Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
 

211

Cuando el licenciado Zuazo les dijo a los Gobernadores que Casas volvía a la corte, fray Luis de Figueroa, el principal de ellos, contestó con grande admiración: «No vaya, porque es una candela que todo lo encenderá.» (Casas, Historia general, libro 3,cap. 94.)

 

212

Este diálogo fue en latín y en los términos siguientes: Rex dominus noster jubet quod vos et ego apponamus remedia indiis: faciatis vestra memorialia. -Paratissimus sum, et libentissime faciam quae Rex et vestra dominatio jubent. (Casas, Historia, libro 3, cap. 99.)

 

213

Véase el Apéndice.

 

214

Lib. 3, cap. 101.

 

215

Parece que el obispo Fonseca fue el que propuso a Casas que se ayudase de este Berrío, y el Licenciado se quejaba de que, además de hacerle tan mal presente, había tenido la malicia de alterar la cédula que se despachó al capitán; y que en lugar de la expresión «hagáis lo que os dijere», había hecho el Obispo poner «hagáis lo que os pareciere»; con lo cual quedo Berrío autorizado a obrar a su voluntad, y no según la dirección de Casas, como lo había decretado el Rey.

 

216

Pedía Casas que el Gobierno sustentase por un año a sus labradores, a lo que el obispo Fonseca contestó: «De esa manera más gastará el Rey con ellos que en una armada de veinte mil hombres.» «Era mucho más experimentado el señor Obispo, añade Casas en hacer armadas que en decir misas de pontifical.» Respondióle luego el clérigo, no con chica cólera: «Pues señor, ¿parece a vuestra señoría que será bien, después de muertos los indios, que sea yo cabestro de la muerte de los cristianos? Pues no lo seré.» (Casas, lib. 3, cap. 129.)

 

217

Algunos escritores suponen que Casas se embarcó para América a llevar estas provisiones y a entender en el arreglo de su gente. Pero ni en su historia, ni en los apuntes de Muñoz, ni en ninguno de los documentos del tiempo que tengo a la vista, hay la menor indicación de este viaje que, atendido el estado que tenían los negocios y proyectos de Casas en la corte, se hace sumamente improbable. La narración de Herrera en esta parte es oscura e incoherente, contra su costumbre. Remesal es más positivo, pero sin pruebas.

 

218

El licenciado Aguirre, testamentario que fue de la Reina Católica, inquisidor y del Consejo Real, hombre muy devoto y timorato, y grande apreciador de Casas, manifestó un día el escándalo que le causaba que para la predicación evangélica hubiese propuesto tantas rentas para el Rey y mercedes para sus caballeros, siendo todo en su dictamen una contratación profana. «Señor, le dijo Casas, si viésedes maltratar a Nuestro Señor Jesucristo, y que ponían en él las manos y le denostaban y afligían con muchos vituperios, ¿no rogaríades con mucha instancia y con todas vuestras fuerzas que os le diesen para lo adorar y servir y hacer en él todo lo que como verdadero cristiano debiérades hacer? -Sí por cierto. -Y si no os lo quisiesen dar graciosamente, sino vendéroslo, ¿no lo compraríades sin alguna duda? -Sí compraría. -Pues de esa manera, señor, he hecho yo; porque yo dejo en las Indias a Jesucristo nuestro Dios azotándolo y crucificándolo, no una, sino millares de veces, cuanto es de parte de los españoles, que asuelan y destruyen aquellas gentes. He rogado y suplicado muchas veces al consejo del Rey que las remedien, y quiten los impedimentos que se les ponen a su salvación. Propuse la ida de frailes, y hanme dicho que eso sería tener ellos ocupada la tierra, sin ventaja del Rey. Desque vi que me querían vender el Evangelio, y por consiguiente a Cristo, acordé comprarlo, proponiendo muchas rentas y riquezas temporales para el Rey, de la manera que habéis visto. (Casas. Historia, lib. 3, cap 127.)

 

219

«¡Por aquí anda el licenciado Casas!» exclamó el obispo de Burgos, mal enojado de la audacia de los predicadores; a lo que contestó uno de ellos: «No nos movemos por Casas, sino por la casa de Dios, cuyos oficios tenemos, etc. (Véase esta escena en Herrera, década 2.ª, lib. 4, cap. 2.)

 

220

Véase esta condición de la contrata de Pizarro en el apéndice 4.º a su Vida.