La Isla de Siltolá, Sevilla, 2017, 80 págs.
No se crece, sino que se cae. El conocido fenómeno de que los hombres empequeñecen al envejecer no se debe a que estén viejos, sino a que están hundidos.
Escribir bien sin publicar es algo hermoso y terrible a la vez, como un violinista que ejecuta su mejor solo en la cima de una montaña desierta.
Somos del montón. Justo los que están debajo, soportando el peso de los demás.
El estrés no supone llevar una mala vida, sino que ésta te lleve a ti.
El muerto que tú ves no es muerto porque tú lo veas: es muerto porque no te ve.
La filosofía es la razón profunda de las cosas; o sea, tanto como darse cuenta de que las cosas no tienen razón ninguna.
Para un pájaro, el tamaño de un bosque es el de la única rama en que puede posarse en un instante determinado.
La literatura fragmentaria es vertebral: protuberancias perceptibles unidas por el espinazo del sentido.
Demoler un edificio feo para crear una hermosa colección de escombros.
Pasar de los mensajes electrónicos a la carta manuscrita implica que las dos personas están dispuestas a mancharse las manos por, de, en la otra.
Los varones elaboramos nuestra personalidad contra el padre. Las mujeres, a pesar de la madre.
Mucho se le pide al intelectual: que fría y despiadadamente analice el mundo que le rodea y, al mismo tiempo, que en su obra creativa trate de recomponerlo con cariño y calor humano.
¿Qué hace lo que hacemos?
Se nota que la vida va a peor cuando se crece comprobando que los veranos son cada vez más breves.
El alma que más me interesa es la que late en la palabra calma.
En un país en guerra civil se sabe quiénes son los auténticos intelectuales: sin duda alguna, aquellos a quienes quieren matar los dos bandos.
Las luciérnagas, pequeños días rebeldes.
La literaria es la única carrera que se sustenta en la inmovilidad.
La vida es vieja. Cada libro es nuevo. Por eso paso la vida leyendo.
Los que quieren volver sobre sus pasos y regresar al pasado chocan de frente con quienes eran.
La culpa es circular.
Libertad es que nadie pueda incluir en un vosotros.