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El orden en que aparecen estos sonetos en Inundación (1689) es el siguiente: el que menciona a Fabio y Silvio, el soneto donde no hay ningún nombre y se resuelve la situación como la autora la ve, y aquel donde se habla de los amores de Feliciano y Lisardo. El orden lógico en la escritura de estos sonetos sería el que adoptó MP y seguimos aquí.

 

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No sabemos -pero es probable- que Sor Juana leyera a Boscán: el poeta catalán amigo de Garcilaso de la Vega había anticipado una resolución inversa en uno de sus sonetos (LIX): «Si sospiros bastasen a moveros»: «Mas es mejor amaros desamado / y en esto vivir yo de mí contento, / que, sin amaros, ser de vos amado»: MP anotó estos versos. Para la transcripción he utilizado Las obras de Juan Boscán repartidas en tres libros, librería de M. Murillo, Madrid, 1875, p. 204. Además del lirismo muy superior de nuestra Juana, la original rotundidad de la expresión está por encima de la del barcelonés, quien prefería vivir «contento» de sí amando antes que dejarse amar de aquélla a quien no quería. Proposiciones opuestas que apuntan al papel que la sociedad del tiempo les otorga al hombre y a la mujer en la cuestión de amores.

 

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No he podido identificar, entre las amadas de Apolo, cuál sería la convertida en astro; quizá haya habido cierto contagio con Orfeo, hijo de los amores de Apolo y Calíope (la musa de la Poesía épica), cuya lira, de Orfeo, fue convertida en constelación.

 

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El «que da medio» quiere decir dar «modo» o «manera».

 

45

Véase DÁMASO ALONSO, Poesía española. Ensayo de métodos y límites estilísticos, Gredos, Madrid, 1957, pp. 235-238.

 

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Cf. Ibid., pp. 238-242, 285-290.

 

47

Véase el excelente artículo de JOSÉ DURAND, «Un soneto conceptista de Sor Juana», Sor Juana Inés de la Cruz: Selected Studies, Cedes, Asunción-New York-Buenos Aires, 1989, pp. 88-98, sobre este soneto y en particular sobre las distintas acepciones de «hacerla deshecha». En el Diccionario de Autoridades se hallan varias, entre ellas «disimulo» y «fingimiento»; adoptamos la acepción de «concluir, despedirse, salir» que defiende Durand (p. 96) y que le da una solución con final más enérgico, como cuadrada al carácter de Juana Inés.

 

48

«La causa» se refiere a la persona que es la causa de ese amor, la que lo provoca.

 

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«Odio y amo. Por qué lo hago, quizá preguntas / no sé, pero [así] lo siento y agonizo». Véase a MP, p. 535 y su traducción algo diferente; mencionamos este dístico al comienzo de este trabajo. FERNANDO DE HERRERA, Poesías, ed. de V. García de Diego, Espasa-Calpe, Madrid, 1952, pp. 16-17, tiene el soneto que empieza «Osé y temí: mas pudo la osadía / tanto [...]» que nos traen ecos del «odi et amo» que hemos visto aunque muy dulcificado, tanto más cuanto, al final, confirma su «furor» de amor por la persona amada.

 

50

En la poesía amorosa que escribió Sor Juana, no siempre Silvio es el amante al que no se ama: las redondillas que comienzan: «Silvio, tu opinión va errada» (MP. núm. 86) nos lo presentan correspondido en su amor, siendo el que «produce» más belleza en ella a causa de ese amor.

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