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Ibérica por la libertad

Volumen 19, N.º 2, 15 de febrero de 1971

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DECLARACIONES DEL ABAD DE MONTSERRAT

El Abad de Montserrat, Rev. Just, celebró una conferencia con un enviado especial del diario de París, Le Monde, de la que extractamos los párrafos siguientes:

«Ellos dicen que o Franco o el comunismo. Lo repiten desde hace treinta años, pero nunca los hemos oído gritar tan fuerte como en esta ocasión. Es un slogan demasiado simple. La elección no está entre la anarquía y el régimen. La realidad es mucho más compleja. Cuando piden a la Iglesia que no haga política, respondo que la cuestión no está ahí y digo que, en tanto que católicos, es necesario primeramente estar al lado de los oprimidos, de los que sufren».

«Yo apruebo absolutamente el manifiesto de los intelectuales y pienso que su importancia será muy grande a largo plazo. Lo apruebo porque no dudo de las torturas, pues pruebas concretas me han sido suministradas, y el Obsservatore Romano ha publicado ese texto. Uno de nuestros monjes ha estado en Roma: él pensaba que el Vaticano desaprobaría nuestra actitud. Nada de eso».

«El ministro de la Gobernación me ha preguntado por teléfono por qué yo estaba en la oposición. Le he respondido que yo no estaba en la oposición, sino por los derechos de la persona humana». «La España dividida en buenos y malos no podemos aceptarla».





IBÉRICA es una revista de información y doctrina, cuyo primer número apareció hace 18 años, dedicada a los asuntos españoles. La carencia de información objetiva dentro de España y la parquedad de la información exterior hacen esta revista indispensable para los interesados en obtener una información veraz y responsable de la vida española en todos sus aspectos.

IBÉRICA ofrece, a todos los que mantienen sus esperanzas en una España libre y democrática, la oportunidad de expresar sus opiniones.

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ArribaAbajoLa oposición antifranquista y sus características

José Bullejos


Misión histórica de la oposición

Hay momentos en la vida de los pueblos tan decisivos y trascendentales que la permanencia de un cierto régimen y de sus estructuras políticas y económicas, además de obstruir el desarrollo y progreso normales, comprometen su destino a tal grado que amenazan su propia existencia histórica. Todas las naciones son partes del conjunto de la sociedad en que viven y del tipo de civilización correspondiente. Obstinarse desatinadamente en permanecer al margen de ella durante mucho tiempo es un acto de suicidio que conduce fatalmente a lo que Hegel llamaba muerte natural o anulación política de un pueblo.

Son varias las causas que pueden originar esta anulación o muerte natural de un pueblo, pero las más importantes son la falta de libertad y la inexistencia de oposición, indispensables ambas para que la evolución progresiva de la civilización, el curso de la historia no se interrumpa y cada nación pueda cumplir la alta misión que tiene asignada.

Esta marginación histórica es tradicional en España. Existe desde hace mucho tiempo, muy en especial en los últimos treinta años. De esta dramática situación deriva la significación eminentemente nacional del movimiento democrático antifranquista, cuya importancia ha de calcularse en razón de aquel significado, y no de las condiciones en que se desenvuelve y actúa. Debido a la trascendencia y gravedad de éstas, el antifranquismo democrático representa la única corriente auténtica y efectivamente nacional, y, por lo mismo, con proyección y futuro históricos. Su triunfo permitirá reincorporar a España al proceso evolutivo del mundo y de la presente civilización, y hará posible la continuidad nacional, la verdadera continuidad de la Nación, que sólo es realizable en la libertad y en la democracia. Esta continuidad es precisamente lo opuesto de lo que por tal cosa entienden los franquistas, para quienes continuidad significa sólo «continuidad del régimen actual». En este caso, el régimen es lo antagónico, la negación de la Nación. Desde sus orígenes el franquismo ha sido y sigue siendo la más brutal y violenta ruptura del curso natural de nuestra historia, y su persistencia impide al país desenvolverse en la normalidad, pues ha reemplazado la coordinación y convivencia de los diferentes grupos políticos y sociales por el estado de guerra civil permanente.

Hacer desaparecer este estado de cosas y poner los fundamentos, mediante la creación de instituciones libres y democráticas, que permitan la convivencia nacional y la paz civil, es la empresa magna que corresponde realizar al movimiento democrático antifranquista. Al abrir de nuevo los cauces a la continuidad nacional hará que corran por ellos, vigorosa e incesantemente, las poderosas fuerzas vitales del país y desarrollará la gran fuerza creadora de éste.

Señalé en mi artículo anterior que en el movimiento antifranquista se distinguían principalmente tres grandes corrientes ideológicas: socialista, demócrata cristiana y liberal. Entre ellas el nexo más importante, que permite un acuerdo político, es la coincidencia, el convencimiento común de que lo más necesario y urgente es poner fin al régimen franquista y sustituirlo por un auténtico sistema de instituciones democráticas. Sin embargo, esta coincidencia, pese a su gran importancia, no basta para caracterizar la trascendencia de las tareas que competen a la oposición. La misión de ésta es de dimensiones nacionales, y ha de tener, por tanto, amplios horizontes históricos. La conciencia de estos objetivos y metas debe sobreponerse a los particularismos de los diferentes grupos y fuerzas, haciendo posible fundamentar un programa común, en torno al cual pueda desarrollarse un poderoso movimiento de masas. Entendiéndolo así, los diferentes grupos democráticos de la oposición no dudan en destacar, en su propaganda y actividades, este carácter auténticamente nacional, expresión de los intereses más fundamentales del país. Recientemente uno de los más importantes, el viejo y prestigioso Partido Socialista Obrero Español, ha definido en un Manifiesto Programa las tareas del pueblo español en los siguientes términos:

«El PSOE considera que el problema más apremiante que tiene planteado el pueblo español es el de acabar con el régimen franquista. El país necesita recuperar su curso histórico, entrando definitivamente en su vida normal, restañando las heridas, abiertas y sangrantes todavía por la torpe política arbitraria y rencorosa de los triunfadores de la guerra civil. España necesita superar el abismo que esta guerra abrió en su seno, y que la cruel represión ahondó más todavía, para que los españoles puedan entregarse por completo con alegría y seriedad a la reconstrucción moral y al fortalecimiento material del país. Ambas tareas darán lugar a que España ocupe internacionalmente el digno lugar que le corresponde, y que el franquismo no ha conseguido ni conseguirá jamás».

«Esta tarea no puede ser obra de ningún "hombre-providencia", ni de ningún Partido, ni de una sola clase social. Tiene que ser obra, en primer lugar, de todas las fuerzas democráticas del país, y, personalmente, de todos aquellos españoles que sientan con sinceridad en lo íntimo de su conciencia el sentido responsable de solidaridad para con todo el pueblo español».



(Lo subrayado es nuestro). (Publicado en Le Socialiste, París, 1 de octubre 1970).

Bases sociales de la oposición

¿Qué representa, socialmente considerada, la oposición antifranquista en el conjunto de la Nación? ¿Qué fuerzas sociales agrupa y cuál es la importancia de cada una, dentro de la estructura general del país? ¿Constituye, en efecto, la mayoría de éste o es sólo una parte minoritaria, pese a que represente la auténtica conciencia nacional en orden al futuro?

España ha sido tradicionalmente un país eminentemente agrario, caracterizado por una agricultura, muy retrasada técnicamente, y basada en la gran propiedad latifundista, concentrada en manos de una minoría. En contraste con este grupo privilegiado, formado por 51.000 propietarios, poseedor del 53 por ciento de la superficie agrícola nacional, hay una inmensa masa de pequeños propietarios que viven en condiciones de miseria con minifundios de 5 hectáreas, y otro gran número de campesinos cuyas fincas no exceden de 10 hectáreas. El número total de pequeños propietarios es de 5.989.627. A esta cifra hay que añadir 1.500.000 peones agrícolas.

Es evidente que la industria española ha progresado notablemente en los últimos años, a consecuencia, sobre todo, del enorme desarrollo industrial de Europa y de la intervención cada día mayor de capital y técnica extranjeros en las más importantes industrias. Esto ha dado lugar a cambios estructurales en la composición y en las relaciones de las clases sociales. De estos cambios el más interesante de todos, a los efectos de nuestro análisis, se refiere al proletariado, y al papel que desempeña en la vida nacional. Existen actualmente 12 millones y medio de obreros, fuerza social la más importante del país, no sólo por su número, sino también porque su crecimiento ha sido consecuencia de la creación de nuevas industrias, convirtiendo en centros industrializados a muchas ciudades hasta aquí campesinas y poco activas e influyentes en la vida social y política del país. De esta manera el proletariado industrial ocupa el puesto de vanguardia en la lucha por la liberación. Es evidente, por tanto, que la división de fuerzas sociales y sus correspondientes relaciones ponen de manifiesto que la gran mayoría del país constituye la base social en potencia del antifranquismo democrático, y puede convertirse, mediante políticas acertadas, en la fuerza decisiva para restaurar en España la democracia y la libertad.

Alianza y programa

La grave crisis y los dramáticos hechos que se han desarrollado recientemente con motivo del proceso de Burgos, han revelado, sin ningún género de duda, cuán profundamente quebrantado está el régimen franquista, y la gravedad de los antagonismos y rivalidades de los diferentes grupos del sistema, a la altura misma del gobierno. Tan graves son, que no debe excluirse la posibilidad de que desemboquen en situaciones de violencia, incluso de guerra civil.

Sin embargo, aunque estas luchas internas faciliten notablemente los propósitos y tareas de la oposición democrática, sería erróneo pensar que la victoria contra el franquismo será fácil y sencilla. La agonía de un régimen puede ser lenta y muy dramática cuando no se interviene en forma decisiva para precipitarla.

No cabe pensar tampoco que, por medio de acciones exclusivas desarrolladas, «dentro del marco institucional y partiendo de la Ley Orgánica del Estado se produzca una evolución homogénea hacia formas de convivencia democrática» (Calvo Serer). Una de las lecciones del proceso de Burgos y de la conducta de las fuerzas del régimen es que excluye esta posibilidad histórica de tránsito del franquismo a la democracia. Una vez más se ha confirmado que las dictaduras, por muy quebrantadas que estén, no ceden el poder voluntariamente, ni se resignan a abandonar por decisión propia la escena histórica. Es necesario derrocarlas. Para ello son necesarias fuertes presiones nacionales, el empuje vigoroso de las fuerzas populares que, en la lucha contra el viejo régimen, se convierten en motor de la civilización y representan los intereses esenciales y progresivos de toda la nación en un determinado y decisivo momento de su historia.

Los deberes y tareas de la oposición democrática en España son de suma trascendencia, tanto en consideración al presente como al inmediato futuro. Para su ejecución es necesario y urgente concertar y dar forma orgánica a la alianza de los diferentes grupos, tendencias y partidos antifranquistas, entendimiento que debe tener por base un programa de acción concreta, inspirado en una gran flexibilidad y, tolerancia, que atraiga, estimule y vigorice la voluntad de luchar no sólo de las minorías, ya encuadradas en alguna organización política o sindical existente, sino también a las importantes y numerosas fuerzas que aún están al margen de aquéllas, pero que ya han roto o han comenzado a romper sus antiguos vínculos con la ideología franquista, y, aunque con titubeos y vacilaciones, comienzan a avanzar por los caminos de la democracia.

JOSÉ BULLEJOS




ArribaAbajoAleccionadoras consecuencias del proceso de Burgos

Alfonso Ayensa


De ese proceso de Burgos, que quedará en la Historia de España de nuestro tiempo como otra mancha infamante del régimen del rencor institucionalizado, de la baja venganza, de la miseria anticristiana, en suma, se pueden extraer consecuencias provechosas y aleccionadoras para el porvenir y deducciones de carácter histórico no menos importantes, aunque estas últimas nos dejen en el alma el dolor de lo que -por propios y extraños- no se pudo o no se quiso evitar o impedir y la amargura inextinguible de tantos errores ajenos y de tantas acerbas ingratitudes.

Ante el clamor suscitado por la indignación universal que tuvo los más enérgicos acentos, desde la voz del Papa hasta la firme repulsa, muchas veces airada, de las opiniones públicas de todos los pueblos libres del orbe, pasando por las claras actitudes oficiales de los gobiernos de esos pueblos, la tiranía franquista tuvo que ceder, porque la conmutación de esas penas de muerte impuestas a los vascos -algunas por partida doble- no ha sido inspirada por la misericordia, que es un vocablo inexistente en el diccionario franquista, sino por la presión internacional, por el cálculo de una política sin escrúpulos morales que durante años había venido contando con la indiferencia, cuando no con el egoísmo y la siniestra complicidad de las llamadas democracias occidentales para mantener su audiencia en el ámbito internacional. La misericordia, la compasión, son características de las almas limpias, tienen calor humano, su expresión es espontánea, sin esperas, y sólo así pueden tener valor y ser justamente apreciadas. «A los afligidos no se les ha de añadir aflicción», sentenció Cervantes. Y eso, la piedad para el que sufre, es lo que diferencia a los hombres sensibles de los que no lo son. Que no explote ahora la propaganda franquista esa ficticia «magnanimidad» del «caudillo», que no ha sido otra cosa que el triunfo del pánico de su gobierno y de su propio pánico sobre su incontenible y sistemático rencor.

No se puede hablar de una justicia recta ni en el caso del proceso de los vascos ni en el de ninguno de los procesos políticos incoados y sentenciados desde que el franquismo existe, porque en todos ellos se ha faltado a las más elementales reglas de procedimientos vigentes en los países civilizados. En el proceso de Burgos la cosa adquirió los perfiles más escandalosos: ausencia de pruebas, imposibilidad de los defensores para ejercer su función, negativa constante a que los acusados hicieran las alegaciones a que tenían derecho; se les maniató en el acto del juicio, se les taparon los oídos para que no oyeran al fiscal ni a quienes declarasen en su contra ni pudieran percibir las reacciones, en general favorables a ellos, del público que tuvo acceso a la vista; cuando lo tuvo, pues hubo sesiones «a puerta cerrada». En ese proceso parecía que en España resurgían los sistemas de la Inquisición, cosa por otra parte natural en el «Imperio» de Franco, genuina reencarnación de todos los anacronismos. Ha sido, por tanto, natural, y de una lógica aplastante, la conmoción internacional contra la tiranía española, contra esa tiranía que trata de disfrazarse de «gobierno tecnócrata» por obra y gracia del «Opus Dei» y cuya técnica más depurada radica en aplicar -aparte del refinado «matesismo» bien conocido- todas las perfecciones de la hipocresía y de la crueldad. Después de estos testimonios cabe pensar que el mundo habrá visto claro que eso de la supuesta «liberalización» del fascismo español era pura farsa, tragicomedia más bien, montada para impresionar o tratar de convencer o servir de pretexto a ciertos hombres de Estado tan ocupados y preocupados con los problemas de sus propios países que han carecido y carecen de tiempo para volver los ojos hacia la última supervivencia del totalitarismo en el Occidente. Es de esperar que estos siniestros acontecimientos hagan meditar un poco a los valedores del franquismo cerca del Mercado Común Europeo.

En efecto, la dictadura franquista montó en cólera ante las reacciones populares y las protestas de casi todos los gobiernos de Europa por el proceso de Burgos, haciendo caso omiso, en su franquista indignación, de ese principio vulgar de que «cada cual -hombres o naciones- es libre de protestar cómo y de lo que considera arbitrario y también de seleccionar a sus amigos y de elegir a quienes hayan de ser sus consocios en cualquier empresa». Principio que en esto de las pretensiones franquistas respecto al Mercado Común Europeo viene como anillo al dedo, sin que ni al Santo Padre ni a los gobiernos terrenales, ni a la opinión mundial hayan causado la más leve impresión esas (oficialmente preparadas y celebradas bajo la coacción) «manifestaciones multitudinarias» de «adhesión a Franco, a su gobierno y al Ejército». Aunque, por ahora, y hasta que no muestre el Ejército lo contrario, no es «el brazo armado de la nación y el defensor y firme sostén de su voluntad soberana». Hacemos la salvedad de aquellas honrosas excepciones que están en desacuerdo con la conducta del régimen, lo que equivale a estar al lado de la nación.

Evocamos con tristeza sucesos y conductas ya pasados, que son ludibrio de la historia contemporánea. Porque ¡cuán diferente sería el panorama de España y del mundo si se hubieran respetado los compromisos internacionales contraídos al final de la guerra mundial y si se hubieran sancionado a todos los que la fraguaron y, directa o indirectamente, participaron en ella al lado del fascismo internacional! No, el mundo, sobre todo las grandes potencias democráticas, no fueron congruentes con las doctrinas triunfadoras, ni fieles en la interpretación y en el respeto que se debía obligatoriamente haber guardado a las fundamentales decisiones que fueron la base y el espíritu de las Naciones Unidas.

Que este proceso de Burgos, que pone de manifiesto, sin equívocos, lo que es la dictadura española, sirva a la política de determinados gobiernos, a la política sostenida con España y otros países tan desgraciados como ella, para que despierten a la luz de la razón, del interés propio y de la justicia, y se den cuenta de que -antes de que sea demasiado tarde- aún pueden hacer algo eficaz practicando una política en línea democrática que los lave de sus pasados y recientes errores, muchos de los cuales presentan categorías de culpas.

ALFONSO AYENSA




ArribaAbajoFranco en trance de jubilación

Francisco Martínez de la Vega3


No hay mal que dure cien años ni enfermo que los aguante. El verdugo dio su primer síntoma de aniquiladora senilidad a los 78 años de su edad; el enfermo, a su vez, muestra ya con mayor ímpetu y frecuencia muestras de que no aguanta más. El Caudillo mostró, hasta hoy, un dominio excepcional de su oficio. Frío, insensible a todo escrúpulo humanista, no se le advirtió la menor vacilación. Su «santa causa» exigía el virtuosismo de la crueldad. ¿Qué ocurrió entonces en este asunto de los jóvenes vascos, seleccionados para una nueva cátedra de crueldad? Un Franco generoso, dispuesto a perdonar es tan absurdo como un obispo torero. No, no puede tomarse esta conmutación de dobles penas de muerte como un tardío impulso de piedad; lo que sucede es que el dictador ha envejecido. Empieza a no ser el mismo. Y su poder se tambalea.

El Franco que conocía el mundo y que han sufrido los españoles, hubiera exigido que se matara dos veces -sueño de un místico de la manía homicida- a tres de sus enemigos, también enemigos de su orden, de su sistema, de su creación de una España negra. El verdugo envejeció; aquella mano firme para rubricar penas capitales tiene temblores seniles. Y su aparato ha envejecido también. Ya no muestra la infalibilidad divina de que siempre hizo alarde. El pueblo español renace y Franco declina. Es ley de vida que ni el mismo Caudillo ha podido eludir. El dictador -Dios nos consuele- es mortal. Sólo el pueblo no muere y más pronto o más tarde dice la última palabra que recoge la historia. El franquismo se agrieta, como su creador, y pierde cohesión interna, firmeza y arrestos. Hay, pues, claros presagios del amanecer.

El mundo rejuvenecido de estos tiempos se asombra de las características del régimen franquista. Se trata de una muestra más de que, casi siempre, una buena conciencia es producto de una mala memoria. Desde lo que se llamó «guerra civil», el franquismo mostró sin embozo su fisonomía. Fueron las potencias democráticas las que olvidaron que Franco era un sucedáneo del fascismo al que vencieron. Mimaron al hijo, y los dólares y las bases del Tío Sam tomaron posesión del suelo español y mimaron al Caudillo, huérfano de Hitler. Es ahora que Franco empieza a cambiar, por razones de edad, y suaviza el castigo a los vascos por inevitable incoherencia senil. Ha llegado la hora en que parece inevitable la jubilación. Y sin Franco, el franquismo queda en el aire, sin impulso, sin camino ni meta.

Mucho aguantó el pueblo español. No encontró aliados, aunque halló refugios, entre ellos, por fortuna, México. Pero este prolongado drama español es el cargo más grave que los poderosos de los últimos veinticinco años en la etapa de la posguerra recibirán en el futuro. La división entre los vencedores fue la salvación de este anciano verdugo, inútil ya hasta para lo que siempre supo hacer con asombrosa facilidad: matar. La España que se reencuentre a sí misma tendrá mucho que desconfiar de un mundo cómplice y protector de su verdugo. Pero en todo esto hay algo que estimula y reconforta. Seis jóvenes vascos, sanos y fuertes, eluden el patíbulo y podrán presenciar las luces, que ya se insinúan, del amanecer español, después de una noche oscura como sotana y en la cual rezos y homicidios se enlazan.

FRANCISCO MARTÍNEZ DE LA VEGA




ArribaAbajo España: situación sindical

Juan Granell


Derogada la ley de asociaciones y creados los sindicatos verticales con el fin de controlar la clase obrera por el Estado totalitario de Franco y la Falange, dos factores contribuyen al necesario planteamiento del problema sindical. El primero lo constituye la realidad del derecho social y sindical en vigor, que regula las relaciones económicas entre el Estado, los patronos y los obreros, junto con un patrimonio considerable que la sindical fascista ha reunido mediante la cotización obligatoria. Junto a la precedente situación de hecho, existe el otro factor muy importante de la acción sindical clandestina que, de modo muy especial y discutible, representan las Comisiones Obreras frente al gobierno franquista y la clase patronal. A nadie le debe extrañar que la UGT y la CNT no puedan, en las presentes circunstancias, formar una entidad o alianza de tipo representativo delante de la autoridad gubernativa o de las empresas. Ambas centrales carecen de ese mínimo derecho a la personalidad conquistado por las Comisiones Obreras que en apariencia ocupan un terreno neutral.

Dentro del momento político de España observamos que se define la voluntad católica de fundar sindicatos de trabajadores y no resulta dudoso que la Iglesia se prepara, con la acción rebelde de una parte juvenil del clero y la actitud de algunos prelados, a lograr la desaparición del sindicato vertical restaurando la vieja ley de asociaciones en cuanto surja la primera etapa posfranquista.

La aparición en la escena sindical de una tercera realidad orgánica resultando de nuevas posiciones sociales ya alcanzadas en Alemania e Italia, nos proporciona un esquema de esa probable trilogía ideológica y sindical de España, a saber, socialistas, sindicalistas libertarios y católicos avanzados. Lo cual añade extraordinario interés, incluso histórico, a las novísimas circunstancias gestadas en la lucha contra la dictadura franquista que hará posible la gran participación de los trabajadores en la vida social y económica de nuestro país. Se acerca una época sindical de insospechados alcances dignos de meditación.

La nueva coyuntura abrirá un proceso moderno muy avanzado en ciertos países como Inglaterra, Francia e Italia, donde la unidad sindical estriba bien en la existencia de una sola central como las «trade unions» federadas, laboristas, de la Gran Bretaña, o en más de tres como sucede en Francia, cada una con su programa y estilo sindical apolítico o politizado. Pero aparte esa vertebración orgánica, en España se presentan matices nacionales que todos tendremos que reconocer, cuyo origen son la guerra civil, sus secuelas y un largo período de desgobierno. Apuntemos una de esas secuelas que, a semejanza de las ocasionadas por la cirugía; exigen un tratamiento marginal de reeducación de los miembros lacerados por el bisturí. La ignorancia sobre las condiciones actuales políticas y económicas de España afecta a la mayor parte de las clases modestas y ha sido sistemáticamente mantenida por el régimen franquista. Estas clases viven sin información desde hace más de treinta años, sin el ejercicio de los deberes y derechos que les son propios como obreros y como ciudadanos. La vuelta a la normalidad sindical será por sí sola un verdadero problema de adaptación. Que nadie se haga la cuenta de que se darán facilidades para el funcionamiento de un tipo de sindicalismo que las masas esperan como la representación de sus anhelos y aspiraciones.

Todos los síntomas políticos y administrativos de la actualidad gubernamental, «bajo la égida del Caudillo», echan por tierra cualquier sugestión liberal de cuantas se lanzaron a voleo en razón del último avance opusdeísta. El proyecto de Ley Sindical urdido por el Gobierno, contiene los manidos recursos de la redacción fundada en el «sí, pero no» que caracterizan a toda dictadura en los textos legislativos. La supuesta independencia de las asociaciones obreras y patronales dentro de los actuales sindicatos, es una copia desafortunada de aquella expresión sibilina en lo político, referida al «contraste de pareceres y criterios». Lo que se pretende es liquidar el falangismo sindical y esto carece de interés para la clase obrera y patronal. Por otra parte, los sindicatos van a seguir siendo verticales aunque sean vaciados de funcionarios falangistas, y la representatividad de los «mandos» será la misma con otros distintivos autoritarios.

No creo que nadie se haga ninguna cuenta acerca de la nueva Ley. Y precisamente por ello es por lo que las centrales sindicales CNT y UGT, unidas a las agrupaciones de obreros católicos, han de trabajar para preparar su reaparición dentro de la legalidad. En tanto y cuanto no se restaure la Ley de Asociaciones, los obreros españoles saben de sobra que las fintas y requiebros del régimen franquista sólo están destinadas a «seguir tirando» los «mismos collares con distintos perros» cambiando los términos. Es así como los obreros deben aprender que la libertad sindical, como todas las demás libertades fundamentales, debe venir de la Ley que tiene su origen, no en unas Cortes nombradas por el Gobierno, caricatura innoble del Parlamento, sino en la voluntad libre del sufragio universal, esto es, lo que el pueblo decide soberanamente. Y aunque esa soberanía no nos sea devuelta según el Derecho, debemos todos, a una, actuar para que la Ley de Asociaciones vuelva a regir. Porque el actual gobierno franquista pretende llenar una etapa «familiar» (el arreglo de cuentas con la Falange), cosa distinta de un plan político de apertura hacia la libertad en todos los órdenes, que el equipo dirigido ahora por Franco carece de posibilidades para enfocarlo siquiera.

Los obreros españoles de hoy y la acción sindical a la europea podrán encontrarse pronto si las planas mayores de las centrales dan pruebas de sagacidad y persuasión, conociendo el terreno de ahora, que no guarda parecido alguno con aquel paisaje desgarrado y dramático en que los trabajadores no tenían otra alternativa que la lucha frontal. No es que los obreros españoles hayan enmohecido su temperamento en un vago y quimérico nivel de vida alcanzado solamente por una minoría de trabajadores calificados, sino que el trauma de la guerra civil y las hambres posteriores les han abierto las carnes en la niñez y eso queda como una experiencia demasiado dura. El obrero español desconoce el medio económico en que trabaja, pero tiene conciencia viva y operante de la realidad, de su libertad perdida ante la traición del mundo democrático. Esa glacial indiferencia del mundo libre que no dio un solo paso para arrancar a España del genocidio y la tiranía, abandonando a un pueblo entre las garras del fascismo, contra todas las esperanzas en una justicia que debían a España los vencedores de la guerra mundial, agotó casi hasta la raíz la fe en el combate clásico y revolucionario, contribuyendo a deformar incluso los hechos y la historia real de nuestra guerra civil.

La situación moral del obrero español debemos mirarla con mucha comprensión y amor, si queremos analizarla desde un ángulo prudente, porque desde la escuela primaria hasta el servicio militar, toda la vida de generaciones enteras fue sometida a una feroz mistificación de la verdad política contemporánea de España, a la que han contribuido, junto con el régimen franquista, todos los sectarios incorregibles de dentro y fuera del país. Quienes pensaban que la emigración forzada de los trabajadores españoles a Europa podía ser aprovechada renovando con nuevas energías la difamación y la división acerca de las cuentas a pedir sobre la guerra civil «a los otros», culpables de la derrota, han gustado del desprecio y la altiva ausencia de toda posible actividad. En cambio, los trabajadores españoles han aprendido a plantear huelgas difíciles y pacíficas mareando a la dictadura franquista.

Estamos en presencia de una posición pragmática del obrero español sobre los problemas que le son más caros e inmediatos. Naturalmente, hay los grupos políticos lógicos, los partidos de clase. Ellos saben cuán espinoso resulta obtener las contadas adhesiones. La información que traen a España los obreros emigrantes sobre la acción sindical en Alemania, Holanda, Suiza, Francia, es objetiva y no tiene vuelta de hoja. En los países democráticos los trabajadores nacionales viven mejor y obtienen ventajas todavía más interesantes en el aspecto social y de empresa que las puramente salariales. Y en algunos casos, gobiernan. Si la explotación colonial se verifica ahora en las antiguas metrópolis, afectando a muchos españoles también, cárguese esa factura a ciertos gobiernos africanos seudo-socialistas y a Franco, que mantuvo el subdesarrollo de España. El sindicalismo español tomará esa orientación europea aun con la plural existencia de tres grandes centrales sindicales, de un modo paralelo a las realidades políticas de la nación y el Estado, como está sucediendo en Italia, donde la unidad sindical consigue vencer ciertos resabios aventuristas sin peligros para la libertad.

JUAN GRANELL




ArribaAbajo Crónica del País Vasco

Calma aparente


Aparentemente, la calma ha terminado por imponerse. Con extraordinarias precauciones de seguridad, los condenados de Burgos han sido trasladados a diversas prisiones de la península: Víctor Arana y José M.ª Dorronsoro, a Cádiz; Mario Onaindía y Yosu Abrisqueta, a Cáceres; Gregorio López Irasuegui y F. J. Izco, a Córdoba; Uriarte y Larena, a Alicante; Gorostidi a Cartagena; los dos sacerdotes, Calzada y Echabe, a la prisión de Zamora, y las tres mujeres a la de Alcalá de Henares, cerca de Madrid, mientras permanecen en Burgos Carrera y Guesalaga. Enterrados en vida por todos los años que dure el franquismo personalizado, sus vidas jóvenes se acompasarán desde ahora a los estertores del momificado dictador. De momento, todo ha terminado. Se trata de dar sensación pública de calma. Ya no pasa nada, terminó la conmoción. La prensa habla de las huelgas en otros países, de las catástrofes ajenas que son las que preocupan a la televisión española, de las condenas a muerte en el Camerún o en cualquier otro lugar por trasmano que resulte. El triunfalismo de la paz y la pacificación ha vuelto, recuperado al parecer el equilibrio del Gobierno después del fortísimo empujón que estuvo a punto de hacérselo perder definitivamente.

Según los datos que se poseen y los rumores que se filtran, el Gobierno parece imponerse otra vez sobre sus «ultras», que trataron de aprovechar la ocasión para recuperar el terreno perdido. Pero todo sigue su camino. Las autoridades de Vizcaya saben, y en torno a ello ha habido importantes reuniones, que su manifestación no consiguió sobrepasar una cifra ridícula -se asegura en buenas fuentes que la dada por la policía está entre los seis y los siete mil manifestantes- teniendo en cuenta los medios de que disponen, y que en San Sebastián ni siquiera se atrevieron a hacerla. Eso no significa, como algunos impenitentes idealizadores de la situación pretenden, que todo esté ya al alcance de la mano, sino una constatación muy importante en tanto que es un punto de partida; el régimen no tiene a la opinión pública con él, lo que tampoco significa que esa opinión pública esté ya dispuesta a expresarse abierta y mayoritariamente contra el régimen. El poder tiene armas muy fuertes. El poder emplea todos los medios, por violentos y deshonestos que resulten, para permanecer.

Porque las formas de la violencia son muchas y algunas muy sutiles, pero todas son violencia; sobre los cuerpos o sobre los espíritus. Y ahora, bajo la calma aparente de este tomar fuerzas para el siguiente asalto, está utilizando, entre otras muchas, dos formas particulares de violencia: la de sustituir la información por la propaganda, machacando con radio, televisión y prensa escrita a una opinión respecto a la que no se tienen medios suficientes para desintoxicar con informaciones veraces; y la de una represión sorda y callada contra las redes políticas y sindicales que hicieron posible las movilizaciones populares en los días del Consejo. Sobre él, ETA ha publicado un comunicado en el que dice: «Ante esta situación, lo que empezó siendo el juicio del movimiento revolucionario vasco, del pueblo vasco en general, pasó a convertirse en el juicio del franquismo, y ha sido el Estado franquista el que ha sido juzgado y sentenciado culpable por las masas populares. La policía no ha cesado en la represión; debemos señalar que el joven Roberto Pérez Jáuregui, uno de los manifestantes heridos por disparo de fusil en la manifestación de Eibar el día 4 de diciembre, ha fallecido a consecuencia de esas heridas. Es otro triunfo de la política represiva franquista contra Euskadi».

La prensa

La prensa española, por lo menos la implantada en el País Vasco, ha jugado hasta el fondo su papel tradicional de agente al servicio del poder. Desde las convocatorias gigantes a «manifestaciones espontáneas» hasta la deformación de los hechos sistemáticamente montada. Desde el insulto más feroz a la calumnia más estúpida. Sobre el insulto, basta recoger la campaña contra Monzón. El cuatro de enero -como ya había hecho días antes ABC de Madrid, curiosa coincidencia- El Correo Español, de Bilbao, publicaba la esquela de los muertos en las prisiones de Vizcaya en 1937. No daba ninguna explicación. No contaba que la aviación franquista bombardeó Bilbao sin buscar objetivos militares; bombardeó los barrios más humildes, los barrios obreros. Y que el pueblo se lanzó a las cárceles. Y que la guardia la hacían hombres que vivían en esos barrios obreros bombardeados, familiares de las víctimas. Y que esa guardia permitió la entrada a la multitud indignada. Y que cuando las autoridades del gobierno de Euskadi se enteraron emplearon todos los medios de que disponían para establecer el orden. De esto no dicen nada. Se limitan a artículos insultantes para Monzón, a quien jamás permitirían defenderse ni del que publicarían una respuesta que pudiera enviarles.

Por nuestra parte recordamos al ABC y a cuantos se alimenten de sus noticias, que Telesforo Monzón pertenece al partido nacionalista vasco y ha actuado como representante del grupo vasco que intervino en el secuestro del cónsul Beihl y ha llevado las gestiones de este delicado asunto en conexión con el cónsul alemán en Burdeos, Sr. Christian Sell. Es nuestro deber recordar también que en el último período de la guerra civil Telesforo Monzón actuó en Bilbao como máxima autoridad del Interior, y gracias a él se salvaron cientos de franquistas que se encontraban en la cárcel de Bilbao. Pues ante los bombardeos sin discriminación de la aviación enemiga, quienes los estaban sufriendo intentaron penetrar en la cárcel y apoderarse de los detenidos. Monzón, con su autoridad, impidió la acometida, que habría tenido, como consecuencia, una masacre general. Que se enteren de estos hechos los que los desconocen y aquellos que están mal informados.

Los periódicos han preferido olvidar rápidamente las palabras de Monseñor Cirarda sobre la violencia institucional. Existe violencia en la vida política del Estado español, y en ocasiones la respuesta a esa violencia no puede dejar de ser también violenta. Acusar y condenar sólo los efectos, silenciando las causas, es una de las más graves mistificaciones políticas e históricas, y a su vez nuevamente violencia. Pero ¿cómo esperar otra cosa? Sobre la capacidad de mentir de los periódicos franquistas se pueden dar tantas pruebas fehacientes que sobran los comentarios. Dos referencias a ese mismo periódico, El Correo Español. Publicó una información falsa sobre Miró y el encierro de Montserrat. Unas presuntas declaraciones en las que decía que había acudido a Montserrat engañado, y que en cuanto lo advirtió, viendo que se trataba de un acto político y no cultural, abandonó el encierro. Miró desmintió tales declaraciones, acusándolas de amañadas, en periódicos y emisoras extranjeras. El Correo Español no ha publicado en cambio el desmentido. Para muchos de sus lectores sigue en pie el poder de la letra impresa que le contó el engaño de Miró. ¿No es esta una manera de violentar la capacidad de juicio de un pueblo sin posibilidades fáciles de información honrada? Otra prueba, todavía más flagrante, también en ese periódico aunque en un servicio de la agencia EFE. Sobre el secuestro del cónsul Beihl publicaba: «En su última edición, el diario francés Le Monde dice a este respecto que la vía insurreccional escogida por la ETA sólo arrastra a escasas minorías en las provincias vascas». Pues bien, el editorial de Le Monde decía exactamente: «Si la vía insurrecional escogida por ETA no arrastra más que a débiles minorías en las provincias vascas, traduce la exacerbación de una fuerte corriente nacionalista, que el régimen heredado de la guerra civil no ha cesado de querer aplastar».

Sobre los procedimientos de la prensa me parece que basta con lo reproducido. La mentira, la adulteración de los hechos, el bombardeo sistemático de deformaciones, la agresiva impunidad, son también una forma de violencia que está constantemente provocando la respuesta. Tampoco los periódicos dieron noticia alguna sobre la indecisión en torno al cónsul Beihl, que ha pasado unas largas vacaciones de cuatro semanas en Alemania; de que se le han reprochado ciertas connivencias; de que Iranzo -el gobernador civil de Guipúzcoa, que hizo sus primeras armas como policía- pidió que fuera declarado definitivamente persona «no grata», al menos en Guipúzcoa; y que la insistencia con que Beihl ha repetido que en su opinión estuvo en España todo el tiempo de su secuestro, escuece a la policía española, que trata de paliar su fracaso trasladándoselo a la policía francesa. Quedan muchos puntos oscuros que algún día se aclararán. Pero, mientras, la incapacidad engendra brutalidad en ciertos climas políticos y policiacos.

Medidas con sordina

Por ello, una vez terminadas las últimas resonancias inmediatas del Consejo de Guerra, hecho el silencio, ha empezado la represión de sus consecuencias. Represión llevada esta vez con mayor discreción que las otras ocasiones, puesta sordina al histerismo propagandístico con que se acompañaban antes los «descubrimientos de redes subversivas», etc., etc. Han echado el borrón y han comenzado a hacer la cuenta nueva. Todos los sectores han sido tocados, y con todos los pretextos imaginables. Suspendido por tres meses el abogado madrileño Gregorio Peces-Barba -uno de los defensores del sumario 31/69-, pendiente de otras cuatro posibilidades idénticas de sanción, han sido juzgados después otros dos defensores del mismo sumario, Bandrés, de San Sebastián, y Echevarrieta, de Bilbao. De Bilbao también, Giménez Pericás, de la lista de los perseguibles aunque no figurara como defensor en Burgos.

Por otra parte, el gobernador civil de Vizcaya ordenó la clausura de todos los bares y cafeterías de Bermeo y Guernica, que cerraron voluntariamente los días 29 y 30 de diciembre como protesta contra las sentencias dictadas por el Consejo de Guerra de Burgos. En Bermeo, sobre un total de cincuenta y nueve establecimientos sólo quedaron abiertos tres, y en Guernica cuatro sobre cuarenta y siete. Los tolerados oficialmente fueron a su vez boicoteados por bermeanos y guerniqueses, con una sanción popular y unánime que es otro referéndum a anotar por estas autoridades tan amigas de citar esa palabra entre sus victorias. El Gobierno Civil ha ordenado que los establecimientos clausurados inicien, si desean la reapertura, todos los trámites legales que se exigen cuando se inaugura un local nuevo. El día quince de enero seguían cerrados ochenta y tres bares y cafeterías del total de 99 sancionados.

Junto a esas medidas, las detenciones. Comenzaron por Guipúzcoa, donde un abogado, Idiáquez, y un grupo numeroso de trabajadores y empleados, fueron detenidos acusados de pertenecer al comité provincial del partido comunista y a las comisiones obreras, particularmente a las del sector bancario al que muchos de los arrestados pertenecían. Siguieron las detenciones por Vizcaya, sin ninguna nota en los periódicos en este caso. Lentamente, un día seis, otro siete, el siguiente otro pequeño grupo, y así día tras día. En un intento de desmontar todas las organizaciones políticas y particularmente las comisiones obreras y otros movimientos sindicales clandestinos. En Construcciones Navales -la Naval popularmente- el 14 de enero detuvieron a catorce delegados obreros, iniciándose en ese momento el paro de ochocientos trabajadores como respuesta inmediata y espontánea. La Naval es uno de los centros más coherentes de trabajadores de Vizcaya, la policía lo sabe, y cuando llega el momento golpea primero en esa factoría, un poco a ciegas, pero convencida de que opera sobre trabajadores perfectamente conscientes de su posición y de sus ideas; conciencia de clase y política que preocupa grandemente a las autoridades. Los detenidos de la Naval iniciaron inmediatamente una huelga de hambre teniendo que ser uno de ellos, Castañares, hospitalizado ante lo alarmante de su estado físico.

En la General Eléctrica no han necesitado aún de la policía. La misma empresa, actuando como tal -en estos sistemas ambas funciones se confunden en muchas ocasiones- han suspendido de empleo y sueldo a varios técnicos que secundaron los paros habidos como consecuencia de las sentencias de Burgos. Las listas dadas por la empresa a la policía comenzarán a ser listas de detenidos cuando la hora de esa empresa llegue, en el progresivo y silencioso desmantelamiento del poder popular, que está llenando las comisarías. Operación que se calcula, al ritmo que lleva y con el sistema empleado, que durará hasta la primavera.

Los conflictos laborales no han cesado por eso. En Pamplona, Eatón Ibérica ha procedido al despido de seiscientos trabajadores, y después al cierre de sus factorías. Esos trabajadores, la plantilla completa, se mantenían en paro desde el día seis de enero, apoyando sus reivindicaciones. En Fundiciones Bolueta, un Vizcaya, un accidente dramático ha puesto de relieve, una vez más, la omnipotencia y las circunstancias en que las empresas bendecidas por el régimen trabajan. Una cuchara de fundiciones volcó sobre un grupo de trabajadores y dos ingenieros. Cuatro muertos, numerosos heridos y unos días después manifestaciones. Según declaran trabajadores de esa empresa, hace tiempo que se había protestado por el mal estado del material, no renovado, no cumpliendo las condiciones de seguridad exigibles, de empleo difícil y peligroso. Reclamaciones nunca atendidas. Ha tenido, una vez más, como siempre, que haber víctimas para que se ponga atención en algo con lo que un grupo de hombres se jugaba la vida cada día. Y con lo que algunos la han perdido.

Por debajo de este silencio que parece haberse implantado tras las agotadoras jornadas de diciembre, se escuchan voces y sonidos que anuncian hechos nuevos; o los mismos renovados. Que anuncian la continuidad. La continuidad en las persecuciones, en el fondo del régimen; que sólo cambia en la medida en que le obliga a hacerlo la continuidad en los enfrentamientos.

J. OÑATE




ArribaAbajoLecturas

MEDIO SIGLO DE CULTURA ESPAÑOLA (1885-1936), por Manuel Tuñón de Lara (Ediciones Tecnos, Madrid 1970).

Breve comentario a este libro

¿Qué se ha propuesto Tuñón de Lara al escribir este libro? El título puede llevarnos a él tratando de encontrar una reseña completa de ese período, o a sumergirnos en la historia poco conocida, precisamente por estar tan próxima, de aquellos años, o a curiosear en los entresijos de la menuda crónica de la vida literaria española que fluyó en aquellos tiempos o hacernos con un nuevo manual de historia. Nada de eso; el libro de Tuñón de Lara apunta más alto.

Acomete la empresa de acercar los valores culturales al devenir político en ese período de 1885-1936, examinando los diversos sectores culturales de esos cincuenta años. Trata de obtener las líneas culturales básicas de la obra creadora durante ese medio siglo. Su método de estudio es éste: encajar las ideas-fuerza en tres grupos: con el primero, forma un haz de aquellas que se proyectan hacia el futuro, otro que se hinca en el pasado y el tercero formado por varias proyecciones intermedias.

El autor ha escogido para su búsqueda el primer haz, los otros dos quedan fuera de su estudio, exclusión fácil de comprender puesto que su trabajo se ciñe a lo que se presenta con una perspectiva del futuro. Ésta es la gran contribución que aporta el autor al estudio de esa época. Es difícil resumir esta obra por la abundancia de los temas que presenta y que reclaman profundizar en ellos, dado el interés que despiertan.

Como historiador y como catalizador de los problemas actuales de España, Tuñón de Lara es bien conocido. Se aprecian en él dos finalidades de trabajo a través de sus actividades desde hace más de 25 años, en obras diversas, pero siempre dentro de problemas actuales españoles.

De un lado sus obras histórico-políticas como España del siglo XIX, España del siglo XX, Historia y realidad del poder. De otro lado sus estudios sobre temas sociales de la vida contemporánea española, tales como Panorama de la economía española, Introducción a la Historia del movimiento obrero, Antonio Machado poeta del pueblo, etc.

Pero en la obra que comentamos, Medio siglo de cultura española, el análisis del pensamiento de hombres tales como don Francisco Giner, Ortega, Unamuno y el contacto con otros menos conocidos pero situados igualmente en la lírica del pensamiento que integran este haz, como Jiménez Frau, Núñez de Arenas, Ciges Aparicio, Jaime Vera, Díez de Moral, etc., nos lleva en volandas y así seguimos los capítulos «El mito y la realidad de la generación del 98», «El hecho social y la tarea cultural», «Los hombres de 1914», etc.

Como compendio de la idea integradora del libro de Tuñón de Lara, debemos dar relieve a esta frase de don Francisco Giner -citada por el autor-, pronunciada al abrir el curso de 1880 en la Institución Libre de Enseñanza: «Vamos a redimir a la patria y devolverla a su destino». Giner fue un precursor que lo sigue siendo.

Esta frase debe ser la divisa hoy de todo español consciente.

VICTORIA KENT




ArribaAbajoSin permiso de la censura

Información de nuestro corresponsal en España


Lucha de facciones

Lo acaecido el 30 de diciembre, el indulto de los seis jóvenes vascos condenados a muerte por el Consejo de Guerra de Burgos, creó, al mismo tiempo, una sensación de alivio y un estado de confusión. Sensación de alivio para todos; para la mayoría democrática que veía en ese hecho una victoria como jamás fue conseguida hasta ahora, y para el sector que, colaborando más o menos con el régimen, comprendía cuán descabellada hubiera sido una ejecución que habría abierto un foso entre los medios oficiales y los países con quienes tienen interés en guardar y estrechar relaciones. Y alivio, desde luego, por puro y sencillo sentimiento de humanidad.

Pero el factor de confusión no ha sido menor; los que horas antes estaban por las calles pidiendo sangre y la cabeza de los jóvenes del ETA, aparentan desdecirse al ser desautorizados; se habían adherido «al Caudillo y al Ejército», no al Gobierno, pero el Caudillo y el Gobierno (o la mayoría de éste) habían optado por otra solución. Sin ir muy lejos, desde luego; en las primeras veinticuatro horas que siguieron al indulto se practicaron cientos de arbitrarias detenciones en Madrid, País Vasco y Barcelona (en la ciudad condal muchas lo fueron con motivo de una manifestación de júbilo organizada en coches y con sonidos de claxons). En numerosas localidades de Guipúzcoa y Vizcaya se clausuraron indefinidamente bares, cafés y comercios, cuyos dueños habían cerrado como protesta por las condenas de muerte.

Dos hechos importantes se superpusieron en las últimas y dramáticas semanas de diciembre, y puede decirse que siguen vigentes en el panorama de la política española. Primero, la protesta multitudinaria contra un sistema y unos hombres que no han olvidado ninguna de las prácticas fascistas, pero cuyos intereses les llevan a convivir y a desear ser admitidos en el concierto de naciones. Segundo, quedó al descubierto la lucha de clanes y facciones que se disputan ya el poder como simple ensayo general de lo que pretenden para el día en que se abra la sucesión. Por un lado los «tecnócratas», más o menos «opusdeístas» que siguen siendo mayoritarios en el Gobierno (pero no lo son en las Cortes y se ha visto que carecen de influencia en el Ejército), con raros falangistas que les prestan colaboración; por otro los «militares azules», comandantes y capitanes, en fácil alianza con los «ultras» de todo pelaje y en menos fácil alianza con los falangistas tradicionales enojados por su desplazamiento de los puestos decisorios y temerosos de un desplazamiento total; en fin, no puede ignorarse tampoco la tendencia del conservadurismo católico clásico que hoy está representando el diario Ya, ni de los militares igualmente conservadores, pero poco deseosos de incidir en la política cotidiana. Añádase a ello la discrepancia del falangismo de «izquierda» (Círculos José Antonio, etc.), la minoría de militares (que no se ha expresado en diciembre, pero que existe) un poco «justicialista» -si se nos permite la expresión- pero nada interesada en mezclarse con los «ultras»; y los «ultras» mismos, ya sean «guerrilleros de Cristo-Rey» bajo la égida de Blas Piñar o los señoritos de siempre, aristócratas o no, que compensan sus pesadillas nocturnas con la reconfortante lectura matinal del ABC, periódico que no ha variado una tilde desde los tiempos en que se felicitaba porque las víctimas de un accidente ferroviario eran todas viajeros de tercera clase (sin embargo, la dignidad de su cuerpo de redacción ha sido salvada por la dimisión de su redactor-jefe, Sr. Díaz-Plaja y de otro redactor, disconformes con la actitud del periódico durante el proceso de Burgos).

Naturalmente, esa lucha de facciones no impide la convergencia de las mismas en cuanto se trata de aprobar el actual estado de excepción dando carta blanca a todo género de excesos policiales, la presión acrecentada sobre la prensa (acaba de desatarse un procedimiento más contra Cuadernos para el Diálogo, a propósito de un número que salió hace más de un mes, y se ha retirado el permiso a la revista España Económica: dos botones de muestra), la tosca propaganda de la Radio y Televisión, la farsa de las Cortes y de la Ley Sindical que acaban de elaborar... En esto coinciden todas esas facciones; es un hecho que no conviene olvidar.

Clarificación necesaria

En efecto, un esfuerzo de clarificación se impone en la confusión actual. Así, pues, la primera demitificación a hacer es la consistente en desmontar la propaganda sobre «la magnanimidad» del Caudillo. Esa virtud se puede atribuir a un Jefe de Estado que no interviene en la actuación diaria del Gobierno y donde jurisdicciones normales actúan con plena independencia; y cuando la gracia interviene sin que antes se haya creado una situación de cisma interno y de tensión con el exterior. Pero en las condiciones de diciembre de 1970 es querer sacar las cosas de quicio «por las necesidades de la causa».

La segunda cuestión a dejar bien clara es que tampoco se ha tratado de una maniobra maestra de jugador de ajedrez que, impertérrito, ha calculado todo de antemano. Si cálculo hubo, fue bien falso; la indignación se expresó con mucha más fuerza de lo previsto, tanto en España como en el extranjero. Es mucho cálculo y demasiado taumaturgo, cuando se tienen que celebrar varias reuniones extraordinarias del Consejo de Ministros, una del Consejo del Reino, otra con Capitanes Generales, interrumpir una partida de caza, recordar la fidelidad a algunos militares, responder «diplomáticamente» a varios jefes de Estado... No, no; la broma de que todo era un juego, diabólico pero genial, ya previsto por el carismado, no resiste al menor examen objetivo de los acontecimientos.

Eso, sí: para salir del paso se empleó el «juego de báscula y dosificación» harto conocido desde hace más de treinta años; juego que continúa, nombrando un día a García Rebull capitán general de la Primera Región y otro a Fabián Estapé comisario adjunto del plan de Desarrollo. Pero la famosa balanza parece ya muy desvencijada y puede romperse a la primera experiencia. Aparte de que hay quienes no creen ya en ese equilibrio. La tenaz campaña del diario Ya en pro de un gobierno de concentración (de concentración de grupos franquistas, fascistas y reaccionarios de diversos matices y cataduras, entiéndase bien) demuestra que hay quienes desde dentro del régimen se consideran como postergados.

Los «tecnócratas» triunfan aparentemente cuando el jefe del Estado repite sus consignas de que hay que vivir en relación con todos los países, marchar hacia el Mercado Común, etc.; cuando el ministro de Marina critica sin veladuras la poca disciplina de algunos militares y cuando el Gobierno aprueba un plan de reactivación económica (porque con los desplantes del anciano fascista Giménez Caballero diciendo en ABC que para descubrir América no hemos necesitado divisas ni turismo, serán muy jacarandosos, pero llevan a la ruina). Y hay razones para creer que el viaje del Príncipe a Estados Unidos, bajo la mirada atenta y vigilante de López Bravo, se inscribe en la misma línea (como las propias declaraciones de don Juan Carlos al llegar a tierra americana). Al Príncipe se «le ha empujado ya para echarlo al agua y que nade». Y no puede retroceder, aunque según algunos estuviese asustado cuando las jornadas demenciales de diciembre. Es lógico que, dentro de las escasas opciones que tiene, se preste más bien a ser bandera del sector «tecnócrata» que quiere presentarse como «sensato». El Príncipe recibe ya a altos cargos, a embajadores extranjeros, inaugura el curso de la Escuela Superior del Ejército (flanqueado por Carrero Blanco) y se llama a sí mismo «futuro rey». No cabe duda de que si el Príncipe no es una fuerza por sí mismo, el sector que pueda servirse de él se apuntará una baza importante.

Militares y falangistas

Pero ahora resulta que el Ejército vuelve por sus fueros (o vuelve a las andadas, dicho en términos peyorativos); se acabó lo de permanecer al margen, y las sanas teorías de Díez-Alegría parecen momentáneamente borradas. La designación de García Rebull para la Capitanía General de la Primera Región ha sido la señal para una serie de alabanzas y adulaciones a la institución que Calvo Sotelo llamó «columna vertebral de la patria»; los voceros del régimen glosan el artículo 37 de la Ley Orgánica, que da una misión política interna al Ejército. Estamos, pues, en el resbaladizo camino del militarismo, aunque los López Bravo y López Rodó finjan ignorarlo; el día de la verdad, ¿con qué fuerza van a contar frente a los generales, «azules» o no? García Rebull, de 64 años de edad, camisa vieja, comandante-jefe de un batallón de la División Azul que se distinguió en el frente del Volchov, es un militar de «choque». Sin embargo, Pérez Viñeta, todavía más fascista, y que aún estos días va dando mítines por Cataluña a propósito del 32 aniversario de la «liberación» de la región (por fuerzas italianas), pasará a la situación de retiro por edad dentro de un mes, así como otros seis tenientes generales. Se cree que otro general «ultra» y «azul», Iniesta, que está de embajador en Argel, no pasará a ocupar puestos de mando, como le corresponde por escalafón; la «doctrina del equilibrio» parece así exigirlo. No obstante, la tendencia militarista que se acusa desde el proceso de Burgos refleja la necesidad que tiene el régimen de emplear medios de represión masiva. Si los militares aceptan esa misión contraerán una grave responsabilidad ante la nación.

Por su parte los falangistas han provocado una reunión extraordinaria del Consejo Nacional del Movimiento, que debe celebrarse a puerta cerrada y en ausencia de informadores de prensa. Los temas son: «Libertad y seguridad de la comunidad nacional», «Funcionamiento institucional» y «Defensa de la unidad nacional». Al parecer, la iniciativa de esta reunión obedeció, en plena crisis del proceso de Burgos, al cual humor del importante núcleo de «camisas viejas» que tiene en el Consejo uno de sus últimos baluartes. Durante todo el mes de enero se ha tratado de «quitarle mecha» a esa reunión, encargándose en parte de ello el secretario general del Movimiento, Sr. Fernández Miranda, en numerosas reuniones celebradas con los ponentes. Por el momento se ha conseguido aplazar un poco la celebración del citado Pleno que, dicho sea de paso, cae bastante mal en los otros sectores del «establishment».

Ninguno de estos sectores, los únicos que pueden dejar oír su voz en la «legalidad» del régimen, muestra la menor inquietud porque España sea un país donde los más elementales actos están a la merced de la arbitrariedad policial, según la suspensión del art. 18 del Fuero, aplicada con toda la «amplitud» que suelen usar esos señores. Lo de Burgos «está pasado», se les oye decir, como si fuera una mala pesadilla. Nada de pasado; presente y bien presente: los condenados en las cárceles, así como otros muchos, el País Vasco a 95% en decidida oposición, el joven de Eibar muerto (por disparos de la guardia civil) y enterrado. El franquismo sigue acumulando odios, sembrando vientos.

Durante el mes de enero la policía, operando a altas horas de la madrugada, y en casi todos los casos con violencia y grosería, ha aprehendido varios centenares de personas. La naturaleza policial de la situación impide saber su número exacto; son muchos jóvenes en San Sebastián, Bilbao y provincia, Madrid, Barcelona... En numerosos casos los patronos, en complicidad con la policía, han conseguido que se detenga a delegados sindicales, que han sido maltratados en las comisarías. Un obrero, Ramón María Lorenzo, ha sido torturado durante varios días por los policías de la «social» en La Coruña. Se habla de numerosas detenciones en Canarias. En cuanto a Barcelona, son notorias las detenciones del profesor Jordi Carbonell y de don Javier Folch, director de las ediciones Ariel.

Diversos órdenes de represión

En otro orden de represión, los abogados del proceso de Burgos empiezan ya a pagar el precio de su valentía: los letrados Srs. Peces-Barba, José A. Echevarrieta y Juan María Bandrés han sido suspendidos por tres meses. Todos ellos han recibido antes, durante y después del proceso, amenazas de muerte, por escrito, por teléfono... La esposa del último de los citados abogados fue amenazada por teléfono a las cuatro de la madrugada, durante el proceso, de forma tan grosera y rufianesca, que no se puede reproducir aquí, y se vio obligada a abandonar su domicilio. Los «Guerrilleros de Cristo-Rey» colaboran en todas estas acciones; centralizados en Madrid se desplazan a provincias en comandos de 20 ó 25 para sus golpes de «represalias», protegidos por la policía. Actúan de manera masiva, pero evitando que el contrincante sea numeroso o que haya público. También muy valientes e hidalgos, prefieren machacar a golpes a tres o cuatro personas aisladas. Estos «guerrilleros» son hoy una verdadera policía paralela, formada sobre todo por «señoritos mal de casas bien» y única fuerza de choque fascista que existe.

Las protestas contra semejante estado de cosas se hacen ya sentir: los movimientos obreros de Acción Católica (HOAC y JOC) han difundido un escrito muy documentado solicitando que se vuelva a poner en vigor el artículo 18; cien abogados del Colegio de Madrid han dirigido un escrito análogo a su Decano y al ministro de justicia; otros dos abogados, los Srs. Pariente y Núñez, se han querellado contra la policía, a causa de las torturas ya citadas que funcionarios de dicho cuerpo han puesto en práctica en La Coruña.

Mientras tanto, Izco de la Iglesia ha sido trasladado a la prisión de Córdoba, así como López Irasuegui; Onaindía y Abrisqueta a la de Cáceres; Arana y Dorronsoro a Puerto de Santa María; Gorostidi al Penal de Cartagena, Larena y Uriarte a Alicante, y los sacerdotes Echave y Calzada a la prisión de Zamora, a engrosar el número de sacerdotes que en ella cumplen penas de prisión. Los traslados han sido espectaculares, con convoyes de carretera en que varios coches de la guardia civil abrían y cerraban la marcha, con los hombres armados de metralletas y apuntando hacia ambos lados del camino.

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Idénticos métodos

Este estado de cosas, al que debe sumarse una tendencia patronal a ejercer represalias sobre los trabajadores más activos (tendencia que ha aumentado visiblemente gracias al espíritu de guerra civil y represión creado por el Poder y sus órganos con motivo del proceso de Burgos), da unos rasgos a la situación que el equipo gobernante y sus colaboradores se esfuerzan en ocultar o falsear, más aún en el extranjero que en España. Tras la «magnanimidad» del indulto se quiere presentar la consecuencia: «ya ven ustedes, no somos unos bárbaros; vamos hacia la liberalización». Pues bien, nada de eso. Han retrocedido, no han podido matar (con sus ganas se han quedado), pero siguen gobernando con métodos estrictamente fascistas, sin garantías de derecho, sin respeto a las personas. Y en eso están de acuerdo «tecnócratas» y falangistas, militares jóvenes o viejos, «cartas» del Ya, demagogos de Pueblo, burócratas sindicales. En eso, todos están de acuerdo.

No está de acuerdo la mayoría del país, y su parte más activa, a pesar de las difíciles condiciones no deja de manifestarse. Manifestaciones de jóvenes y de estudiantes han tenido lugar en Madrid y en varias provincias. La del día 20 en Madrid tuvo bastante importancia. Paros universitarios se observan en diversas Universidades; y en Madrid un paro «larvado» de más del 60% de estudiantes matriculados.

Pero es en el medio laboral donde los conflictos tienen mayor alcance. Citemos algunos ejemplos relevantes: «trabajo lento» de los 1000 obreros de Nueva Montaña Quijano en Santander, con celebración de asambleas; en la RENFE, asambleas y pliegos de más de 3000 firmas. En Papelera Española de Vizcaya, tras una huelga son despedidos 400 obreros (el total es de 900); en Hullasa, de Asturias, continúa la huelga; en cuanto a los 26000 obreros de Hunosa piden un aumento de salarios de acuerdo con el alza de 7% de nivel de vida.

En Cataluña hay huelgas en Maquinista Terrestre y Marítima, y en empresas textiles de Mataró y Tarrasa. En Guipúzcoa, los 3000 pescadores de arrastre de Pasajes están en conflicto con el Ministerio del Trabajo. En la General Eléctrica de Bilbao hay represión netamente política; trece suspendidos por su participación en las huelgas de diciembre contra el consejo de guerra de Burgos (a destacar que entre los sancionados hay un ingeniero y dos empleados administrativos). En fin, el prolongado conflicto de la Eatón Ibérica, de Pamplona, concluido (provisionalmente) con el cierre de la fábrica, que lanza a la calle a 600 hombres. El arzobispo ha hecho colectas de solidaridad en favor de los huelguistas y represaliados, lo cual ha indignado a la empresa, que ha publicado una nota diciendo lo mucho que le extraña que «el arzobispado ayuda a los huelguistas, pero no hace llamadas a la caridad pública a favor de más de 3000 obreros parados que hay en Pamplona».

La carga represiva de la situación política y cierto malestar económico obran en el aumento de las tensiones sociales. La verdad es que, económicamente hablando, los «tecnócratas» no tienen tampoco grandes razones para cantar victoria. Se ha montado una industria del automóvil excesiva, y sin mercados exteriores, y ahora resulta que durante el año último se han quedado 70000 coches sin vender; en aceros especiales los stocks invendidos alcanzan al 30% de lo producido; los pedidos industriales siguen bajando. De modo que las cifras que van a darnos sobre producción industrial en 1970 «camouflan» ya un poco la realidad de la recesión.

Medidas contra la recesión

La mayoría gubernamental ha comprendido que era necesario hacer algo, ya que su razón de ser y su propaganda es que ellos son los reactivadores de la economía. Así se ha producido una espectacular declaración del Gobierno sobre la coyuntura económica de 1971. En ella, y como de costumbre, los gobernantes se muestran autosatisfechos porque crecen las cifras de divisas y de turistas (olvidan decir cuántas son las divisas que provienen de los hombres de España que trabajan en el extranjero). Los «tecnócratas» se muestran optimistas; lo malo es a causa de la estación invernal, pero luego seguirá la expansión. Entre las medidas anunciadas figuran: supresión del depósito previo a la importación; aumento de facilidades de crédito para la compra de automóviles, motos, etc.; autorizaciones para créditos a la construcción... parece que habrá subvenciones para las exportaciones automovilísticas y metalúrgicas, para estimular las inversiones agrarias, etc. Se trata de un estimulante para salir de la recesión que empezaba; su peligro es el deslizamiento hacía la inflación.

Es evidente que la mayoría gubernamental se juega sus principales cartas en el dominio de la economía; si fracasa en él, sus «enemigos íntimos», falangistas, militares y compañía, que ya les llaman «los de MATESA», los echarían del poder sin contemplaciones. Puede que de todas maneras quieran echarlos, cuando llegue la sucesión. Por eso, tecnócratas, conservadores «modernos» del Opus o no, etc., etc., se lanzan a una carrera contra el reloj, porque en diciembre han comprendido que su poder es precario: política económica que favorezca a las grandes empresas, política exterior de ganarse amigos, política de atracción del Príncipe... hay que ganar puntos antes de que llegue la prueba decisiva.

Aunque bien pudiera ser que, cuando suene la hora de esa prueba, una Oposición coaligada sea capaz de presentar la solución de alternativa que la mayoría de los españoles desea, para luego poder decidir libremente del destino del país.

TELMO LORENZO

Madrid, 28 de enero de 1971






ArribaAbajoEditorial

Al margen de la visita


Calmada la tormenta desencadenada por el proceso de Burgos, que conmovió a Europa entera, D. Juan Carlos de Borbón ha venido a los Estados Unidos. Ese viaje estaba previsto y anunciado hace ya cuatro meses; ha tenido efectividad a los 24 días de haber sido otorgado el indulto a los condenados a la pena de muerte.

¿Qué significación tiene esta visita? Se han lanzado teorías diversas; la nuestra no debe, no puede faltar. Se ha divulgado con éxito que esta visita era una tentativa de dar nuevo brillo al blasón de España, que había sido deslustrado por el proceso de Burgos y también que el viaje ha sorprendido, considerando el plazo tan corto entre el agitado proceso y esta visita del presunto sucesor de Franco; pero se hace notar al mismo tiempo que los Estados Unidos no se han sumado a las principales naciones de Europa -igualmente al Vaticano- en su petición de clemencia para los condenados a muerte por el tribunal militar. Es de interés también señalar la versión procedente del interior, emitida por algunas personalidades cercanas al Gobierno: la visita de Juan Carlos, tan íntimamente unido al general Franco, era necesaria en estos momentos para demostrar que estaba fuera de los pronunciamientos que se han producido en España contra Franco. Estas teorías señaladas sobre el viaje de D. Juan Carlos expresan puntos de vista no desprovistos de realidad; para nosotros la significación es otra.

Hemos de echar una mirada al pasado inmediato para poner de manifiesto las sólidas bases de nuestras afirmaciones, examinando hechos de la política franquista en el interior y su proyección en la diplomacia con otros países, en conexión con la naturaleza y el alcance del nombramiento del sucesor del general Franco. Nos concretamos a señalar aquellos actos oficiales y solemnes en los cuales D. Juan Carlos de Borbón ha dejado trazadas las líneas de su futura actuación, llegado el momento.

El 22 de julio de 1969, el general Franco propuso a sus Cortes el nombramiento de D. Juan Carlos como sucesor en la jefatura del Estado a título de rey. Al día siguiente D. Juan Carlos juró ante las Cortes: «Lealtad al jefe del Estado y fidelidad a los principios del Movimiento Nacional y demás leyes fundamentales del Reino». No cabía duda de que él, D. Juan Carlos de Borbón, nombrado sucesor, aceptaba y se comprometía a seguir la política franquista que imperaba en España desde hace treinta años, sin la más leve reforma.

Ya sabíamos a qué atenernos sobre el futuro político de España bajo el reinado del príncipe Juan Carlos de Borbón y Borbón. Pero he aquí que fuimos sorprendidos, agradablemente sorprendidos, a los seis meses de pronunciado ese solemne juramento ante las Cortes, por unas declaraciones del príncipe hechas en privado, ante amigos y periodistas, pero que se hicieron públicas y corrieron de periódico en periódico. En ellas afirmó: «Sólo bajo una forma democrática podré tener una posibilidad de ser rey de España. No he renegado de los principios de mi padre». Pues bien, en esas estábamos cuando seis días después, el 10 de ese mismo mes, presidía el Consejo General de la Guardia de Franco, en cuyas sesiones juró de nuevo lealtad a Franco y fidelidad a los principios del Movimiento. Éstos son los actos que nos interesa señalar a guisa de precedente de la visita a los Estados Unidos del sucesor de Franco, y lo hacemos así por considerar que esta visita es la culminación de las gestiones diplomáticas del Gobierno español en demanda de apoyo al sucesor.

D. Juan Carlos ha visitado Bélgica, donde fue recibido familiarmente, al extremo de que el rey Baudouin, con el tacto que le caracteriza, dio consejos al joven. En Francia, el Presidente Pompidou le recibió en el Elysée y le ofreció un almuerzo en sencillez y cortesía.

No es, pues, este viaje a los Estados Unidos el primer viaje que realiza Juan Carlos de Borbón enviado por Franco en visitas a jefes de Estado, pero ninguno ha revestido el carácter oficial de éste. Ni el Presidente Nixon ha hecho declaración alguna ni el visitante podía hacerla, pero algún comentador avisado ha puesto en la pista del pensamiento del Presidente, con la frase siguiente: «Esta visita -ha dicho desde Washington- es un ejemplo de la democracia preventiva del Presidente Nixon». Así, pues, el recibimiento se ha hecho a título de futuro rey de España.

Pues bien: ese futuro rey de España ha de cumplir el juramento hecho ante el país y le obliga a sostenerlo. Así, el recibimiento oficial que se le ha dispensado, tanto por el Presidente Nixon como por el Departamento de Estado y por personalidades oficiales americanas, no puede significar más que el apoyo a la política del general Franco.

Es de lamentar por el futuro inmediato de España y también por las relaciones entre ambos países, que el Gobierno de esta democracia americana respalde la prolongación de la dictadura española, o, lo que es lo mismo, su sistema de gobierno en la persona de D. Juan Carlos de Borbón, que se ha proclamado continuador del franquismo. Ésta es la verdadera significación de la visita.




ArribaResumen de noticias

Juan Carlos en los Estados Unidos

NEW YORK, 1 feb.: -D. Juan Carlos de Borbón, presunto sucesor del general Franco, ha pasado cinco días en los Estados Unidos. Ha sido huésped del Presidente Nixon, asistiendo a una cena en la Casa Blanca, dada en su honor, y a la cual asistió también su esposa, Sofía de Grecia. Se cambiaron regalos por ambas partes y se pronunciaron frases de cortesía. También ha sido recibido en el Departamento de Estado.

En días sucesivos D. Carlos ha visitado las bases militares de Maryland y Virginia, instalaciones científicas de Houston y San Diego y varias ciudades de California y Florida.

D. Juan Carlos y su esposa salieron para España el 31 de enero en un avión de las Fuerzas Aéreas norteamericanas.

La diplomacia -«preventiva», como la ha calificado Benjamín Welles- ha ido un poco lejos otorgando a Juan Carlos de Borbón un tratamiento de personaje oficial.


Otro candidato a dictador

PARÍS, 5 feb., Ibérica: -El periódico Le Monde de ayer inserta una información de su corresponsal en Madrid, de la que damos los siguientes párrafos: «El profesor Cristóbal Martínez Bordiú, marqués de Villaverde y yerno del general Franco, ha anunciado en Guadalajara su intención de consagrarse a la política, si la patria reclama su concurso. Hizo esta declaración en presencia del Gobernador Civil de la provincia, Sr. Monteliú. Dijo entre otras cosas: "Las habladurías de las asociaciones, a pesar de la publicidad que buscan por todos los medios, no son conocidas del pueblo". Terminó diciendo: "La patria encontrará en mi persona un hombre político activo, si la situación lo exige. Y podría suceder así si los grupos minoritarios que no tienen el apoyo del pueblo, continúan turbando nuestra paz.


Relaciones franco-españolas

MADRID, enero, Ibérica: -En los medios bien informados de esta capital se dice que el viaje del ministro francés de Asuntos Exteriores, señor Schumann, a Madrid, anunciado para este mes, ha sido suspendido a iniciativa del Gobierno franquista. La prensa se expresa así:

«Lo menos que se puede decir es que hay momentos en los que ciertas visitas son inoportunas», dice el periódico falangista Arriba en su edición del domingo en un editorial dedicado a la visita en España del ministro francés. Más adelante afirma el citado editorial: «La prensa francesa busca, evidentemente, descargarse de las responsabilidades que le incumben en el deterioro de las relaciones entre Francia y España».

El periódico ABC escribía el día anterior que la petición española de aplazar el viaje era una «decisión política sin precedente, pero apropiada a las circunstancias». «El pueblo español se pregunta cómo no ha podido la policía francesa localizar al cónsul Beihl y por qué ha permitido la instalación, a algunos kilómetros de nuestra frontera, de un comando de la ETA y de diversos grupos de exilados que perjudican a la unidad sagrada de nuestra patria».

El ABC continúa diciendo: «Hay que recordar que se habían tomado medidas de alejamiento contra los terroristas españoles en 1962, en 1964, en septiembre de 1969 y en enero de 1970». Y se pregunta «por qué no se han tomado medidas en diciembre último», añadiendo que «España había atraído la atención de Francia sobre las actividades terroristas de 180 exilados españoles». Se recuerda, en el mismo editorial, ciertas medidas, entre ellas «la llamada de los corresponsales del ORTF en España y el mantenimiento de los exilados al norte del río Loire».

La prensa francesa

El periódico La Croix del día 8 de enero dice lo siguiente: «Se anuncia que el viaje que debiera realizar el Sr. Maurice Schumann, ministro de Asuntos Exteriores, a España en el mes corriente, ha sido aplazado sine die. El aplazamiento se decidió por iniciativa del Gobierno español, descontento de la actitud de la prensa y la TV francesas durante el proceso de Burgos».

El periódico Le Figaro del 5 inserta la noticia siguiente: «El embajador franquista don Pedro Cortina fue recibido el miércoles por la tarde por el Presidente de la República en el Palacio del Elysée. La entrevista duró cuarenta minutos». «A la salida el embajador se negó a hacer declaración alguna sobre el objeto de la entrevista. No ha querido decir claramente si esta entrevista se había efectuado a petición suya».


Dimiten dos redactores del ABC

PARÍS, enero, Ibérica: -Le Monde del 8 de enero publica esta información de su corresponsal en Madrid, que extractamos: «La manera como el diario ABC, monárquico y conservador, ha manejado las informaciones referentes al proceso de Burgos, ha motivado que el redactor en jefe, Sr. Díaz-Plaja, haya presentado su dimisión. También la ha presentado el redactor D. Ángel García Pintado. Este último, en carta dirigida al director de ABC hace constar que la reciente campaña del diario, con motivo del dicho proceso, ha sido increíblemente violenta, desmesurada. Añade el dimisionario que es partidario de un periodismo donde el equilibrio y la objetividad predominen».


Quema de banderas

MADRID, enero, Ibérica: -Como reacción a la campaña europea de prensa contra el régimen franquista en relación al proceso de Burgos, unos quinientos manifestantes quemaron en esta capital, a la salida de una misa en San Francisco el Grande, las banderas de la Gran Bretaña, Italia y Francia. Al mismo tiempo los manifestantes cantaban el himno falangista.


Cinco destacados socialistas detenidos

NEW YORK, 2 febrero: -El New York Times de hoy publica la siguiente noticia de su servicio especial en Madrid:

«La policía detuvo ayer a cinco destacados miembros del Partido Socialista aquí en Madrid. El Partido Socialista es ilegal en España, pero su fuerza principal está en el norte de España y mantiene fuertes lazos con otros partidos socialistas demócratas».

«Según un informador del Gobierno, los cinco detenidos habían asistido a una reunión clandestina en Madrid y la policía se incautó de un mimeógrafo y propaganda ilegal. Los detenidos han sido puestos a disposición de las autoridades judiciales. Uno de los detenidos, Nicolás Redondo, es un trabajador de los astilleros de Bilbao y cabeza en Bilbao de los viejos socialistas. Otro de los detenidos es Enrique Mújica Hertzog, abogado de San Sebastián; conocido en los círculos socialistas del oeste de Europa».




Arrestan y torturan a obreros

MADRID, enero, Ibérica: -Durante las últimas semanas numerosos obreros de La Coruña y El Ferrol han sido arrestados, y, según información fidedigna, torturados, entre ellos José Iglesias y Rafael Pillado. Las huelgas en la región gallega se han sucedido últimamente: en Vigo, Compostela, Orense, etc., por petición de mejoras.


Huelga en Málaga

MÁLAGA, enero, Ibérica: -Ha sido detenido el conocido sindicalista Paulino Díez mientras, con otros obreros, procedía al cobro de las cuotas del Sindicato en un taller de carpintería de los señores Pardo. Con motivo de ésta, detención la Junta del Sindicato acordó la huelga.


Huelgas en la Harry Walker

BARCELONA, enero, Ibérica: -A partir del 7 del corriente los quinientos obreros de la Harry Walker, fabricación de carburadores y comprensores, llevan tres semanas de huelga. Los trabajadores, que han efectuado gestiones cerca de la Delegación de Trabajo, solicitan la anulación de sanciones, la readmisión de los despedidos y aumento salarial de tres mil pesetas sin distinción de categoría ni sexo, y supresión de contratos eventuales. Por su parte la empresa amenaza con expulsar a los que no regresen al trabajo. Sin embargo, esta amenaza quedó pronto sin efecto, mientras los obreros se van reincorporando al trabajo.


Medidas restrictivas contra los estudiantes

MADRID, 12 enero, Ibérica: -El Boletín Oficial del Estado ha publicado un decreto volviendo a poner en vigor las medidas disciplinarias promulgadas en 1954 por la comisión de actos constitutivos de delitos. En consecuencia todo estudiante en el cual haya recaído auto de procesamiento o de prisión provisional será suspendido en sus derechos de entrada y permanencia en los centros docentes, suspensión que cesará si se dejaren sin efecto los autos de procesamiento o prisión.


Atacan a un sacerdote

SANTANDER, enero, Ibérica: -Don Elías Fernández Peña, sacerdote de 35 años de edad, párroco de la iglesia de San José de esta ciudad, ha sido agredido en la noche del 10 por un grupo de cinco jóvenes, quienes le causaron heridas leves. Estos jóvenes habían intentado hablar con el sacerdote en el despacho parroquial, pero, ocupado éste en aquellos momentos, decidieron hablar a la puerta del templo. El sacerdote, que desconfiaba de los jóvenes, pidió que se identificaran, y mientras le decían pertenecer a un grupo universitario de Madrid, uno de ellos le amenazó con un revólver, pidiéndole todos explicaciones sobre hechos aún no revelados. Los estudiantes, especialmente uno, agredieron al sacerdote levemente, fugándose todos a continuación en un coche que les esperaba. Dicho párroco ya había sido amenazado gravemente por teléfono, y supone que la llamada procedía de los agresores.

El obispo auxiliar expresó su repulsa por este atentado a la vez que confirmó su confianza y aprecio por el sacerdote agredido.


Despido de obreros en Compostela

SANTIAGO, 14 enero, Ibérica: -Ya llevan 103 días de paro 73 trabajadores de la empresa Metalúrgica Galaica (Megasa), cuya plantilla es de 150 obreros. El paro se inició a raíz de un incidente al negarse un grupo de obreros a laminar una pieza de hierro de 240 kilos, cuyo peso y dimensiones estiman excesivos los obreros. Este incidente fue causa del despido de los 73 trabajadores. Como la Magistratura Provincial del Trabajo declaró procedente el despido, los trabajadores recurrieron al Tribunal Central del Trabajo, cuya sentencia se está esperando.


Otros dos intelectuales a la cárcel

PARÍS, 20 enero, Ibérica: -Según despacho de la agencia Reuter fechado en Barcelona y recogido por International Herald Tribune de ayer en esta capital de Francia, «las autoridades españolas tienen presos a dos de los 300 artistas e intelectuales catalanes que organizaron una sentada, el mes pasado, en el monasterio de Montserrat, protestando por el proceso de Burgos». «Uno de los detenidos es el profesor Jordi Carbonell, de la Universidad de Barcelona, y el otro Xavier Folch, ex profesor universitario».


Bohigas rechaza una cátedra

BARCELONA, 5 feb., Ibérica: -El célebre arquitecto español Oriol Bohigas, ha rechazado una cátedra de profesor en la Escuela Superior de Arquitectura de esta ciudad. Bohigas había tomado parte en la reunión de los intelectuales catalanes en el Monasterio de Montserrat. Las autoridades querían que prestara juramento sobre los principios fundamentales del Movimiento antes de ocupar su cátedra. Bohigas se ha negado a aceptarla.


El general García Rebull no confirma una sentencia

PARÍS, 29 enero, Ibérica: -Le Monde de ayer publica, la siguiente noticia: «Antes de dejar el mando de la región militar de Burgos, el capitán general Tomás García Rebull se ha negado a ratificar la sentencia de un Consejo de Guerra que ha condenado a un vasco-francés, residente en España, a doce años de prisión. El general García Rebull, en desacuerdo con los jueces militares, ha estimado que el joven francés no debía ser condenado más que a tres años de prisión».


El ministro de Marina y la crisis de disciplina

PARÍS, 11 enero, Ibérica: -El periódico Le Figaro del jueves comenta el discurso del ministro español de Marina, Baturone Colombo. De esa información recogemos los siguientes párrafos:

«El almirante Baturone, en un discurso durante la recepción celebrada en el Ministerio de la Marina, ha denunciado las fuerzas ocultas que quieren hundir la disciplina en el seno de las fuerzas armadas a fin de debilitar al régimen. Hizo el elogio de la disciplina y a continuación atacó las fuerzas ocultas hostiles a la Marina y al Ejército. "Esas fuerzas no retroceden ante la tarea que se han fijado con el fin de debilitar las fuerzas espirituales que la nación defiende"».

«El almirante Baturone, al hablar así, ha hecho alusión al manifiesto firmado por los jefes y oficiales del cuerpo de Caballería e igualmente a las cartas dirigidas por diferentes grupos de capitanes de la guarnición de Madrid, así como a los sectores políticos y militares que exigen una modificación en el Gobierno».

«El discurso del ministro ha sorprendido en los medios políticos. En efecto, es la primera vez que un alto jefe militar habla de una crisis de disciplina en el seno del Ejército».



Lo que dice el ABC

El periódico madrileño ABC da cuenta del discurso del ministro de Marina y dice, entre otras cosas, sobre el discurso: «La disciplina -dijo el ministro- es el más meritorio de los actos de voluntad del hombre que dedica su vida a la Patria en la profesión armada». Más adelante dice el citado periódico: «No digo yo -añadió el ministro- que la disciplina en la Armada esté en crisis o desfallezca...». «Pero hay fuerzas ocultas antagónicas para lo nuestro, para la Marina, para el Ejército, que no cejan en la labor con la que pretenden debilitar el escudo espiritual que defiende a la nación para lanzarse después al asalto de la fortaleza».


Denuncia contra la policía

MADRID, enero, Ibérica: -Los abogados de Madrid, Srs. Pariente y Núñez, han presentado una denuncia contra la policía «por abuso de poder». Dichos abogados habían defendido a tres jóvenes obreros de La Coruña, que estaban en libertad provisional, acusados de propaganda ilegal. Uno de ellos, Ramón María Lorenzo, declaró ante el Tribunal los malos tratos de que había sido víctima durante los interrogatorios en la comisaría. Después de la audiencia ante el tribunal fue detenido otra vez por la policía. Los defensores consideran que esta detención fue decidida debido a las declaraciones y denuncias del inculpado ante el tribunal.


Escrito al Decano

MADRID, 24 enero, Ibérica: -Letrados del Colegio de Madrid, en número de 34, se han dirigido al Decano exponiendo los motivos que les inducen a tomar esa determinación. Señalan que el decreto de 14 de diciembre de 1970 suspendió la vigencia del artículo 18 del Fuero de los Españoles, es decir, la suspensión de garantías en todo el territorio nacional.

Creyendo los citados abogados que no procede ya la permanencia en vigor de esos decretos, por razones de la nueva situación creada en relación con el proceso de Burgos, después de la sentencia y el indulto, consideran que la permanencia del estado de excepción crea grandes perjuicios de orden profesional e innecesario malestar moral y social.

Termina dicho escrito rogando sea elevado a las autoridades competentes a fin de que tomen en consideración las fundamentaciones que se plantean en el mismo y que ello contribuya al restablecimiento de la normalidad en toda España.

Esta petición lleva fecha 19 de enero de 1971 y va firmada por abogados de todas las tendencias políticas.


Objetores de conciencia a prisiones militares

MADRID, 15 enero, Ibérica: -El estudiante de la Universidad de Valencia, José Luis Beúnza Vázquez, que cursa el último año de la carrera de ingeniero técnico agrícola, firmó una carta, con otros españoles más, que fue enviada a los procuradores que habían de encargarse de informar sobre ella, en la que expresaban ser no-violentos, considerar las guerras como un desastre que es necesario evitar, así como toda preparación a las mismas y reclamando un Estatuto legal para objetores de conciencia, estableciendo un «servicio civil» en vez de un servicio militar.

El estudiante Beúnza Vázquez tenía que incorporarse al servicio militar en enero de este año 1971; como objetor de conciencia se negó a incorporarse, y el 15 del pasado enero ingresó en prisiones militares, donde continúa.


Revistas suspendidas

MADRID, 19 enero, Ibérica: -La revista trimestral España Económica ha sido suspendida la semana pasada por orden del ministro de Información. Aunque las autoridades invocan una cuestión administrativa, de fuentes bien informadas sabemos que las críticas hechas por la revista contra el régimen -especialmente contra su política económica- han irritado al Gobierno.

También ha sido suspendida la revista semanal, publicada en lengua catalana, Comunidad Cristiana, de Granollers. La revista había publicado en su número de Navidad un editorial sobre el proceso de Burgos.


Franco destituye a un general

PARÍS, enero, Ibérica: -El 13 de este mes, el diario International Herald Tribune publicó el siguiente despacho de la agencia Reuter, en Madrid:

«El general Franco destituyó ayer a un general derechista que la semana pasada criticó violentamente al Gobierno y al Opus Dei. Al parecer, el general Franco se ha propuesto sujetar la reacción registrada en la extrema derecha como consecuencia del tan discutido proceso militar de Burgos contra nacionalistas vascos y restablecer la disciplina del ejército. Un decreto del Ministerio del Ejército, firmado por el propio general Franco, ha hecho saber: que el teniente general Fernando Rodrigo Cifuentes ha perdido el puesto de jefe superior de la región militar de Granada, que ocupaba. El ministro del Ejército, teniente general Juan Castañón de Mena, desaprobó el tono destemplado con que se había expresado el general en un discurso pronunciado ante una concentración de excombatientes en Granada, y le pidió que fuera a Madrid a dar explicaciones».

«Si permitimos que cada general se manifieste violentamente en público por motivos políticos -se ha dicho en fuente próxima a los altos círculos militares-, llegaríamos a encontrarnos dentro de seis meses como algunos de los países de la América Latina».




Otros paros y conflictos

MADRID, 17 enero, Ibérica: -En la Papelera Española de Aranguren (Bilbao), han parado unos 400 trabajadores de una plantilla de 950. El paro se ha producido ante la puesta en vigor, a partir del 24 de este mes, de un régimen ininterrumpido de trabajo en la sección de pastas.

En Hullasa, de Teverga (Asturias), continúa el paro de 350 mineros porque éstos no han recibido los aumentos de salarios y las pagas extraordinarias pactados en el último convenio colectivo.

Continúa en estado estacionario el conflicto laboral de Eaton Ibérica, en Pamplona. Los trabajadores se mantienen en las mismas posiciones que el primer día, mientras la empresa les ha notificado que para estudiar la solución del problema deben reemprender el trabajo. Se trata de una cuestión de mejoras.


La unidad monetaria en Europa

La revista Comunidad Europea, en su número de enero publica una información con el título «Primer empréstito en unidades monetarias europeas», de la que reproducimos los párrafos siguientes:

«La Comisión de las Comunidades Europeas ha firmado en Luxemburgo, con los representantes de los Bancos situados en primera línea para las emisiones de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA), un contrato para la realización en el mercado europeo de un empréstito internacional de la CECA y que será afectado a la concesión de préstamos a las industrias de la Comunidad Europea».

«Se trata de una emisión en que, por primera vez, se utiliza la expresión "unidades monetarias europeas" simbolizadas por la sigla [E]. Esta nueva unidad relacionará entre sí las monedas de los países miembros de la Comunidad. El público podrá determinar libremente la moneda que quiere utilizar, entre: marcos alemanes, francos belgas, franceses, luxemburgueses, florines holandeses o liras italianas».

«Este primer empréstito en unidades monetarias europeas se inscribe en la perspectiva de un mercado europeo de capitales, cuya finalidad es la institucionalización por etapas de una unión económica y monetaria».




El Senado de los EE. UU. recibió versiones modificadas

PARÍS, 19 enero, Ibérica: -El diario estadounidense de esta capital, International Herald Tribune, publicó ayer una información de Murrey Marder, desde Washington, señalando que «unos investigadores del Senado denunciaron el 16 de enero que se le habían dado a dicho Cuerpo legislativo unas versiones "retocadas" de informaciones del Pentágono acerca de las negociaciones que se estaban llevando a cabo en 1969 con España. Se trataba, sencillamente, de ocultar información al Senado».

«Varias copias de mensajes enviados por los jefes del Estado Mayor Conjunto habían sido "alteradas" para encubrir toda referencia a otros mensajes de que el Senado no tenía ningún conocimiento. Tras una comunicación de los investigadores del Senado, el material borrado y otros documentos mencionados en los textos alterados les fueron proporcionados por el secretario de Defensa Melvin R. Laird».

«Este incidente se menciona como ejemplo de las tortuosas barreras con que, para realizar su labor, tropieza el subcomité de Relaciones Exteriores del Senado respecto a los compromisos que contraen los Estados Unidos con otros países».




Minan la disciplina en el ejército portugués

MADRID, enero, Ibérica: -El ministro de Defensa portugués, general Viana Rebelo, denunció en reciente discurso, de que informa el ABC, que algunos oficiales de reciente ingreso en el Ejército tratan de minar la disciplina de las Fuerzas Armadas portuguesas con ideas subversivas contra la defensa de las provincias ultramarinas portuguesas y contra la disciplina militar. Dijo el ministro que dichos oficiales proceden de algunas Universidades, de Escuelas Superiores y de Institutos Técnicos que constituyen verdaderos focos de subversión, añadiendo: «En el caso de que la subversión continúe y se desarrolle, todos los portugueses varones se verán obligados al servicio militar a los veintiún años, sin excluir a los estudiantes».

Comenta el ABC: «El discurso del general Rebelo constituye la manifestación más clara, en los últimos tiempos, de la preocupación del Ejército ante el reducido pero creciente sector de opinión adverso a la lucha que Portugal sostiene en Angola, Mozambique y Guinea desde hace diez años».



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