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Memorial de virtudes de Alfonso de Cartagena [Selección]

Alonso de Cartagena

Mar Campos Souto (ed.)

Porque las cosas nobles e provechosas mientra más se estienden al pro común no solamente más nobles, mas aun divinas se fazen, segund que lo escrivió Aristótiles en el primero De las Éthicas, comigo pensando determiné trasladar en nuestra común lengua castellana un graçioso e noble tratado que de virtudes fallé, el qual de los dichos de los morales filósophos conpuso el de loable memoria don Alfonso de Santa María, obispo de Burgos, al muy illustre e muy ínclito señor don Duarte, Rey de Portugal, seyendo primero prínçipe, al qual Memorial de virtudes intituló. E por quanto aquesta sçiençia moral o de virtudes requiere seys condiçiones para se poder bien conprehender, las quales son: edad provecta, forma conpuesta, nobleza de linaje, inclinaçión natural a virtudes, subjeción de los apetitos o turbaciones humanas, prudencia e esperiencia de cosas pasadas, e las tales se me representaron mucho en perfección en la muy excelsa e sereníssima señora la Infante doña Isabel, sobrina del dicho señor Rey, e madre de la muy alta e muy poderosa señora doña Isabel, Reina de Castilla, nuestra señora, juzgué a su señoría más le pertenescer. Lo primero, porque non en hedad tierna, mas ya madre fecha. Lo segundo, por la noble proporçión de su conpuesta forma. Lo terçero, non desecha la altura e real estado, así de los primeros d'ella como esso mesmo el suyo e del fruto de su bienaventurado vientre. Lo quarto, porque sus deseos así son subjectos a la razón que en maravillosa subjeçión los mantiene en extremo. Lo quinto, non niega la habituada subjección de las passiones humanas, de las quales non conosçí jamás otra señora más nin tanto arredrada. Lo sesto, porque así por el grande logar do se crió, commo por las cosas grandes e muchas que por su señoría han pasado, prudençia exquisita nudrieron en la dicha señora. Pues que así es, por la acomulaçión de virtudes e condiçiones en su señoría commo dicho es fallada e por poner en esecuçión alguna partezilla del deseo que he a su serviçio, a su señoría dirigir el ocçio de mi vigilia açepté ser muy bien empleado. A la qual, con grandíssima instançia e muy humill rreuerençia, suplico le plega mi exerçiçio rresçebir e mandar los errores en la presente traduçión fallados corregir, vezes muy muchas le suplicando delante su señoría mande la obra siguiente leer, porque só çierto en la leer dará dulçe govierno al ánima suya, la qual Nuestro Señor quiera desde agora por suya abçetar. Amén.

Este otro día, glorioso prínçipe, commo en la cámara rreal del tu muy claro padre a vezes fablássemos e más algund tanto la fabla se estendiese, ocurrió la materia de las virtudes, las cuales mucho sabiamente e sotil rrecontavas. E commo en los exercicios de las letras non ovieses leído, rresta que piense averlas tú aprendido en tu proprio cuerpo. Honesta en verdad e santa es la doctrina de la virtud, que non solamente en cuero de animales, non en pellejas de cabrito, mas en nuestra piel aprendimos. Aquesta faze buenos; aquella trae al bien. Mas commo yo algunas cosas que me acordé aver leído en estas fablas truxiesse, con oreja benigna lo escuchavas, lo qual dixe ser grande señal de virtuoso appetito, porque quien cuydosamente quiere fablar e oír las virtudes, de virtudes propone usar. E commo de acá e de allá se diesen palabras de omme enseñado, anbas obras fazíes, ca lo que sabías sin arogançia enseñavas e lo que se dezía sin menospreçio oías; ayúntase esso mesmo a esto çierto testimonio de tu prudençia. Commo aquello que de consuno fablávamos me mandaste escrevir, porque non contento de rresollo que se pasa por luengo tienpo en escriptura determinas rretener las deleznables palabras; enpero, si pidieras escrevir algo de mí, mi non saber diera en escusa, mas commo no de mí, salvo de los altos ingenios las cosas magnifestadas que a la memoria fablando ocurrieron, a escriptura muy brevemente encomendar mandaste, ninguna causa ovo por que contrariase, pues que non commo de actor, mas mi offiçio commo de péñola demandavas. Nin tan escasamente conusco se ovo la natura que a los varones de grande sabiduría solamente de escrevir poderío otorgase e los otros ingenios escuresciese, faziendo mañeros. Mas largamente la cosa se ha, ca ninguno de todo punto del don del escrevir, salvo el que quiere, es desechado; en grado, enpero, non pequeño se aparta la dignidad de los escrivientes: los sabios escriven porque saben; los otros, por que sepan. Aquellos fallan; estos usan de las cosas falladas de buen talante.

Pues que así es, alguna siquiera pequeña parte del tienpo que más abastadamente que yo quisiera so esta mensajería me es otorgado, non ocupada de otros estudios, e aun por fuyr el ocçio, en aqueste exercicio delectable e honesto a tu mandado algunos días occupé. E commo yo cédula pensase escrevir, mas la péñola alargando librillo escreví, al qual, si quieres, Memorial de virtudes llama. E aunque sea breve, enpero en dos partes lo departí. Ca los caminantes una jornada con la yantar acostunbran partir por que menor trabajo sienta aquel a quien la tenprada folgança interrunpe; pues que así es, si algund trabajo conçibieres de su letura d'él, por la distinción de los libros así commo a un término acostándote lo amengua. Nin me fue tanto a cuydado muchas cosas buscando ayuntar, quanto aquellas que se offresçían desechar; tanto es muy ancha la rraíz de las virtudes, que todas las enseñanças de honestidad de ella son vistas rreçebir cresçimiento e a ella retornar. Mas todas, con sola salutaçión dexadas, solamente aquellas cosas que de acá e allá fablamos o fablar çerca de la materia así de pasada podimos, de los dichos del Philósopho rreçebí, sacando muy pocas que se enxerir son vistas e mandadas irse non quisieron, las quales de los nonbres de los actores conosçerás. Nin por este quiero ser juzgado ladrón; asaz en verdad el mal seríe sobrado si nós, fablantes de las virtudes, en las otras cosas de las obras de las virtudes nos apartásemos, ca, en la escriptura de la virtud, invirtud cometer muy indiscreta cosa es. Pues que así es, todo lo que sin actor escripto aquí leyeres, al Filósopho e a los glosadores d'él (señaladamente a Thomás) atribuye las palabras que para el ayuntar de la orden o a más claro entender pensé traer, entre las quales, si alguna por ventura menos discretamente fallares escripta (lo qual fallarás, segund sospecho, non de aquellos, mas de mí non conplidamente entendido, de non saber o non parar mientes), sepas averse escripto con coraçón, enpero, de correçión cobdiçioso e a rresçebir tu emienda aparejado.

Nin alta manera de fablar busqué, mas de llano estilo e baxo, e de palabras a nuestra doctrina provechosas usó, non olvidando muchas doctrinas de costunbres en alto grado de eloquençia aver dado. Enpero, otra cosa es a obras de virtudes perseverando amonestar, otra cosa es qué cosa sea la virtud e sus rretraymientos buscar. Aquello requiere dulçura de falago, por que los coraçones de los oyentes fieren las saetas del amonestante; esto, enpero, procura más ligera manera de entender, ca non es del presente propósito con fermosura de palabras a las obras de las virtudes generalmente llamar, mas la mesma virtud demostrar, la qual conosçida, cada uno lo que le cunpla verá, ca ella mesma e su conosçimiento sin pregonero llaman. Pues que así es, aquellas amonestanças que son mucho provechosas en los otros libros las lee. Aquí trata de fundamento las enseñanças de la virtud moral, porque al presente, non fermosura de fablas, mas firmeza de conclusiones buscamos. E fasta aquel fin que aquí entendemos prosigamos. E del Todopoderoso Dios, de quien e en quien dependen las virtudes, el ayuda humillmente demandada, la oraçión siguiente nuestro concepto escriva.

Distinción general de toda la moral philosophía

Toda doctrina que para enderesçar las costunbres de los onbres es traída, en tres géneros principalmente suele ser departida. El primero es de aquellas cosas que acatan el rregimiento de la propia persona. El segundo es el que pertenesçe al rregimiento de la casa. El terçero es que trata del rregimiento de la çiudad; e la çiudad entiende qualquier comunidat, aunque sea alguna pequeña villa o grande çiudad, o una provinçia, o eso mesmo un rregno, ca abasta quanto a esto que el pueblo sea uno e tenga entre sí ayuntamiento de una universidad, siquier se rriga so un rrey, siquier por manera de comunidad, así como fazen los veneçianos e los florentines e los semejantes.

El primero regimiento, que es de la persona propria, trata el Filósopho en el libro De las Éthicas, el qual departe por diez libros. E porque estonçes es regido bien el omme quando usa de virtudes e al uso de las virtudes sirven los bienes de fuera. Ca entre las virtudes son algunas que sin abastança de bienes tenporales usar non se pueden, así commo la magnifiçençia, cuyo exercicio requiere grandes gastos, los quales alguno aver non podríe sin grande abastança de cosas tenporales. E porque esta abastança de bienes tenporales llaman los onbres buena fortuna, por tanto el Filósopho conpuso un librete muy breve, De buena fortuna.

Del segundo regimiento, que es de la casa, conpuso un libro que se llama Ichonómica, en el qual trata en qué manera se deve aver el onbre en las cosas de la casa, así con la muger e fijos commo çerca los familiares, libres e siervos, e eso mismo çerca las bestias e animales brutos, que caresçen rrazón, e çerca de las cosas que alma non tienen.

Del terçero regimiento, que es de la çiudat, trata en el libro De las Políticas, el qual departió por ocho libros, en los quales apartó diversas species de policías e escrivió muchas cosas que pertenesçen a la salvaçión e corronpimiento d'ellas, enxeriendo otras doctrinas que al regimiento del pueblo pertenesçen.

E por quanto para bien regir el pueblo mucho aprovecha el dulçe fablar, el qual está en falagar a los onbres e atrayéndolos del mal al bien, ca, commo dize Tullio en la Rethórica, el bien fablar trae a los onbres a fundar las çiudades, ca solos andavan por los yermos así commo bestias fieras, e por buen falago e dulçe fabla son traídos a çevilmente bevir. Nin aun aquellas cosas que alguno por razón falla puede atraer a los que non quieren, si non los contente con dulçura de fabla buena. E esta razón contentadera, que es una egualdad, es materia del Derecho Positivo. Ca el Derecho Positivo, aquel que puramente es positivo, consiste en una buena manera de contentar o egualdad que traxo a los jurisconsultos e a los establesçederos de los derechos a ordenar los derechos. Onde, segund el mesmo Tullio dize, el buen fablar parte es de la sçiençia çivil; por tanto, el Filósopho a con conplimiento de las enseñanças morales conpuso un libro que se dize De la Rethórica, el qual departió en tres libros, en los quales puso muchas cosas que pertenesçen a la dulçura de la fabla e su saber.

E en aquestos çinco libros está toda la Filosophía Moral, ca aunque infinita poco menos es la muchedunbre de los libros que de las costunbres tratan. E non diré leer, ca aquello de todo en todo sería inposible, porque la vida del onbre bastar non podríe, mas aun contar los nonbres de los actores sería cosa muy trabajosa e a inposibilidad çercana. ¿Quién abastaríe recontar quántos varones, así antiguos commo d'este tienpo, griegos e eso mesmo latinos, gentiles e cathólicos en la materia de las costunbres escrivieron? Los unos glosas, los otros comentos, los otros summas, otros tratados diversos a enseñança e regimientos de prínçipes e de los otros, otros epístolas muchas vegadas escrivieron, porque derechamente se pueda dezir lo que Salamón ante de tantos siglos escrivió: «de fazer muchos libros ningund fin es» (Eclesiastés, capítulo postrimero). E aunque sin cuento sea el abastança de los libros, enpero todos aquellos que a las costunbres pertenesçen poco menos en aquestos çinco libros pusieron fundamento o a ellos se pueden rreducir. E así commo en el Derecho, aunque sea escripta grande muchedunbre de libros, enpero los testos del Derecho en çiertos e determinados libros se contienen, los quales son nonbrados cuerpo: los canonistas quatro libros solamente cuerpo del Derecho Canónico, los legistas, çinco libros cuerpo del Derecho Çivil llaman. Qualesquier doctores que fasta el presente de Derecho escrivieron, de aquestos libros tomaron fundamentos e derechamente o non derechamente por las cosas contenidas en ellos sus entinçiones pruevan. Así, en la materia de las costunbres aquestos çinco libros (De las Éthicas, De buena fortuna, De la Ichonómica, De las Políticas e De la Rethórica) pueden ser dichos cuerpo de la Filosophía Moral, porque de aquestas rreçibieron nasçimiento o con ellos paresçen concordar poco menos todos los actores de las doctrinas de las costunbres. E la actoridad que los cuerpos de los derechos han, así de la razón commo de poderío de los ordenadores la ovieron. Estos, enpero, de sola razón la tienen; en verdad, ninguna cosa de actoridad a las doctrinas del Filósopho se daríe si por razón non las provase. E estas cosas abasten para muy general declaraçión d'esta materia, la qual, e si non aprovecha a saber algunas conclusiones, conviene, enpero, para que sepa cada uno de donde pida lo que quisiere buscar. E quando leyere algunos que estas cosas con largo sermón e luengas oraçiones discuten, conozca dónde ovieron el fundamento de raíz o nasçimiento, ca d'estas fuentes todos los otros ríos manan.

Distinçión general de las virtudes

Por quanto entre nós más largo se estendió el fablar e a la materia de las virtudes que son çerca de las costunbres desçendimos, por que aquellas cosas que fablamos más claramente se escrivan, es de presuponer brevemente quáles son los géneros de las virtudes, por que los que son de las costunbres más claramente se conozcan. De saber es, pues que así es, que las virtudes son departidas en tres géneros prinçipalmente: unas son theologales, otras del entendimiento, otras de las costunbres.

La razón d'esta distinçión es por quanto la bienaventurança o feliçidad del onbre es en dos maneras. La una es sobrenatural, que sobrepuja la humana natura, la qual el onbre por sola divinal virtud puede alcançar, segund alguna participaçión de divinidad, segund que se dize 2ª Petri, segundo capítulo, que por Cristo somos fechos partiçioneros de la divinal natura. E esta non trataron los filósophos, mas la Santa Ley sin manzilla del Señor, convertiente las almas, la enseñó e predicó. E porque esta bienaventurança sobrepuja la proporçión de la natura humana, por ende los principios naturales del onbre, de los quales proçede a bien fazer, segund su proporçión, non abastan a ordenar al omme en la bienaventurança sobredicha. Onde conviene que sean añadidos al onbre divinalmente algunos prinçipios por los quales así se ordene a la bienaventurança sobrenatural, segund que por los prinçipios naturales es ordenado al fin connatural, non, enpero, sin ayuda divinal. E estos prinçipios son llamados virtudes theologales por tres cosas. La primera, por quanto tienen a Dios por su objecto, en quanto por ellos derechamente son ordenados en Dios. La segunda, porque de solo Dios nos son infundidas. La terçera, por quanto por la divinal revelaçión son dadas estas virtudes en la Santa Escriptura, segund escrivió Santo Thomas en la primera del segundo, sesenta e dos quistiones, artículo primero.

Otra bienaventurança es la qual puede el onbre alcançar segund sus prinçipios naturales, con ayuda, enpero, de Dios, sin el qual ninguna cosa de bien se puede fazer. E aunque non sea bienaventurança verdadera e conplida, segund que es aquella eternal a la qual sospiramos, es, enpero, conplimiento del onbre en esta vida e endereça a la verdadera e eternal bienaventurança, e aquesta está en la obra de la virtud. Acostunbróse así declarar la bienaventurança: es obra del alma segund virtud conplida. E por quanto las prinçipales partes del onbre son dos: una es la del entendimiento, otra es la que siente, en la qual comunica con los animales brutos. Ca de la parte vegetativa non se cura, por quanto segund aquella non es dicho el onbre bueno o malo, ca, por tanto, que alguno sea de grande cuerpo o de pequeño, gordo o magro, non es dicho virtuoso o non virtuoso. En estas cosas comunica el onbre con las plantas; por tanto, en las cosas que a las costunbres pertenesçen, ninguna mençión se faze d'esta parte, mas de las otras dos. E segund que son dos, así son dos géneros de virtudes: los ábitos que derechamente disponen e cunplen la parte del entendimiento son llamadas virtudes intellectuales, dichas de entendimiento. Los hábitos que bien tienplan e rrigen la parte del sentido e la fazen obediente a la razón son dichas virtudes morales, dichas d'este nonbre «more», que quiere dezir costunbre. E por quanto en estas cosas que pertenesçen a buen regimiento de la parte del sentido mucho obra la costunbre, ca la costunbre de buenos fechos, señaladamente de la niñez (que trae hábitos de virtudes), por tanto, son dichas morales, así commo acostunbradas o de buena costunbre traídas.

Epílogo de algunos fechos de virtudes

Todas las virtudes, segund arriba escrevimos, declaradas, esto muy brevemente es de ayuntar, que las virtudes e las obras de las virtudes por muchos nonbres son llamadas, así en los libros commo en el común fablar, mas so estas que contamos, todas, poco menos, paresçen contenerse, segund se demuestra al que bien acata, o por graçia de enxenplo, aquellas que de presente a nuestra memoria ocorren, esprimamos. La devoçión e la oraçión de las theologales virtudes desçienden. La discreçión, a la prudençia pertenesçe; obediençia a la justiçia, ca obedesçer al superior non es otra cosa salvo darle lo que le es devido. La paçiençia, si es en los peligros de la muerte por Dios e su fe cathólica, segund que en los mártires acaesçió, de la fortaleza es. Si es çerca las adversidades del mundo e quando sofrimos los infortunios con paçiençia, sin murmuraçión e sin retraer, a magnanimidad pertenesçe. Pero si es çerca sofrimiento de algunas injurias, de las quales los onbres se acostunbran provocar a ira, si se faga ordenada e devidamente, de la mansedunbre es. La castidad matrimonial e la limpieza, eso mesmo, e la muy linpia e fermosa virginidad, so la tenprança son. La tenprança del comer e del bever, e la abstinençia, e el ayuno tenprado e discreto, a esa mesma tenprança pertenesçen. El dar de las limosnas de liberalidad se faze. La humildad, la egualdat de coraçón e largueza, de so la magnanimidad están, segund que esto se puede paresçer de estas cosas que en la materia de cada una de las virtudes deximos; por ende, non es de repetir.

Pues que así es, a todas las virtudes es de desear e con continuo trabajo de insistir, por que nuestro coraçón en tanto con maravillosas riquezas enriquezcamos. Nin, ciertamente, abasta saber si non obramos, porque el fin de la sçiençia moral non es saber, mas obrar. Ca, así commo el enfermo, aunque con diligençia oyga al físico, si ninguna cosa faga de las que manda, mal será curado, así, en las enfermedades de la mente, el coraçón enfermo non será librado si sepa qué cosas son de fazer, salvo si las faze. Estas, sin dubda, son las riquezas verdaderas que fazen al onbre bienaventurado, que aquella bienaventurança que en esta vida se puede aver, e digno de la verdadera bienaventurança e eternal de aquella muy alta çibdad regnante, la qual el ánima razonal con deseo espera, ca non tenemos aquí çibdad permanesçiente, mas la por venir buscamos, en la qual usar el muy alto e eternal prínçipe nos otorgue, aquel que es Dios bendicho en los siglos, amén.

Conclusión de la obra

Estas cosas a ti, prínçipe noble, al mandado tuyo obedesçiente, segund vees, escreví d'estos términos, escriviendo contento, que establesçió aquella tu fabla de anteayer, que dio causa a esta conposiçión; los fines, ciertamente, curé de aquella departiçión nuestra guardar. E fue en verdad muy agradable cosa a mí que esta primogénita escriptura mía, tú, primogénito del rey, resçibas, en la qual a brevidad non poco me trabajé, enpero nin más brevemente pude para que claramente dixese, nin más claramente fablar para que brevemente esplicase, la claridad con brevedad e la brevedad con claridad contenperante. Ca non conviníe so nonbre de Memorial por prolixidad de palabras discorrer, commo la brevedad sea amiga de la memoria, e la confusión e prolixidad mucho le contrallen. Señaladamente, commo non sea poco provechoso a estos que la fortuna en más alto grado constituyente enbarga, con luengas búsquedas de sentençias ocuparse, algunas cosas so compendio ver que más nesçesarias e más fermosas son a la vida. Pero, ¿qué cosa más fermosa nin más nesçesaria se faga que el enderesçamiento de las costunbres? Non siento, porque los inperios, reynos e los otros señoríos del mundo entonçes fueron muy sanos quando por virtudes, de las quales entre nós estovo la fabla, los governadores d'ellos fueron gobernados; entonçes, verdaderamente, destruydos e desmanparados fueron quando los regidores d'ellos las virtudes dexaron, lo qual non solamente acaesçer así la razón mesma demuestra, mas e los enxenplos de los antiguos tienpos lo manifiestan.

El inperio de los asirianos, el qual entre los otros por antigüedad e longura de tienpo tuvo el primado, commo desde Nino rey escomençase e por luengos tienpos, continuados reyes, corriese, fasta los días de Ozías, rey de Judá, oviese durado, por la efeminada ternez de Sardanápolo, prínçipe, por Arbacho, mayoral de los medos, fue destruydo. E el reyno de los caldeos, que la Santa Escriptura tantas vezes trae a memoria, al qual aquel famoso Nabuchodonosor enseñoreó, ensoberveçiéntese e vanagloriántese Baltasar, su nieto, en aquel conbite que en Daniel se cuenta, la siguiente noche por Çiro e Darío fue trastornado. ¿E, por ventura, los reyes de los romanos fueron alançados por la luxuria de Tarquino, que aquella casta matrona Lucreçia por violençia oprimió? Mas, ¿para qué cosas estrangeras te remienbro, commo la monarchía de España, so los gloriosos prínçipes de los godos fasta el río Ruédano acresçentada, por la luxuria de Rodrigo por los muy suzios moros fue abaxada, e por pisadas suzias de los alárabes la noble e fermosa España fue tantos tienpos follada, e la anchura del inperio, al qual Rédano era término, dentro del río Pisuerga fue ençerrada? Miras si por caro presçio fue conprada aquella liçençia desenfrenada de la regia intenprança, la qual deramamiento de mucha sangre de muy muchos varones, e despedaçamiento de moços inoçentes, destruyçión de nobles tenplos, trastornamiento de famosas çibdades, non pudieron conplidamente pagar, e tanto cuento de nobles prínçipes e tanta abastança de cavalleros nobles tan sin medida, e continuo trabajo de batallas, por seteçientos años conplidamente reparar non valieron, por la grandíssima trayçión a la qual dio causa una suzia luxuria. E aun nuestros fines poseen las sobrajas de nuestros enemigos, de la angustia antigua çiertos testigos.

Pásome por estas cosas porque sin lágrimas non se pueden contar. E nós, que el viçioso caso de las historias tañimos, la subida de las virtudes tentemos, ca a vezes esas cosas son de contar e traer a la memoria por que cresca aborresçimiento de las maldades; dende virtuosa confiança se govierne, que de flacos reynos, la virtud ayudante, grandes inperios aver subido muy muchas vezes es fallada. Entre los pastores, Çiro en la niñez tentó reynar, mas, cresçiente la hedad e fortificada la virtud, el primero e muy grande enperador de los persianos fue. E después de luengos tienpos, Maçedonia, aunque provinçia de la angosta Gresçia, so Alixandre Filipo a Asia sometió. E la ágila romana, que en la piedra trezentena sus fines ençerrava, allegántese a la virtud, las sus alas a esto postrero de Oçidente e al Cáucaso, monte de Oriente, estendió. E, segund que la culpa de uno de nuestros prínçipes pregonamos, así las virtudes de los otros non callemos. ¿Por ventura, de las muy angostas e ásperas montañas de Castilla e de Asturias, a las quales los mayores de nosotros se retraxeran, los reynos de España non son renasçidos? E, así commo por vicios de la muy grande anchura de tierra en estrechos muy angostos se retraxeron, así, ferviente la virtud e con divinal ayuda, la qual a toda virtud sobrepuja, algunas vezes por magnifiestos miraglos demostrada, de estas crietas, de los montes desçendientes, los términos de los reynos estendieron. Ca, quando nuestros cabdillos en virtudes estudiavan, el eterno gualardonador de las virtudes, invisiblemente siempre e alguna vez visible, ayudava, lo qual así en las batallas canpables commo eso mesmo en los çercos de las çiudades, muchas vezes aver acaesçido es cosa muy conosçida. Ca Remigio, primero rey de León, quando, çerca Calahorra, contra la conpaña de los moros pelease, e non valiente sofrir la muchedunbre sin medida d'ellos començase bolver las espaldas, çercado de los enemigos, muy devota e nesçesaria oraçión con lágrimas fizo, e al siguiente día, el Apóstol Santiago manifiestamente paresçiéntele, a los enemigos, de los quales poco menos estava vençido, vençió, e el muy vil tributo de las çient vírgines que el muy torpe Moregato otorgara, entonçes fue quitado. E con alegría de coraçón los votos fueron ofrecidos que oy día al santo e muy devoto tenplo, a do el cuerpo muy santo del mesmo Jacobo fuelga, de los fieles son pagados. E a una pelea, una çerca añadamos. Quando Fernando, el primero que en Castilla e en León juntamente reynó, a Colinbria proposiese çercar, seguido el consejo saludable de Rodrigo de Bivar, que el Çid Canpeador es llamado, primeramente la casa del Apóstol visitó, e, verdaderamente, después, la çibdad por siete años çercada, conquistada por grande miraglo presupuesto, en poderío de los cristianos retornó. Nin en estas cosas me detengo, mas estas dos así commo manifiestas recuerdo, por que de nuestra mente en ningund logar e en ningund tienpo se aparte que, poco a poco, acresçentantes la virtud e estorvantes los vicios, a este estado de cosas que tenemos, allegamos. Ca de aquellas angosturas e cuevas de piedras en vuestros quasi prothoparientes deçendistes qualesquier que por España prinçipado traedes.

Pues que así es, qualsequier que sea aquel en cuyas manos este librillo nuestro deviniere, non enojosamente nin con sobresueño los amonestamientos de las virtudes lea; suelen, çiertamente, las escripturas ante ojos de muchos venir que los escrivientes non pensavan. E ninguno a sí mesmo falague nin por grandeza de poderío, nin por exçelençia de su dignidad, o por demasía de riquezas piense menospresçiar las virtudes, ca ningund prinçipado es tanto firme que por vi{çi}çios de los prinçipantes non enferme. Nin en verdad alguno, salvo el apartado de razón e de las corónicas non sabidor, dubdar podrá por viçios se destruyr, e fazerse más firme por virtudes el prinçipado. Nin conté estas cosas quasi te dixese cosas nuevas, commo sepa, quier por exçellençia de tu juyzio, quier por conosçimiento de las estorias, estas e otras más profunda e largamente aver conosçido, porque las estrangeras e las caseras corónicas a menudo lees. Mas si alguno sea que por ventura non lo aya oído, quando estas nuestras leyere, las oya. Tú, enpero, por la honesta carrera de bevir que de tu niñez e juvenil hedad entraste, tanto más alegremente e con más alegre paso pasarás, quanto más noble e altamente ante la haz de la mente las penas de los malos e los gualardones de los buenos retornares. Salve, salud, muy buen prínçipe, e este don de la soledad del aldea dignamente açepta, en los verdes prados del aldea Azoya, que sabes, so sonbra de los árvoles fazientes verano, escripto.