importantes á la felicidad pública y bien del reyno, que ambas pudieran y debieran arder en un candil. La primera tiene esta prevencion: Carta: por donde sabemos que no es rábano ni alcachofa, ni berdolaga, ni cosa que de comer sea, sino carta. Y ciertamente es muy linda para probar que la Princesa no es precisamente la muger del Principe, como lo dixo uno que viajando á manifestar su erudicion política, se perdió en el camino.

A la segunda que es mas lastimosa, precede esta advertencia: Otra. Esta palabra me traxo á la memoria una burleta de que fui testigo andando á la escuela. Perdóneme el lector que se la cuente. Un muchacho llevaba un libro de Cartas para leer en él. La primera tenia como por cabeza, Carta. Todas las demas tenian encima, Otra. Otro muchacho que era la piel del diablo, y á quien parece soplaba las travesuras el mismo Satanás, le tomó el libro al descuido y con cuidado, y bonitamente puso á cada Otra una P al principio, que le hacia decir cosa muy diferente de la que decia. Volviósele despues á su lugar con la misma gracia; y quando el chico estaba dando la leccion, el maestro que vio aquella diablura, si no se le fueron las aguas de pura risa, creo que estuvo muy apique de sucederle.

Dexemos aqui el cuento, mientras yo pruebo á ver veamos si acierto á imitar á algunos eruditos, que no teniendo cabeza ni caudal propio para componer una obra, publican obras agenas, y les ponen notas, á fin de ingerir sus nombres con los de los escritores, y poder decir: todos aramos. Lo qual se llama montar á las ancas de los autores. Voy pues aora á ver si aquella segunda Carta, ó aquella Otra, ó aquella P sufre ancas. Mas claro: voy á ponerle Notas. Pero antes será bien numerar los párrafos de que se compone, para dar mas claridad á mis comentarios. La Carta es del tenor siguiente.

1. Otra. Señor editor, y muy Señor mio: hasta aqui habia vivido en la inteligencia de que las novelas que nuestro Cervantes ingirio en su famoso D. Quixote, eran partos de su ameno ingenio1 pero llegó el tiempo de pensar de otro modo,2 sin embargo de que á nadie de palabra ni por escrito he oido ni visto dudar de ello.3

2. Es pues el caso: que hallandome los dias pasados con la manía,4 ó llamela Vmd. gusto5 de recorrer unos librillos viejos que me sirvieron de gasto, y aora de gusto, tropecé6 con uno en octavo intitulado la Silva curiosa de Julian de Medrano, Caballero Navarro, por otro nombre Julio Iñiguez, y la que dedicó en 25 de Enero del año de 1583, á la Reyna Margarita de Navarra, 24 años antes que Cervantes diese á luz la primera parte del Quixote. En esta Silva al fin está la novela del curioso impertinente en los mismos terminos que la puso Cervantes.7

3. El exemplar que yo he visto y tengo, está impreso en 1608.8 en París; mas ya hubo otra impresion anterior; pues en la fachada hay estas palabras: corregida esta nueva edición, y reducida á mejor lectura por Cesar Oudin.

4. Nicolas Antonio solo parece tuvo noticia de esta impresion del año ocho y no de la anterior; pero las referidas palabras no dexan duda de que esta obra salió primero á luz antes de dicho año, lo que junto con la fecha de la dedicatoria, hace ver que Cervantes la tomó de ella, no creyendo haber inconveniente, ó persuadido á que no se le descubriria el hurto, si asi puede llamarse.9

5. Si Vmd. hallase esta noticia digna del público, usará de ella en su correo, sino hará lo que gustase, que de qualquier modo me daré por satisfecho, y siempre seré seguro servidor de Vmd., cuya vida guarde Dios muchos años. Madrid 27. de Octubre de 1787. E. E. de A.10








ArribaApendiz

Aténgome á la gracia de un refran que dice: hablen cartas y callen barbas. Algunos dias despues de escrito este papel, esto es, el 26 de Febrero de 88. se recibió en Madrid una carta de París, escrita por un Español erudito y condecorado, residente en aquella Corte, que dice asi: París 15. de Febrero de 1788. = Muy señor mio y amigo: efectivamente se halla en esta Biblioteca rl. la obra de Julian de Medrano, de que Vd. me habla en su carta de 19. del pasado Enero, impresa en París en casa de Nicolas Chezneau en el año de 1583: consta de quatrocientas quarenta y ocho páginas; PERO NO TIENE LA NOVELA DEL CURIOSO IMPERTINENTE. Pues si no la tiene, vitor el autor de la Carta, y vitor el autor del Correo; que la Novela del Curioso impertinente se imprimió la primera vez en la primera parte del D. Quixote el año de 1605. y tomándola de alli Cesar Oudin, la puso en la Silva curiosa el de 1608. como yo apostaba sin haberlo visto, en la pag. XX. de este papelejo. Y por consiguiente, Miguel de Cervantes queda plenamente absuelto de la atrevida y temeraria censura de plagiario y salteador de libros, con que intentaron manchar su fama en el Correo de Madrid del Sabado 3. de Noviembre de 1787. num. 108.

En vista de un convencimiento tan palmario, ¿que dirá el eruditísimo autor de la saladísima carta? Ya se le podrá oir. Pero diga lo que quiera. Yo siempre diré lo que siempre he dicho, y lo repito aora: y es, que el que no es bueno para podenco, no vale nada para crítico. Quando no alcanza la vista, es menester que supla el olfato; y nuestro autor, voto á sanes, no ha de sacar por el rastro ni siquiera una lagartija; pues por lo que se ha visto, ni tiene narices críticas, ni sabe el arte de rastrear. Si otra vez, suadente diabolo, se metiere á crítico, en lo que hará muy mal, antes de afirmar una proposicion, y mas si tiene algo de novedad, ó de ofensa como la pasada, estudie, rastree, averigue, trabaje, consulte, y despues resuelva. Pero no señor: quiso ahorrar el trabajo de averiguar, y echó por el atajo de afirmar que es mas descansado: como si no hubieran llegado á sus oidos dos sentencias que dicen: mas vale rodear que mal pasar; y no hay atajo sin trabajo. Y asi, por evitar rodeos, y no detenerse en quisquillas y bagatelas de averiguaciones, afirmó una mentira, que como soy pecador, no tiene pizca de verdad, ni aun tufo de credibilidad como lo ha visto con mas evidencia de la que quisiera. En una palabra: ha visto que Cervantes no hurtó la Novela del Curioso impertinente. [Nota del autor].



Indice