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Carlos CASTILLA DEL PINO, Aflorismos. Pensamientos póstumos

Tusquets, Barcelona, 2011, 189págs.

El aforismo concluye. El aflorismo comienza; no acaba donde concluye.


No te exhibas. Que los demás te descubran.


La vejez comienza cuando no hay proyecto.


La intimidad existe para descansar de otras formas de vida.


La felicidad es lo contrario de lo demoníaco, es decir, del mal.


La elegancia está en la templanza en todo, desde el despertar hasta el dormir y cuanto entre ambos lleva consigo.


Lo que nos figuramos que es la realidad es la realidad. Si no, ¿dónde está la otra?


Los grandes escritores nos enseñan a leer el mundo.


No se puede vivir «bien» si hay algo que le impide a uno respetarse.


Hablar, puede hablarse, pero escribir es siempre escribir-le.


Uno trata de fijar al otro pero sus yoes nos rebasan.


El ateo es un creyente, pero en la inexistencia de Dios. ¡Un desastre lógico!


La sabiduría está en el buen uso de lo que se sabe, no en la cuantía.


La felicidad no es el sosiego estupidizante sino el desasosiego controlado.


Todo está siempre por hacer, porque está siempre haciéndose.


La vida solo tiene acomodo si el que la vive logra descubrir cuál es su moral y se ajusta a ella.


Lo racional: nada hay concluso; nada hay, pues, garantizado.


Vivir es aceptar la indeclinable derrota.